BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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Los socialismos y los nacionalismos.

El tercer momento (1849-1927) es caracterizado por J.J. Chevalier por la emergencia de los socialismos y los nacionalismos. En este libro, el marxismo y todos sus derivados está ampliamente tratado en otro capítulo (ver Cap. 4) por lo que no mencionaremos aquí las obras de esa corriente. Aparte de ellas, una lista de obras importantes de este período debe a nuestro juicio mencionar al menos las siguientes:

- Emile Chartier(Alain):ELEMENTOS DE UNA DOCTRINA RADICAL (1925);
- Maurice Barrès: LOS DESARRAIGADOS (1897);
- Charles Darwin: EL ORIGEN DE LAS ESPECIES (1859);
- Adolf Hitler: MI LUCHA (1925)
- Jean Jaurès: HISTORIA SOCIALISTA DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA (1901-1904);
- Gustave Le Bon: PSICOLOGÍA DE LAS MULTITUDES (1895);
- Paul Leroy-Beaulieu: EL ESTADO MODERNO Y SUS FUNCIONES (1889);
- Charles Maurras: ENCUESTA SOBRE LA MONARQUÍA (1900-1909) y KIEL Y TANGER (1910);
- Pierre-Joseph Proudhon: DE LA CAPACIDAD POLÍTICA DE LAS CLASES OBRERAS (1865);
-Georges Sorel: REFLEXIONES SOBRE LA VIOLENCIA (1908) y MATERIALES PARA UNA TEORÍA DEL PROLETARIADO (1919);
- Oswald Spengler: LA DECADENCIA DE OCCIDENTE (1918-1919).

De este período, tan abundante en obras fundamentales y polémicas, hemos elegido, para describir sus contenidos, una que en cierta medida sintetiza las dos ideas principales emergentes en este período: el socialismo y el nacionalismo. Se trata de "Los desarraigados" de Maurice Barrès.

Maurice Barrès (1862-1923) fué un escritor francés, proveniente de una familia de la alta burguesía. Su obra literaria de juventud ("Le culte du moi", "Un homme libre") lo muestran en una posición egoísta y hedonista, políticamente orientada hacia un soberbio aristocratismo. Luego evolucionó hacia una toma de conciencia socialmente solidaria, de tipo fuertemente nacionalista, que se expresa cabalmente en la trilogía que, bajo el título general de "La Novela de la Energía Nacional", contiene a "Los Desarraigados", "El Llamado al Soldado" y "Sus Figuras". También publicó una recopilación de ensayos bajo el título "Escenas y Doctrinas del Nacionalismo". Con el tiempo, su nacionalismo se hizo acentuadamente conservador, y adoptó actitudes antiparlamentarias y antisemitas, que lo llevaron, por ejemplo, a mantener una posición reaccionaria frente al "caso Dreyfus".

"Los Desarraigados" es una novela. No se presenta en absoluto como una obra de doctrina política. Al presentar la vida de siete jóvenes llegados a Paris desde su Lorena natal, en la búsqueda de grandes destinos, con el telón de fondo de los hechos nacionales ocurridos desde 1880, la obra sobrepasa ampliamente la intención novelística y desarrolla una visión de la historia nacional, de los principios y valores consagrados, referidos al orden y al devenir social, y al individuo en su papel respecto de la comunidad donde nació (3).

Barrès escribe esta obra en un momento singular de la historia francesa, en el que parece cobrar realidad el sueño de un "socialismo nacional" antiparlamentario y anticapitalista a la vez; un momento en el que parece posible la alianza política de los últimos tradicionalistas y monárquicos con socialistas proudhonianos y antiguos anarquistas.

En ese ambiente, Barrès es también sensible a las influencias del darwinismo social y de doctrinas inspiradas en un determinismo casi "fisiológico", que lo llevan a considerar socialmente viable un patriotismo fervoroso, nutrido con conceptos racionales y una cierta moral social.

Barrès define al nacionalismo como "la aceptación de un determinismo". Es el reconocimiento de la gravitación del pasado sobre el presente, la sumisión a la ley sagrada de las filiaciones, la obediencia a las grandes voces "de la tierra y de los muertos". Para Barrès, la expansión del individuo está vinculada al mantenimiento de la "sustancia nacional" que asegura las condiciones sociales de su desarrollo individual.

El nacionalismo de Barrès presenta dos fases: una faz contestataria, plebeya y socializante, animada de un cierto "romanticismo de la acción" antiburguesa y anticonformista; la otra faz es conservadora: apoya la preservación de la comunidad nacional apelando a todas las fuerzas del orden y de la jerarquía social, de la educación, la religión y las armas. En cuanto a la relación con la historia, Barrès piensa que todas las adquisiciones del pasado deben ser tomadas en cuenta: que se deben aceptar las cosas "tal como están". De allí su aceptación de las ideas de la Revolución Francesa y de la tradición republicana (4).


(3) Zeev Sternhell: MAURICE BARRES ET LE NATIONALISME FRANCAIS, Paris, A. Colin, 1972.

(4) Chatelet, Duhamel y Pisier, op. cit.

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