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SOCIEDAD, DESARROLLO Y MOVILIDAD EN COMUNICACIÓN

Jorge Nieto Malpica (editor)


 


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Comunicación política, asistencia social e imaginarios colectivos

Carlota Segura

Resumen

Desde el punto de vista de la comunicación política surgen conceptos como el de “ideología”, “conciencia y representación colectiva” además de “sentido social” que provienen del ámbito de la disciplina sociológica como reflexión de la misma sociedad.

Por lo tanto, con sustento en los conceptos mencionados, este trabajo reflexiona sobre lo que entendemos por “imaginario social” y los alcances que logra al insertarse en el contexto de la comunicación política y la relación que esta guarda con la asistencia social.

El formar parte de la nueva sociedad del conocimiento, caracterizada por un constante cambio, establece el compromiso de reflexionar sistemáticamente en torno a las ciencias sociales, con la finalidad de comprender los “mecanismos” mediatos e inmediatos para la construcción de una sociedad más comprometida con su entorno en forma integral. En este contexto la Comunicación política, que muchas veces se entiende, como un engaño, se manifiesta cotidianamente en las determinaciones estructurales de las ideas, al construir categorías de la “mente social”, mecanismos de formación de ideas, técnicas propagandísticas de gobierno, que debe reconocerse, tampoco está sólo en la construcción de este imaginario social, ya que la religión, en su papel de orientadora de conductas participa creando a través de su discurso, valores socialmente compartidos, creencias, y “definiciones” de la realidad, que socialmente se articulan, y que al entenderse, dan paso a signos, significados e imágenes colectivas “imaginarias”, que surgen como una posible respuesta a la conciencia de la sociedad como institución humana.

Imaginario y Política Social

Queremos iniciar este trabajo con una pregunta que hoy por hoy la sociedad nos formulamos y es que: ¿cómo imaginarse y pensarse como sociedad? La sociedad actual quizá se imagina con la necesidad y capacidad de fundarse en lo que le concierne, en lo que le rodea en lo que es en sí.

Sin embargo, una sociedad existe “en tanto plantea la exigencia de la significación como universal y total en un marco de cambio constante, y postula su mundo de las significaciones, como aquello que permite satisfacer esta exigencia” (Castoriadis, 1990:312). De manera que toda sociedad, para existir, necesita la creación de un “mundo” de significaciones, que le oriente y estimule. Es posible, por lo tanto vivir en una sociedad como la nuestra, cuando se asume la especificidad de la organización, como parte de un mundo de significaciones sociales imaginarias, que nos dotan de elementos, para percibir a la sociedad, como una organización de significaciones particulares.

Las actividades derivadas del funcionamiento de Organismos como el desarrollo Integral de la Familia (DIF), que es parte de este trabajo de investigación, se perciben algunas veces como una acción en donde la asistencia social significa, para el grueso de la población una caridad en favor de quienes la reciben, En este sentido, para la catedrática e investigadora Bertha Magdalena Ramírez Fruchier, del departamento de Desarrollo Social, de la Universidad de Guadalajara, esta acción de dar apoyos a personas desprotegidas, se interpreta como “ una concepción errónea presente en el imaginario colectivo, así como también, entre los propios responsables del cuidado de las instituciones públicas y privadas de esta actividad humanitaria”.

Las significaciones sociales implican una determinación infinita, imposible de ser “explicada” por pura determinación social funcional ya que si bien son históricas, están sujetas a un cambio permanente. El mundo de significaciones imaginarias de una sociedad es instituido, por ser producto de la misma sociedad, con fundamento en lo imaginario. Una sociedad se instituye en un mundo de significaciones, es decir parten como lo explica Colombo (1993) de una realidad, misma que a su vez contribuye a su explicación. En ese sentido, las significaciones imaginarias sociales, fundadas en “lo imaginario social”, se establecen como condiciones de posibilidad y representabilidad y, por ello, de existencia de la sociedad. (Castoriadis 1997, 27). La función que cada institución ejerce “no puede ser explicada, por sí misma, su propio <sentido> y <orientación específica>”, aunque como lo menciona Ritzer (1993), es bajo el proceso de institucionalización, como se construye y da sentido a la realidad social.

Identidad e Imaginario de la sociedad Maderense

Una sociedad existe “en tanto plantea la exigencia de la significación como universal y total, y en tanto postula su mundo de las significaciones como aquello que permite satisfacer esta exigencia” (Castoriadis 1975, 2:312). De manera que toda sociedad, para existir, necesita “su mundo” de significaciones, de signos y significados, para su abstracción, y en este sentido es posible pensar una sociedad como la de Ciudad Madero Tamaulipas, como una sociedad especifica en donde la gente (única e irremplazable), obtiene de su entorno las significaciones que promueve como una sociedad concreta, que sin llegar a ser una estructuración de condiciones, materializa y toma como parte de su entorno y de su vida, acciones que le llevan a vivir con significaciones particulares, que dan sustento a su estilo de vida.

Una sociedad como la de Cd. Madero Tamaulipas se distingue por tener y desarrollar, características específicas, de su vida diaria, que representan coloquialmente el andar de la gente, pero sobre todo, está referida al proceder de sus habitantes, en todas sus actividades, que han hecho de este municipio un entorno lleno de significados pero que al mismo tiempo, contrasta con los habitantes de otras ciudades localizadas en la zona metropolitana de Tampico. Por lo tanto, Madero es único y se percibe como gente específica, con características precisas pero sobre todo con entornos únicos.

Así entonces la identidad de la gente maderense la han construido las mismas formas de vida, toda vez que no existen formatos que integren un poder a la sociedad de comportamiento, por lo que desde este conjunto de significaciones que representan a esta sociedad emanan, las condiciones materiales de vida, que son definidas “como condiciones” entre muchas otras posibilidades materiales. Las significaciones operan desde lo implícito y a partir de esta sociedad, su sociedad se construye, el mundo social es su mundo.

Imaginarios Sociales y asistencia social

Las “significaciones imaginarias sociales” funcionan, en el sentido a partir de una sociedad moderna y se relaciona con los integrantes de esta misma sociedad, instituyendo y creando, manteniendo y justificando (legitimación, integración y consenso) cuestionando y criticando un orden social. Para Colombo (1993), Los imaginarios sociales constituyen un espacio simbólico donde las instituciones de dominación son permanentemente legitimadas o criticadas, reforzadas o por el contrario, debilitadas.

Las significaciones imaginarias sociales instituyen y crean un orden social a la vez que son instituidas y creadas por este mismo orden. La problemática de la institución y la creación social se encuentra inscrita en la tensión entre la determinación y la indeterminación sociocultural de estas significaciones.

Ramírez Fruchier (2000) en relación al tema nos comenta, que es necesario revisar desde el punto de vista de la persona la utilidad o beneficio, así como la calidad del servicio que se le brinda, ya que quien lo ofrece, debe estar seguro de los alcances de esta acción. Por su parte Castoriadis (2001) establece que “las significaciones tienen un “origen creativo” e “indeterminado” imposible de ser reducido a “determinación” social, económica o funcional”.

Y en el caso que nos ocupa, en el DIF de Cd. Madero los servicios que se ofrecen han creado imágenes colectivas que provocan sentimientos paternalistas y de dependencia. Estos programas son propuesto y llevados a cabo en primera instancia por el gobierno del estado, al bajar recursos en este municipio, para implementación los usuarios de los programas son personas con ciertas necesidades, que se integran en grupos sociales con características propicias para crearse ambientes de dependencia, que viene a crear en el imaginario debilitamiento de las identidades colectivas creándose algunas veces sentimientos de inestabilidad y baja autoestima, se crea dependencia afectiva, social y económica de programas que cumplen un objetivo en el Sistema Integral de la familia, pero que crean debilitamiento de las identidades colectivas.

En la experiencia propia de la que escribe, estos programas tienen la intención política de cumplir con objetivos de ayuda y apoyo al ciudadano, sin embargo esta ayuda se provee a ciudadanos con mayores necesidades de supervivencia, Programas como, Adopta un abuelito o mi desayuno escolar, entre otros si bien es cierto cumplen funciones de acercamiento con ciertos sectores de la sociedad que se encuentran en circunstancias desfavorables, pero que con estos apoyos estatales o municipales, cubren necesidades momentáneamente, sin embargo el decir de los usuarios (de manera informal) no satisface totalmente este apoyo inicial creando conflictos internos, familiares y grupales (dentro de sus grupos sociales de vida) que implica desasosiego y desigualdad con el resto de la sociedad.

Es necesario comentar que los imaginarios sociales colectivos son, parte de la realidad social, por lo tanto, estas experiencias son inseparables de las ideas e imágenes que se hacen o tienen en este caso de los servicios que el DIF de Cd. Madero ofrece a los ciudadanos en condiciones específicas con el fin entre otras cosas de mantener un orden social establecido. Ahora bien, pareciera que asistimos a un debilitamiento general de los imaginarios sociales, al no compartir o entender los beneficios que pregonan de muchas de las acciones emprendidas por los dos niveles de gobierno: estatal y municipal, sin embargo la experiencia, que se manifiesta en la desafección antes reseñada, parece asociada a un débil imaginario social. Los estudios cuantitativos y cualitativos sugieren un vaciamiento de lo municipal y muchas veces de lo estatal y una notoria precariedad del imaginario democrático, por lo que ello implica un menor significado de la democracia en la experiencia subjetiva de los ciudadanos.

Las funciones de las significaciones imaginarias sociales

La búsqueda de una nueva hegemonía obliga a que el discurso de las sociedades dominantes se reformule, para conseguir, bajo cualquier circunstancia no importando, si se movilice o no mantener sujetos, a grupos vulnerables, así pues es necesario, seguir produciendo necesidades que permanezcan, dentro de todo los dominados, y ello se logra a través de un discurso en el que se incluyen las respuestas a sus múltiples necesidades.

En este esquema podemos decir que los espacios políticos se disputan siempre un abanico de acciones para definir la situación presente. Situación que como se comentaba, permite manifestar lo que anteriormente manifestábamos: que la posición dominante trata de imponer utilizando para ello el peso y apoyo de los medios, de sus recursos, estableciendo una única y simplificadora lectura de los hechos, ejemplo de ello, el catarrito de la economía internacional y sus impactos en la nuestra, (caso México).

De esta manera, lo que entendemos como significaciones imaginarias sociales mantienen y justifican un orden social. Es lo que se conoce como los problemas de la legitimación, integración y consenso de una sociedad (Cabrera, 2002).

Una sociedad existe “en tanto plantea la exigencia de la significación como universal y total, y en tanto postula su mundo de las significaciones como aquello que permite satisfacer esta exigencia” (Castoriadis 1975, 2:312). De manera que toda sociedad, para existir, necesita “su mundo” de significaciones y puentes para su traslado a la sociedad. De manera que sólo es posible pensar una sociedad como esta sociedad particular y no otra, cuando se asume la especificidad de la organización de un mundo de significaciones imaginarias sociales como su mundo.

Si consideramos que las significaciones sociales estimulan, permiten y prohíben la acción social porque la propia acción ya es simbólica o significativa en la medida en que es humana. A lo imaginario se opone entonces, la realidad y como el poder político se ocupó siempre de organizar las relaciones sociales y económicas y en este caso de “servicios”, el mundo moderno le cede lo real como campo de acción, le otorga como instrumento la razón despojada de falsas creencias e ilusiones, y como ley el realismo político, que se alcanza con un acuerdo que permite y facilita el dominio del entorno social. De modo que las significaciones sociales permiten, a la vez, el dominio, adaptación y sometimiento de los individuos sociales a un orden anterior y exterior a ellos.

Imaginario, identidad y el imperativo de la significación

El imaginario no es “imagen”, sino condición de posibilidad y existencia para que una imagen sea “imagen de”.

Si la sociedad es la institución de un mundo de significaciones imaginarias sociales, esto supone un juego entre las significaciones de los individuos y las de la sociedad. “Juego” que no es sólo causalidad porque en la sociedad y en la historia existe lo no causal como un momento importante. Y esto desaparece en un tratamiento estadístico o típico ideal.

Sólo es posible pensar una sociedad como esta sociedad particular y no otra, cuando se asume la especificidad de la organización de un mundo de significaciones imaginarias sociales como su mundo. Una sociedad concreta no es sólo una estructuración de condiciones materiales de sostenimiento y reproducción de vida sino, ante todo, una organización de significaciones particulares. Estas significaciones juegan un papel definitorio de la “especificidad” histórica de una sociedad como esta sociedad y no otra. Desde este conjunto de significaciones, las condiciones materiales de vida son definidas como tales -“como condiciones”- entre muchas otras posibilidades materiales. Las significaciones operan desde lo implícito en las elecciones, en el hacer de los individuos y de la sociedad, como definitorias de una constelación de significados y fines en los cuales y desde los cuales se construye el mundo social como este mundo, mi mundo.

Tales significaciones no son producto de unas “determinaciones funcionales” o “economicistas” ni de las “necesidades” preexistentes a la propia sociedad y anteriores a los individuos. Las mismas determinaciones y necesidades, en tanto son estas determinaciones y estas necesidades, están configuradas en y desde la significación. Más aún, la idea misma de determinaciones funcionales y de necesidades es una institución significativa de la sociedad. Por ello, Castoriadis sostiene que estas significaciones tienen un “origen creativo” e “indeterminado” imposible de ser reducido a “determinación” social, económica o funcional.

Dicha explicación enfrenta, entre otros, los diversos conceptos de “ideología”, desde Marx en adelante, en tanto implican una determinación social del saber y de la significación. El concepto de “imaginario” destaca la dimensión de indeterminación última de toda significación a fin de dejar un espacio a la creatividad social radical. Y se reserva la determinación social para un sentido segundo respecto de lo imaginario radical.

La creatividad de las significaciones remite a “lo imaginario” como fuente de lo nuevo radical. Las significaciones sociales implican una determinabilidad infinita y última, imposible de ser “explicada” por pura determinación social funcional. El mundo de significaciones imaginarias de una sociedad es instituido, es obra de la sociedad y fundado en lo imaginario. Una sociedad se instituye instituyendo un mundo de significaciones. En ese sentido, las significaciones imaginarias sociales, fundadas en “lo imaginario social”, se establecen como condiciones de posibilidad y representabilidad y, por ello, de existencia de la sociedad.

Como la sociedad, sus instituciones tampoco pueden ser explicadas suficientemente ni por la funcionalidad ni por lo simbólico. La funcionalidad de las instituciones no puede explicar, por sí misma, su propio “sentido” y “orientación específica”. Tampoco lo simbólico puede explicar la elección de un sistema particular de simbolismo entre los muchos posibles, y la autonomización de redes simbólicas.

Pensar desde “lo imaginario” permite entender la institución sin reducirla ni a su significación funcional ni a lo simbólico. Porque “más allá de la actividad consciente de institucionalización, las instituciones encontraron su fuente en lo imaginario social” (Castoriadis 1975: 227). Desde “lo imaginario” se entreteje una “realidad institucional” con lo simbólico y con lo económico/funcional. Es así como las instituciones forman una red simbólica que, por lo anteriormente expresado, no remite al simbolismo.

Para concluir tenemos que mencionar, ya sea por los paradigmas o por los imaginarios sociales, continuamente nuestras conductas, valores, apreciaciones, gustos y los ideales, están siendo sujetadas, a las prácticas sociales de nuestro tiempo, lo cual significa estar plegado al sistema de valores y supuestos de una tradición cultural. Estamos sujetados a prácticas sociales-discursivas de nuestra época. Cada época tiene cierta disponibilidad para lo que se puede hacer y decir sin alterar demasiado el dispositivo. (Por ejemplo: si una persona se siente mal, enferma, nuestro imaginario social indica que lo mejor es consultar o recurrir con un medico, el imaginario social "marca" que esa actitud es adecuada; Pero si lo mimo le sucede a una persona indígena, el imaginario social le "marca", consultar con el chaman) Hay que mencionar que el imaginario no está impuesto por la sociedad, sino que cada individuo participa inconscientemente primero para formar el imaginario individual, que luego se transforma en colectivo, en la medida que exista coincidencia valorativa entre las otras personas. Esta cobra forma propia cuando se libera de las individualidades, y por lo tanto adquiere independencia respecto de los sujetos. El imaginario colectivo se constituye a partir de los discursos, las prácticas sociales y los valores que circulan en una sociedad. El imaginario actúa como regulador de las conductas (adhesión o rechazo), es un dispositivo móvil, cambiante, impreciso y contundente a la vez. Produce materialidad, es decir, produce efectos concretos sobre los sujetos y su vida de relación. Por otro lado, hay que mencionar que para que se puedan resolver nuevos problemas a través de la nueva forma de producción del conocimiento, modo, tiene que haber un cambio paradigmático y del imaginario social en la ciencia, para poder darle un espacio donde interactúen investigadores que lo consideren necesario a través de este modo. Aunque los modos1 y 2 son modos distintos de producción, interaccionan uno con el otro. Los especialistas formados en las ciencias disciplinares entran en la producción de conocimiento del modo2. Aunque algunos pueden regresar a su base disciplinar original, otros elegirán seguir un sendero de resolución compleja de problemas que viene determinado por una secuencia de contextos de aplicación.

La imaginación, lo imaginario, evoca en su acepción corriente la producción de ilusiones, símbolos, evasiones siempre de la dura realidad de los hechos. El mundo imaginario, así definido por la tradición estética o científica, queda reservado al dominio de la literatura, de la poesía o de las artes. A lo imaginario se opone, entonces, la realidad. Y como el poder político se ocupó siempre de organizar las relaciones sociales y económicas, el mundo moderno le cede lo real como campo de acción, le otorga como instrumento la razón despojada de falsas creencias e ilusiones, y como ley el "realismo político". (Colombo, 2005)

Finalmente, las significaciones imaginarias sociales de los oriundos de Cd. Madero no cuestionan un orden social a través de la crítica, la reforma y el cambio de una sociedad determinada y no lo hacen a viva voz, solo lo comentan, lo viven lo entretejen, pero no lo expresan ante los grupos de poder, pues sus necesidades, su diario vivir, sus esperanzas se ven opacadas por su pobreza, por sus necesidades y cautelosa forma de vida Es quizá que los cuestionamiento que muchas veces estos grupos sociales tienen, los hacen despacio, entre sí y con ellos mismos, sus grupos sociales, sin embargo, lo que gente vive, lo que la gente maderense percibe allí está en silencio, pero bien representado en este esquema social totalmente desigual, sin embargo es necesario que la palabra, el grito o el llamado de atención venga de “otro lugar” o de “ningún lugar” como espacio de la esperanza o utopía.

Fuentes Consultadas

CABRERA, A. D.H. (2006). Lo tecnológico y lo imaginario, las Nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas. Universidad de Navarra, España: Biblos.

CASTORIADIS, C. (1990) “La institución imaginaria de la Sociedad. Vol. 2. Buenos Aires: Colección Caronte Ensayos Editores.

_______ (1990). El mundo Fragmentad. Buenos Aires: Colección Caronte Ensayos,

COLOMBO, E. (2005). El Imaginario social. Argentina: Editorial Varios Nordan.

RAMÍREZ, F. M. (2000) “Indispensable evaluar la asistencia social”. En: Revista Universitaria “La Gaceta”. Enero, secc. Sociedad.

RITZER, G. (1993) Teoría Sociológica Contemporánea. México: Edit. McGraw Hill.


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