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CONCEPCIÓN DIDÁCTICA PARA LA PROFESIONALIZACIÓN DEL PROCESO DE ENSEÑANZA - APRENDIZAJE DE LA FÍSICA EN LA FORMACIÓN DEL BACHILLER TÉCNICO EN AGRONOMÍA

Vicente Eugenio León Hernández y Jorge Luis Herrera Fuentes



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CAPÍTULO I: FUNDAMENTOS DE LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA DE LA FÍSICA EN LA FORMACIÓN DEL TÉCNICO AGRÓNOMO

Una visión sociológica de la problemática

La necesidad del dominio de los fenómenos relacionados con la Agronomía ha sido preocupación del hombre en las diferentes formaciones económicas sociales. La transmisión de los conocimientos de esta rama ha evolucionado, pasando del adiestramiento en la propia actividad vital en la comunidad primitiva, hasta lo que conocemos hoy en día como los Institutos Politécnicos Agropecuarios.

En Cuba la historia de la formación de estas profesiones testimonia la necesidad de transmisión de conocimientos científicos desde el período de la colonia. Los primeros indicios de propiciar una transmisión de conocimientos científicos con algún nivel de sistematicidad (Bachiller A. 1839) está muy relacionada con la llamada Escuela de Química (1793), la Escuela Náutica de Regla (1812) y el Jardín Botánico, donde ya por el año 1819 existía … una sillería en una sala … para transmitir determinados conocimientos. A ello contribuyó la creación de La Real Academia de las Ciencias Médicas, Físicas y Naturales, el 19 de mayo de 1891, pionera en América Latina y que propició el estudio de temas actualizados en el avance de la ciencia.

El pensamiento de los clásicos del marxismo desde las primeras décadas del siglo pasado ya se identificaba con la importancia de las ciencias en la Agricultura, siendo del criterio de que los problemas en esta área debían resolverse conforme a la última palabra de la ciencia y la tecnología moderna. Por lo que todo intento de separar la politecnización de la escuela de la asimilación sistemática y firme de las ciencias, sobre todo de la Física constituye una adulteración de la idea de la escuela politécnica.

Uno de los elementos que justifica la necesidad de poner la enseñanza de las ciencias al servicio de las necesidades profesionales del bachiller es precisamente el alto desarrollo alcanzado por la ciencia y sus respectivas implicaciones tecnológicas (Valdés P y R. 2000, Nieda J. y Macedo B. 2000, Acevedo A., Vázquez A., y Manassero Mª. 2003). Este fenómeno en la época actual ha sido catalizado por la influencia de la globalización neoliberal de la economía, la revolución científico técnica y la era de la Informática y las Telecomunicaciones. Prácticamente no existe una esfera del conocimiento, desde la producción material hasta la espiritual, donde la Física o sus implicaciones tecnológicas no tengan repercusiones sustanciales. En este contexto, la ciencia (la Física) se reconceptualiza aún más como un factor indispensable para el desarrollo, fortaleciendo el triángulo ciencia – cultura – economía, convirtiéndose la ciencia (Lage A. 2001) en un condicionamiento para la soberanía de los pueblos.

La reducción del tiempo del ciclo: descubrimiento científico, innovación tecnológica e introducción en la producción y los servicios, se ha reducido a cifras sin precedentes (Nuñez J. 2000), lo que trae consigo que muchas empresas impongan el paradigma del cambio tecnológico como factor supremo para la competitividad (Torres J. 1994).

La formación del Bachiller Técnico en Agronomía matizada bajo estos supuestos demanda que este profesional esté apto para asimilar los constantes cambios de las tecnologías en los procesos profesionales en que participa, y para movilizar sus conocimientos a nuevos contextos laborales y crear habilidades genéricas que le provean de una plataforma para aprender a aprender, a ser, a pensar y a crear. Los profesionales (Núñez. J. 2001) que no posean una buena formación, susceptible de permanente actualización, quedarán marginados en lo económico, lo social y lo cultural.

El saber científico vinculado a los procesos productivos o de servicios genera resonancias económicas, éticas y políticas (Núñez J. 2000), convirtiéndose el conocimiento del profesional en un insumo principal (Lage A. 2004) de los procesos productivos o de servicios en que participa. En este marco el conocimiento de las ciencias es generador de nuevos valores agregados, cambiando ciertas categorías económicas (Kuznetsov B. 1978), influyendo en la ley del valor y en la composición orgánica del capital, a partir de los cambios en la productividad del trabajo, así como en los propios principios de organización y gestión de la producción (Perera F. 2000).

La internalización de la ciencia en los procesos productivos y de servicios es un aspecto que caracteriza los entornos laborales en la actualidad, manifestada a través de la adopción de diferentes modelos de investigación y desarrollo (I+D). La ciencia académica ha sido desplazada por la ciencia industrial, (Ravetz J. 1971), siendo la dinámica del mercado la fuerza impulsora del modelo I+D industrial, (Nichols R y Ratchford J. 1996). Actualmente los gobiernos instrumentan políticas para la innovación tecnológica que adquieren nivel nacional, articulando instituciones públicas, privadas, universidades y demás instituciones.

La ciencia ha dejado de estar confinada en una campana de cristal. En el caso cubano, aparecen las bases de la proyección estratégica del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), condicionando legalmente la aparición de la ciencia en todo el quehacer de la vida práctica de la sociedad. Se instituyen así los consejos científicos asesores, las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ), el movimiento de innovadores y racionalizadores (ANIR), y el FORUM de ciencia y técnica. Por lo que el curso de Física debe tributar a la formación científica del futuro bachiller, consolidando la idea de la presencia de las ciencias en los procesos profesionales en que participará.

Otro aspecto que ha ganado fuerza en la enseñaza de las ciencias es atender a su dimensión ética (Valdés R y P. 1999, Vilchés A. y Furió C. 2007), de manera que la ciencia le permita al ciudadano común o al profesional adoptar actitudes responsables ante la toma de decisiones en las cuales está implicado.

Esta dimensión cobra singular importancia en la formación del bachiller, pues la toma de decisiones en la rama agropecuaria afecta procesos vitales de la sociedad. Bastaría destacar problemas globales (Castro Díaz – Balart F. 2003, Ayes G. N. 2003) como son: la desertificación, el cambio climático, la sequía, la deforestación, la contaminación atmosférica, entre otros. A ello se suman los bajos rendimientos por área de suelo y animal (Lacki P. y Zepeda C. 1994), el insuficiente extensionismo agrícola y los altos índices de subsidios, al igual que las políticas de distribución de las riquezas que hacen que un cuarto de la población mundial estén en condiciones de pobreza, así como los altos índices de desnutrición y hambruna.

La enseñanza - aprendizaje de la Física debe promover una formación científico-tecnológica comprometida con las implicaciones tecnológicas en su área de acción profesional, que le permitan al Bachiller Técnico la confección de modelos interpretativos de la realidad agropecuaria, de manera que esta … formación científico – tecnológica se convierta en un arma competitiva fundamental en detrimento a las ventajas competitivas tradicionales… del bachiller. Esta formación debe relacionar armónicamente la orientación sociocultural y la profesional, contribuyendo a que el bachiller aplique eficientemente los contenidos de la Física en ambos campos del quehacer.

Concebir un proceso de enseñanza - aprendizaje de la Física que comparta ésta posición no puede darse al margen de la formación profesional, ni de la lógica de la ciencia. La propuesta que se presenta analiza al proceso de enseñanza – aprendizaje como un todo, pues a decir de Velásquez A. F. (2006) el tratamiento parcelado de este proceso ha dado al traste con los propósitos de algunas de las tendencias innovadoras de la enseñanza de las ciencias.

La profesionalización de este proceso de enseñanza – aprendizaje debe limitar la manifestación de paradigmas cienciológicos como el positivismo, el empirismo lógico o el racionalismo popperiano, adoptando un enfoque de la Física más comprometido con el progreso social y con perfil profesional del bachiller. Ello permite que el bachiller pueda tomar decisiones fundamentadas sobre una base racional.

Como se ha venido exponiendo, la presencia de la Física por sí sola en los planes de estudio no conduce a la formación de un egresado capaz de hacer un uso eficiente de ella en los entornos laborales; por lo que se requiere de una didáctica que clarifique determinados modos de actuación de maestros y alumnos para el logro de ese objetivo, lo cual se logra con el desarrollo de una buena clase, que estimule los intereses cognoscitivos de los estudiantes. En el contexto de la Educación Técnico Profesional una buena clase, debe atender en lo fundamental su tributo a la formación del modelo del profesional.

Lo antes expuesto conllevó al autor a perfeccionar la contribución del proceso de enseñanza - aprendizaje de la Física en la formación del Bachiller Técnico en Agronomía, lo cual se asume desde la profesionalización de dicho proceso.


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