BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

INTRODUCCIÓN A LAS FINANZAS PÚBLICAS

Alberto Ibarra Mares


 

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CAPITULO III. ORÍGENES Y ANTECEDENTES DEL ESTADO MODERNO.

En 1769 Jaime Watt inventó la máquina de vapor y Jaime Hargreaves construyó la máquina de hilar, y poco después, en 1785 Cartwrigth hizo el primer telar accionado mecánicamente, tres grandes inventos que marcaron el final del feudalismo y el inicio de la era industrial. Así las estructuras económicas y sociales anteriores fueron reemplazadas por otras nuevas y más complejas, y trescientos años aproximadamente de ciencia resultaron más explosivos que ochenta mil años de cultura pre científica.

También la antigua y despreocupada vida rural finalizó para muchos cediendo paso a las grandes fábricas que consigo originaron un nuevo concepto de organización. La producción del autoconsumo se extinguió en su concepto de objetivo principal y se enfocó a la producción planeada y dirigida hacia los grandes y nacientes mercados.

Hasta antes de la revolución industrial (1765) la organización productiva estaba sustentada en la base operativa-creativa. Pero llegó a su fin y en esta nueva etapa se pasó a una nueva estructura piramidal en que la “cúspide” asumió el control para pensar y a la base se le asignó el papel de actuar. Se dividió tácitamente a los hombres en dos tipos dentro de la organización: una gran mayoría se destinó a la rutina y a las actividades físicas, y una minoría asumió la administración y dirección en su concepto actual.

El hombre al divisar e interpretar el nuevo cambio registrado en el mundo, desarrolló el conocimiento científico en todos sus campos hasta la fecha conocidos, descubrió nuevos horizontes en el mundo de la ciencia.

La historia de la fabrica de Lancashire ubicada en esos tiempos en Derby Inglaterra, hace reflexionar hasta nuestros días de cómo fue este nuevo fenómeno económico, político, social y cultural. Ahí eran obligados por la penuria y la pobreza a trabajar menores de edad durante jornadas de 12 horas diarias, los cuales al finalizar sus labores, inmediatamente se dirigían a comer un dieta raquítica para después ir a dormir al mismo Lancashire, en dónde sustituían en las camas a otros cientos de adolecentes que debían de cubrir la otra mitad del día: “las camas de Lancashire nunca estaban vacías” .

El contratar mujeres y niños por parte de los patrones tenía como ventaja el pago de reducidos salarios. También les proporcionaba otras clases de beneficios económicos. Por ejemplo, en las minas en donde dada su pequeña constitución física de esta clase de trabajadores no era necesario excavar túneles demasiado altos, a tal grado que se les podía utilizar como “bestias de arrastre” (apoyados en pies y manos) para mover hacia la superficie cientos de veces durante el día, vagones repletos de los productos guardados celosamente hasta entonces por la naturaleza.

Por otra parte, considerando las propuestas ideológicas y económicas de Adam Smith (filósofo y economista escoses: 1723-1790) que publicó en 1776 u libro titulado “La Riqueza de las Naciones”, el cual abogó por la libre empresa y la abolición de las tarifas que limitaban el libre comercio. Smith pensaba que el individuo al buscar su propio interés fomenta también la causa de una sociedad con mayor eficacia, aunque muchas veces no pretende realmente hacerlo o no sepa hasta que punto la está promoviendo, pues al orientar su esfuerzo en forma de que su producto sea del máximo valor y piense en el beneficio particular, el individuo es llevado por “una mano invisible” a impulsar un interés colectivo que no figuraba en sus planes ni en sus intenciones.

Esta filosofía consideró la actividad económica como determinada por decisiones tomadas por individuos, sea que actúen como consumidores o en su papel de productores, en un ambiente e que se da un amplio margen de libertad que permita a los consumidores decidir que van a comprar con sus ingresos dentro de una serie de alternativas de productos que se les ofrece.

91 años después, en 1867 otro filósofo y también economista de nacionalidad alemana, Carlos Marx (1818-1883) escribió: “…se cree generalmente que son las ideas las que guían a los hombres, gran error. Las formas políticas o jurídicas, las transformaciones sociales o religiosas, son inexplicables por la simple evolución general del espíritu humano. En cambio encuentran su origen en las condiciones de vida material.... los instrumentos de producción usados en una época determinada explican en consecuencia la vida social toda entera”.

Ante estas propuestas, el mundo comenzó a tratar de dividirse en dos modos distintos de gestión económica y de organización político social: el liberalismo y el socialismo. Ambas gestiones tomaron posiciones. La primera filosofía defendió la propiedad privada sobre los medios de producción y la segunda se caracterizó por una postura de que los medios de producción pertenecen a la sociedad. En un sistema la base fue el mercado basado en la teoría de los precios. En el otro, la base fue la producción planificada. Todo influyendo de forma determinante respecto a si el Estado debería o no intervenir en la economía y la tendencia de llevar a cabo las finanzas públicas.

La Revolución Industrial, la cual desarrolló primero las economías de mercado o “economía libre”, produjo dos innovaciones trascendentales en el aspecto del desarrollo de la empresa y de las instituciones:

 Las Innovaciones Técnicas.

 Las Innovaciones Financieras (este último producto de la ética protestante).

Con respecto a las innovaciones técnicas, en el auge de la industrialización nacieron las grandes organizaciones, creando la necesidad de la asociación financiera entre un nuevo sector de la producción: los empresarios. También se difundieron las prácticas mercantiles del crédito, de los intereses moratorios, de los descuentos por pronto pago, la práctica del descuento de documentos, los servicios y crecimiento de los sistemas bancarios. Se inicio el ahorro bancario, el mayor uso de seguros y el verdadero desarrollo de la bolsa de valores, antecedentes todos ellos para la conformación de una parte de las finanzas públicas.

Con respecto a las innovaciones financieras, en el siglo XVI la religión tuvo un papel determinante en relación a las finanzas públicas, ya que se produjo una ruptura con los moldes éticos católicos prevalecientes hasta entonces, los cuales prohibían el cobro de intereses pues se consideraba inmoral y era severamente condenado y castigado. El Estado eclesiástico luchó contra los banqueros llegando a excluirlos de la comunión por parte de la iglesia holandesa en ese siglo, el motivo fue por el hecho de ser banqueros. Este es un significativo ejemplo que nos aclara y ubica en el pensamiento del hombre hasta ese momento: se condenaba a los prestamistas, no se conocía el “lucro” su concepción actual como aparece reflejado en el tratado del “Comercio y la Usura” del año 1524, el cual contiene preceptos como el siguiente: En este comercio no debes proponerte más que buscar tu alimentación suficiente después de calcular y computar el coste, el esfuerzo, el trabajo y el peligro, y con arreglo a eso poder aumentar o rebajar la mercancía para que obtengas recompensa por este trabajo y esfuerzo” .

Fue la reforma protestante llevada a cabo por Martín Lutero (1483-1546) y Juan Calvino (1509-1564) que causó esa ruptura de la ética católica dando nacimiento a los primeros ideólogos protestantes-capitalistas como Benjamín Franklin, cuyas primeras frases explican el cambio de pensamiento que se dio: “Piensa que el tiempo es dinero”, “Piensa que el crédito es dinero”, “Piensa que el dinero es fértil y productivo”,

Los pensamientos de la reforma protestante pronunciados por Calvino desencadenaron las energías económicas individuales y el afán de lucro inmoderado. Calvino afirmaba: “Cuando Dios muestra a uno de los suyos la posibilidad de lucro, lo hace con algún fin; por lo tanto al cristianismo creyente no le queda otro camino que escuchar el llamamiento y aprovecharse de él”. El ideal calvinista es que el hombre no puede hacer nada para cambiar, es un instrumento importante a las manos de Dios. La doctrina calvinista de la predestinación tiene una consecuencia que hasta nuestros días tiene vigencia como ideología en la mente de miles de personas, ya que los calvinistas empezaron a creer de una manera contundente que eran ellos los elegidos y todos los demás individuos, los que Dios había condenado.

Lutero va a considerar que la única forma de agradar a Dios es el estricto cumplimiento de las obligaciones del hombre con su trabajo, es por ello que la frase: “El tiempo es dinero” alcanzó alta vigencia espiritual dado que “cada hora perdida significó un robo al trabajo al servicio de la gloria de Dios”.

Calvino y Lutero como líderes religiosos explicaron ideas arraigadas en la personalidad de cientos de miles de hombres que como necesidad psicológica requerían una doctrina que los orientara.

Otro aspecto importante sucedió en el siglo XVI en Nuremberg cuando las campanas empezaron a tocar cada cuarto de hora. Era el primer poblado que comenzó a llevar a cabo el conteo ininterrumpido del tiempo, fenómeno que se constituyó vital para todas las organizaciones económicas y sociales. Ahora el tiempo tenía valor, la gente empezó a indignarse contra la improductividad, se resentía contra la institución eclesiástica por improductiva. Lo que fue inmoral y clandestino en la edad media se pregonó en la revolución industrial como un acto altamente moral y público: “El lucro”. Pero ello trajo que la relativa seguridad con que el individuo vivió en el sistema de castas, con la industrialización se extinguiera. Todas las clases sociales empezaron un movimiento económico tanto de perspectiva horizontal como vertical como nunca antes en la historia. Dejo de haber un orden económico que pudiera ser considerado como natural. Así se conformaba una idea ya sobre la productividad y su necesidad dentro de los actuales sistemas económicos y financieros.

Pero sin duda alguna que las más importantes causas para la conformación del estado Moderno fueron los modelos ilustrados del siglo XVIII y principios del XIX que conceptualizaron nuevas estructuras de gobierno. Las ideas de la ilustración francesa, el empirismo de los ingleses, las ideas de los constituyentes de Filadelfia fueron las corrientes de vanguardia.

Lo anterior constituyó el fundamento teórico jurídico del naciente estado moderno, el cual dio origen a las finanzas públicas modernas. Antes de la revolución industrial y la revolución francesa no se puede hablar de las finanzas públicas como las entendemos hoy en día, pues los constantes cambios de la geografía universal por las disputas de los territorios entre los imperios absolutistas impedían la conformación de estados permanentes y la unidad que se daba entre los bienes del soberano y los del estado, son buscar el beneficio social como primer objetivo mediante el manejo de las finanzas (las cuales llamaríamos más propiamente “finanzas reales”) hacían que tanto la metrópoli como sus colonias dirigieran su política financiera hacía el enriquecimiento del rey y su corte, así como al fortalecimiento de sus ejércitos que eran los responsables de llevar a cabo las conquistas y dominaciones. Fue la revolución francesa de 1789 la que hizo una separación entre los bienes del rey y los de la nación. La declaración de “los derechos del hombre y del ciudadano” promulgada el 26 de agosto de 1789 incluyó en uno de sus puntos lo siguiente: “Toda la soberanía reside en la nación…”. Ello derivó en la aplicación de una acción por parte de los liberales constituidos en asamblea nacional para dejar de considerar al rey y al estado como una sola persona, y se determinó en la constitución de 1791 otorgar al rey la cantidad de 25 millones de francos para dar por concretado el precepto anteriormente señalado y separar los bienes del rey y del estado.

El rey pasó a representar sólo el poder ejecutivo que ejercitó por medio de seis ministros nombrados y depuestos por él, residiendo el poder legislativo en la asamblea legislativa que con carácter permanente, inviolable e indisoluble debía ser elegida por períodos de dos años y representaba la soberanía nacional. El poder judicial se desligó del poder ejecutivo y fue ejercido por jueces electos, inamovibles y enteramente independientes. En lo que se refiere a materia administrativa, se suprimieron los antiguos principados feudales que introdujo Luis XIV (1638-1715) y se constituyeron 83 departamentos divididos en distritos.

La constitución de 1791 marca la culminación de las ideas del liberalismo del siglo XVIII preconizadas por Hume (1711-1776) , Locke (1632-1704) , Mostesqui (1689-1755) , Rosseau (1712- 1778) y Voltaire (1694-1778) . El liberalismo doto de más libertades al individuo llegando a ser el centro de un nuevo sistema jurídico, administrativo, financiero, económico y político. Se introdujo un nuevo concepto del poder y su función pública. El origen del poder y la razón de ser de todo el sistema administrativo, político y judicial ya no fue el rey, sino ahora el origen de todo el poder residió en el pueblo, y la razón de ser de los servicios administrativos y judiciales fueron los ciudadanos, convirtiéndose el Estado en independiente de todo individuo. El punto de vista se invirtió, la monarquía desarrollo un carácter unipersonal para destruir los feudos, señoriales u organismos sociales que constituían un obstáculo para la omnipotencia del rey. En lo administrativo la constitución de 1791 restableció la autonomía a los municipios que había sido suprimida por la monarquía. La nueva autonomía al municipio fue distinta a la que había antes. En el antiguo régimen feudal, la autonomía feudal tenía como principal razón de ser el asegurar al municipio privilegios y monopolios que restringían la libertad económica de las poblaciones circundantes. El principio de igualdad civil absoluta consideró la autonomía comunal como expresión de la teoría de la soberanía nacional, principio extensivo a los departamentos.

En 1789, doscientos mil miembros del clero, ochenta mil nobles, trescientos cincuenta mil militares, trescientos mil oficiales de sala y magistrado, noventa y cinco mil médicos y abogados, cuatro millones de burgueses, financieros, comerciantes y artesanos, ocho millones quinientos mil labradores, campesinos, vinicultores, peones, jornaleros, criados y braceros, además de un rey , empezaron a vivir bajo un concepto nuevo de estado y de finanzas: El Estado Moderno y las Finanzas Públicas (libertad, fraternidad e igualdad) .


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