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ANÁLISIS DE SENSIBILIDAD DE LOS DETERMINANTES DEL TIPO DE CAMBIO PESO MEXICANO - DÓLAR ESTADOUNIDENSE

Arturo Morales Castro




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I.2.5 Bancos centrales

Los bancos centrales son responsables de la emisión de la moneda local y de la administración y control de la oferta monetaria (a través de la política monetaria), y del mantenimiento del valor de la moneda local con respecto de las divisas extranjeras. En un sistema de tipos de cambio flexible o flotante, el banco central fija la oferta monetaria, pero no participa ni interviene en los mercados cambiarios, de tal suerte que permite que el tipo de cambio se establezca dé acuerdo con la oferta y la demanda. (cuando una moneda en flotación aumenta su valor con respecto de otra, se dice que se apreció y cuando disminuye, que se depreció).

Sin embargo, incluso en este sistema los bancos centrales han tenido que intervenir en el mercado de divisas; excepto si los mercados se mantienen tranquilos y ordenados.

En un sistema de tipo de cambio de libre flotación, el valor exterior de una moneda es determinado de la misma manera que el precio de cualquier otro bien en un mercado libre (en todo mercado el precio se determina por la oferta y la demanda). Por ejemplo, si, como consecuencia de las transacciones internacionales que se producen entre los residentes de un país y el resto del mundo, la moneda local es más demandada que ofrecida (como sucedería si las importaciones superaran las exportaciones), el valor de ésta, en términos de divisas extranjeras, tiende a disminuir; por el contrario, si la moneda local es más ofrecida que demandada (como sucedería, por ejemplo, si las exportaciones superaran a las importaciones), el valor de ésta, en términos de monedas extranjeras, tiende a incrementarse.

Dentro de este esquema, el papel que desempeña el banco central debería ser mínimo, a menos que tenga ciertas preferencias en lo que se refiere al valor que debería alcanzar el tipo de cambio como consecuencia, por ejemplo, de proteger la industria local de exportación. En ese caso, trataría de hacer que la moneda doméstica fuera más barata con relación a la de otros países, mediante la venta de su moneda local en los mercados de divisas.

Por el contrario, en un sistema de tipo de cambio fijo, el banco central participa en el mercado de cambios, comprando o vendiendo divisas cuando la oferta del mercado no corresponde a la demanda al tipo de cambio fijo establecido. Para este propósito, mantiene reservas internacionales, las cuales generalmente son depósitos en dólares o instrumentos denominados en dólares (pueden ser en otras monedas o en oro).

En este sistema cambiario, cuando un gobierno no desea o no puede defender el tipo de cambio fijo, la moneda se devalúa o revalúa con respecto de la que está fijada. En un sistema de tipo de cambio fijo, los bancos centrales están de acuerdo con mantener el valor de sus monedas dentro de una estrecha banda de fluctuación previamente pactada. Por tanto, cuando surgen presiones cambiarias y, como consecuencia, el precio de la moneda doméstica se acerca a la tarifa más baja permitida por el sistema, el banco central está obligado a intervenir y contrarrestar las fuerzas que prevalecen en el mercado.

En un sistema de tipo de cambio fijo, cuando las transacciones de las instituciones financieras y no financieras no producen equilibrio entre la oferta y la demanda de divisas extranjeras, dentro de un tipo de cambio considerado aceptable, el banco central se ve presionado para absorber la diferencia. Ahora bien, al hacer frente a esta situación, el banco central también influye sobre los niveles de reservas internacionales y de oferta monetaria doméstica.

Cuando en el mercado hay un exceso de demanda de moneda local, para cerrar la brecha, el banco central debe adquirir divisas extranjeras y ofrecer moneda local, es decir, vender moneda local y comprar extranjera. Esto produce una entrada de divisas exteriores, y un incremento de las reservas internacionales del país, presionando al alza sobre el valor de la moneda local o incrementando los precios domésticos. La venta de moneda local también asciende la oferta monetaria doméstica y con ello activa la economía y estimula la inflación.

En el caso de que en el mercado aparezca un exceso de oferta de moneda local, para cerrar la brecha, el banco central tiene que absorber el excedente de moneda local vendiendo una parte de sus reservas de divisas extranjeras (reservas internacionales) para comprar con ello la moneda local. En esta situación, se observará una reducción de las reservas internacionales del país, provocando con ello presiones en el mercado cambiario, e incluso la necesidad de devaluar la moneda nacional o deflacionar la economía doméstica (la deflación es resultado de que la compra de moneda local contribuye a reducir la oferta monetaria, y ayuda a controlar la inflación en la medida en que la menor disponibilidad de crédito estabiliza la economía).

Por lo anterior, cualquier acción que el banco central lleve a cabo en el mercado de divisas produce efectos económicos internos y externos. Así, los bancos centrales tienen que coordinar su conducta en el mercado de divisas con la estrategia global diseñada para la economía nacional.

Es importante mencionar que además de los regímenes de tipo de cambio flexible y fijo existen otras modalidades intermedias, como las que se pueden apreciar en el cuadro 1.3, el cual resume los acuerdos de los regímenes de tipo de cambio al 31 de diciembre de 1989.

Si clasificáramos las modalidades de regímenes de tipo de cambio, la mayoría correspondería a un tipo de cambio fijo, flexible, de flotación administrada o manejada, y/o de deslizamiento controlado. Digamos algo de estos dos últimos. En el caso del régimen de flotación administrada o manejada, los bancos centrales rara vez se someten a un papel enteramente pasivo respecto del régimen de tipo de flotación. Con frecuencia, establecen la flotación administrada o manejada. En este caso, el banco central interviene comprando o vendiendo reservas internacionales (divisas) para defender su moneda contra apreciaciones o depreciaciones indeseables. En el régimen del deslizamiento controlado se fija el curso del tipo de cambio. Por lo tanto, el banco central debe intervenir en el mercado de cambios vendiendo moneda extranjera, cuando las presiones del mercado apuntan hacia una devaluación mayor, y comprando dólares, cuando dichas presiones indican un descenso menor.

I.2.6 Corredores de cambios

En el mercado cambiario, las palabras corredor (broker) y cambista (dealer ) se utilizan indistintamente, ya que ambos se dedican a la compra y venta de monedas extranjeras. Aunque hay instituciones que efectúan transacciones correspondientes tanto a corredores como a cambistas (broker-dealer ), es importante deslindar ambas funciones. El cambista mantiene un inventario de moneda extranjera, el cual aumenta cuando sus clientes desean vender, o disminuye en el caso contrario. Un corredor simplemente empata a compradores con vendedores sin asumir una posición propia frente al mercado cambiario.

Existen sólo unos cuantos corredores de divisas, la mayoría de los cuales se localizan en los principales centros cambiarios como Nueva York, Londres, Frankfurt, Zurich, Tokio, Hong Kong y Singapur. Su papel es similar al de los corredores de otros mercados, lo mismo de los bienes raíces que de acciones e incluso metales preciosos.

Al centralizar la información, los corredores reducen los costos de compraventa para los participantes del mercado (de lo contrario, invertirían tiempo en buscar contrapartes y/o conseguirían precios menos atractivos) y ayudan a dotar de más liquidez al mercado cambiario.

Las ganancias de los corredores de divisas se deben al cobro de un margen reducido que, generalmente, es una fracción de centavo por dólar. No obstante que dicho margen parece extremadamente pequeño, en transacciones de millones de dólares significa ganancias sustanciales.

La mayoría de los corredores de divisas son independientes, sus principales clientes son los bancos y las grandes empresas en el mercado interbancario. Cuando los mercados se muestran estables y lentos, bancos y empresas acuden directamente a negociar operaciones al tipo de cambio interbancario , pero tienden a encontrar más eficientes los servicios de corredores cuando hay mucha actividad. En ocasiones, los bancos centrales recurren a corredores para intervenir, especialmente si desean enviar un mensaje claro al mercado respecto de su participación. Cuando prefieren adoptar una actitud discreta, evitan a los corredores; solicitan a los bancos comerciales que compren y vendan a su nombre.

De acuerdo con lo anterior, hay seis grandes categorías de participantes que operan en este mercado: clientes al menudeo y al mayoreo (grandes empresas y personas físicas con gran volumen de operación), bancos comerciales, casas de cambio, bancos centrales y corredores de cambio que realizan transacciones comerciales, de inversión, de especuladores y arbitraje.


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