BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

LOS MEDIOS Y LA AUDIENCIA EN LA SOCIEDAD GLOBALIZADA

Amaro La Rosa Pinedo




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Lo macro y lo micro como niveles de análisis

A decir de algunos especialistas, uno de los mayores defectos de los estudios sociológicos ha sido centrar su atención ya sea en los aspectos macrosociales o en los microsociales, desconectándolos unos de otros, sin tomar en consideración que forman parte de la misma realidad, y que tanto más son interdependientes a pesar de involucrar niveles de análisis diferentes. Simplemente haga un breve ejercicio mental ubicándose en su medio para percibir si existen variables contextuales que pueden observarse como pertenecientes a la sociedad en la cual se incluye en sentido amplio, y otras que son propias más bien del contexto íntimo que le rodea y con el cual se mantiene por cierto en relación cotidiana muy estrecha.

Un punto de vista que al menos resulta una aproximación a la vinculación entre lo macro y lo micro es el de Tonnies, quien entiende que la unidad social de menor complejidad es la relación social, que a su vez da lugar a los grupos, comunidades y a la sociedad misma. Ha devenido en clásica su diferenciación entre comunidad (gemeinschaft) y sociedad (gesellschaft), que visualizamos en el cuadro siguiente:

Lull (1994) considera que existe una marcada falta de integración entre la investigación de los contextos microsociales, que involucran los entornos específicos donde interactuamos con los demás, y el análisis de los contextos macrosociales que implican las amplias esferas de lo económico, cultural y lo político—ideológico. En esta perspectiva, señala que se suelen plantear ambos enfoques como si fueran mutuamente excluyentes, cuando son indudablemente distintas maneras de abordar el estudio de una misma realidad. Destaca al respecto el aporte de Anthony Giddens, quien intenta subsanar este error, al reconocer la interdependencia entre lo macrosocial y lo microsocial, que al fin y al cabo no tienen mayores diferencias esenciales entre sí, dado que son más que nada enfoques a diferentes dimensiones de un mismo objeto de estudio.

Nos referiremos brevemente al concepto de proceso de estructuración, formulado por Anthony Giddens a modo de constante en las relaciones sociales. Concibe que la estructura y la acción constituyen una dualidad; en tal medida, la estructura existe en función de las actividades o acciones que desarrollan los actores sociales, siendo de suma importancia la capacidad de acción de los actores (“lo que hacen”) más que sus modalidades de expresión (“lo que dicen”).

Los actores tienen la capacidad de racionalizar, desarrollando en consonancia con esto rutinas que les permiten conducirse de manera eficiente en la vida social, controlando tanto sus pensamientos y acciones como el entorno que les rodea. En esta perspectiva, los actores sociales expresan las condiciones del contexto en el cual se desenvuelven, y no solamente reproducen las normas, los valores, las prácticas sociales, sino que las transforman en caso necesario.

Los humanos somos seres cognicientes (dotados de la capacidad de conocer), que aprendemos constantemente basándonos en las experiencias que afrontamos, y somos igualmente autodeterminantes en tanto tenemos la posibilidad de tomar decisiones de manera autónoma, actuando en este sentido dotados de intencionalidad; esto es, la capacidad de reconocer hacia dónde apuntan los objetivos de nuestras acciones cotidianas. Son en cualquier caso nuestras motivaciones las que nos impulsan a desarrollar las acciones.

Para Martindale (1979) en el funcionalismo se han evidenciado dos tendencias: Los macrofuncionalistas quienes sostienen la existencia de unidades a gran escala y los microfuncionalistas quienes conciben la existencia de sistemas a escala pequeña, orientando su enfoque de la realidad y naturalmente sus investigaciones a partir de estos criterios. No obstante los desarrollos posteriores han condicionado que los primeros reconozcan la necesidad de analizar sistemas de menor nivel y los segundos investiguen sistemas más amplios.

Partiendo de la necesidad de un paradigma integrado, Ritzer (1994) es conciente que en términos prácticos la realidad social indudablemente no está dividida en niveles estrictamente delimitados y perceptibles; y que si se le considera así es para facilitar su análisis y comprensión. Formula un modelo bidimensional en el cual debemos tomar en cuenta:

a. Continuum objetivo - subjetivo: Los fenómenos sociales pueden ser ubicados a lo largo de una escala que va desde aquellos que tienen existencia objetiva, real (actores, acciones, interacción, estructuras burocráticas, lenguaje, etc), hasta los que tienen una existencia inmaterial al involucrar ideas (la construcción social de la realidad, normas, valores, etc). No obstante, Ritzer entiende que la inmensa mayoría de fenómenos sociales son mixtos, vale decir que son tanto materiales como tienen componentes subjetivos. A guisa de ejemplo, en lo político existen estructuras burocráticas tales como los partidos políticos así como normas, valores y creencias que son eminentemente subjetivos. Entretanto en la religión tenemos un conjunto de objetos ligados con el culto (íconos, muebles, vestimentas, etc.) así como determinadas creencias, las cuales son sin lugar a dudas de naturaleza subjetiva.

b. Continuum macroscópico - microscópico: Como podemos observar en la realidad, los fenómenos sociales pueden ser de diversa magnitud; desde aquellos macro, de mayores dimensiones (el sistema social mundial, la sociedad, la cultura, etc.) hasta los microsociales, de menor nivel (los individuos y su accionar). No obstante la inexistencia de un límite que separe lo macro de lo micro, y que entre los dos extremos se produzcan fenómenos intermedios tales como los grupos y otros conglomerados sociales, percibimos la evidencia del continuum, en el que no pueden visualizarse escalas de medición rígidas sino más bien variables flexibles, de naturaleza cualitativa.

De la intersección de estos dos continua se derivan cuatro niveles de análisis de la sociedad, que aparecen en el cuadrante (Gráfico 2)

Miquel de Moragas formula un criterio similar cuando plantea que en todo proceso comunicativo intervienen diversos elementos que configuran una estructura, en la cual solamente es factible entender a sus componentes en función de los otros y del contexto en el cual están involucrados. Los fenómenos comunicacionales no pueden aislarse de un contexto bidimensional que involucra los aspectos macrosociales y microsociales; y tanto más no pueden concebirse procesos de comunicación si no es en conexión con otros de naturaleza eminentemente social. Para comprobar esta última aserción bastaría simplemente reconocer que todo intercambio comunicativo supone elementos simbólicos y convenciones que nos hablan per se de un medio social que los contextualice y en ultima instancia los explique.

Encontramos un punto de vista concordante en Daniel Prieto y otros autores latinoamericanos quienes coinciden en señalar que los seres humanos (actores o agentes según la terminología usada por cada especialista) hacen efectivas una serie de relaciones sociales en su medio ambiente. En ese marco por un lado ponen en evidencia las características del entorno macrosocial en el cual actúan, y por otro lado reproducen las condiciones que posee este contexto en cuanto a sus orientaciones valorativo-comportamentales. De esta manera, la forma de comportarse de un individuo determinado en cierta circunstancia obedece a los requerimientos que le formula la sociedad, a la percepción de los mismos y a la manera específica en que se aprecia la situación.

Kurt Danziger en su libro Comunicación interpersonal, que no deberían dejar de leer los comunicadores, afirma de acuerdo con los conceptos de Goffman que en la vida diaria todos los seres humanos representamos o actuamos, siendo ello demostración del ajuste social que hace posible la puesta en escena de nuestras actividades cotidianas, de manera funcional a las expectativas del entorno. Entendemos que aquí pueden percibirse con nitidez procesos de retroalimentación, pues aprendemos la actuación en el marco de la vida cotidiana, y la vamos perfeccionando en tanto se nos proporcionan las oportunidades para evaluarla.

Por nuestra parte, coincidimos con Cot y Mounier (1974) afirmando que la sociedad implica un conjunto de elementos interdependientes, siendo imposible analizar a profundidad un aspecto de la vida social sin considerar a los demás. Sin embargo, estimamos que entre lo macrosocial y lo microsocial existen constantes tales como:

- El sistema económico que si bien tiene sus manifestaciones a nivel macro se expresa igualmente a nivel micro. Así por ejemplo en la actualidad en nuestro contexto se habla de los procesos económicos en todos los sectores; y no sólo eso, sino que se visualiza que fenómenos macroeconómicos tales como la inflación se expresan también a nivel micro. En toda sociedad y tal como lo puede explicar con mayor precisión que nosotros cualquier economista, el sistema económico configura un todo, y es en esta medida que no pueden introducirse modificaciones voluntaristas en alguno de sus componentes sin ocasionar un impacto de mayor o menor dimensión en los otros.

- La realidad histórico-social: A nivel macro la sociedad manifiesta un decurso histórico, que no solamente influye a nivel micro sino que encuentra su equivalente funcional en lo que algunos autores han denominado la biografía familiar. La sociedad y las condiciones históricas en la cuales nos desenvolvemos dejan necesariamente su huella en cada uno de los individuos que la integran, en la manera cómo se interrelacionan y hasta en lo que se conoce como memoria colectiva. Pensemos por ejemplo en la connotación específica que se le da en Occidente a los años 60 o de qué manera se expresó en el ámbito familiar la llamada “decada de las esperanzas perdidas” en América Latina, donde la crisis económica llegó a niveles tan profundos que obligo a México a suspender el pago de la deuda externa o logró “record mundial” en el Perú.

- Lenguaje estándar: En toda sociedad existe un universo discursivo propio; esto es, se emplean un conjunto de expresiones que tienen vigencia en determinada época, y que en términos generales son comprensibles para los integrantes de la sociedad, en tanto se hacen efectivas en el contexto microsocial (Aunque no podamos negar la existencia de expresiones que cuentan con una connotación restringida a cierto entorno microsocial). Se manifiesta un repertorio de palabras y giros idiomáticos que en líneas generales son utilizados y comprendidos de manera satisfactoria en el habla cotidiana.

- La propia comunicación masiva, que si bien puede ser caracterizada como una expresión de lo macrosocial, en la práctica difunde innumerables mensajes y relatos que son recepcionados, reprocesados y resignificados a nivel microsocial. Esto explica el por qué discursos cuidadosamente elaborados eventualmente no ejerzan el impacto que desearían sus mentores.

Existen no obstante rupturas (que no implican necesariamente falta de vinculación) y son observables de manera particular en el plano microsocial:

- La vida cotidiana que involucra al entorno inmediato en el cual nos desenvolvemos.

- Las normas y valores micro que no encuentren su equivalente funcional a nivel macrosocial, en tanto sean expresión de sub culturas específicas.

- La comunicación interpersonal que si bien depende de aspectos globales de la sociedad, se expresa en el plano microsocial.


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