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LA BÚSQUEDA DE LA BUENA PREGUNTA Y EL LIBRO “¿TU QUÉ SABES?”. ELEMENTOS A CONSIDERAR: LECTURAS DESDE EL MUNDO GLOBALIZADO Y LA CONCRECIÓN DEL “PARADIGMA ECOLÓGICO”

Germán López Noreña



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2.3.2 La Modernidad: Sus Inicios y Generalidades

La Modernidad es concebida por gran parte de los exponentes de la academia historiográfica, como la edad contestaria a la casi siempre promulgada época oscurantista de la Edad Media. Ahora bien, hablar sobre un consenso entre los estudiosos de la Modernidad, alrededor del inicio y fin de esta época, en verdad no es posible. No obstante mencionada la anterior situación, para muchos historiadores la Modernidad se inicia con la toma de Constantinopla por los Turcos en el año 1453 –coincidiendo temporalmente con la invención de la imprenta, y el desarrollo del Humanismo y el Renacimiento.

En mi artículo publicado en www.pensamiento.complejo.org.ar (2010; Pág. 49), en el homenaje a los 80 años de vida de Edgar Morin, sustentado en autores como Jrgen Habermas y Marshall Bermann, sobre esta cuestión escribo lo siguiente:

En Muchas épocas de la historia, es posible determinar con claridad los límites de uno u otra índole en que ellas inician y en las que terminan. Caso diferente lo es para la Modernidad. En ella es sumamente difícil establecerlos, en razón de lo polisemico del termino, pues se corre un gran riesgo al circunscribirlo específicamente a una época, era, periodo, ciclo o lapso. También es supremamente aventurado académicamente, el tratar de llevarla a una concepción unitaria y universal. Veamos, en este sentido la apreciación de dos connotados investigadores de esta cuestión:

Jurgen Habermas (1998), en su articulo Modernidad: Un Proyecto Incompleto, en él escribe: “De la historia nos llega una expresión: “Antiguos y modernos” […] El término “moderno” ha realizado un largo camino, que Hans Robert Jauss investigó. La palabra, bajo su forma latina modernus, fue usada por primera vez a finales del sigo V, para distinguir el presente, ya oficialmente cristiano, del pasado romano pagano. Con diversos contenidos, el término “moderno” expresó una y otra vez la conciencia de una época que se mira a si misma en relación con el pasado, considerándose resultado de una transición de lo viejo hacia lo nuevo. Algunos restringen el concepto de “modernidad” al Renacimiento; esta perspectiva me parece demasiado estrecha. Hubo quien se consideraba moderno en pleno siglo XII o en la Francia del siglo XVII, cuando la querella de Antiguos y modernos. Esto significa que el término aparece en todos aquellos periodos en que se formó la conciencia de una nueva época, modificando su relación con la antigüedad y considerándosela un modelo que podía ser recuperado a través de imitaciones”.

Marshall Berman (1991), concibe la modernidad como un cúmulo de experiencias de la vida, las que involucran el poder y la aventura, el crecimiento y la transformación; pero siempre tomándose en cuenta de que los anteriores aspectos están sujetos a la destrucción, dado su carácter de atomización continua y la marcada tendencia al cambio. Experiencia temporal y espacial del ser en su individualidad y de los demás, de las probabilidades y de la vida, en un marco experiencial sin fronteras, que no se circunscribe específicamente a tipos de etnias, clases, nacionalidades, religiones e ideologías.

(López Noreña Germán, 2010; Pág. 49)

De igual manera a su inicio en la historiografía no hay todavía en los comienzos del siglo XXI un común acuerdo. La historia burguesa la circunscribe hasta la Revolución Francesa de 1789. Los historiadores de línea Marxista la conciben en un primer periodo hasta la anterior revolución y, un segundo periodo hasta la revolución Bolchevique de 1917.

Pues bien, ya realizada una breve reseña de los aportes del Renacimiento para la consolidación de la Modernidad, la historia registra a René Descartes como el protagonista por excelencia de la transición del Renacimiento a la Modernidad.

Tumba De Descartes En La Iglesia de Saint-Germain-Des-Prés, París.

http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Descartes

En Descartes , más que sus aportes a las matemáticas con la creación de la Geometría Analítica, la contribución a la Física, los estudios y sus opiniones sobre la anatomía; es de obligado reconocimiento académico la declaración de la independencia de la razón, la ruptura con el Renacimiento y la creación de un nuevo filosofar en el mundo, valiéndole la denominación del lógico y filósofo Bertrand Rusell, como “El padre de la Filosofía Moderna”.

La filosofía Cartesiana surge en un contexto caracterizado: por la ya ruptura con la filosofía Medieval aunque no se había resuelto el problema de entender la verdad; el pensamiento religioso Medieval se encontraba sumido en crisis gracias al pensamiento secular logrado durante el Renacimiento; y la emergencia de nuevas clases sociales, generándose la necesidad de atemperar los conocimientos a las exigencias de los nuevos tiempos. Desde estos presupuestos Descartes se aventura a debatir y superar los dos grandes prejuicios de la Edad Medieval, la autoridad de Aristóteles y la tan aceptada unión fe-razón. Máscara con que la “filosofía natural” renacentista abordaba el pensamiento científico y, la que muy joven aún Descartes se propone visibilizar:

Como los comediantes llamado a escena se ponen una máscara para que no se vea el pudor en su rostro, así yo a punto de subir a este teatro del mundo en el que hasta ahora he sido espectador, me adelanto enmascarado […] las ciencias están ahora a enmáscaradas; quitadas las máscaras aparecerían hermosísimas.

Fragmento de una de las obras juveniles de Descartes –por cierto perdida y de la que quedan sino unos pocos fragmentos-, comentada por Guillermo Restrepo (1997), en los siguientes términos:

Creemos que esta máscara es la ciencia renacentista que buscaba el saber universal por medio de las artes herméticas de la cábala, la magia y la alquimia y en la cual estaban inmersos los intelectuales de los siglos XVI y XVII. Se trataba de una pseudociencia vitalista de una totalidad animista cuyo corazón era el sol y a la cual se accedía por medio de codificaciones cabalistas absurdas que relacionaban lo sobrenatural con lo natural y por medio de analogías poéticas que permitía relacionar mágicamente todos los acontecimientos. Así era la “Filosofía Natural” de la época. Este naturalismo renacentista era el nuevo paradigma de Bruno y Paracelso que substituyó el paradigma Aristotélico. El paradigma científico moderno de corte cartesiano se estableció pugnando contra el paradigma renacentista hasta lograr una ruptura completa. La ciencia cartesiana que aflora en el Tratado del Mundo de 1633 es una ciencia humanista que brota de la imaginación como una fábula del mundo. Es la imaginación cartesiano una facultad genérica del hombre creador, ya sea poeta, artesano o científico. Naturalmente, cada forma de racionalidad tiene sus propias reglas opresivas o metódicas y su propio estatuto de validez.

Restrepo (1997)


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