BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

EL FOLKLOR AFROCUBANO EN LAS MANIFESTACIONES RELIGIOSAS DE LA COMUNIDAD MOENSE

Elio Norka Góngora Arguelles




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1.4.1 LA SANTERIA O REGLA DE OCHA

Cuando se emplea el término santería no se hace referencia al culto a los santos de la Iglesia Católica, sino a las creencias de que eran portadores los diferentes grupos étnicos de la cultura africana yoruba. La santería o Regla de Ocha se conformó, con rasgos diferenciables, en las provincias occidentales de Cuba desde fines del siglo XIX, y desde la década del 30 de la presente centuria, aproximadamente, se extendió por la región oriental.

En este credo se rinde culto a los orichas* y a los antepasados, cuyas funciones principales son las de proteger a sus devotos y orientar sus vidas. Para tomar decisiones o mantener determinada conducta los creyentes se valen de la interpretación de los diversos paradigmas conceptuales recogidos en mitos, leyendas, proverbios y sentencias que acompañan a cada deidad. La relación espíritu-fetiche-magia ocupa un lugar destacado en esta expresión religiosa. Los otanes (piedras) son objetos que simbolizan el poder sobrenatural del oricha al que se le rinde culto. Además, la atención a los espíritus, antepasados, la naturaleza, el sol y la luna son aspectos que no pueden ser descuidados en el desarrollo del culto, en el que se emplean un lenguaje esotérico y la magia para establecer la comunicación entre las entidades y los creyentes. Las ceremonias son variadas y cumplen determinados propósitos: iniciación*, propiciatorias (ebbos), adivinatorias (oráculos) y fúnebres (ituto). Mediante estas se exteriorizan las concepciones, ideas y representaciones religiosas de los adeptos, quienes las realizan en grupos o individualmente, de acuerdo al caso.

Con el culto, el creyente refuerza su vínculo con lo sobrenatural, al tratar de lograr la armonía entre las fuerzas del bien y del mal buscando conquistar la voluntad del objeto de devoción con fines espirituales y materiales. El babalawo es el más alto representante de la jerarquía. Rinde culto al oricha Orula (dueño de la adivinación) y es conocido como sacerdote de Ifa. Le siguen en orden descendente otros iniciados que cumplen funciones específicas dentro del ritual, entre ellos los babalochas e iyalochas, encargados de efectuar las ceremonias de consagración y de "apadrinar" a los nuevos adeptos. Los oriate son los sabios y especialistas en la lectura e interpretación del oráculo del Diloggun (caracol) y se encargan de averiguar los tabúes (ita) a que se vera sometido el creyente durante su existencia posterior a la iniciación. También actúan como "obas" (reyes, pero entendido como maestro de ceremonia) en las consagraciones. Otra figura relevante es la oyubbona o yimbona, que acompaña y guía al neófito en todas sus acciones durante los siete días que dura "hacer el santo".

Los creyentes se encuentran organizados en grupos independientes que comienza en la base por la familia religiosa (padrino-ahijados) continúa en la casa religiosa (integrada por varias familias) y llega hasta la rama, un tronco independiente que puede o no tener contacto e intercambio con otros. Ramas reconocidas en La Habana son: Ainayobo, Aldewaro, Aramito, Ashakun, Atun, Awapitico, Oddun Tawade, Tillako, Ochailu, Obbilumi, Imale, Oyatagun, Abbita, Aiworo, Efuche Warikondo, Efuche Atiqueque, Maleque la grande y Maleque la chica.

El grupo en cada una de sus jerarquías se nuclea alrededor de una persona como centro o guía religioso. En el mismo se establecen nexos específicos de dependencia y cooperación de forma directa e indirecta. Cada rama tiene un origen étnico fundacional que se ha ido ramificando en un proceso de iniciaciones sucesivas, originándose a su vez varias casas, en las que, sin embargo, se conservan en su esencia los principios culturales de los predecesores. No obstante, es bueno aclarar que esta estructura no alcanza gran complejidad organizativa, como sucede con las instituciones cristianas.

Asimismo, la santería carece de templos como las iglesias católicas o protestantes. Sus prácticas religiosas se realizan en las casas-templos, locales generalmente compartidas con la vivienda de los dirigentes de culto y en los que se conservan los objetos del ritual y las representaciones religiosas que son objeto de veneración.

La trascendencia de la santería en la sociedad cubana no radica solo en la cantidad de sus seguidores (cifra que, además, es desconocida) sino por su aporte de símbolos, ideas, mitos, leyendas y procedimientos a la idiosincrasia y la cultura nacionales. En el culto se advierten también características que distinguen la religiosidad del cubano, como el carácter empírico y utilitario del ritual, la utilización de objetos y sustancias, la manipulación de lo sobrenatural, las formas de comunicación dialogada y la vinculación de lo festivo con lo religioso.


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