BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

DIVERSIDAD CULTURAL Y MIGRACIÓN

Coordinadores: Ricardo Contreras Soto y Carmen Cebada Contreras




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Conclusiones

Terminamos nuestra aportación con los aspectos culturales que comparten ambos grupos de niños, niñas y adolescentes, los migrantes y los que se quedan en casa, pero tienen un familiar cercano en el norte.

Niños y niñas se encuentran inmersos en dos ámbitos que les provocan tensión y que con ello inhiben su potencial de desarrollo humano:

 El primero es la contradicción que cotidianamente viven del abandono físico de sus progenitores y hermanos que les despierta sentimientos de preocupación y tristeza y que no les permite vivir en congruencia con su valor más importante, que es la familia como fuente principal de satisfacciones personales, con el sentimiento de seguridad relativa y con ello la tranquilidad emocional, que les brinda saber que tienen qué comer, con qué vestirse y manera de atender la escuela regularmente.

 El segundo es la contradicción que viven con respecto a sus expectativas de completar una educación formal hasta el nivel de profesionistas y la realidad cotidiana de que sólo podrán asistir a la escuela mientras sus padres tengan empleo que les permita solventar los gastos de su manutención y de los útiles, transporte, necesarios para cursar estudios superiores.

Otro aspecto importante que queremos resaltar es la permanencia de valores tradicionales en las generaciones jóvenes, estos niños y niñas asumen el trabajo y el consumo básico como actitudes fundamentales frente a la vida y la familia como el entorno inmediato que les brinda las mayores satisfacciones personales. Sin embargo, se siguen pensando a sí mismos como dependientes de un patrón que les dé trabajo. Esto también implica una actitud de victimización, pues cuando el patrón no paga suficiente, “pobrecito de mí, no puedo vivir mejor”. Aunque los matices son diferentes, pues los niños migrantes han tenido la experiencia de poder acceder a mayores niveles de consumo e inclusive algunas adolescentes mencionaron el shopping como un pasatiempo importante para ellas.

En estas regiones la migración no es la alternativa para la victimización, pues frente a la falta de empleo o a salarios muy bajos se emprende la búsqueda de empleos mejor remunerados. Sin embargo, los sacrificios personales que implican la lejanía de la familia y la situación de ilegalidad en la que se tiene que realizar el trabajo en Estados Unidos nos da situaciones nuevas que también alimentan la victimización, tanto de quienes se van y se “sacrifican” como de los que se quedan y sufren el “abandono”.

Llama la atención el discurso introyectado de niños y niñas con familiares migrantes, que no tienen la experiencia personal de haber estado en el norte, pues su imaginario sobre la migración y la vida en Estados Unidos son mucho más negativas, que el de los niños y niñas que sí han migrado.

Las innovaciones culturales son el tamaño más pequeño de las familias, la importancia de tener espacios propios, aún en cercanía con el resto de la familia extendida, bajo el lema “juntos pero no revueltos”.

La movilidad para el trabajo, y la transnacionalidad son elementos nuevos en la identidad y los valores de las generaciones jóvenes.

Otro valor que se introduce en la cultura rural es el concepto de vacaciones, tradicionalmente la población campesina nunca tiene periodos de descanso, pues aún en invierno se asumía la producción artesanal y las fiestas aunque son distracción de la rutina son mucho trabajo y un espacio de interiorización y devoción. No sólo es el descanso un valor nuevo, también el paseo asociado al él. Niños y niñas lo expresan en su deseo de ir a Estados Unidos de vacaciones. Respuestas que también nos dan cuenta de la curiosidad innata de los seres humanos jóvenes que quieren ampliar horizontes.

Se vislumbran valores nuevos que generan condiciones de mayor equidad al interior de las familias: menos hijos, porque se trasciende la idea de virilidad sustentada en la capacidad de engendrar y así como la definición tradicional del ser mujer en el ser madre; la importancia de lograr la felicidad en la convivencia cercana de la familia, en la que ya hay la necesidad de los espacios propios aunque cercanos con la familia extensa. La hacinación no se acepta ya como un hecho dado.

Por último cabe señalar que el trabajo con los niños arrojó resultados poco halagadores con respecto al proceso de escolarización de la población infantil campesina:

La escuela está al acceso de todos y todas, sin embargo, las encuestas nos revelan una enorme deficiencia en su cometido. Son el único vehículo para la introducción de la lecto-escritura y el pensamiento matemático, sin embargo, no logran resultados satisfactorios que den a las nuevas generaciones las herramientas suficientes para usarlas eficazmente en la introducción al mundo global al que pertenecen. Los aprendizajes escolares se constituyen en un pequeño escalón para introducirse con menos dificultad al proceso migratorio, pero todavía en situación de mucha desventaja frente a otros migrantes y esto se refleja en los montos que tienen sus remesas.

Otro gran problema de la escolarización es que las familias campesinas pierden la mano de obra necesaria para trabajar con éxito su bosque, parcela y traspatio. Más grave aún es que las nuevas generaciones pierden la oportunidad para adquirir los conocimientos tradicionales y las habilidades para la supervivencia con los medios de producción a su alcance. Aunque suene fuerte decirlo, es otra condición de despojo (de saberes y tradiciones) la que se da involuntariamente.

El rezago educativo y los pobres resultados que se observan en los egresados del sistema escolar tanto en Primaria como en Secundaria no ayudan a trascender una visión negativa de sí mismos que los pone en una situación de mucha desventaja en el mundo productivo de la actualidad, en su condición de migrantes ilegales y que les priva de un acceso real a oportunidades de desarrollo que logren escapar al círculo vicioso de la pobreza

Frente a esta realidad los retos y las oportunidades que se nos presentan para fortalecer a las nuevas generaciones serían:

Repensar los métodos y contenidos de educación formal para lograr que con la escolarización de las generaciones jóvenes accedan a paradigmas nuevos que les permitan:

• Valorar lo propio, no sólo en costumbres y tradiciones, también en cuanto a los saberes milenarios de la cultura rural de Mesoamérica.

• Encontrar formas que permitan a niños, niñas y adolescentes participar activamente en la recreación y resignificación de sus entornos sociales, así como en la rehabilitación de sus entornos naturales.

• Involucrar a las generaciones jóvenes de las áreas rurales en esquemas de producción orgánica y sustentable como parte de la currícula escolar.

• Introducir el tema de la migración desde una perspectiva psico-social y de diversidad cultural en las escuelas

• Introducir masivamente metodologías participativas que garanticen la salud física y mental de las nuevas generaciones.

La política educativa sólo será exitosa si la política económica logra frenar el éxodo campesino e indígena, (Cederstóm, 1990) aprovechando los nuevos mercados orgánicos, los nichos de oportunidad y ventajas competitivas en el entorno global, la defensa del comercio justo y política agrícola decidida a defender nuestro maíz, nuestra seguridad alimentaria y formas de aprovechar el potencial de nuestra población para incrementar los recursos naturales, sanear la dinámica del agua en nuestras cuencas y conservar la biodiversidad que nos caracteriza como país.

Bibliografía

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