GUIA DE ORIENTACIONES PARA LA EVALUACIÓN Y SEGUIMIENTO DE PROYECTOS DE DESARROLLO

GUIA DE ORIENTACIONES PARA LA EVALUACI?N Y SEGUIMIENTO DE PROYECTOS DE DESARROLLO

Francisco José Calderón Vázquez

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5.- Critica al Marco Lógico

El uso generalizado del Marco Lógico y el hecho cierto de haberse constituido en una suerte de lingua franca o idioma común de la comunidad internacional del desarrollo, suponen un notable activo en el haber de dicha metodología, si bien el uso e impacto de la misma en el mundo en desarrollo, no ha sido hasta el momento “sistemáticamente estudiado”. Ello plantea la duda, posiblemente existencial, sobre si las virtudes y bondades que se presumen del Marco Lógico, repetidas con insistencia por la comunidad de donantes, provienen del método en si mismo, o si por el contrario es su difusión generalizada la que lo hace particularmente virtuoso, en otros términos si es su fama y el hecho de ser el método con mayúsculas de los poderosos y de los donantes, lo que lo hace “bueno”. Todavía mas claro el producto es bueno por si mismo, o es el resultado de una impresionante campaña de marketing promocional.

No parece que existan dudas sobre que su uso ha reducido de manera considerable el antaño azaroso proceso de identificación de proyectos, y sobre todo la ausencia generalizada de esquemas de “pensamiento sistemático” en los métodos estandarizados de “Análisis Coste-Beneficio”, dominantes en la escena del desarrollo internacional durante los 50 y 60, a pesar de que las reformas de los mismos comenzaban a introducir tales elementos en dichos esquemas. (University of East Anglia) .

Como hemos visto en paginas anteriores, la metodología Logframe surgió, como tal planteamiento “cultural”, en la década de los sesenta, época especialmente conflictiva, tiempo de cambios y particularmente fecundo en cuanto a innovaciones culturales y sociológicas que en su mayor parte se mantienen todavía en pie en nuestros días. En este sentido, el Marco Lógico (ML) no es una excepción, y como otros esquemas culturales de la época es fruto de ese momento temporal. Por ello, no podemos contemplar al ML haciendo abstracción del entorno cultural donde surge, y ello nos parece fundamental puesto que como tal instrumento de planificación, diseño y evaluación de proyectos de desarrollo, el Logframe se fundamenta en los modelos, ideas y filosofías sobre el desarrollo dominantes en los 60, siendo por tanto “producto” de su tiempo.

El Marco Lógico se resiente particularmente de dichos aspectos, puesto que la filosofía “oculta” tras la matriz del EML, no es otra que la resultante de las concepciones sobre el desarrollo hegemónicas en los 60 y 70. En los 60, el desarrollo se concebía como el producto de una matriz urbano-industrial, con presencia de importantes complejos industriales siderúrgicos y manufactureros, capital humano, recursos financieros, abundantes bienes de consumo etc.

En contraposición, el No desarrollo o subdesarrollo era la situación producto de una matriz rural-agraria, caracterizada por la preponderancia de las producciones y bienes primarios o materias primas, la ausencia de infraestructuras, capital humano y flujos financieros imprescindibles para la acumulación de capital. Una situación de atraso comparativo en todos los ordenes. La situación carencial, esencia del subdesarrollo, podía resolverse gracias a la “importación” de técnicos extranjeros, capitales foráneos, bienes de equipo y capital, tecnologías, etc. En otras palabras, los lugares comunes típicos del conjunto de planteamientos doctrinales que condujeron al “desarrollismo” y a una visión del desarrollo, inherente a tales esquemas, que consideraba al desarrollo como una especie de “know how” que se podía comprar, exportar o importar.

Durante la década de los 70, comenzó a abrirse paso la visión del desarrollo como proceso de satisfacción de las necesidades básicas de la población. De ahí, que las actividades de “desarrollo” se orientasen a la dotación de equipamientos sociales e infraestructura social mínima (servicios mínimos: equipamientos eléctricos, agua, alcantarillado, gas, basuras, vertederos, colegios, centros de salud, hospitales, carreteras, canales, caminos rurales, etc.) y a la lucha contra la pobreza (entendida como situación de escasez) promoviendo la mejora social (alfabetización, formación profesional, inserción laboral o profesional, servicios de apoyo, atención sanitaria, campañas de prevención, vacunaciones, etc.) de los grupos desfavorecidos, normalmente mujeres, infancia, grupos en situación de exclusión como comunidades indígenas, marginados urbanos, campesinos, desempleados, etc., mediante técnicas como el “empoderamiento”, el desarrollo comunitario o los proyectos de desarrollo rural integrados.

Dichas visiones, con sus pro y contras, están particularmente latentes en la concepción simplista de la Matriz del Marco Lógico, en la jerarquización de problemas y en la individualización de los mismos, y sobre todo en la idea, un tanto aventurada, de que un proyecto puede solucionar o resolver un problema de desarrollo.

En este sentido, la evidencia empírica de los últimos 40 años nos fuerza a plantear la tipificación del desarrollo como un problema complejo, producto de la yuxtaposición y concatenación de una serie de problemáticas muy definidas. Sus aspectos más significativos podrían ser la fractura social , el dualismo económico-social y la debilidad del aparato estatal . Factores que combinados con la presencia de muy débiles niveles educativos generales, altos niveles de crecimiento demográfico y una muy baja productividad, provocan un cocktail letal que conduce a los estados de escasez y miseria generalizados, “imagen” nuda del subdesarrollo.

La anterior enumeración no pretende ser exhaustiva ni mucho menos taxativa, pero si que pretende poner de relieve la condición estructural y organizacional del subdesarrollo, que configura a los países y zonas subdesarrolladas como áreas territoriales desestructuradas, o empleando otros términos, invertebradas, es decir incapaces de detentar los niveles organizacionales necesarios para organizar y vertebrar el conjunto de sus miembros y elementos integrantes, haciéndolos que actúen como un único cuerpo. Dada su condición estructural, la realidad del subdesarrollo llama indefectiblemente para su posible “corrección” a instrumentos de mayor calado que el mero proyecto sea cual sea su dimensión cualitativa o cuantitava, con lo que entran en escena las “Políticas” como instrumento de planificación al mas alto nivel para afrontar problemáticas complejas. Las Políticas pueden estructurarse a su vez en Planes, Programas y Proyectos, siguiendo un esquema tradicional.

En este orden de cosas, la negación de la Política, de su carácter global y no lineal, integrador e integral, de su dimensión organizadora de la realidad, no puede traer nada bueno y su pretendida sustitución por un conjunto mas o menos articulado de proyectos no va sino a complicar las cosas, puesto que la profusión de proyectos si que puede ayudar a la cobertura de necesidades y de situaciones carenciales, o de cuestiones puntuales: por ejemplo puede conseguirse dotar a las escuelas de una zona de material pedagógico, construir pozos, instalar letrinas, construir casas, crear puestos de atención primaria de salud, dotar de libros una biblioteca, dar sanidad bucodental a 100 niños, dotar de semillas para la siembra, etc., etc.,

Es decir, a través de los proyectos pueden atenderse o cubrirse situaciones puntuales y concretas, lo cual es estupendo, pero que no puede por su propia naturaleza lineal y unilateral, dirigida a la solución de un problema puntual, afrontar problemáticas estructurales, siguiendo con los ejemplos dotar a 5 escuelas con material pedagógico no soluciona el problema de la enseñanza, y sobre todo no asegura que la necesidad o el problema no vuelva a surgir o repetirse. Construir 25 casas no soluciona el problema de la vivienda, aunque si cubre el problema para 25 familias, lo cual sin lugar a dudas es una buena noticia.

En definitiva, la orientación de una política de desarrollo no es tanto la cobertura de las necesidades acuciantes, cuanto la “generación de desarrollo”, entendido este como tejido organizacional, o lo que es igual promover la estructuración de la realidad. Como vemos Política y Proyecto son elementos complementarios y nunca antitéticos, el problema esta en la omisión de uno de los elementos o en la sustitución de uno por otro.

Otro elemento fundamental en la polémica sobre el marco lógico radicaría en su carácter “minimalista”, es decir el proyecto configurado acorde a esta metodología esta linealmente orientado a la solución de un problema o a la cobertura de una necesidad, que concibe el proyecto como un punto en el espacio, obviando o haciendo abstracción del contexto problemático al que de subdesarrollo en el emplazamiento del proyecto.