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PAZ Y CIUDADANÍA EN EL PROCESO DE FORMACIÓN BÁSICA DE LOS JÓVENES DE SECUNDARIA

Irma Isabel Salazar Mastache




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2 La secundaria

Este contexto al que nos enfrentamos día a día nos demuestra que los paradigmas que se utilizan en el sistema educativo pierden vigencia y la información por sí misma ya no es suficiente para la formación de los jóvenes que hoy se están formando al interior de las instituciones educativas no obstante que la Reforma Integral de la Educación Secundaria (RIES), ahora Reforma de la Educación Secundaria (RES) plantea entre sus propósitos la conformación de una educación para adolescentes; “una educación secundaria democrática, integrada, competitiva y proyectada al mundo” (SEP, 2002:2); las expectativas de aprendizaje que establece el plan de estudios no son alcanzadas por los alumnos; el sistema no ha logrado la auténtica equidad; los recursos no siempre se aprovechan en su totalidad; y la organización escolar limita el logro de aprendizajes que hoy se exigen para la escuela secundaria (SEP 2002).

Desde su creación en 1925 como nivel posprimario , la educación secundaria surgió con un sentido no sólo propedéutico para el ingreso a la educación superior, sino también como formación general para los adolescentes, pensada además como educación para la vida ciudadana productiva (Santos, 1998). Contrariamente a los resultados arrojados por el diagnóstico que realiza el Programa Nacional de Educación 2001-2006 (ProNaE), la educación secundaria sigue estando lejos de los intereses y necesidades de los adolescentes y, de paso, se cuestionan los alcances de la reforma educativa de la última década del siglo XX:

La educación secundaria, pese a la reforma de 1993, mantiene el carácter enciclopédico del plan de estudio original como tramo propedéutico para el ingreso a la educación superior. Es comúnmente reconocido que muchos de estos contenidos tienen escasa relación con los intereses vitales de los adolescentes, con sus posibilidades de aprendizaje y, más aún, con su desarrollo integral (SEP, 2001:17).

Considerada como puente, la educación secundaria se desarrolló en México a partir de la necesidad que existiera un nivel educativo entre la educación primaria y lo que a principios del siglo veinte era la educación preparatoria (Zorrilla, 2004). La educación secundaria se encuentra en una fase de indefinición, en un terreno incierto a medio camino entre la primaria y la educación media, donde comparte viejos problemas producto de su vinculación tradicional con el nivel medio, a la vez que queda enfrentada a presiones de cambio que derivan de su nueva condición de educación básica, desde la que debe encarar nuevos problemas (Sandoval 2000)... La reforma de 1993 permitió observar las insuficiencias y las criticas hablan de una reforma inconclusa o postergada (Zorrilla, 2004).

Otras características que se distinguen en torno a la secundaria es que se presenta en tres modalidades (técnica, telesecundaria o general); y este último es al que me refiero en el trabajo cuando hago alusión a la escuela secundaria.

Los contenidos educativos que se cursan en las diversas asignaturas que conforman a la secundaria tienen un espacio de tiempo y un conductor o profesor diferente motivo por el cual debieran los profesores estar “especializados en su materia”, sin embargo, aún suele haber aquellos que lejos de ejemplificar con la aceptación y respeto a la diversidad al interior de la institución, obligan y algunas veces condicionan a sus alumnos a que entienda la importancia de su asignatura por sobre todas las demás. De esa manera el manejo de los contenidos se limita a la transmisión de datos aislados que muy contadas veces llevan a la reflexión a los alumnos. Dejando por un lado la “transversalidad” de los contenidos sugerida en la RES.

La RES (2006), se presenta como una continuación de la reforma de 1993, basada en los mismo objetivos, con la pretensión de dar continuidad y solución a los aspectos no resueltos desde 1993, no restringiéndose a lo curricular sino contemplando además lo administrativo, lo organizacional y el desarrollo profesional de docentes, directivos, supervisores y de más. Así, la RES es reflejo de un atraso en materia educativa en México.

Por tal motivo, la educación de los adolescentes reclama nuevos contenidos y formas de realizarla de manera tal que sea pertinente a su circunstancia presente, y significativa para su futuro (Zorrilla: 2004); es por ello, que hoy en día la escuela secundaria trabaja bajo las políticas establecidas en la Reforma de la Educación Secundaria, a través del Plan y Programas de Estudio 2006.

Pero hoy pareciera que la práctica educativa de la escuela secundaria, esa que se realiza tanto fuera como dentro del aula, también es una práctica en donde el saber, el aprender y el formarse, son nociones que pasan a un segundo plano, o que pierden su significado al quedar contendidas en las nociones del control, normatividad y adaptación.

Los cambios que se requieren diseñar se dice que deben ser “integrales”, esto significa que no se trata sólo de modificar los contenidos que se enseñan en este nivel de la educación, ni implantar nuevos métodos pedagógicos, sino de encontrar nuevas fórmulas pedagógicas e institucionales. Si la escuela no cambia sustancialmente sus prácticas es poco lo que puede esperarse. Y estos cambios no hay que olvidar que transitan por las personas que hacen posible ésta y otra educación. (Zorrilla, 2004)

En resumen la educación secundaria no se define por si misma sino en relación con la educación primaria, según el argumento planteado en el plan de estudios 1993: “El propósito esencial… es contribuir a elevar la calidad de la formación de los estudiantes que han terminado la educación primaria, mediante el fortalecimiento de aquellos contenidos que responden a las necesidades básicas de aprendizaje de la población joven del país y que solo la escuela puede ofrecer” (SEP, 1993:12). La escuela secundaria está viviendo un periodo de transición. Éste constituye un momento especialmente difícil para ella porque existe la enorme tarea de resolver viejos problemas y responder a la obligatoriedad que, entre otras cosas, supone una formación integral y aprendizajes relevantes para todos los adolescentes, más allá de las heterogeneidad que los caracteriza y la problemática que enfrenta (Sandoval, 2000). De tal forma que por más desvalorizada que se encuentre la educación secundaria, parece tener influencia en las condiciones de vida de los individuos y de la familia, pero esto no necesariamente contribuye a la disminución de los niveles de desigualdad social (Reimers, 2000).

Por todo esto concluyo que la secundaria es producto de su propia historia, caracterizada por la búsqueda de una educación que responda a las necesidades, intereses y las expectativas de los adolescentes, sin embargo, aún después de 94 años, desde aquel 4 de octubre en el que se promulgara de manera formal a la educación secundaria durante el Congreso Pedagógico de Veracruz la secundaria no ha dado el rendimiento propuesto por las autoridades y esperado por la sociedad; por tanto a casi un siglo de su creación estamos lejos de hablar de una auténtica educación para jóvenes. A sí pues, la RES se ve enfrentada a estos grandes retos y a la gran necesidad de formular una adecuada respuesta para ellos.

Con lo expuesto hasta aquí considero conveniente darle a la educación secundaria su espacio de libre expresión, en el cual el alumno tenga la oportunidad de formar su propio criterio, identidad y aprender a tomar decisiones por sí mismo.


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