PROPUESTA DE ACCIONES PARA POTENCIAR EL FUNCIONAMIENTO FAMILIAR EN NIÑOS DIAGNOSTICADOS TRASTORNO DE CONDUCTA

María Isabel Sosa Cervantes
Ondina Medina Arias
Yadelsis Aguilera Segura

mariasc@ult.edu.cu

1.2 Nociones fundamentales sobre el trastorno de conducta

Los problemas de conducta son uno de los motivos por lo que los niños son remitidos a organismos de salud mental. La  mala conducta en niños suele estar relacionada con ambientes familiares de mucha tensión o conflictos de vida. Los niños con problemas de comportamiento también pueden afectar negativamente la salud emocional de sus padres.

Las investigaciones, por ejemplo, han determinado que las madres de niños remitidos por mala conducta comunican estados depresivos con más frecuencia que otras madres. La existencia de estos problemas en la niñez tiene una marcada relación con futuras dificultades psicológicas, sociales y ocupacionales, y la delincuencia. En vista de estos efectos a largo plazo, la intervención temprana es muy importante. (Msc.Naguib Suzi, y Dr Kurtz Steven, 2004) [3]. (2010, 21 de febrero)[4].

Muchos profesionales consideran que los Trastorno de Conducta son aquellos problemas que tienen nuestros hijos cuando tienen dificultades para cumplir las normas que la mayoría de los niños aceptan (Arias Beatón. Guillermo, García Eligio de la Puente, María Teresa, 2007) [5].

A juicio de la autora, es un concepto sobre el que hay que puntualizar porque etiqueta al niño sólo por no poder hacer lo que comúnmente hace el resto de las personas de su edad, además no toma en cuenta el efecto que su comportamiento puede tener. Si se pensara de esa forma desconoceríamos el carácter individual que va teniendo el desarrollo de la personalidad y que obedece a factores biológicos, psicológicos y sociales. 

En este sentido, consideramos el trastorno de conducta como una alteración del comportamiento, que a veces es diagnosticada en la infancia, caracterizada por un comportamiento antisocial que viola los derechos de otras personas, las normas y reglas adecuadas para la edad. Entre los comportamientos antisociales podemos citar la irresponsabilidad, el comportamiento transgresor (como las ausencias escolares o el escaparse), la violación de los derechos ajenos (robo) y/o la agresión física hacia otro (asalto u otra violación).

Alda Díez y Rojas Marcos consideran que estos comportamientos a veces se presentan juntos; pero puede suceder que aparezca uno o varios de ellos sin estar acompañados por ninguno de los demás. A esta situación se ha llegado como consecuencia de  los cambios experimentados por la sociedad, en los que se ha fomentado sobre todo un modelo de vida muy distinto del tradicional y basado en un predominio de la individualidad. Esto ha traído consigo consecuencias negativas para niños y adolescentes, que se ha concretado en que cerca del 15%de estos menores sufran algún tipo de trastorno de la conducta y que se manifieste en acciones agresivas, violentas o, incluso, delictivas.  [6]

Los trastorno de conducta o del comportamiento, caracterizados por una gran variedad de conductas antisociales, tienen un inicio más temprano en los niños que en las niñas, en edades comprendidas a partir de los 7 años en los niños y de los 13, en las niñas, con una frecuencia mayor de padecerlos los varones. En este comportamiento tienen mucho que ver los padres que han ido delegando sus funciones paternas fuera del ámbito familiar. [6]

Por su parte la Dr. María Teresa García Eligio y el Dr. Guillermo Arias Beatón consideran que algunas hipótesis existentes acerca de este problema, definen que los trastorno de conducta se manifiestan en niños  que no aprenden bien, no cumplen con las normas y disciplina escolar, no se integran y establecen adecuadas relaciones con sus condiscípulos, son rechazados por los demás, son agresivos o tímidos. Incluso en etapas superiores de su estado de alteración en su desarrollo psíquico, cometen hechos catalogados como de antisociales. (Dr. García Eligio María Teresa y el Dr. Arias Beatón Guillermo, 2007)[7]

El acercamiento anterior, hace referencia a una serie de conductas que pueden estar en la base de un trastorno de conducta, aspecto del que no difiere la autora, pero considera que son manifestaciones que pueden estar presentes en otras alteraciones y por tanto, hay que ser cuidadoso a la hora de hacer el diagnóstico de trastorno de conducta pues podríamos estar marcando al niño con algo  que podría ser simplemente un problema en el aprendizaje y su manejo es completamente diferente.

Esta distinción es mucho más certera en el Manual de Diagnóstico y  Estadística de los Desórdenes Mentales. Allí se definen los trastornos de conducta como aquellos trastornos de la infancia y la adolescencia de carácter más estable, internos y resistentes al tratamiento que los trastornos situacionales transitorios pero menos que la psicosis, la neurosis y los trastornos de la personalidad.

Aurora García Morey conceptualiza el trastorno de conducta como un patrón repetitivo y persistente del comportamiento en el cual son violados los derechos básicos de los otros, las normas y reglas sociales que deben ser apropiadas a la edad. [8]

Para la investigación se trabajará con esta definición. En ella se aborda el concepto a partir de la transgresión de las normas en función de la edad y también de lo habitual que pueda hacerse en este comportamiento negativo, difícil de controlar incluso por las personas de mayor jerarquía para el propio niño.

Autores como García Eligio y Arias Beatón  han intentado explicar las causas  de los trastorno de la conducta. Según ellos se presenta como producto de un conjunto de causas que actúan sobre un sujeto a todo lo largo de su proceso de formación, conformando en ellos una personalidad con pocas posibilidades de adaptación e integración social.

Albert Bandura, creador de la teoría social del aprendizaje, centra sus estudios en los conceptos de refuerzo y observación. Sostiene que los humanos adquieren destrezas y conductas de modo operante e instrumental y que entre la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no. En los niños, afirma Bandura, la observación e imitación se da a través de modelos que pueden ser los padres, educadores, amigos y hasta los héroes de la televisión.
(Dr. Bandura, A, Walters,R, 2009)[9]

Se considera que el temperamento tiene origen genético. Los niños y adolescentes de "carácter difícil" tienen mayor probabilidad de desarrollar trastornos del comportamiento. Los niños o adolescentes que provienen de hogares en desventaja, disfuncionales o desorganizados tienen mayor probabilidad de desarrollar este tipo de trastornos.

Los problemas de conducta en niños hacen referencia al comportamiento de una persona, no habitual y mal visto por la sociedad. Son observables, medibles y modificables.

También hablamos de problemas de conducta cuando nos referimos a los comportamientos que mantienen algunos niños que distorsionan el curso habitual de la clase, la familia, grupos de compañeros. No tiene por qué tratarse de comportamientos tan llamativos, pero pueden llegar a desesperar tanto a padres y a educadores, que suele ser recomendable que tomen parte los profesionales en psicología.

La literatura recoge algunas formas extremas de los trastornos de conducta. Entre ellas tenemos:

Conducta Desafiante y de Oposición: este término se utiliza para describir a niños temperamentales que se molestan muy rápido, que siempre están enojados y continuamente entran en discusión. Esto es más común en los niños más pequeños, quienes desafían a sus padres y profesores y cuyo propósito es molestar. Estos niños usualmente no son crueles, no intimidan, no engañan y no son antisociales, pero pueden llegar a serlo si sus problemas no se tratan.

Trastorno de Hiperactividad por Deficiencia de Atención (ADHD): este término se utiliza para describir a los niños que son más activos e impulsivos que la mayoría de los niños. Estos problemas pueden también estar relacionados con problemas de la concentración y del aprendizaje.

Como puede apreciarse en ambos términos el comportamiento de los niños no llega a extremos patológicos, siendo el manejo del mismo el que puede dar lugar al trastorno de conducta en sí.

De lo anterior se desprende que un buen manejo en la relación que se establece con el menor que tenga en cuenta los límites y normas, así como la atención diferenciada que se haga puede favorecer al desarrollo exitoso de la personalidad que se encuentra en formación.

El Trastorno de la Conducta como término se utiliza en aquellos niños que incumplen todas las reglas normales que sus padres y profesores les ponen. Aunque no existe un patrón de comportamiento rígido en estos niños, pues cada uno puede experimentarlos de una forma diferente existen síntomas comunes de los trastornos de conducta. Existen cuatro grupos principales de comportamientos que pueden incluirse en esta clasificación.

Conducta agresiva: causa o amenaza un daño físico a otras personas y puede incluir conducta intimidante, amedrentar, peleas físicas, crueldad con otras personas o animales, uso de armas, acciones que obligan a otra persona a tener relaciones sexuales; violación o acoso sexual.

Otros de estos problemas se manifiestan de la siguiente forma:

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