Uno de los sentimientos más antiestéticos  es la aburrición, porque no hace la vida hermosa sino tediosa. Eugenio Trías en  su libro “El Tratado de la   Pasión”, afirma que el tedio vital, la aburrición y el dolor  son la misma cosa, que a veces se logra anestesiar, pero es como si se  estuviera apagado en vida. Por lo que uno de los propósitos fundamentales de la  educación es encender el gusto, el entusiasmo, la pasión, por el conocimiento.  “El niño no es una botella que hay que llenar (de datos, fechas, leyes) sino un  fuego que es preciso encender; así ante los ojos iluminados del discípulo, el  maestro comienza a enseñar, el interior de las cosas, haciéndolas gustar,  escoger, discernir por sí mismo, alumbrándole el camino a seguir”. Montaigne.
        “El alumbramiento de creación realmente  imperecedero es fecundar otras almas vivientes, iniciándolas en el goce del  saber. Sembrar en los otros ideas que habrán de germinar en ellos para que a su  vez fecunden otras almas, otros hijos espirituales”. Platón.
         Iniciados en el goce del saber,  al entrar en contacto con el conocimiento, con los libros, con la cultura  humana, a lo largo de todo el proceso   educativo  se van formando los  deseos, las aspiraciones, las ilusiones, los ideales, valores y convicciones, los  gustos y pasiones.
      Una de las tareas más importantes de la escuela, nos dice el pedagogo  ruso A. Petrovski, es la formación de deseos profundos y de contenido, que  estimulen  la actividad cognoscitiva del  estudiante.  El papel de los deseos,  la voluntad de saber en los procesos de  aprendizaje es extraordinariamente grande, ya que impulsan a la persona a  buscar activamente caminos y medios para satisfacer sus deseos de conocimiento. 
         La satisfacción del deseo no conduce a la extinción de éste, sino que  transformándolo internamente, enriqueciéndolo y profundizándolo, origina la  aparición de nuevos deseos de saber, que respondan a niveles más altos de la  actividad creativa. El estudiante interesado por la historia, habiendo hecho un  informe sobre la historia de su ciudad, no agota con esto el interés por  determinados hechos que sirvieron de contenido, sino que éste se hace más  profundo, se extiende a un radio más amplio que abarque no sólo el ámbito  escolar, sino también su vida cotidiana, su íntima historia personal; de tal  manera que los deseos juegan como impulsores permanentes del conocimiento.
        Los deseos se expresan en forma de  aspiraciones, las cuales adquieren el carácter de intenciones; a la par de  éstas, surgen las ilusiones, que son imágenes creadas por la fantasía acerca de  lo deseado y que impulsan a la persona no sólo a imaginar aquello que aún está  por realizar, sino que la motiva para crear y construirlo; manteniendo y  reforzando la energía de la persona.
        Las ilusiones se relacionan con los  ideales, valores y convicciones, que en conjunto poseen una gran fuerza y  firmeza, y que constantemente como una brújula orientan la dirección de los  pensamientos, impulsando a la persona a actuar de acuerdo a estos.
        Alimentada por los deseos, valores y  convicciones, surgen las pasiones. La pasión suscita agitadas emociones, un  gran gusto y entusiasmo. Los gustos por su frecuencia adquieren un carácter  apasionado. Un alma que se apasiona se ilumina y se enciende.
        “Hay gente de fuego superficial que ni se  entera del viento; gente de fuego sin sentido que llena el aire de chispas.  Algunos son fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros, arden la vida con  tantas ganas que no se les puede mirar sin parpadear, y quien se acerca, se  enciende”.        
                                                                                        Eduardo Galeano.
      Siendo el gusto y las pasiones, el juego  y la creatividad, las fuerzas motrices que mueven a la humanidad, para poder  hablar del género humano, no bastaba con las definiciones de Homo Faber y de  Homo Sapiens, se requería agregar además, la de Homo Ludens, del latín “ludere”,  que significa jugar; derivado de juego, del latín “jocus”, “jocosus”: jocoso,  alegre, gracioso, divertido, festivo. El ser humano que juega, que se divierte  inventando palabras, números, sonidos, colores, sabores y saberes, para  construir sus queridos juguetes. 
        De ahí que los juguetes son los inventos  del ser humano, que al comienzo de la civilización diseñó y construyó para  usarlos como prolongaciones del cuerpo. Poco a poco las comunidades humanas  fueron poblando sus espacios con juguetes manufacturados, hasta llegar a los  complejos juguetes electrónicos con nuevas tecnologías. Entre sus juguetes se  encuentran instrumentos de labranza y cubiertos de mesa: cucharas, tenedores y  cuchillos, complementos de las manos. Las raquetas de tenis y ping pong,  prolongaciones del brazo; las aletas para nadar, que alargan los pies. Los  automóviles, prolongaciones de sus piernas; los teléfonos, oídos más potentes  que el de las orejas; el telescopio y el microscopio un añadido de los ojos.  Los libros, prolongación de la memoria, los sueños y la imaginación humana.
              Con estos juguetes la humanidad  creció, jugó y se divirtió como lo ilustra el artículo “El juego y sus  emblemas” de David Huerta: “En las ruinas y tumbas de la más profunda  antigüedad, se han descubierto objetos que indudablemente son juguetes. Los  juguetes están vivos, son una de las formas de constatar nuestra presencia en  la tierra, y es una prueba que vivir para jugar vale la pena. Estos  maravillosos objetos productos del juego de la imaginación creativa, han  acompañado desde siempre a los seres humanos en su aventura sobre el planeta”.
3.- El planeta se convierte en un gran  juguete
        “No sé lo que le puedo parecer al mundo,  pero yo me veo como si hubiera sido sólo un niño que juega en la playa y se  divierte encontrando aquí y allá un guijarro liso o una concha más bonita que  las otras, ante el gran océano de la verdad que yace aún sin descubrir frente a  mí”
                                                                           Isaac Newton
        Para todos y todas las que juegan, el  mundo se transforma en un gran juguete, en una diversión, como cuando Sor Juana  Inés de la Cruz  se ponía a jugar con el conocimiento, como lo narra en un fragmento de “La  respuesta a Sor Filotea de la Cruz”:     
   “Lo que es notorio para todos es  mi grandísimo amor a la verdad, desde que me cayó la primer luz de la razón,  estudiaba continuamente diversas cosas, sin tener ninguna particular  inclinación, sino para todas en general, por lo cual, el haber estudiado en  unas más que en otras, no ha sido mi elección, sino que el acaso de haber  topado más a mano libros de aquellas facultades les ha dado sin arbitrio mío,  la preferencia. Y como no tenía límite de tiempo que me estrechase el  continuado estudio de una cosa por la necesidad de los grados, casi a un tiempo  estudiaba diversas cosas o dejaba unas por otras, bien que en eso observaba  orden, porque a unas llamaba estudio y a otras diversión; y en éstas descansaba  de las otras.
        …Me hallo muy distante de los términos de  la sabiduría y que la he deseado, aunque a lo lejos, pero todo ha sido  acercarme más, que han llegado a solicitar que se me prohíba el estudio. Una  vez consiguieron con una prelada muy santa y muy cándida que creyó que el  estudio era cosa de Inquisición  me mandará  que no estudiase. Yo la obedecí (unos tres meses que duró el poder de ella  mandar) en cuanto a no tomar libro, que en cuanto a no estudiar (jugar)  absolutamente, como no cae debajo de mi potestad, no lo puedo hacer, porque  aunque no estudiaba en los libros, estudiaba todas las cosas, sirviéndome ellas  de letras y de libro toda esta máquina universal.
        Si veía una figura, estaba combinando la  proporción de sus líneas y mediándola con el entendimiento y reduciéndola a  otras diferentes. Paseamos algunas veces en el testero de un dormitorio  observando que siendo las líneas de sus dos lados paralelas y su techo a nivel,  la vista fingía que sus líneas se inclinaban una a otra y que su techo estaba  más bajo en lo distante que en lo próximo; de donde se infería que las líneas  visuales corren rectas, pero no paralelas, sino que van a formar una figura  piramidal. Y discutía si sería ésta la razón que obligó a los antiguos a dudar  si el mundo era esférico o no. Porque, aunque lo parece, podía ser engaño de la  vista, demostrando concavidades donde pudiera no haberlas.
        Estaban en mi presencia dos niñas,  jugando con un trompo, y apenas yo vi el movimiento y la figura, cuando empecé,  con esta mi locura, a considerar el fácil modo de la forma esférica, y cómo  duraba el impulso ya impreso e independientemente de la causa, pues distante la  mano de la niña, que era la causa motiva, bailaba el trompillo; y no contenta  con esto, hice traer harina y cernerla para que, en bailando el trompo encima,  se conociese si eran círculos perfectos o no los que describía con su  movimiento; y hallé que no eran sino unas líneas espirales que iban perdiendo  lo circular cuando se iba remitiendo el impulso. Jugaban otras los alfileres  (que es el más frívolo juego que usa la puerilidad); yo ya llegaba a contemplar  las figuras que formaban; y viendo que acaso se pusieron tres en triángulo.
        …Nada veía sin refleja, nada oía sin  consideración, aún en las cosas más menudas y materiales; porque como no hay  criatura que no pasme el entendimiento, si se considera como debe. Así yo,  vuelvo a decir, las miraba de tal manera que de las mismas personas con quienes  hablaba y de lo que me decían, me están resaltando mil consideraciones: ¿De  dónde emanaría aquella variedad de genios e ingenios, siendo todos de una  especie? ¿Cuáles serían los temperamentos y ocultas cualidades que lo  ocasionaban?
        ¿Qué os pudiera contar, de los secretos  naturales que he descubierto guisando? Veo que un huevo se une y fríe en la  manteca o aceite y, por el contrario se despedaza en el almíbar, ver que para  que el azúcar se mantenga fluido basta echarle una muy mínima parte de agua en  que haya estado membrillo u otra fruta agria; ver que la yema y la clara de un  mismo huevo son tan contrarias que los unos que sirven para el azúcar, sirve  cada una por sí y juntos no. Bien dijo Lupercio Leonardo, que bien se puede  filosofar y aderezar la cena. Y yo suelo decir viendo estas cosillas: Si  Aristóteles hubiera guisado, mucha más hubiera escrito”. Y podíamos agregar que  mucho más se hubiera divertido, mucho más hubiera jugado y aprendido.
4 El trabajo creativo es un juego, un gozo, una diversión: A. Maslow
        A diferencia de muchos de sus colegas,  que centraban su atención en las neurosis o patologías de los individuos,  Maslow se enfocó a otros campos de la psicología, específicamente a estudiar a  las personas que se caracterizaban por experimentar gozo al trabajar, como lo  narra en su ensayo :“Un aspecto integral de la creatividad”. 
        “Mis estudios al inicio no pretendían ser  una investigación científica y no comenzaron como tal, se iniciaron como el  esfuerzo de un joven intelectual por comprender a dos de sus profesores que  admiraba y quería mucho, Ruth Benedict y Max Wertheimer, quienes eran personas  extraordinarias. No podía contentarme simplemente con admirarlas, si no que  tenía que tratar de comprender porqué ellos eran diferentes al común de la gente.  Aunque llegué recién doctorado a Nueva York, mis estudios de psicología no me  habían preparado en absoluto para entenderlos, por lo que me dediqué a  observarlos detenidamente, intentando comprenderlos. Después de largo tiempo de  estudiarlos, al tratar de escribir acerca de ellos, maravillosamente me di  cuenta que estos dos modelos podían ser semejantes a otras personas, por lo que  me puse a leer diversas biografías, autobiografías, tanto de personajes  contemporáneos como de otras épocas históricas”.
        Entre las personas estudiadas, había  grandes semejanzas, pero también marcadas diferencias, por lo que Maslow trató  de extraer lo que tenían en común: “Son individuos que han desarrollado o están  desarrollando al máximo sus potenciales humanos, que ofrecen pruebas evidentes  de creatividad, de autorrealización, con un pleno disfrute de sus talentos y  capacidades. Están dedicados a trabajar en algo que es muy preciado por ellos,  en algo que aman y a lo que le dedican su esfuerzo; por tanto la dicotomía entre  el trabajo y el placer no está presente. Su trabajo significa experimentar  plenamente una gran concentración y abstracción, están totalmente inmersos,  flotando, en un abandono, dejándose llevar, fluir, absortos, encantados con su  actividad”.
        Son personas que se han pasado décadas de  su vida, estudiando, observando, capacitándose, elaborando sus materiales,  construyendo sus herramientas. Muchos de ellos se despiertan a media noche con  un destello de inspiración, pero estos destellos no llegan solos, atrás hay una  tremenda cantidad de trabajo acumulado, de perseverancia, de experimentos, de  ensayos, de proyectos desechados, de obstinación y paciencia, que se traduce  como lo señala Maslow en fuerza de carácter, en fuerza del yo.
        Pero a pesar del esfuerzo, la dicotomía  entre trabajo y diversión es trascendida totalmente, su trabajo es su diversión  y su diversión es su trabajo. Si una persona ama su trabajo y lo disfruta está  ansioso de regresar a él después de cualquier interrupción, entonces cómo  podemos hablar de trabajo en el sentido de algo que uno se ve forzado a hacer  por obligación o en contra de sus propios deseos.
        Otra de las características de estas  personas es que tienen cierto grado de independencia, de autosuficiencia, que  les permite elegir su trabajo, o al menos si éste no les satisface, que deje  tiempo libre suficiente, ya que se observa que en tales individuos durante los  períodos que se encuentran completamente libres para escoger lo que quieran  hacer, durante el tiempo en que no tienen obligaciones externas con nadie, es  precisamente cuando se dedican felizmente y por completo a su propio trabajo, a  su diversión, que es su entretenimiento, su esparcimiento, su juguete. Al mismo  tiempo sienten una gran confianza en el valor que para ellos tiene la  realización de su trabajo creativo, lo que les genera una gran fortaleza,  seguridad y autoestima, en que la aceptación social es una consideración muy  secundaria.
        Maslow que siempre había trabajado en el  campo de la psicología, a medida que más conocía y aprendía, se volvía más  filósofo, según él era imposible apartar de las interpretaciones psicológicas  las cuestiones filosóficas, por lo que de la psicología pasó al campo de la  filosofía, ya que desde ahí podía tener una mejor comprensión de las  motivaciones, las necesidades, deseos, convicciones, aspiraciones y pasiones de  las personas que estudiaba. Ya que esto lo involucraba necesariamente en la  forma de vivir de estas personas, en su filosofía de la vida, en su cosmovisión,  sus valores éticos y estéticos.
               Observó en sus estudios que las  personas capaces de autorrealización tienen invariablemente una tendencia a  realizar algo importante, en un sentido vocacional, misional en la vida, que  les hace vivir un mundo más complejo. “Estos individuos suelen tener alguna  misión en la vida, alguna tarea que cumplimentar, algún problema que quieren  resolver, que consume muchas de sus energías. En general, estas tareas no son  sólo personales, sino que se relacionan con una colectividad más amplia. Con  pocas excepciones, podemos decir que estas personas están ocupadas  cotidianamente en cuestiones del tipo que hemos dado en llamar filosóficas,  científicas, éticas o estéticas. Corrientemente viven en un armazón de  referencia más amplio, trabajan dentro de un armazón de valores más universales  y no locales en términos de siglos más que un momento”.
        Sus tareas son amadas porque encarnan  valores como el amor al conocimiento, a la verdad, a la belleza, a la novedad,  a la bondad, a la autenticidad, a la serenidad, a la paz, a el deleite, a el  juego y otros semejantes.
        Al poder realizar sus tareas por medio de  su trabajo creativo estas personas experimentan sentimientos de regocijo, de  alegría, de júbilo, de bienestar, lo que les hace vivir un mundo más rico, más  gozoso, por lo que es difícil que mantengan sentimientos de irritación y enojo.  “Tienen la capacidad de apreciar intensamente la vida con placer y maravilla o  con pasmo, horror e incredulidad, e incluso con fascinación”
        Maslow observó también que la gran  mayoría de estas personas capaces de autorrealización, sólo cultivan aquellas  relaciones humanas que generan sentimientos similares a los que acostumbran  experimentar en su relación con su querido trabajo creativo. “Sólo establecen y  aceptan relaciones sentimentales en que el trato personal cotidiano produzca  bienestar, que proporcione regocijo, satisfacción y deleite. Relaciones humanas  libres, suaves y espontaneas, que puedan ser creativas, graciosas y hasta juguetonas”.
5.- La creatividad para construir mundos más armoniosos y sutiles.
        La bailarina Pilar Rioja construye  mundos, sociedades más armoniosas por medio de su creatividad, como ella misma  lo expresa: “Una artista tiene como misión ordenar desde el alma, desde el  corazón, desde lo más profundo de su ser, temas, mundos que están desordenados,  que están desafinados, que están mal hechos. Porque la sociedad, las normas  sociales, el cómo vivimos y el cómo dicen que debemos  vivir, desafinan nuestra cuerda más sensible;  nuestra sociedad está desafinada, decadente, sin brillo, no tiene tono  muscular, no tiene voz propia. Entonces quien hace arte tiene la  responsabilidad de agarrar esas cuerdas desafinadas y afinarlas”.
        Si para Pilar Rioja el mundo está  desafiando, y hay que reconstruirlo armoniosamente por medio de su arte, para  Alfredo López Austín, el mundo, la sociedad está enredada, por lo que los  historiadores quieren armonizarlo y desenredarlo. “A los investigadores nos  competen estos asuntos porque somos los encargados de encontrar bajo el azar  aparente los acontecimientos, toda una red de hilos casuales. Como si fuéramos  técnicos de una compañía telefónica, indagamos el orden del cableado en el  subsuelo social. Dictaminamos cuales son los cables maestros, las  determinaciones en última instancia, y cómo los ramales se van convirtiendo en  conductos cada vez más sutiles hasta llegar a una superficie colorida, rica en  acontecimientos, pero insuficiente para explicarse por si misma. De donde  nuestra función es descubrir que tanto lo que parece indeterminado como lo que  parece una maraña de determinaciones no son sino madejas dendrológicas  causales. En términos menos rebuscados, tenemos como función entender y  explicar cómo y por qué se va transformando este  fenómeno tan complejo que llamamos sociedad”.
        López Austín nos comenta que interpretar,  investigar, encontrar explicaciones, transformar los mundos enredados en otros  más claros, es un trabajo de tiempo completo, toda la vida se la pasa uno buscando  explicaciones, tratando de encontrar temas agradables, tratando de resolver  problemas. No hay un día de asueto, ni sábado, ni domingo, ni horas que no sean  de trabajo. “Está uno todo el tiempo metido en una actividad que aunque sea muy  pesada, que aunque sea muy mal pagada, lo hace cumplir a uno la ilusión central  de su vida, además de otras ilusiones personales. Es una actividad en la que  uno se lleva muchos golpes, cuando crea uno toda la hipótesis y se le viene  abajo. A veces incluso llega uno a tener conflictos, porque es una actividad  apasionante en todos sentidos, se mete demasiado en el corazón. en el hígado,  en la mente. Pero de todos modos es la actividad de investigador, de  reconstructor de mundos, una de las formas más bellas de vivir”.
        Si  para López Austín el mundo está enredado, para el escritor Carlos Montemayor,  el mundo está oprimido y necesita liberarse. “El escritor como pensador  crítico, para transformar este mundo, requiere de ir en busca de una verdad que  libere, que desenmascare las mentiras morales, ideológicas, económicas con que  se amordazan, atan y deprimen cerebros, cuerpos, grupos sociales, el planeta  entero”
        Copérnico, astrónomo y matemático, se  encontró con que las teorías y explicaciones del mundo y del universo eran  antiestéticas y no armoniosas, por lo que con su inteligencia y creatividad las  quería transformar. Rechazaba el sistema de Ptolomeo por la misma razón que  movía a otros a rechazar la obra de los escolásticos, por su falta de  sencillez, de belleza y de unidad. La sencillez era un sentimiento estético que  se le atribuía a las matemáticas, ciencia que estudia la belleza y armonía del  universo: “Entre las muchas diversas ocupaciones literarias y artísticas de las  cuales se nutre la inteligencia humana, pienso que principalmente deberíamos  abrazar y estudiar con máximo empeño aquellas que se refieren a las cosas más  elevadas y dignas de conocimiento. Estas son las que tratan de las divinas  revoluciones del mundo y del curso de los astros, así como de las magnitudes y  distancias del otro, y de las causas de los demás fenómenos del cielo, sin  dejar de explicar, por último, la forma total. Pues qué podría ser más hermoso  que el cielo, que contiene todas las cosas hermosas, que nos permiten  transformar las oscuras explicaciones del mundo y los astros, en luminosas,  soleadas, sencillas y armoniosas teorías”, escribió Copérnico en su libro las  Revoluciones del mundo.
        Joan Manuel Serrat con su música y la  poesía de Antonio Machado construyé  con  melodiosas armonías, hermosos “mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como  pompas de jabón”.
       James Tipton con su apetitosa poesía  construye mundos de deleitosa sabrosura:
  Saboreando el Mundo
Nací con la boca abierta
  entrando a este mundo  jugoso
  de duraznos, limones y  sol maduro
  Este mundo donde la cena  está
  en el aliento del mar  sutil
  en las especias del  viento distante
  que flotan en el sueño  por la noche.
  Nací en alguna parte
  entre el cerebro y la  granada
  saboreando el aroma 
  del chocolate.
  Nací del guisado del  corazón
  para alimentarme de  letras
  piñones, flores y  memorias
  nací para caminar y  saborear
  esta tierra infinita.
      
  Erich Fromm en su libro “el Arte de Amar” nos enseña con armoniosas  ideas, como son las amorosas relaciones sentimentales: “El amor no sólo es una  relación con una persona específica, es una actitud, una orientación del  carácter que determina el tipo de relación   de la persona con el mundo como totalidad. Si amo realmente a una persona  es que también amo la vida, amo mi trabajo, amo el mundo”
          Agnes Heller  en su sociología de los sentimientos, nos  convoca a construir pluriapasionados mundos: “El amor es pasión, es una  disposición sentimental, un tipo de relación en el que la persona se dedica  apasionada e  intensamente a una tarea, a  un proyecto, al logro de un deseo. Pero esto no significa que deja a un lado  otras pasiones, se puede   experimentar  un apasionado gusto  por la la historia, por la medicina, por la naturaleza, por la música, y al  mismo tiempo experimentar también   un  apasionado gusto por la  compañía del amado. Este tipo de relaciones sentimentales donde convergen  muchas pasiones, hacen la vida más polifónica, más polifacética y creativa, son  el tipo de relaciones que desearíamos practicar en el mundo”. 
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