DIVERSIDAD CULTURAL Y MIGRACIÓN
Coordinadores: Ricardo Contreras Soto y Carmen Cebada Contreras
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Sandra Estrada Maldonado**, Graciela Zaldúa*, María Belén Sopransi*
sandungaestrada@gmail.com
* Universidad de Guanajuato, MEXICO.
**Universidad de Buenos Aires, ARGENTINA.
Resumen
El presente trabajo forma parte de la investigación acción participativa (IAP) con el Movimiento Territorial de Liberación (MTL) y con la Asamblea 20 de Diciembre “La Alameda” en la Ciudad de Buenos Aires, y se enmarca dentro del proyecto UBACyT “Praxis Psicosocial Comunitaria en Salud”.
Se combinan técnicas cualitativas (entrevistas, observación participante, talleres) y cuantitativas (encuestas colectivas, relevamiento documental) de recolección y análisis de datos, y triangulación de fuentes e instrumentos. Nuestro hacer se referencia en estas líneas de trabajo que posibilita la IAP (Fals Borda, 1985; Montero, 2003) y nos permite reflexionar autocríticamente sobre cuestiones concretas relacionadas ahí donde se juegan nuestros deseos de cambio social y nuestra participación como actoras-autoras sociales.
La configuración de territorios de exclusión delinea un contexto signado por la vulnerabilidad. Allí se inscriben los procesos migratorios, la participación en organizaciones colectivas como modalidad de inclusión social hacia la liberación. En este sentido la organización colectiva amortiguadora de los efectos de desarraigo, se presenta como una alternativa viable de apuntalamientos simbólicos y materiales.
Introducción
La perspectiva en la que nos referenciamos es la Psicología Social Comunitaria Crítica, que propicia valores de autodeterminación, justicia distributiva y empoderamiento frente a la subordinación y opresión de clase, género, cultura y etnia, promoviendo el compromiso comunitario, la satisfacción de necesidades radicales y la ciudadanía plena. Nos basamos en una ética relacional, no reificante de la otredad, que comprende a la investigación y la intervención comunitaria como parte de un mismo proceso de co-construcción de conocimientos dirigidos a la transformación social de las condiciones de vida de los sectores sociales excluidos.
Las lógicas cuantitativas y fundamentalmente cualitativas se inscriben en prácticas de investigación como encuestas, inventarios, observación participante, grupos focales y talleres de capacitación a partir de un método de análisis hermenéutico dialéctico. Desde la perspectiva del análisis crítico del discurso, la dialogicidad refiere a la figura de Otredad del lenguaje, la cual preexiste al sujeto y lo configura. La comprensión del discurso incluye el carácter de responsividad y responsabilidad. El enunciado es la unidad de la comunicación discursiva, sólo es comprendido al interior de esa cadena. Los enunciados son indisolubles de la acción humana, y convocan una pluralidad de voces (polifonía) (Bajtin, 1989). Desde el punto de vista ideológico, semántico y estructural, el significado existe más allá de las estructuras gramaticales. El análisis de la estructura formal del discurso incluye la forma sintáctica y la estructura argumentativa (Van Dijk, 2003). Se complementa esta perspectiva con el criterio de representaciones sociales (Moscovici, 1981), en tanto sistema de valores, ideas y prácticas, que permiten a los sujetos orientarse en el mundo material y social, y a su vez comunicarse entre los miembros de los grupos con códigos de intercambio social.
El criterio de construcción conceptual heurística no lo entendemos por fuera de las prácticas sociales. Elias (2002) afirma que para comprender las funciones de los grupos humanos, es necesario conocer desde dentro como experimentan los seres humanos los grupos de los que forman parte y los que les son ajenos, y esto no puede conocerse sin participación activa y compromiso. La complejidad de los procesos donde nos incluimos desde la IAP, pone en cuestión la supuesta neutralidad, la objetividad, el momento empírico basado en la recolección de datos. El desarrollo de categorías y la lógica interpretativa permite la producción teórica y permite avanzar en la integración y apertura a lo divergente, diverso, complejo hacia nuevas zonas de sentido.
Los propósitos centrales son: 1- describir dos intervenciones con colectivos migrantes en las organizaciones comunitarias; 2- promover el fortalecimiento de prácticas participativas y transferencia técnica entre Movimientos Sociales y Universidad Pública.
Situaciones de vulnerabilización
Como categoría, la vulnerabilidad es inherente a diversos enfoques disciplinares y a su vez tiene continuidades y discontinuidades en su uso, planteándonos la necesidad de analizar las condiciones epistémicas y su articulación con la indagación empírica en el campo de la salud colectiva.
Caracterizar desde contextos sociohistóricos y culturales las dimensiones epistemológicas y metodológicas, así como sus alcances y límites nos impone una tarea que sólo señalaremos a grandes trazos. Su raíz latina la asocia a la calidad de vulnerable –vulnerabilis–, es decir que pude ser herido, o recibir lesión física o moral. La acción de vulnerar –vulnenare– se define como dañar, perjudicar.
Desde la perspectiva de Castel (1991) el constructo de vulnerabilidad aparece asociado al trabajo. Este resulta un soporte privilegiado de la inscripción en la estructura social y verifica las relaciones entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo y la participación en las redes de sociabilidad y los sistemas de protección. Conforma zonas de máxima tensión entre la integración y la exclusión o desafiliación. La primera dimensión se constituye con la asociación de trabajo estable y la inserción relacional sólida, por el contrario la falta de actividad productiva y el aislamiento relacional plantea la negatividad. La vulnerabilidad social se constituye como una zona intermedia, inestable que conjuga la precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de proximidad. Para el autor la vulnerabilidad además de ocupar una posición estratégica, históricamente fue marca de incertidumbre y desdicha de los sectores populares. La desafiliación como tendencia, trayectoria o zona, en primer lugar es una ruptura de redes de integración primaria, es decir, corte en las regulaciones a partir de la inserción en la familia, el linaje, la pertenencia comunitaria. A su vez, los riesgos de desafiliación están dados por las fallas de las relaciones de proximidad con inscripción territorial –familiar y social– dificultando la reproducción de la existencia y la protección. Advierte que algunas comunidades pueden paliar esas fallas movilizando potenciales de sociabilidad y cuidado, aunque hoy domina la afectación de la condición salarial, el desempleo masivo, la precarización de las situaciones de trabajo, la desprotección y la multiplicación de sujetos en posición de supernumerarios, inempleables, desempleados o empleados intermitentes. Abre la interrogación sobre los garantes de la pertenencia de todos a una misma sociedad.
Además de las dimensiones en la vida social y sus relaciones, los problemas de accesibilidad, calidad y oportunidad con respecto a los servicios sociales públicos conjugan una problemática de inequidad manifiesta y de vulnerabilidad en los derechos de ciudadanía, que es retomada desde el campo de la intervención comunitaria de la abogacía social por los derechos de grupos o individuos frágiles jurídica o políticamente en la promoción, protección o garantía de sus derechos de ciudadanía.
La configuración de territorios de exclusión, fruto del modelo de acumulación capitalista hegemónico, delinea un contexto signado por la vulnerabilidad social, es allí donde se inscriben los procesos migratorios que intentamos abordar. En el caso particular de los migrantes, este proceso de vulnerabilización comienza en el lugar de origen –en el que generalmente se tienen condiciones de vida precarizadas– y, en muchos casos, se agudiza en el lugar de destino a través de situaciones de ilegalidad, desconocimiento de los derechos, fragilidad o ausencia de redes de apoyo social, formas extremadamente precarias de trabajo, condiciones de vida insalubre (mala alimentación, hacinamiento y encierro, etc.), entre otras.
La vulnerabilidad como categoría construida y constructora desafía a pensar la praxis en sentido dinámico, sin pasivizar a los sectores-actores afectados y resignificando la cotidianidad en que se conjugan factores generales, particulares y singulares. La vulnerabilidad social plantea situaciones en que las subjetividades se exponen a nuevas resignificaciones y al despliegue posible de nuevas praxis transformadoras. Desde la perspectiva de la Psicología Social Comunitaria Crítica, las situaciones de vulnerabilidad aparecen en tensión al despliegue de la autonomía y la posibilidad de control sobre los recursos materiales, simbólicos e intelectuales, gestando acciones de cambio singulares y colectivas.