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DESARROLLO HUMANO MULTIDIMENSIONAL

Julian Sabogal Tamayo


 


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EL DESARROLLO HUMANO MULTIDIMENSIONAL

El aspecto esencial del modelo que proponemos, el cambio radical que implica, está en el reemplazo de las preguntas esenciales del modelo imperante. Enumeremos algunas de estas diferencias esenciales.

1. Hay un cambio en la pregunta por el ser humano. Mientras en el modelo imperante se trata de un ser con necesidades, que en las condiciones actuales del consumo infinito lo convierten en un homo miserabilis. Las necesidades no se satisfacen en ningún caso, los que carecen de medios monetarios porque no pueden comprar y los que cuentan con dinero porque cada compra crea nuevas necesidades y así ad nauseam. En el modelo propuesto, en cambio, el ser humano es comprendido como un ser con potencialidades.

2. Cambio en la relación del modelo con el ser humano. Mientras en el modelo imperante el ser humano es un hombre unidimensional, considerado solo en cuanto consumidor, ser humano igual comprador, en el modelo alternativo se concibe al ser humano como un ser multidimensional y a cada una de sus dimensiones como una potencialidad.

3. Cambio del objeto de la economía. En el modelo actual, la economía tiene como objeto los medios de producción y los productos. Todas las ciencias económicas tienen como su objeto de estudio la producción, la distribución el cambio y el consumo; en todo caso, se refieren a objetos externos. En el modelo alternativo, el ser humano se constituye en el sujeto de los procesos sociales.

4. Cambio en la pregunta de la ciencia económica. Las preguntas tradicionales son del siguiente tipo: ¿cómo utilizar el capital en forma rentable? o ¿cómo producir bienes de manera creciente? Nuestra pregunta, en cambio, es ¿cómo crear las condiciones para que los seres humanos pongan en juego sus múltiples potencialidades?

5. Cambio en el mecanismo de funcionamiento del modelo. El mecanismo fundamental, privilegiado, casi exclusivo, de funcionamiento del modelo imperante es el mercado, la competitividad, en el desarrollo multidimensional será la solidaridad, la cooperación.

6. Cambia el fin del modelo. El fin del modelo imperante es crear las condiciones para que los individuos compitan libremente y en la competencia se proporcionen unos sus medios de vida y otros las ganancias para la acumulación, el modelo alternativo tiene como fin proporcionar condiciones adecuadas para que los seres humanos pongan en juego sus múltiples potencialidades.

Las dimensiones del ser humano son múltiples, entre ellas trataremos las siguientes: es un ser biológico, es un ser natural, es un ser social, es un ser político, es un ser afectivo, es un ser inteligente, es un ser lúdico, es un ser trascendente. Se sobreentiende que las dimensiones están interrelacionadas en forma sistémica, no se trata de partes separadas o separables, sino de un todo complejo. (Véase modelo gráfico en la página siguiente). Tratamos a continuación las diferentes dimensiones por separado solo como medio explicativo, pero no olvidamos su carácter de inseparabilidad.

El ser humano es un ser biológico. En cuanto ser vivo, tiene todas las potencialidades que le son propias. El modelo de desarrollo debe crear las condiciones para que la vida se potencie. Para poner en juego la condición de ser vivo, el ser humano debe alimentarse, protegerse de las inclemencias del tiempo (contar con techo y vestido), mantenerse en condiciones saludables y contar con las condiciones adecuadas para reproducirse. Esas potencialidades las garantiza el modelo con la seguridad alimentaria para toda la población, con la producción de los valores de uso necesarios, etc. Un ser humano no puede poner en juego su potencialidad biológica sin alimento, pero, de otra parte, la cantidad de alimento requerido para tal fin es limitado; requiere que sus dolencias sean diagnosticadas, cuando estas se presenten, y curadas, pero fundamentalmente prevenidas, pero estos valores de uso son también limitados. De la misma manera sucede con las otras condiciones, la dimensión biológica no puede ponerse en juego si el ser humano y su familia no cuenta con techo, para protegerse de las inclemencias del tiempo, pero para ello no requiere una construcción de diez mil metros cuadrados construidos por persona.

El planeta Tierra puede aportar los recursos suficientes para que el género humano despliegue plenamente su dimensión biológica, pero no será suficiente en las condiciones del modelo actual en el que el consumo no es más que un medio de obtener los deseos ilimitados de rentabilidad.

El consumo de algunos bienes o servicios es responsabilidad exclusivamente individual, es el caso de las proteínas o calorías, quizá las dosis excesivas de alguno de estos productos implique perjuicio para el consumidor, pero se trata de un perjuicio exclusivamente individual.

El ser humano es un ser natural. En esta dimensión entendemos que el ser humano es parte integrante de la naturaleza, es un subsistema del sistema natural. Es pertinente aquí una afirmación de Federico Engels en ese sentido:

…los hechos nos recuerdan que nuestro dominio sobre la naturaleza no se parece en nada al dominio de un conquistador sobre el pueblo conquistado, que no es el dominio de alguien situado fuera de la naturaleza, sino que nosotros, por nuestra carne, nuestra sangre y nuestro cerebro, pertenecemos a la naturaleza, nos encontramos en su seno… (Engels, 1969b: 387).

La sustentabilidad del modelo depende del reconocimiento del carácter natural del ser humano, solo este reconocimiento hace que las personas traten la naturaleza como el suprasistema del cual ellas mismas forman parte. Como ya dijimos, es la concepción eurocéntrica de la separación tajante entre rex extensa y rex cogitans lo que ha llevado al tratamiento de la naturaleza como un objeto externo e ilimitado puesto allí para servir al hombre. Seguramente la concepción de algunos de nuestros antepasados, en cambio, que se ven a sí mismos como parte integrante de la tierra, ofrece una concepción epistemológica apropiada para la conservación de la naturaleza.

En el mundo moderno, uno de los problemas más agudos en relación con el problema ambiental es el relativo al transporte. De una parte, las fuentes fósiles de energía tienden a agotarse en un futuro relativamente cercano y, de otra, la contaminación del aire con bióxido de carbono es un problema del presente.

Veamos, con ligeras adaptaciones el modelo de transporte que planteamos en el libro Hacia un mundo nuevo. Nos imaginamos una ciudad de 500.000 habitantes y vemos dos maneras de utilizar el transporte, una irracional y otra racional. Recordemos que el análisis cuantitativo y aislado del problema tiene solo fines pedagógicos.

Modelo imaginario de transporte. Supuestos del modelo irracional (actual): 80% de las personas se movilizan diariamente, los demás permanecen en casa (amas de casa, bebes, abuelos, etc.); 80% de los que se movilizan lo hacen en buses y 20% en carros privados. El combustible de los buses es “A” y el de los vehículos privados es “B”. Normalmente, los buses son contaminantes, por las altas emisiones de gas carbónico, y los vehículos privados tienen más potencia de la necesaria y su gasto de combustible es mayor del necesario (un profesional se moviliza solo, en un vehículo de seis pasajeros que consume 10 galones de gasolina, en vez de uno pequeño que consuma dos galones, en el mismo tiempo).

Supuestos del modelo racional: 20% de los que se movilizan lo hacen caminando y 20% en bicicleta, esto tiene un doble efecto positivo, de una parte disminuye la contaminación y, de otra, beneficia la salud. El transporte colectivo es menor en cantidad y en consumo promedio de combustible (puede bajar a un tercio o menos) y, a la vez, menos contaminante; por ejemplo, trenes eléctricos. El transporte individual disminuye sensiblemente, por varias razones, una parte se traslada al colectivo, en lugar de un vehículo para cada dos personas ahora el promedio es un vehículo por cada cuatro personas y el consumo de combustible baja porque se utilizan vehículos con la potencia indispensable para las necesidades de la familia (el consumo de combustible puede bajar a un octavo o menos) (Sabogal et al, 2006: 56) (Tabla en la página siguiente).

El ser humano es un ser social. Los humanos per se son sociales, son integrantes de una sociedad, no es concebible un individuo humano que no conviva con otros individuos humanos, que no se interrelacione con otros, que no tenga interdependencia con otros. Todos los seres humanos son iguales en el seno de la sociedad.

Por esa razón, las teorías económicas que centran su investigación en el individuo, con la visión de un Robinson Crusoe, tienen que fracasar, no es posible conocer al ser humano aislado y después tratar de obtener un agregado, porque en este caso, como en muchos otros, el todo no es igual a la suma de las partes: la sociedad no es una suma de individuos. El conocimiento del ser humano, así como la relación con el ser humano, debe suponerlo inmerso en la sociedad.

El modelo debe proporcionar unas condiciones tales que ninguna persona sea marginada o discriminada, es decir, que pueda realizar su dimensión de ser social, que pueda ser parte de la sociedad como totalidad. Esto significa que cada hombre y cada mujer ocupe todos los espacios sociales: el espacio educativo, el espacio de esparcimiento, el espacio productivo, el espacio de producción científica o artística, etc. Ha de proporcionar condiciones adecuadas de realización a todos los miembros de la sociedad, en sociedad, sin distingos de edad, grupo étnico, género, preferencias sexuales, costumbres, lugar de origen, etc.

El ser humano es un ser político. Es decir, que quiere ser y debe ser participante en las actividades relacionadas con su comunidad, a todos los niveles. El modelo debe tener una organización política participativa. Los miembros de la sociedad participarán, individual y colectivamente, en las decisiones organizativas, gubernativas, etc. en los ámbitos local, regional, nacional e internacional. En síntesis, la organización política del modelo será democrática. Se entiende por democracia no un mecanismo participativo sino una forma de vida. Los miembros de la sociedad no delegan el gobierno en otros, sino que viven en democracia, su participación en las formas de gobernar es directa y permanente. La idea de democracia ha sido estudiada adecuadamente por el pensador colombiano Antonio García Nossa; en mi libro sobre este autor se afirma que él entiende la democracia como

una totalidad, compuesta de múltiples elementos interrelacionados, ninguno de los cuales puede dejarse de lado, ni en la teoría ni en la práctica.

El problema de la democracia no puede ser teóricamente retaceado, ni resuelto por partes: es un problema de todo o nada. En esto consiste la parcialización de las tesis expuestas del lado capitalista o del lado comunista: en que confunden una parte del problema con el problema total.

El tema, según García, no ha sido tratado por nadie de manera integral, todas las teorías de la democracia son parciales, bien sea del lado democrático-burgués: Rousseau, Montesquieu, Locke, o del lado democrático-proletario: Marx, Engels, Lasalle, Kautski. Los primeros hacen énfasis exclusivamente en la democracia política y los segundos en la democracia económica, pero tanto un enfoque como el otro son parciales, mutilan la democracia.

Pero lo verdaderamente útil es llegar a una filosofía de integración, que no descomponga y separe los problemas económicos de los políticos o los políticos de los culturales, los problemas de medios o los de fines, sino que tome unos y otros para integrarlos en un sistema de pensamiento (Sabogal, 2004: 162).

El ejercicio de algunas libertades, por parte de las personas, es su propia responsabilidad. El caso de la participación en la elección de los gobernantes es un derecho de los ciudadanos, al tiempo que es su deber, pero el Estado no puede utilizar la fuerza para obligar al individuo a cumplir ese deber.

La dialéctica entre lo social y lo individual solo tiene una solución dinámica, histórica y deberá ser abocada mediante un trabajo colectivo permanente. Como dice Boaventura de Sousa Santos, existe

…una tensión dialéctica entre regulación social y emancipación social, tensión que se mantiene merced a la constante polarización entre voluntad individual y voluntad general, entre interés particular y bien común (Sousa, 2007).

Es necesario tener presentes los dos extremos de la tensión, para no inclinar la balanza a favor de uno solo de ellos. En la ideología liberal, la balanza se inclina exageradamente del lado del individuo y, si se tiene en cuenta la desigualdad individual propia del capitalismo, unos individuos son necesariamente perjudicados, en beneficio de otros. En la organización que se conoció como Socialismo real, la balanza se inclinó excesivamente del lado del colectivo, mientras que el individuo quedó realmente sometido, desprovisto de capacidad decisoria. Por eso es indispensable el nuevo contrato social. Respecto a la forma de funcionamiento en la práctica de ese nuevo contrato, nos dice de Sousa:

…aún es pronto para saber si esa institucionalidad se plasmará en organizaciones o, por el contrario, en redes y flujos o incluso en dispositivos híbridos, flexibles y reprogramables (de Sousa, 2007).

El ser humano es un ser afectivo. Por lo tanto, el ser humano debe tener condiciones para expresar individual o colectivamente el afecto, el amor y las inclinaciones sexuales, siempre que no sean perjudiciales a terceros. La sociedad, el modelo, debe garantizar las condiciones sociales y materiales para la convivencia voluntaria de las parejas y las familias. La convivencia en pareja no tendrá ningún tipo de discriminación por sexo, religión o grupo étnico. La convivencia en pareja, como expresión de la sexualidad, será decisión exclusiva de las dos partes. En este caso no se considerará superior la pareja heterosexual, en relación con la homosexual, ni se preferirá la monogamia a otras formas familiares. Las familias que decidan mantenerse unidas deben contar con las garantías para hacerlo, al igual que se garantizan las obligaciones de los individuos al interior de la familia. No existirá una forma oficial de organización familiar. El maltrato al interior de la organización familiar no será permitido ni a los niños, ni a la pareja, ni a los mayores.

El ser humano es un ser inteligente. Poner en actividad la inteligencia implica desarrollar la capacidad de aprendizaje, de pensamiento, así como la imaginación y la creatividad. No entiendo la inteligencia en el sentido tradicional de occidente, como el ejercicio de la razón y este como la capacidad de la construcción lógica mental, la capacidad de hacer inferencias. La inteligencia es el conjunto de las actividades mentales.

No se construye la mente humana al margen de la sociedad. El modelo debe crear las condiciones sociales y materiales para que todos los miembros de la comunidad tengan acceso a la educación desde los niveles inferiores hasta los superiores y cuenten con las condiciones para desarrollar sus aptitudes científicas, artísticas y tecnológicas. La educación debe respetar las preferencias individuales en armonía con los desarrollos de la sociedad. El cultivo de la inteligencia será una preocupación fundamental del modelo y cultivará en los miembros de la sociedad el amor a la ciencia y al arte. Simultáneamente, se crearán las condiciones apropiadas en relación con instituciones educativas, científicas, etc., de tal modo que los miembros de la sociedad que deseen dedicarse al cultivo de la ciencia, la tecnología o el arte han de encontrar las condiciones adecuadas para hacerlo. De la misma manera que las disciplinas especializadas, propias de la ciencia moderna, son adecuadas para una sociedad con altísima división del trabajo, una sociedad más compleja y coherente buscará ciencias apropiadas a la aprehensión de la complejidad, la convivencia y el respeto a la diferencia. Tal vez en el futuro, los límites entre las disciplinas científicas y entre estas y el arte tiendan a difuminarse.

El ser humano es un ser lúdico. Lo lúdico se expresa en la vida cotidiana, en todo tipo de relaciones, sean estas familiares, de aprendizaje, de producción, etc. El modelo debe proporcionar condiciones para que el ser humano desarrolle su naturaleza lúdica. Una de las condiciones fundamentales, para expresar las condiciones lúdicas de los seres humanos, es el tiempo de ocio. De la forma como en el modelo se organice el trabajo, habrá tiempo disponible para el juego; incluso podríamos hablar del carácter lúdico de ciertos trabajos: el ocio productivo.

El carácter lúdico del ser humano se ha perdido con la extensión del consumo que pasó de ser un medio que produce bienvivir a ser básicamente un medio para producir ganancias al capital. El modelo imperante ha eliminado al homo ludens, que debe ser recuperado.

Las construcciones utilitaristas apoyaron el desplazamiento que se produjo en la ideología global del homo ludens por el homo económicus al considerar el “consumo” en términos monetarios e identificarlo engañosamente a la satisfacción de necesidades y al bienestar de los individuos, encubriendo la pérdida de contenido que sufre tal identidad a medida que prolifera el fetichismo del consumo… (Naredo, 2003: 65).

El modelo alternativo debe hacer renacer al homo ludens, para ello es necesario desencantar el hechizo de Circe, es decir, rescatar al individuo libre; véase en el capítulo primero de este escrito, el episodio del encantamiento de algunos de los hombres de Ulises, en la Odisea, por la diosa Circe. Bauman, citando a Marcuse nos dice de la libertad lo siguiente:

“Liberarse” significa literalmente deshacerse de las ataduras que impiden o constriñen el movimiento, comenzar a sentirse libre de actuar y moverse. “Sentirse libre” implica no encontrar estorbos, obstáculos, resistencias de ningún tipo que impidan los movimientos deseados o que puedan llegar a desearse (Bauman, 2006: 21).

Estamos hablando de juego no de deporte. Este se ha convertido en un negocio, el mejor ejemplo de este negocio es el fútbol que ha llegado a ser una fuente de ganancias para los propietarios, en una empresa a la cual pueden llegar capitales de cualquier fuente incluidos los ilegales, y los futbolistas se constituyen en trabajadores que, al igual que todos los trabajadores deben luchar por su estabilidad, su seguridad social, etc., con el agravante de que en este caso particular los trabajadores pueden ser vendidos como esclavos modernos por sus patrones, que adquieren la connotación de “dueños”.

El ser humano es un ser trascendente. La pregunta por la trascendencia es en los humanos un interrogante sempiterno. Como dice el filósofo Savater:

Es indudable que los filósofos, en el mejor de los casos, tratan de ocuparse de manera laica de lo mismo que preocupa a sacerdotes y teólogos. Unos y otros se plantean preguntas no instrumentales, que no pueden ser zanjadas por ninguna respuesta que nos permita despreocuparnos de ellas y pasar a otra cosa… Las respuestas de la ciencia cancelan la pregunta a la que responden y nos permiten preguntarnos cosas nuevas; las respuestas de la filosofía y de la teología abren y ahondan aún más la pregunta a la que se refieren, nos conceden plantearla de una forma nueva o más compleja pero no la cancelan jamás totalmente: sólo nos ayudan a convivir con la pregunta, a calmar en parte nuestra impaciencia o nuestra angustia ante ella (Savater, 2007: 16).

Esta es la razón para que todos los intentos de la educación en el Socialismo Real por destruir la idea de dios o la creencia en el más allá haya sido un rotundo fracaso. Ejemplo de ello es que en Rusia, después de que desapareció el Socialismo, la religión ortodoxa regresó aún con más fuerza que en la época de los zares.

Los seres humanos encontrarán en el modelo alternativo condiciones para desplegar su concepción de trascendencia, independiente de la que esta sea; igual quien crea en un espíritu inmortal y espere que este tenga una vida eterna en el cielo que quien espere que su alma llegue a ser reencarnada en otro ser vivo. La sociedad debe proporcionar las condiciones materiales y colectivas que permitan poner en juego los deseos de trascendencia y los ritos correspondientes, cuando estos sean pertinentes, sin ningún tipo de discriminación. Solo serán impedidas las prácticas religiosas que atenten contra la vida o la dignidad. De igual manera tendrán derecho a expresar sus opiniones quienes no crean en la existencia de un alma que viva más allá de la muerte del cuerpo, los ateos. La educación, particularmente la de la infancia, debe proporcionar el conocimiento de la historia de todas las religiones y la historia del ateísmo, así como el debate libre sobre la validez de cada una de las opciones. Nadie podrá ser discriminado ni perseguido en razón a sus creencias o falta de estas.

En lo fundamental, la religión no será un problema del Estado o de la sociedad, este aspecto debe circunscribirse al ámbito privado de la familia; es decir, la religión no ha de ser un problema de debate público. Esto implica que la sociedad no acepta la apología o la propaganda pública de ninguna de las religiones.


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