BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

METODOLOGÍAS DOCENTES. APLICACIÓN PRÁCTICA A LA PROGRAMACIÓN DOCENTE EN CONTABILIDAD.

Isabel María García Sánchez


 


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I.2.3. Recursos didácticos

El grado de efectividad y eficacia de las técnicas didácticas, además de verse afectado por las habilidades de comunicación oral del profesor, está determinado por el uso de los recursos docentes más adecuados a cada situación.

La selección de los recursos, de acuerdo con Bravo (1995), debe realizarse con el objetivo de logar una mayor concisión, ordenación y claridad en el proceso instructivo, siendo coherentes con el método docente y el sistema de evaluación diseñado. Caben destacar los siguientes:

Pizarra, medios audiovisuales y equipos informáticos

La pizarra, hasta épocas relativamente recientes, ha sido el elemento clásico tanto para las clases teóricas como prácticas.

Actualmente, su uso se ve desplaza por la incorporación de nuevas tecnologías como los medios audiovisuales y los medios informáticos. Los medios audiovisuales suponen el uso de retroproyectores, cañón de proyección, pizarras electrónicas, videos didácticos y sistemas multimedia. Los medios informáticos supondrían la disponibilidad de ordenadores con software de uso profesional para aplicarlos a la resolución de simulaciones prácticas.

Apuntes, material de apoyo y fuentes bibliográficas

La disponibilidad en soporte estable de la información que los alumnos deben disponer para lograr los objetivos de la programación docente eliminaría fallos y errores en el proceso instructivo (Martos, 2009, p. 9).

En relación con la información a facilitar por el docente, parece necesario que los estudiantes dispongan tanto de esquemas y/o apuntes básicos preparados por el profesor, así como de manuales y artículos concretos que permitan complementar los primeros, a la vez que favorecen un mayor aprendizaje autónomo.

Por otra parte, en el proceso de aprendizaje continuado que debe fomentarse en el alumno y de cara a la resolución de problemas que pueden surgirle en su futura incorporación al mundo laboral, exige dotarle de un amplio conocimiento de las distintas fuentes bibliográficas a las que puede recurrir.

En este sentido, resulta conveniente combinar diversos soportes en la revelación de la información que el alumno necesita consultar y comprender. Así, la información básica debe estar disponible mediante fotocopias, ficheros colgados en páginas web o en programas docentes instalados en campus virtuales. Por su parte, la información complementaria, en aras a desarrollar determinadas competencias genéricas en el alumnado, debería ser localizada personalmente por el alumno en Internet y/o la Biblioteca. Este último soporte parece indicado para desarrollar el proceso de familiarización del estudiante con otras fuentes bibliográficas.

Finalmente, parece lógico e interesante concluir este epígrafe vinculando los recursos didácticos a las tecnologías de la información y comunicación (TIC) que pueden utilizarse por parte de los docentes. Siguiendo a Tarancón (2006) y Paños (2004) podemos diferenciar entre tecnologías informativas y transaccionales, y por otra, entre aquellas tecnologías en las que se manifiesta la proactividad del docente y aquéllas en las que predomina la proactividad del alumno.

En las informativas, el flujo de información va en una sola dirección, por ejemplo, del profesor al alumno. En las transaccionales existe comunicación en los dos sentidos, bien sea de forma sincrónica o asincrónica. Por otra parte la iniciativa de utilizar cierta herramienta tecnológica puede proceder del profesor (proactividad del docente) o del alumno (proactividad del alumno). En la Tabla I.4. se enumeran algunas de las posibilidades que ofrecen en la actualidad las TIC utilizando esta clasificación.

I.2.4. Sistemas de evaluación

La evaluación puede definirse como el proceso mediante el cual se elabora un juicio sobre el valor o mérito de algo mediante la recogida de evidencias sobre las que se aplicarán ciertos criterios de calidad previamente establecidos (Prado y García, 2008c). Tal juicio de valor debe permitir tomar las decisiones de mejora pertinentes (Ibarra y Rodríguez, 2008).

El proceso de evaluación está íntimamente ligado a la determinación de los objetivos de la programación docente y los métodos, técnicas y recursos docentes empleados.

Concretamente, la primera etapa del proceso de evaluación se centra en determinar el objeto, aspecto o fin en el que se centra. Este objeto se corresponde con las competencias que debe adquirir el alumno para lograr los objetivos de la programación docente.

La evaluación de estas competencias exige que los métodos, las técnicas y los recursos docentes tengan asociadas tareas de evaluación, lo que conlleva concretar aspectos como su carácter (individual/grupal, etc.), la selección de los materiales necesarios (documentación, etc.), la planificación temporal, el rol de los implicados, los criterios de evaluación y los instrumentos de evaluación.

Los criterios de evaluación son los principios, normas o ideas de valoración en relación a los cuales se emite un juicio valorativo sobre el objeto evaluado. Deben permitir entender qué conoce, comprende y sabe hacer el alumno, lo que exige una evaluación de sus conocimientos teóricos, su capacidad de resolución de problemas, sus habilidades orales y sociales, entre otros aspectos.

Los criterios de evaluación deben concretarse en indicadores de grado que asocian una calificación a un determinado nivel de aprendizaje. En este sentido, parece necesario llevar a cabo las siguientes actuaciones:

i) Para cada contenido determinar que competencias se esperan desarrollar y establecerle un criterio de evaluación.

ii) Especificar claramente el tipo y grado de aprendizaje que se pretende que el alumno alcance.

iii) Determinar un aprendizaje mínimo y, a partir de él, fijar diferentes niveles, a fin de poder evaluar la diversidad de aprendizaje de los alumnos.

Con el fin de determinar en qué medida los estudiantes han logrados las competencias y habilidades demandadas han de emplearse distintos instrumentos de evaluación, entre los que destacan:

Observación. Proceso por el que de manera continua se registran conductas que desarrolla el alumno en la ejecución de tareas que se correspondan con las competencias.

Exámenes orales. Permiten al docente profundizar en el grado de conocimiento individual del estudiante, valorando su capacidad comunicativa. Presentan limitaciones asociadas a la ausencia de prueba documental y la cohibición de determinados alumnos.

Exámenes escritos. Pueden ser de respuesta libre o de elección múltiple. Las primeras permiten evaluar de manera más amplia el conocimiento del alumno, si bien, fomentan la memorización y dificultan una corrección objetiva. Los exámenes de respuesta múltiple corrigen dichas limitaciones, pero presentan el inconveniente de no valorar otras capacidades del alumnado asociadas al análisis crítico, comunicación oral y escrita, etc.

Elaboración, exposición y defensa de proyectos y trabajos de investigación. Comprendería las ventajas indicadas para los sistemas previos, si bien presentan problemas asociados a la carga de trabajo para el docente en cuanto a controlar su originalidad y determinar el grado de participación de cada alumno en caso de actividades grupales.


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