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MIGRACIÓN INTERNACIONAL Y POLÍTICAS MIGRATORIAS

Julieta Nicolao




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CAPÍTULO 1: “CONSIDERACIONES TEÓRICAS Y METODOLÓGICAS”

De acuerdo a los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones , en la actualidad, asciende a 192 millones la cantidad de personas viviendo fuera de su país de origen, lo que equivale a decir que una de cada treinta y cinco personas en el mundo es un migrante internacional.

Este organismo define la migración como “el movimiento de una persona o grupo de personas de una unidad geográfica hacia otra, a través de una frontera administrativa o política, con la intención de establecerse de manera indefinida o temporal en un lugar distinto a su lugar de origen” . De acuerdo al espacio en el que se desarrolla, la migración puede ser interna, dentro de los límites de un Estado, o internacional, lo cuál involucra el cruce de una o varias fronteras internacionales.

El presente estudio, que se concentrará en la última modalidad expresada en el párrafo anterior, parte de considerar que las migraciones internacionales han desempeñado un papel decisivo en la historia de la humanidad y que siguen constituyendo en la actualidad un fenómeno de singular importancia. En efecto, han facilitado el proceso de desarrollo económico mundial, han contribuido a la creación y formación de los Estados y sociedades, y enriquecido a muchas culturas y civilizaciones en diversas partes del mundo.

El volumen y alcance que han adquirido, y sus efectos económicos, políticos, sociales y culturales, tanto a nivel global como en cada uno de los países involucrados, las ha convertido en uno de los fenómenos más importantes del mundo contemporáneo. Situación que se pone en evidencia a partir del examen de las agendas nacionales, regionales, de las organizaciones internacionales y de las organizaciones de la sociedad civil, en las cuales los movimientos migratorios han conquistado un lugar privilegiado.

Asimismo, los procesos migratorios actuales plantean enormes desafíos a los Estados en la elaboración de políticas para regular el ingreso y permanencia de extranjeros en sus territorios, con lo cuál, las políticas dirigidas a la gestión de las migraciones, constituye otro tema central en la actualidad.

Las políticas migratorias son definidas como “las propuestas y metas elaboradas desde el aparato estatal con el fin de influir sobre el tamaño, composición, origen, dirección asentamiento e integración de los flujos migratorios espontáneos, o como parte del global proceso de planificación económico-social ideado” .

De lo anteriormente expuesto derivan las razones por las cuales esta tesis tiene como objetivo el análisis actual del fenómeno migratorio, y de esa faceta en particular, la política migratoria. Más aún teniendo en cuenta que al revisar los diversos estudios realizados desde la disciplina de las Relaciones Internacionales en nuestro país no se observa que esta temática esté recibiendo la atención que requeriría un fenómeno de tal envergadura.

En lo particular, también ha influido en su elección, el hecho que la Argentina ha sido, y es, un país en el cual las migraciones han sido de importancia crucial en su configuración histórica y actual, tanto a través de los aportes inmigratorios, como, lamentablemente, en las últimas décadas del siglo pasado, por la reversión de los flujos al carácter de emigratorios.

La particularidad territorial de la Argentina, su extensión y lo dilatado de sus fronteras, y el hecho que comparte las mismas con un numeroso grupo de países ha conducido, entre otros factores, a la elección de una faceta especial de las migraciones internacionales: la migración proveniente de los países limítrofes, población que asciende en la actualidad a 923.215 personas y que compone el grupo extranjero de mayor volumen del país.

Se entiende entonces por migración limítrofe, el movimiento transfronterizo de personas procedentes de Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, hacia la República Argentina.

En este país, las políticas diseñadas por el Estado en la regulación del fenómeno migratorio han prácticamente marginado hasta hace tan sólo unos años los flujos migratorios de origen limítrofe, cuando no se dedicaron a limitar el ingreso de personas de esta procedencia. De ahí también la focalización del interés en esta temática.

Efectuada esta introducción, se procederá a continuación a realizar una sucinta descripción y análisis de las principales teorías que abordan el estudio de las migraciones internacionales, para finalmente, indicar el modelo analítico que se utilizará en el presente estudio.

Desde la etapa en que se iniciaron las masivas migraciones de ultramar, a fines del siglo XIX, especialistas de distintas áreas disciplinarias, han intentado ofrecer explicaciones al fenómeno de la movilidad humana. Los mayores aportes han provenido, principalmente, desde el campo de la economía, la sociología y la historia, aunque, lógicamente, no han sido éstas las únicas áreas desde las que se abordado tal temática.

Joaquín Arango postula que los esfuerzos por teorizar sobre la migración no se han desarrollado de manera acumulativa. Se ha tratado más bien de una sucesión de teorías, marcos conceptuales, generalmente, no conectados entre sí, y lejos se ha estado de obtener una serie de contribuciones basadas en aportaciones previas. Asimismo, el autor sostiene que si se miden estos esfuerzos en cuanto a su capacidad para establecer una teoría general de la migración, ninguno ha tenido éxito, pues no existe una teoría de la migración como tal (Arango; 2000).

Arango ubica el inicio de la elaboración de teorías migratorias en la segunda mitad del siglo XX, registrando los mayores aportes en el último tercio del mismo. Las contribuciones realizadas con anterioridad a 1960, son exclusivamente históricas y entre las más destacadas se encuentra, indiscutiblemente, la obra “The Laws of Migration” del geógrafo anglogermano Ernest George Ravenstein (1885-1889), fundador del pensamiento moderno sobre la migración, y “The Polish Peasant in Europe and America”, de William Thomas y Florian Znaniecki (1918-1920), probablemente el libro más impresionante que se haya escrito sobre el tema de la migración (Arango; 2000).

La obra de Ravenstein constituye la primera manifestación del moderno pensamiento científico social sobre las migraciones y el punto de partida obligado de toda revisión de la literatura teórica de la migración. Su trabajo estuvo dirigido a la detección empírica de una serie de regularidades observadas en los procesos migratorios con pretensiones generalizadoras, que dieron nacimiento a las llamadas «Leyes de las Migraciones» (Arango; 1985). De forma resumida, las mismas hacían referencia a la predominancia de las motivaciones económicas en las migraciones; el carácter escalonado y gradual de las mismas; la preponderancia de las de corta distancia; la mayor propensión a emigrar entre los habitantes de zonas rurales; el crecimiento de las migraciones paralelo al desarrollo económico y el progreso de la tecnología y el transporte; entre otras .

Otro de los aportes fundamentales de Ravenstein en este campo ha sido su utilización, quizá por primera vez, del marco analítico “atracción-repulsión” o “pull-push”. Este modelo considera que la decisión de emigrar puede ser adoptada respondiendo a factores que operan en el lugar de origen, destino, o una combinación de ambos y que, mientras en las zonas de partida predominan los factores negativos (factores push o de expulsión), en las zonas receptores, predominan los factores positivos (factores pull o de atracción). La decisión del traslado se toma, generalmente, luego de comparar, las ventajas y desventajas de ambos polos y el factor decisivo es la interacción entre ambos, que puede tomar la forma de: diferencias salariales, posibilidades de mejorar la ocupación o simplemente de acceder a un empleo, distancia, costo del desplazamiento, diferencias lingüísticas y culturales en general, entre los dos extremos, etc. En torno a estos dos términos (pull-push) gira casi toda la literatura existente sobre migraciones.

No obstante, fue la explicación neoclásica de la migración, la que marcó un punto de inflexión, por constituir la aparición de la primera teoría de los movimientos migratorios, la cual alcanzó su momento de mayor auge durante los decenios de 1960 y 1970. Esta teoría, refleja la realidad migratoria del tercer cuarto del siglo XX y las características de estos flujos, desarrollados en un contexto de crecimiento económico generalizado, progresiva internacionalización de la actividad económica, procesos de desarrollo económico emergentes en el Tercer Mundo; etc. De ahí que no sorprenda que el primer aporte en este campo provenga desde la economía (Arango; 2000).

El precedente inmediato de la explicación neoclásica fue el modelo propuesto por Arthur Lewis, denominado “Desarrollo económico con oferta ilimitada de mano de obra”, publicado en 1954. De forma resumida, este enfoque plantea que existen economías en desarrollo duales en las cuales coexiste un sector tradicional apoyado en la agricultura de subsistencia con un sector moderno conectado con el mundo externo. Cuando este último crece y se expande, atrae trabajadores del primero, donde la productividad marginal es nula. De esta manera, el sector avanzado dispone de una oferta ilimitada de mano de obra que asegura su crecimiento, manteniendo, al mismo tiempo, bajos los salarios de los trabajadores, garantizando una alta rentabilidad. Por su parte, el sector tradicional también se beneficia al desprenderse de su excedente de mano de obra. Desde este punto de vista, las migraciones juegan un papel central, pues se vuelven de gran utilidad para ambos sectores (de origen y destino), y para el crecimiento de la economía en su conjunto .

De todos modos, sin cuestionar la influencia del trabajo de Lewis en la historia del pensamiento sobre los movimientos migratorios, vale advertir que su propuesta se trató de un modelo de desarrollo económico, más que de un enfoque teórico que explica las migraciones (Massey; 2003).

En efecto, la teoría neoclásica tampoco constituyó una teoría de la migración per se, sino una aplicación del paradigma neoclásico al estudio de la migración, como ha sido también empleado para la explicación de otras dimensiones del comportamiento humano. Apoyada en los supuestos de la elección racional, la maximización de la utilidad, los rendimientos netos esperados, la movilidad de factores y las diferencias salariales, ofrece una combinación de la perspectiva micro de la adopción individual de decisiones, con la perspectiva macro de los determinantes estructurales de la migración (Arango; 2000).

La explicación macroeconómica neoclásica constituye una teoría sobre la redistribución espacial de los factores de producción en respuesta a precios relativos diferentes (Todaro; 1997). Mientras en algunos países o regiones, la disponibilidad de mano de obra es limitada en relación al capital, y por lo tanto el nivel de los salarios es elevado, en otros, se presenta la situación inversa. De esta manera, se va desarrollando un patrón migratorio caracterizado por el traslado de trabajadores desde países y regiones con mano de obra abundante y bajos salarios a países o regiones con escasa oferta de trabajadores y salarios elevados, contribuyendo así a la redistribución de los factores de producción y, a largo plazo, a la equiparación de los salarios de los distintos países y a la corrección de las desigualdades originales. Así, según la perspectiva neoclásica, los orígenes de la migración deben buscarse en las disparidades en los niveles salariales de los distintos países; y la migración se entiende, al mismo tiempo, como una solución en el camino de la desaparición de esas disparidades, lo que a su vez implica, el fin de la migración.

La versión micro de la teoría neoclásica explica la razón por la cual las personas se desplazan, respondiendo a las diferencias estructurales entre países y regiones (Todaro; 1997). Se interpreta que la migración se produce como resultado de decisiones individuales tomadas por actores racionales, que buscan mejorar su bienestar al movilizarse espontáneamente hacia lugares donde la remuneración de su trabajo es mayor que la obtenida en su lugar de origen, en una medida suficientemente alta como para compensar los costos tangibles e intangibles que se derivan del desplazamiento. Se considera el acto de migrar como una inversión, resultado del cálculo costo-beneficio que hace esperar una rentabilidad neta positiva como consecuencia del traslado.

Más tarde, el pensamiento neoclásico y sus derivados, con un alto número de adeptos, se vio cuestionado, con éxito relativo, por una escuela de pensamiento, situada en el extremo ideológico opuesto, que veía los procesos sociales en términos de conflicto y no de equilibrio. Los teóricos histórico-estructurales, con fuerte influencia del marxismo, postularon que, debido a la desigual distribución del poder político en las naciones, la expansión del capitalismo global llevaba a la perpetuación de las desigualdades y al reforzamiento de un orden internacional estratificado. En lugar de experimentar un progreso inexorable hacia el desarrollo y la modernización como proponían las teorías funcionalistas de cambio social y desarrollo, los países pobres quedaban atrapados en una situación de desventaja dentro de una estructura geopolítica desigual que perpetuaba su pobreza (Massey; 2003).

En los decenios de 1960 y 1970, esta propuesta histórico–estructural se plasmó en la teoría de la dependencia, la cual planteaba que la evolución del capitalismo había dado lugar a un orden internacional compuesto por un núcleo de países industrializados y una periferia de países agrícolas vinculados por relaciones desequilibradas y asimétricas, en las que se observaba un deterioro en los condiciones de comercio favorables a los primeros. El avance de los países ricos dependía de la explotación de los países pobres, cuya condición de subordinación obstaculizaba su propio desarrollo. El subdesarrollo era considerado, por lo tanto, como un subproducto del desarrollo .

Ahora bien, la teoría de la dependencia se interesó poco por la migración internacional y ese poco se refería más a los movimientos rural–urbanos (Singer; 1973) que a los de naturaleza internacional. No obstante, son destacables las reflexiones que ha aportado respecto de la migración de mano de obra calificada, denominada frecuentemente como «fuga de cerebros», sugiriendo que las mismas contribuyen a perpetuar y reforzar las desigualdades entre países.

Intentando rebatir los postulados del pensamiento neoclásico, en virtud del cual la emigración respondía a una conducta racionalmente elegida por los migrantes y constituía un mecanismo de equilibrio entre las fuerzas de la oferta y la demanda; los pensadores de las distintas orientaciones del marxismo y de la teoría de la dependencia, que tenían entonces un peso ideológico predominante en el ámbito académico de América Latina, propusieron marcos conceptuales basados en el concepto de imperialismo y su relación con los países subordinados o en la concepción de un mundo dividido por el antagonismo centro-periferia. La emigración de personas altamente calificadas constituía, por tanto, una expresión de desequilibrio de poder entre naciones desarrolladas y subdesarrolladas y un obstáculo para superar las desigualdades entre el centro y la periferia .

Durante el último cuarto del siglo XX, los procesos migratorios internacionales experimentan cambios de lo más diversos traducidos, en líneas generales, en una mayor complejización y heterogeneidad, que se intenta reflejar en el segundo capítulo de la presente tesis. Estas transformaciones constituyen indicios de que la migración internacional ha ingresado en una nueva era (Arango; 2003), generando al mismo tiempo, una serie de intentos de teorización dirigidos a dar cuenta de la nueva dinámica migratoria, inaugurando la etapa más importante desde el punto de vista de la elaboración de teorías en este terreno.

Antes de hacer una exposición de las mismas, es preciso señalar que esta nueva realidad de la movilidad humana volvió a la teoría neoclásica incapaz de brindar respuestas a las diferentes dimensiones de los procesos migratorios actuales, como por ejemplo a la cada vez menor cantidad de personas que se desplazan, teniendo en cuenta las cada vez más importantes disparidades en los niveles de vida entre los países del mundo.

De esto se desprende que no se ha comprobado en la práctica la supuesta capacidad de la migración de contribuir a la reducción de las diferencias socioeconómicas entre países. Tampoco interpreta la migración diferencial, esto es, por qué algunos países mantienen unos niveles de emigración relativamente altos y otros, estructuralmente similares, no; y lo mismo para los niveles de inmigración. Por otro lado, las críticas apuntan a la poca atención que presta a los factores no económicos que determinan la migración, así como su análisis de las sociedades como si fuesen homogéneas y desde una perspectiva estática. Del mismo modo, se cuestiona su desconocimiento de los otros tipos de movimientos migratorios que no están comprendidos por flujos de trabajadores (Arango; 2000).

Para Arango (2003), las deficiencias de la explicación neoclásica, pueden adjudicarse, en parte, a su carácter unidimensional, y principalmente, a la exclusión de la dimensión política de la migración, precisamente en una época en la cuál el movimiento de trabajadores se ve fuertemente limitado por políticas de naturaleza restrictiva y lejos está de desarrollarse en aquella situación ideal en la que las personas se desplazan libre y espontáneamente a través de las fronteras en busca de la maximización de sus intereses.

Las nuevas teorías elaboradas en las últimas décadas del siglo XX no son suficientes en sí solas para arrojar luz sobre los diversos patrones migratorios que se presentan en el período contemporáneo; sin embargo, es innegable que cada una de ellas refleja parte de la realidad de este fenómeno. Aquí se las expondrá de manera sintética, destacando los aportes más útiles.

Tomando como base la teoría neoclásica, aparece, de la mano de Oded Stark (1991), la nueva economía de la migración de mano de obra. Consiste en un perfeccionamiento de la versión micro de aquella que, si bien comparte el argumento que considera la migración como el producto de una elección racional que busca mejorar su utilidad, difiere de aquella en que el actor que toma la decisión del desplazamiento es la familia o la unidad familiar, en lugar de un individuo. Desde esta perspectiva, la migración se presenta como una estrategia familiar orientada no tanto a obtener el máximo posible de ingresos sino a diversificar sus fuentes de manera de reducir al mínimo riesgos como el desempleo, la pérdida de ingresos o de cultivos .

En contra del escaso papel atribuido por los neoclásicos a los migrantes extranjeros en la vida económica de la comunidad emisora, para este modelo la emigración influye significativamente en la economía local a través de las remesas de dinero (Malgesini; 1998). Así, este enfoque destaca el papel de las unidades familiares, de la importancia de los envíos de dinero y presta más atención a la información y a la compleja interdependencia entre los migrantes y el contexto en que la migración se produce.

Otra teoría que definitivamente contribuye a la explicación de la dinámica migratoria contemporánea es la teoría del mercado de mano de obra dual de Michael Piore (1979). Según ésta, la migración se produce como resultado de una demanda permanente de mano de obra originada en las sociedades industriales avanzadas con mercados de trabajo segmentados.

De acuerdo a Piore, en las economías muy desarrolladas existen trabajos inestables, de baja productividad y mal pagos, que son rechazados por los trabajadores locales, rechazo que no se resuelve a partir de los mecanismos de mercado normales como el incremento de los salarios de esos empleos, ya que el problema de estos trabajos está asociado muchas veces a cuestiones de prestigio social. Como estas actividades ya no las realizan, si alguna vez lo hicieron, las mujeres y los adolescentes, surge una demanda de mano de obra extranjera para ocupar estos puestos, que se solventa con inmigrantes procedentes de países con bajos ingresos, dispuestos a realizar este tipo de actividades, considerando que el bajo salario es alto si se lo compara con el que se percibe en el lugar de origen, y también les significa un ascenso en la escala social .

Asimismo, en los países desarrollados, en algunos períodos las empresas demandan mayor cantidad de mano de obra y, en otros, niveles inferiores, lo que se traduce en la realización de contratos temporales, modalidad frecuente en nuestros tiempos.

Si bien no se puede explicar la totalidad de los flujos migratorios contemporáneos a partir de este argumento, la teoría del mercado de mano de obra dual da cuenta de un factor central que produce migraciones internacionales en la actualidad que es la demanda estructural de mano de obra inherente a la estructura económica de las sociedades avanzadas contemporáneas. Esta explicación se distingue por apoyarse en el nivel macro de los factores estructurales determinantes de las corrientes migratorias en las áreas de destino.

La teoría del sistema mundial, por su parte, propone una explicación de la migración internacional como el resultado de los desequilibrios producidos por la penetración del capitalismo en los países menos desarrollados.

La teoría del sistema mundial constituye la segunda vertiente de la tradición histórico-estructural que inspiró la teoría de la dependencia, y surgió algunos años después que ésta. Su exponente más sobresaliente fue Immanuel Wallerstein, quien intentó reconstruir el proceso histórico a través del cuál se formaron y expandieron estructuras políticas y económicas desiguales, y los mecanismos mediante los cuales regiones no capitalistas y precapitalistas fueron incorporadas en la economía global de mercado. Acuñó la idea de sistema mundial moderno que hace referencia a un sistema mundial de hegemonía europea que viene formándose desde el siglo XVI, compuesto por los Estados núcleo, las áreas semi-periféricas y las zonas periféricas .

Inicialmente, al igual que los teóricos de la dependencia, los teóricos de los sistemas mundiales no se interesaron mucho sobre la migración internacional. Sólo después de las recesiones económicas de mediados de los 70’ del siglo pasado, los observadores empezaron a comprender que la migración internacional también podía relacionarse con los cambios estructurales que acompañaban la inserción de una nación en el mercado global (Massey; 2003).

Comparte con aquellos la visión de la migración como un subproducto más de la dominación ejercida por los países del núcleo sobre las zonas periféricas y en un contexto de relaciones internacionales cargada de conflictos y tensiones. También considera la existencia de un orden internacional desequilibrado, como el verdadero origen de la migración, pero a diferencia de la teoría neoclásica la migración refuerza la desigualdad en vez de contribuir a reducirla.

Desde esta perspectiva, se entiende que la propagación del modelo de producción capitalista hacia las áreas periféricas –desarrollado en un pasado a través de los sistemas de colonización, y en la actualidad, a través de los regímenes neocoloniales y las empresas multinacionales con sus inversiones extranjeras directas-, provoca la sustitución de prácticas tradicionales, principalmente en los sectores agrícolas y de la industria manufacturera, por prácticas capitalistas, generando, entre otras consecuencias, el desplazamiento de trabajadores que han perdido su forma de vida tradicional, y que no pueden ser absorbidos por los sectores no agrícolas aún poco desarrollados. De esta manera, crece la migración hacia las ciudades, expandiéndose un sector terciario tradicional de baja productividad y un proletariado desarraigado dispuesto a desplazarse a los países del núcleo a través de los mismos canales que se abrieron con la penetración económica y por los consiguientes nexos culturales, de transporte y comunicaciones. Estos trabajadores se insertan en los países desarrollados en sectores que se valen de la mano de obra barata para mantener un índice de beneficios elevados. De lo anteriormente expuesto, se desprende que los flujos migratorios se desarrollan en sentido inverso a los flujos internacionales de bienes y capitales .

La teoría del sistema mundial es una generalización histórica muy amplia, el resultado de una interpretación unívoca y reduccionista de la historia, en la que todos los países atraviesan por procesos y evoluciones similares (Arango; 2000). La misma es insuficiente para dar respuestas a la heterogeneidad migratoria actual y, fundamentalmente, a la enorme diversidad de rutas migratorias que se presentan en esta etapa. No obstante, vale destacar que toma en cuenta un factor muy presente en los movimientos migratorios contemporáneos: el hecho que los países expulsores y receptores hayan estado unidos en el pasado por lazos coloniales o de otro tipo.

Otro concepto frecuente en la explicación de la migración internacional contemporánea es el de las redes migratorias. Este concepto tiene una larga historia que puede remontarse a William Thomas y Florian Znaniecki; pero en los últimos tiempos quien más ha representado esta idea ha sido Douglas Massey. Las redes migratorias pueden definirse como conjuntos de relaciones interpersonales que vinculan a los inmigrantes, a emigrantes retornados o a candidatos a la emigración con parientes, amigos o compatriotas, ya sea en el país de origen o en el de destino. Las redes transmiten información, proporcionan ayuda económica o alojamiento y prestan apoyo a los migrantes de distintas formas (Massey et al.; 1998: 42–43). De este modo, facilitan la migración al reducir sus costos y la incertidumbre que frecuentemente la acompaña. También pueden inducir a la emigración a través del efecto demostración. Desde otra perspectiva, son vistas como una forma de capital social, en la medida en que se trata de relaciones sociales que permiten el acceso a otros bienes de importancia económica, tales como el empleo o mejores salarios (Massey et al.; 1987).

En la actualidad, es evidente la responsabilidad que han asumido estas redes en los desplazamientos migratorios internacionales. Constituyen el mecanismo que hace de la migración un fenómeno que se perpetúa a sí mismo; de hecho, su naturaleza es acumulativa, permitiendo acrecentar y densificar las corrientes migratorias, volviéndose también un elemento interesante para explicar la migración diferencial. Asimismo, tienen la capacidad de explicar cómo un flujo migratorio particular continúa independientemente de las causas que originaron el desplazamiento inicial. Y, como sugiere Faist, se distinguen por representar un nivel de relación intermedio entre el plano micro de la adopción de decisión individual y el plano macro de los factores determinantes estructurales (Faist; 1997) .

Finalmente, y de gran utilidad para este trabajo se vuelve el enfoque de sistemas propuesto por Akin Mabogunje quien identifica la existencia de sistemas de migración como espacios caracterizados por la asociación relativamente estable de una serie de países receptores con un número determinado de países de origen. Estas asociaciones se ven reforzadas por conexiones y vínculos de diferente naturaleza (históricos, culturales, tecnológicos y coloniales), lo cuales son entendidos como el contexto más acertado para el estudio de la migración .

Este modelo fue en realidad utilizado para el estudio de la migración rural-urbana en el África y su aplicación para el estudio de desplazamientos internacionales es muy reciente; apenas ha ido más allá de la identificación de los sistemas migratorios internacionales, en un plano puramente descriptivo (Arango; 2000). Lo mismo puede decirse de la enumeración de los elementos que definen la existencia de un sistema migratorio, como un grado relativo de homogeneidad estructural, la contigüidad o proximidad geográficas, la similitud de políticas migratorias y la pertenencia común a organizaciones supranacionales (Zlotnik; 1992).

Un marco de este tipo debería ser capaz de integrar las contribuciones de los restantes argumentos teóricos, junto con los actores relevantes en los procesos migratorios, tales como las redes y las instituciones intermediarias, y algunas facetas tradicionalmente soslayadas, en especial el Estado (Kritz et. al.; 1992).

Si bien este enfoque no se ha desarrollado acabadamente, quizá se esté ante un posible marco teórico más completo -por las dimensiones que contempla- para explicar la movilidad humana contemporánea. De igual modo, y en lo que refiere a la temática especifica de esta tesis, se presenta como un potencial marco de análisis para el estudio del papel que juega la Argentina en la región como país receptor de inmigrantes limítrofes. Del análisis de esta corriente, emergen elementos tales como la proximidad geográfica, los lazos históricos y culturales que unen a los países involucrados, la estabilidad de los desplazamientos en el tiempo, la pertenencia a una organización supranacional; todos presentes en el enfoque de sistemas.

En otro plano, dentro del panorama presentado sobre la evolución de la teorización sobre las migraciones, es destacable la ausencia de modelos teóricos o marcos conceptuales que se encarguen del fenómeno de la migración forzada, equivocadamente asociada a los refugiados. Tal ausencia es un indicio de que este tipo de desplazamientos ha estado marginado durante mucho tiempo por el mundo académico, concentrado prioritariamente en el movimiento internacional de trabajadores.

De acuerdo a Stephen Castles (2003), la migración forzada o involuntaria incluye un conjunto de categorías legales o políticas y todas contemplan a personas que han sido forzadas a escapar de sus hogares y buscar refugio en otro sitio. La mayoría de los migrantes forzados huyen por razones que no son reconocidas por el régimen internacional de refugiados y puede tratarse de desplazamientos internos e internacionales. Castles incluye dentro de esta categoría a los refugiados (como los define la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951), a los solicitantes de asilo, a las personas desplazadas internamente, a los desplazados ambientales, y a los desplazados como consecuencia del tráfico o contrabando de personas, entre otros . No obstante, las propuestas conceptuales formales respecto a este tipo de migración son escasísimas.

Evidentemente, la progresiva importancia que han asumido los desplazamientos forzados en el período contemporáneo, no ha ido de la mano de esfuerzos teóricos por explicar tales procesos. De acuerdo a las causas y consecuencias, así como a las respuestas que exigen tales movimientos, cabe preguntarse si es la disciplina de las Relaciones Internacionales la responsable de llenar este vacío.

Ahora bien, al momento de realizar una evaluación sobre todo el corpus teórico existente sobre las migraciones, gran parte del cuál se ha expuesto aquí, se debe señalar que el grado de desarrollo teórico alcanzado aún no se compadece con la importancia del fenómeno. Limitación asociada, entre otras cosas, a la ambigüedad conceptual del objeto de investigación, a la dificultad de su medición y a su carácter multifacético e interdisciplinar (Arango; 1985).

Es un hecho que, durante la segunda mitad del siglo XX, y especialmente en el último cuarto, la comprensión de las complejidades de la migración ha experimentado un progreso considerable. Se ha registrado un avance importante en lo que a esfuerzos de teorización se refiere, esfuerzos que se han intentado plasmar en este capítulo. Asimismo, realzando los mayores aportes de cada una de las teorías, enfoques o modelos conceptuales, se interpreta que todos ellos proporcionan puntos de vista útiles para el estudio de la migración internacional, reflejando cada uno de ellos una parte de la realidad actual de estos procesos.

No obstante, el panorama general de las aportaciones teóricas dista mucho de ser satisfactorio, debido a la existencia de diversos puntos oscuros. En efecto, ya se ha hecho referencia al nivel de complejidad que han asumido los desplazamientos poblacionales en el mundo, y a que hoy se vuelve prácticamente imposible proporcionar respuestas generales que puedan servir para una variedad interminable de situaciones migratorias. Así, Arango considera que ha llegado el momento de desplazar el grueso de la atención teórica hacia otros aspectos de la migración como por ejemplo, los procesos y las consecuencias, los modos de incorporación de los migrantes y las transformaciones sociales que genera la migración, la relación “inestable” entre migración y desarrollo; las estructuras sociales, en especial los vínculos de familia y de parentesco, los procesos emergentes de transnacionalización; y, principalmente, el Estado y el contexto político en que se produce la migración (Arango; 2000).

Del recuento teórico anterior, se observa una notable ausencia del análisis del papel que desempeña el Estado mediante la elaboración y ejecución de políticas en el desarrollo de las corrientes migratorias internacionales. A saber, la teoría de los mercados laborales segmentados afirma que el Estado es relevante solamente en cuanto actúa en nombre de los empleadores para establecer los programas de reclutamiento. La teoría de los sistemas mundiales considera al Estado esencialmente como un agente al servicio de los intereses capitalistas que proyecta el poder militar y político para expandir los mercados, adquirir materias primas y garantizar el libre comercio. La teoría del capital social (de las redes migratorias) menciona el Estado solamente en la medida en que su utilización de criterios de reunificación familiar en la admisión de inmigrantes refuerza la operación de dichas redes. Los otros paradigmas teóricos –el enfoque neoclásico y la nueva economía de la migración laboral-, definitivamente no consideran el tema del Estado (Massey; 2003).

Aunque existe un importante número de académicos que se han dedicado a estudiar distintas políticas migratorias, estudios de caso de algunos Estados en particular, o han compilado historias legislativas de leyes de inmigración en países específicos, ninguno de ellos ha intentado hacer teoría sobre el comportamiento de los gobiernos y su influencia en el desarrollo de los movimientos migratorios; de lo cuál se concluye que la falta de hipótesis acerca de los intereses, papel y comportamiento del Estado es un eslabón que falta en las teorías de migración internacional (Massey; 2003).

Compartiendo la posición de Arango, se entiende que en la actualidad, la importancia de la dimensión política de la migración es significativa, particularmente el papel que desempeñan los Estados en la regulación del fenómeno migratorio. A partir de aquí es como puede explicarse entre otras cosas, la limitada movilidad de las personas en la etapa contemporánea en comparación con otros períodos históricos, así como la existencia de corrientes y tipologías migratorias, asociadas en su mayoría a las políticas de admisión, o de selectividad (Arango; 2000).

De esto se desprende que cualquier teoría que se elabore exclusivamente con elementos económicos, va a experimentar dificultades en un contexto de migración internacional en que las consideraciones políticas y los Estados intervienen de manera destacada. Por lo general, estas dimensiones quedan al margen de las teorías de la migración y resulta urgente volver a incorporarlos, en especial como ingredientes esenciales de los modelos, por su enorme influencia en la restricción, en los procesos de admisión, los factores determinantes y el carácter selectivo (Arango; 2000).

Lo que Arango no advierte y aquí se pretende dejar sentado, es que la importancia de la dimensión política de la migración no se limita al período actual, sino que también ha jugado un papel esencial en otros momentos de la historia. Tal papel no ha estado siempre asociado a la limitación de los flujos migratorios, sino que en ocasiones, el fomento de la migración ha sido la opción política. Basta sólo con remontarnos a la experiencia argentina de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, para corroborar la influencia indiscutible que tuvieron las políticas emprendidas por el Estado argentino dirigidas a atraer inmigrantes europeos en el desarrollo de los flujos masivos en esa dirección.

Debe quedar claro entonces que este trabajo adhiere a la visión de que los Estados, con sus políticas migratorias, representan un elemento central en la determinación y características de las corrientes migratorias internacionales, reconociendo por ende, lo equivocado de la marginación de los aspectos políticos en el estudio de tales procesos.

Todas las teorías mencionadas desempeñan algún papel en la explicación de los procesos migratorios contemporáneos y las diferentes tendencias migratorias existentes en la actualidad, expuestas en gran parte en el capítulo segundo de esta tesis, confirman lo planteado en cada uno de los enfoques. No obstante, cada perspectiva puede tener mayor relevancia para explicar flujos migratorios particulares, y las diferentes explicaciones tienen un peso específico diferente en función de las distintas regiones del mundo, dependiendo de circunstancias históricas, políticas y geográficas locales, etc.

El estudio de la migración limítrofe hacia la Argentina se ha valido de muchos de los insumos teóricos considerados precedentemente. Desde la utilización del antiguo modelo pull-push de Ravenstein, la influencia de las redes migratorias desde la perspectiva planteada por Massey, la presencia de las estrategias familiares en la determinación del desplazamiento sugerida por Oded Stark, las disparidades salariales (pero desde un punto de vista diferente al neoclásico) y sobre todo, la propuesta del enfoque de sistemas de Mabogunje que, si bien incompleta, es la que más se acerca a la dinámica migratoria limítrofe en Argentina, por contener muchos de los elementos presentes en estos flujos, los cuales ya han sido enumerados.

Por el contrario, la propuesta neoclásica, la teoría del mercado de mano de obra dual de Piore (1979), o la teoría del sistema mundial, los cuales explican una parte sustancial de los patrones migratorios contemporáneos, quedan fuera del marco interpretativo de las corrientes migratorias limítrofes, pues constituyen enfoques que han sido confeccionados para ofrecer respuestas a los desplazamientos de mano de obra desde los países en desarrollo a los países desarrollados, caso que no es el aquí analizado.

Asimismo, teniendo en cuenta una de las principales limitaciones de las teorías contemporáneas de la migración internacional, como es la no consideración del Estado como un actor central capaz de dar forma a la migración, esta tesis pretende realizar un aporte, desde la disciplina de las Relaciones Internacionales, al análisis de la dimensión política de la migración, concretamente, de las políticas que diseñan los Estados para regular el fenómeno migratorio (ingreso y permanencia de los extranjeros), aplicado al caso argentino, específicamente, al flujo inmigratorio de origen limítrofe y a la política migratoria implementada por la administración del Dr. Néstor C. Kirchner (2003-2007) hacia este grupo extranjero.

Las contribuciones en este campo apuntan a:

- Abordar las principales tendencias de los procesos migratorios internacionales contemporáneos, así como la orientación general que han tomado las políticas migratorias de los países receptores más importantes del mundo.

- Dentro del estudio de la problemática migratoria argentina, se busca por un lado, ofrecer una caracterización de la tradicional corriente migratoria proveniente de países limítrofes y un análisis particular de su evolución durante el período que abarca el último cuarto del siglo XX hasta 2001; y por otro, esbozar los lineamientos generales que guiaron la política migratoria del Estado argentino a lo largo de ese período.

- Analizar la política migratoria implementada durante el gobierno del Néstor Kirchner hacia los inmigrantes limítrofes, reconociendo los elementos de cambio mas destacados tanto en relación a lo actuado en este terreno por las administraciones anteriores como a las predominantes en el plano internacional.

Desde esta perspectiva, el estudio parte de las siguientes hipótesis:

 La década de 1970 marca el inicio de una nueva fase histórica tanto en lo que refiere a la evolución de los procesos migratorios internacionales como a la orientación de las políticas migratorias de los principales Estados receptores del mundo.

En Argentina:

 La migración de personas procedentes de países limítrofes representa una constante en la historia del país, y las personas de este origen asentadas aquí, se han convertido, en conjunto, en el contingente de extranjeros más importante en las últimas décadas del siglo XX.

En segundo término, se admite que:

 La política migratoria del gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) hacia los extranjeros limítrofes, representa un punto de inflexión en lo que respecta a lo actuado en este campo en el pasado reciente, así como una ruptura con la orientación que han tomado las políticas migratorias a nivel global.

Complementa a esta hipótesis la siguiente:

 El comportamiento de la gestión kirchnerista en este terreno se ha visto influido por otras dos apuestas prioritarias de esta administración: la política de promoción y defensa de los derechos humanos y la orientación sudamericanista de su política exterior.

Para corroborar dichas afirmaciones la investigación se ha vertebrado en tres capítulos además del presente, dedicado exclusivamente a las consideraciones teóricas y metodológicas.

El capítulo segundo pretende ofrecer un panorama general concerniente a los cambios experimentados en la dinámica migratoria global durante las últimas tres décadas del siglo XX. El mismo intenta poner de manifiesto, principalmente, el incremento de la complejidad y heterogeneidad de las corrientes migratorias mundiales, destacando las facetas más novedosas que ha asumido dicho fenómeno en estos años.

Con el objetivo de constatar que, debido a estas transformaciones, se ha ingresado en una nueva fase histórica de los movimientos migratorios mundiales, se recurre a la comparación de diferentes aspectos de la movilidad contemporánea con los desplazamientos masivos de ultramar de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, uno de los períodos más importantes en la historia de la movilidad humana. Desde este punto de vista, se destacarán las particularidades del caso contemporáneo en cuanto a volumen, causas, características, composición, tipologías y patrones migratorios predominantes.

Dentro de esta caracterización, se dedica un primer apartado y el más extenso para presentar la diversa naturaleza de las causas que originan los movimientos migratorios, contemplando variables tradicionales, con otras vinculadas al contexto específico en que se enmarca el estudio. Y a continuación, se aborda el resto de los aspectos más destacables de tales procesos.

La segunda parte del análisis se concentra en la influencia de las políticas migratorias de los Estados receptores en el desarrollo de los movimientos, intentando demostrar que, desde esta perspectiva, también se inicia una nueva etapa caracterizada por el predominio de la imposición de obstáculos al ingreso de extranjeros en la mayoría de los Estados del mundo, los cuales se complementan con políticas de carácter selectivo. Para ello, se hace referencia a las políticas que limitan la movilidad de las personas en los principales países y regiones receptoras del mundo (Estados Unidos y la Unión Europea); a los argumentos esbozados para su justificación; a los resultados y efectos no deseados que acarrean las mismas, y también a la selectividad que las identifica.

Así, el objetivo del capítulo es lograr el reconocimiento de las principales tendencias de la dinámica migratoria internacional contemporánea, contemplando la posterior relación entre éstas y la problemática migratoria argentina en el mismo período. Esto permitirá revelar en qué aspectos nuestro país comparte los patrones mundiales, y en qué otros exhibe singularidades migratorias; aspirándose a una reflexión similar en materia de políticas migratorias.

El tercer capítulo está dedicado al estudio de una de las dimensiones más importantes de los movimientos migratorios en Argentina: el constituido por la migración procedente de países limítrofes (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay). El análisis se estructura de manera similar al capitulo precedente, en lo que refiere a los dos ejes de análisis en que se apoya aquel –dinámica migratoria y política migratoria-.

En una primera instancia, se presenta la inmigración procedente de países limítrofes como un elemento tradicional y estable en la historia del país, identificando, en líneas generales, los rasgos particulares que caracterizaron a este flujo a lo largo del tiempo.

En segundo lugar, se analiza detalladamente su evolución en el período contemporáneo, período en que dicha corriente se transforma en la de mayor relevancia en el país. Se otorga un papel central al desarrollo político y económico de Argentina y a sus efectos en la dinámica migratoria en general y, en el arribo de población limítrofe, en particular; así como a los factores que tradicionalmente han convertido al país en un destino atractivo para los inmigrantes de esta procedencia. Por su parte, se toman en cuenta las situaciones más relevantes que hayan actuado como factores de expulsión en los países de origen.

En cuanto a la caracterización de esta corriente, se contemplan elementos tales como el volumen de los desplazamientos, el perfil sociodemográfico de los sujetos migrantes, su inserción laboral, el patrón de localización en territorio argentino, entre otros.

En tercer término, se examina la política migratoria aplicada por las administraciones que gobernaron el país durante 1976-2001, haciendo hincapié en su orientación general, y en aquellas medidas que, aunque hayan estado o no dirigidas a regular el flujo de inmigrantes limítrofes, lo hayan afectado –positiva o negativamente- de todas maneras. Aquí, es importante advertir que el objetivo de su desarrollo adquiere sentido de cara al posterior trabajo de identificación de los elementos de cambio que aporta en este terreno la administración que asume en 2003.

El capítulo cuarto se centra en el análisis de la política migratoria del gobierno del Dr. Néstor C. Kirchner hacia los extranjeros limítrofes. Se estudian en detalle las dos medidas más significativas que se concretaron en el lapso 2003-2007: la sanción de la nueva ley de migraciones y el Programa de Regularización Documentaria para ciudadanos del Mercosur Ampliado, resaltando los elementos de cambio más importantes dirigidos a mejorar la situación de este grupo.

En este caso, se pone el acento en la nueva orientación que guía estas medidas y no en los resultados que han traído aparejadas, por considerarse muy temprano para una evaluación de este tipo, y por la limitación que implica la escasez de datos estadísticos.

De esta manera, se presenta la vinculación existente entre el contenido de esas medidas y el de otras apuestas centrales de la gestión kirchnerista como son: a)- la política de promoción y defensa de los derechos humanos y b)- el carácter sudamericanista de la política exterior. Ambas son explicadas en sus lineamientos generales.

Se realiza asimismo un análisis del tratamiento de la problemática migratoria en el espacio subregional del cuál Argentina y los países limítrofes son parte o asociados (MERCOSUR), de manera de entender el lugar que ocupa esta temática en dicho proceso de integración y qué compromisos ha asumido Argentina en este terreno.

En último lugar, se arriba a las conclusiones generales que se han extraído como resultado del estudio del fenómeno indicado.

En el desarrollo del mismo se han utilizado fuentes directas, constituidas, principalmente, por informes realizados por organismos especializados nacionales e internacionales, entre ellos, los emitidos por la Organización Internacional para las Migraciones, la Comisión Mundial sobre las Migraciones Internacionales y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la República Argentina. La mayoría de los datos estadísticos aportados en este trabajo provienen de los organismos citados.

Se ha recurrido en gran medida al análisis de trabajos académicos, pertenecientes a diferentes campos disciplinarios que han enriquecido el trabajo en conjunto, constituyendo el sustento principal para la elaboración del marco teórico en el cuál se ubica el tema de tesis y proporcionando al mismo tiempo elementos conceptuales.

En lo que concierne particularmente al estudio de la política migratoria, y especialmente, a la diseñada durante la administración de Néstor Kirchner, las fuentes consultadas fueron documentos normativos (ley de migración, decretos emitidos por el Poder Ejecutivo, disposiciones de la Dirección Nacional de Migraciones, entre los más importantes) y discursos oficiales, a cargo de diferentes funcionarios del gobierno nacional (Presidente de la Nación, Ministro de Relaciones Exteriores, Director Nacional de Migraciones, principalmente).


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