BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


HISTORIA DE LA MODERNIDAD EN MÉXICO, SIGLOS XIX -XX (ENFOQUE ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA)

Jorge Isauro Rionda Ramírez



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LA MINERÍA: DETONADOR HISTÓRICO DEL DESARROLLO EN GUANAJUATO.

Si se enuncian cuáles son los elementos histórico - económicos que son detonadores del desarrollo en Guanajuato a partir del siglo XVI, el primero a destacar es el sector minero. La minería en el periodo colonial aporta los fondos minerales para fundar el medio de transacción requerido para los traspasos comerciales entre los agentes económicos: el dinero.

La plata y el oro, como bimetálico, otorgan a la economía novohispana la liquidez necesaria para aviar tanto el comercio como la producción. Guanajuato aporta, junto con Zacatecas, los principales fondos minerales para la expansión monetaria desde el siglo XVI. Conforme se da esta expansión, la economía excedentaria va posicionándose como esquema fundamental del desarrollo.

Los primeros asentamientos urbanos del norte del país obedecen a los patrones que marca el desarrollo del sector minero. El camino real une poblaciones que se asientan en el territorio en razón del comercio que causa la propia minería y el descubrimiento de los yacimientos minerales, en lugares antes no poblados como lo son minerales en Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y hasta en la alta California.

El comercio y la producción agropecuaria prosperan a la par de la expansión de la minería; expansión tanto como sector que se consolida, como por su relevancia económica y la mineralización monetaria que respalda.

El auge de la expansión minera, tanto en Guanajuato como en la nación, logra su punto máximo en el siglo XVIII. Los fondos mineros avían el desarrollo de la región donde prospera el comercio y la industria. Las factorías manufactureras que pertrechan a la minería principalmente, como el desarrollo de otras industrias como la textil y la confección, se ven respaldadas por la relativa abundancia de capitales locales que originalmente nacen de las labores mineras, pero que posteriormente se dan en otras actividades prósperas y cuyas ganancias hacen las veces de un proceso similar al de una acumulación originaria.

Las relaciones laborales en donde existen indígenas son dominantemente serviles, mientras que en poblaciones mestizas, como los minerales, las relaciones adquieren las veces de peonaje libre. En Guanajuato, por ser una población dominantemente mestiza, donde la población indígena casi es inexistente (comparado a las poblaciones del Valle de México o de Michoacán), las relaciones industriales favorecen a la conformación de una economía de corte capitalista desde su origen.

Los pagos salariales en dinero mineral y no en especia, como la poca relevancia de tiendas de raya, como del cautiverio de la mano de obra por sistema de deudas heredables, permiten a su vez una movilidad laboral significativa, como para equilibrar los mercados laborales locales como de la región en una situación que favorece al reacomodo poblacional, en una distribución territorial acorde a las necesidades que la propia organización del territorio demanda según sus potencialidades, y la lógica de explotación del esquema regionalmente dominante.

Mientras que en el centro y sur del país las relaciones industriales adquieren matizaciones más de tipo feudal, en el Bajío como en el norte del país, son del tipo de peonaje libre, cuyos jornales que bien adquieren la formula de un salario.

La mano de obra libre permite el reacomodo poblacional en capricho de la explotación de los recursos naturales con la libre movilidad de los factores productivos, que es el catalizador de toda actividad económica capitalista. En la región, el desarrollo económico se ve favorecido por la presencia tan importante de mano de obra libre en cuanto movilidad territorial.

Las actividades económicas se privilegian gracias a la presencia de jornales de corte salarial, los que dan los fondos originales de la acumulación originaria de capitales locales y autónomos, que posteriormente y de manera ágil, le dan al desarrollo regional el carácter de ser sostenible por sus propios recursos.

Guanajuato pronto no solo es el principal productor de oro y plata del país, sino que se vuelve uno de sus graneros más importantes y un emporio industrial de manufacturas que compite con poblaciones novohipanas destacables como la propia ciudad de México y Puebla, en el centro del país.

La armonía con que se articula el entramado empresarial de la región otorga a la población prosperidad y paz social, al menos hasta el siglo XVIII, donde las haciendas y fundos están en su pleno de desarrollo consolidado.

Puede por ello afirmarse que la región que hoy abarca la entidad de Guanajuato, desde sus orígenes coloniales, presenta una de las economías regionales más destacables de Hispanoamérica, cuyo nivel de desarrollo industrial es fundamento de una prosperidad demográfica que tipifica la historia social y económica de la entidad.


 

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