BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

USOS Y APROPIACIONES DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y COMUNICACIÓN EN LA FORMACIÓN DEL COMUNICADOR SOCIAL, CASO: UNIVERSIDAD VERACRUZANA

María de Jesús Rojas Espinosa


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Concepto de formación profesional

Existen otros enfoques sobre la formación vinculados a las demandas de la producción y a la evolución de las profesiones, que se refieren a la noción de formación profesional.

El origen de las profesiones se entreteje con el desarrollo de los procesos de industrialización y los valores, saberes y prácticas profesionales que se generan, se insertan en un contexto político cultural específico.

El proceso de industrialización marcó una transformación fundamental en cuanto a la concepción misma de la formación; es en este contexto donde asumió una connotación distinta, ligada a un saber profesionalizante y a la dinámica económica de cada país. Desde las disciplinas economía de la educación y sociología de las profesiones podemos derivar ejes teóricos para este análisis.

Economía de la educación

A partir del siglo XX, el debate en torno a la educación tomó otra modalidad, se empezó a vislumbrar el acto educativo, como un sistema de inversión y costos económicos, cuyos resultados merecen ser confrontados en términos de eficiencia y productividad explica Díaz Barriga (1993).

En la década de los cincuenta la economía de la educación adquirió gran importancia al destacar el papel de la educación como motor del desarrollo económico y social.

La incorporación de la tecnología como elemento de la producción además de otros como la tierra, el capital y el trabajo, permitió considerar a la educación como factor relevante para el crecimiento económico de las naciones.

Con la teoría del capital humano se consolidó esta propuesta, en la que la educación es concebida como sinónimo de escolaridad y como un agente importante de la producción y de la productividad.

De tal forma, la educación se planteó como un insumo más de la producción, medible mediante los costos originados por la escolaridad de los sujetos. El carácter de inversión puede analizarse desde dos niveles: a nivel de todo el sistema productivo como un insumo, como una inversión más; a nivel individual como una inversión futura, de donde se cree que un mayor nivel de escolaridad implica necesariamente mayores ingresos, lo que provoca una mayor movilidad social.

La tesis del capital humano se deriva de las teorías clásica y neoclásica de la economía en las que se postula que "todo ingreso puede ser capitalizado incluyendo a los seres humanos, lo que da como resultado el valor económico del hombre" (Dettmer y Esteinou, 1983: 589). Asimismo, surgió como una forma de dar respuesta al acelerado crecimiento de la matrícula escolar a nivel mundial e intentó explicar el impacto de dicho crecimiento sobre la producción.

Se parte del supuesto de que el desarrollo económico de un país depende del grado de desarrollo de un sistema educativo, puesto que la relación entre la educación y la economía es una relación de naturaleza técnica. Si se supone que la capacidad productiva de un país, es decir, el volumen y calidad de bienes y servicios que produce, depende no sólo de su dotación en recursos naturales, infraestructura, instalaciones, maquinaria, etc., sino también del nivel educativo de su fuerza laboral, entonces se le asigna al sistema educativo el papel de proveedor de un importante factor de producción: el recurso humano (Gómez Campo y Munguía Espitia: 1981: 51).

Así, cada puesto de trabajo requiere un determinado nivel de calificación, cuya preparación atañe directamente al sistema educativo, ya que en la medida en que aumentan los requerimientos para el trabajo, se hace necesaria una mayor articulación entre formación y ocupación. Esto último implica que la escuela se aboque a formar y emitir certificados en función de las demandas específicas del mercado de trabajo.

En síntesis, los postulados básicos de la teoría del capital humano son los siguientes: a) se requiere calificar la fuerza de trabajo para cada puesto del aparato productivo; b) existe correspondencia entre los requisitos para el empleo y sus requerimientos; c) en la medida en que se avance tecnológicamente se elevará la complejidad de las ocupaciones y, d) existe un mercado de trabajo homogéneo, objetivo y neutral que brinda igualdad de oportunidades a toda la población en función de su perfil educativo.

Desde esta perspectiva, el desfase entre formación-empleo se atribuye a la formación deficiente que proporcionan las instituciones educativas, y no a la dinámica propia de la economía del país y su relación con las economías internacionales.

Otra corriente teórica que analiza la relación educación-empleo es la denominada alternativa (Gómez Campo y Munguía Espitia, 1981; Reynaga, 1983; Dettmer y Esteinou, 1983).

Las interpretaciones que se hacen en el interior de esta corriente tienen como eje de análisis el materialismo histórico y parten del hecho de que las características que asumen las relaciones entre la educación y el sistema productivo son la expresión de un proceso histórico en el que se han venido desarrollando las relaciones sociales de producción.

Destacan los trabajos que critican las nociones liberales sobre el mercado de trabajo y que proponen conceptos de estructura dual (Gordon, Reich y Edward), mercados segmentados (M. Carnoy) y estructura heterogénea citada por Gómez Campo y Munguía Espitia (1981).


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