BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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d) Tendencias y perspectivas a largo plazo.

Las tendencias y perspectivas a largo plazo para la región dependen por completo de la evolución general del mundo en el futuro. Nadie sabe en verdad cómo va a ser ese mundo; han sucedido demasiadas cosas inesperadas e impredecibles como para pretender una certeza en la proyección del futuro. Lo que vamos a plantear aquí es uno de los escenarios posibles, el que nos parece más lógico de acuerdo a las tendencias actualmente perceptibles. Puede haber hechos fortuitos (innovaciones tecnológicas fundamentales o nuevas emergencias ideológicas) que cambien este panorama.

El escenario que vemos como más probable es el siguiente: El mundo bipolar que emergió de Yalta ha muerto. El derrumbe del sistema soviético ha dejado a los EE.UU. en una condición, aparentemente, de hegemonía incontrastada, y así parecieron creerlo los dirigentes americanos en la Guerra del Golfo. Es ello cierto? Para que una potencia pueda detentar la hegemonía incontrastada en un sistema, debe contar con cuatro supremacías: político-militar, tecnológica, económico-financiera y cultural. EE.UU. ahora sólo cuenta con la primera, herencia de la carrera armamentista durante la "guerra fría" con la U.R.S.S. A ella sacrificó todas las demás. Como dijo A. Boron, "en el combate de los gladiadores, uno está muerto, y el otro está gravemente herido".

La supremacía tecnológica está hoy en Japón y en Europa, principalmente en Alemania. La supremacía económico-financiera se ha internacionalizado mucho y es difícil señalar un centro, pero los datos cuantitativos apuntan a Japón e Inglaterra. El fracaso ya evidente del modelo neo-conservador, el endeudamiento y la recesión americanas indican claramente que ya no es el centro económico del mundo. La supremacía cultural, es difícil saber donde está hoy, pero seguramente no en los EE.UU., cuya chatura intelectual actual, falta de creatividad y de modelos seductores (como fue en otro tiempo el "american way of life") son notorios.

En síntesis, EE.UU. ha perdido su supremacía en los otros tres campos y es en sí mismo un mundo en decadencia, que difícilmente encuentre las energías endógenas necesarias para recuperarlas. Por otra parte, de las cuatro supremacías, la político-militar es la más frágil, porque es consecuencia de las otras tres y de un cierto orden de prioridades en el empleo de los recursos. Otros actores internacionales pueden disputarle esa primacía, si se lo proponen...

EE.UU. actualmente se repliega sobre sí mismo y sobre "su" hemisferio. Forma, por ejemplo, una unión económica con Canadá y México (probablemente este último sea el encargado de los trabajos sucios y contaminantes) para generar un espacio económico más amplio e integrado, y busca modificar, como ya vimos, su modo de relación con el resto de los países del hemisferio. Desde esa posición espera poder enfrentar, ya no en el campo militar sino en el económico-financiero a dos formidables competidores emergentes: Japón y Europa Occidental.

Por eso dijimos que la situación internacional global evoluciona desde un modelo bipolar hacia un modelo tripolar, más complejo, donde el enfrentamiento ideológico-militar será reemplazado (al menos por un tiempo) por la competencia económica, con todas sus implicancias tecnológicas, científicas y culturales.

Es probable que Japón, hasta ahora un mundo muy cerrado en sí mismo, busque la integración (subordinante?) con otros países industriales del sud-este asiático, como Corea, Taiwan y Singapur; y probablemente con Filipinas, China y Australia, generando un bloque con hinterland y recursos, que es lo que ahora le falta. Dicho bloque podría extender su influencia hasta Siberia y Mongolia. Si bien se mira, sería la realización por vía económico-comercial de los designios imperiales del Japón Meiji y de sus estrategas de los años veinte...

Europa Occidental culminará próximamente su proceso de integración interna (la C.E.E.) y deberá enfrentar luego un proceso largo y dificultoso, pero en nuestra apreciación inevitable, para integrar a su sistema a los países de Europa Oriental, incluyendo la ex-U.R.S.S., y buscará también extender su influencia sobre los países árabes y partes de Africa del Norte.

Muchas veces se ha comparado al imperio americano con Roma imperial. Siguiendo esa analogía el bloque europeo podría ser algo así como la "nueva Bizancio", el nuevo imperio bizantino. Recordemos que la poderosa Roma cayó pronto y que el imperio bizantino, más discreto en el ejercicio de su poder, la sobrevivió mil años... La historia nunca se repite exactamente, pero si algo así pasa, a nuestro juicio podría ser atribuido a la supremacía cultural europea.

El mundo que avisoramos es, pues, tripolar, con cabezas en los EE.UU., la Comunidad Europea y el sud-este asiático. En este esquema, habiéndose acentuado la decadencia del núcleo del imperio americano, habiéndose desgastado, por otra parte, la ideología neoliberal que ahora prima, América Latina sentirá la limitación del modelo de dependencia provincial y la molestia de estar atada a un imperio decadente. Podrá iniciar entonces un juego pendular destinado a lograr mayor autonomía, pero sin configurar en ningún caso un protagonismo histórico de primera fila. Tal es, a nuestro juicio, la proyección más realista hacia mediados del siglo próximo.

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