BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

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Medios del imperialismo

Estas teorías intentan formular una lista de los medios que utilizan los países centrales para explotar la periferia del mundo en su beneficio.

El intercambio desigual es la relación que resulta del hecho siguiente: por herencia colonial, los países periféricos exportan principalmente materias primas, e importan productos manufacturados. Los términos del intercambio se deterioran y son cada vez más desfavorables. Existe, pues, una división vertical internacional del trabajo.

Arghiri Emmanuel da una explicación algo diferente, que intenta explicar el hecho, ya verificado, de que aun exportando manufacturas, los términos del intercambio son desfavorables para el tercer mundo. Parte de considerar que la remuneración del trabajo es una variable independiente y que el elemento decisivo es la desigualdad internacional de los salarios. El capital -dice Emmanuel- es móvil a nivel internacional, y su tasa de beneficio tiende a igualarse. El trabajo, por el contrario, es relativamente inmóvil y los salarios no tienden a igualarse. Esa diferencia de salarios repercute sobre los precios. En este aspecto, Pierre Jalee sostiene que "el intercambio desigual consiste...en cambiar una pequeña cantidad de trabajo altamente remunerado por una gran cantidad de trabajo escasamente remunerado". Se trataría, según este enfoque, de una diferente explotación de la fuerza de trabajo. Este enfoque está más actualizado, en cuanto reconoce la alta movilidad del capital, especialmente del financiero, que es característica del mundo moderno; pero curiosamente no toma en cuenta otros factores de gran importancia actual, como las diferencias de economías de escala, de niveles de calidad, y de dominio reservado de ciertas tecnologías, que permite, por ejemplo, fijar los precios de los productos que se envían desde los países centrales a los periféricos, no en función de su costo más la ganancia, sino en función de la mayor o menor facilidad que tendrá el país receptor para integrar esos productos en su propia industria. De ese modo la exportación de los países centrales siguen siendo un excelente negocio aun cuando el país receptor avance considerablemente en su proceso de integración industrial.

La inversión de capitales privados en los países de la periferia es considerado por estas teorías otro medio del imperialismo, porque se intervienen en los sectores más rentables de la economía de los países subdesarrollados desdeñando las actividades que permitirían un desarrollo autosostenido. En general, contribuyen al mantenimiento de estructuras económicas productoras de materias primas, que aseguran a los países desarrollados el suministro que necesitan. Un caso que va en contra de lo señalado es la política de inversiones, en algunos países del tercer mundo, de las empresas multinacionales, que sobre todo a partir de los años sesenta invirtieron en industrias de bienes durables (automotores, equipos agrícolas, electrodomésticos, etc.). Al tratarse de bienes relativamente "de lujo", fabricados por procesos industriales no integrados, aumentaron la dependencia antes que disminuirla. Un ejemplo típico de ésto es la industria automotriz argentina, que más de treinta años después de sus comienzos, aun tiene un balance negativo de divisas, entre sus importaciones y sus exportaciones.

La ayuda económica es considerada con frecuencia un medio del imperialismo, por ser un enmascaramiento de la explotación, que responde a una necesidad económica de los países centrales. Según estas teorías, la ayuda económica preserva a los países periféricos de una quiebra total; mejora las condiciones de exportación de capitales hacia los países periféricos; sostiene y desarrolla las expotaciones de mercaderías; favorece la adopción por los países periféricos de los modos de producción y consumo de las sociedades centrales, y le dan a estas un área adicional de influencia política.

Los organismos internacionales, especialmente los de la O.N.U. son, en estas teorías, objeto de crítica como medios del imperialismo. Sostienen que, lejos de responder a los intereses generales de la humanidad, están al servicio de los intereses de los sectores dominantes del mundo, sirviendo de refuerzo a las estructuras imperialistas al evitar los conflictos interimperialistas directos y frenar la subversión de la periferia, con lo que en definitiva contribuyen directamente al mantenimiento de la dependencia y el subdesarrollo de la periferia. Las principales instituciones que son objeto de estas críticas son, por supuesto, el FMI, el BM, el CES, y las comisiones económicas regionales de la O.N.U.. Estos organismos intervienen en los países imponiendo a cambio de su "ayuda" determinadas políticas económicas, con claras reepercusiones políticas y sociales, en el sentido de mantener el "statu quo" y la dependencia.

Las empresas multinacionales son denunciadas por estas teorías como medios del imperialismo. Los teóricos del neoimperialismo consideran que las empresas multinacionales -industriales, bancarias, financieras- acentúan la dependencia y deforman la estructura económico-social de los países periféricos. Las empresas multinacionales, que se desarrollaron grandemente desde la década de los cincuenta, tuvieron como objetivo estratégico (especialmente en América Latina) reaccionar contra la competencia de la naciente industria local y aprovechar la mano de obra barata.

El proceso de implantación de las empresas multinacionales en los países del tercer mundo es muy semejante en todos los casos: primero exportan sus productos estableciendo una organización de comercialización. Luego favorecen el montaje de sus productos bajo licencia, y la fabricación local de algunos componentes. Finalmente, toman el control del productor local, y a veces de sus proveedores y competidores. Luego expanden el campo de sus actividades a otros rubros complementarios (seguros, financiación) y a áreas significativas para la difusión de una ideología acorde con sus intereses (medios de comunicación social, fundaciones, etc.) La penetración cultural de las élites periféricas permite el control central sin necesidad de presencia militar, política o administrativa, salvo casos especiales. Las clases dirigentes locales son el vínculo de dominación entre centro y periferia, en el esquema del neoimperialismo. El centro del centro y el centro de la periferia tienen intereses en común; la periferia del centro y la periferia de la periferia tienen intereses divergentes, hace notar Johan Galtung.

La fragmentación de la periferia es considerado por estas teorías como otro medio del imperialismo. Es una manifestación del viejo principio político "dividir para reinar". Se logra, por ejemplo, mediante tratados que favorecen las relaciones comerciales de los países del tercer mundo con sus antiguas metrópolis, a la vez que dificultan el comercio de los países periféricos entre sí. Una excepción a ésto -agregamos nosotros- es el caso de la comercialización en países del tercer mundo de productos elaborados en otros países del tercer mundo por empresas multinacionales, como, por ejemplo, la venta de automotores o de armas fabricadas en Brasil en los países árabes o africanos. Allí desaparecen las objeciones que se plantean, por ejemplo, cuando las empresas estatales argentinas de armamentos intentan colocar sus productos, así sean "de entrenamiento", en las mencionadas regiones.

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