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La Inflación Popular es un indicador que permite evidenciar el impacto diferenciado de los precios en el poder adquisitivo de las familias pobres. Su cálculo puede llevarse junto con la actual medición de la inflación, por medio de la estimación de una Canasta Básica Popular, con un número más restringido y específico de gastos básicos, según el consumo de las familias por debajo de las líneas de pobreza.
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El consumo de las familias pobres está afectado en su mayoría por gastos alimenticios. En consecuencia, el impacto de la inflación es más fuerte para las familias pobres, a raíz del comportamiento más errático y acelerado de los precios en los alimentos de consumo básico.
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Las líneas de pobreza estimadas a partir de la Canasta Básica Popular (equivalentes a un ingreso/consumo familiar mensual igual a Q 3,666.95), ilustran cómo el nivel de pobreza se ve presionado al alza por efecto de la inflación. El comportamiento de los ingresos determinan, en consecuencia, que las familias puedan escapar al desplazamiento de las líneas de pobreza o se vean sumidas en la pobreza o pobreza extrema.
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El poder adquisitivo de la población pobre se ha visto reducido en Q 0.52 (cincuenta y dos centavos de quetzal del año 2000 al 2008), superior a la pérdida de poder adquisitivo a nivel nacional ubicada en Q 0.45. Esto muestra un empobrecimiento por las dinámicas de los precios, sin que existan políticas estructurales que equilibren la balanza a favor de las familias pobres.