BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

CURSO DE TEORÍA POLÍTICA
 

Eduardo Jorge Arnoletto

 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (393 páginas, 2.11 Mb) pulsando aquí

 

 

 

 

Revisiones de las teorías clásicas del totalitarismo.

Estas teorías clásicas del totalitarismo, muy particularmente la de Friedrich-Brzezinski, fueron ampliamente usadas y manipuladas como armas de la "guerra fría"; como base "científica" del esquema de propaganda ideológica "mundo libre vs. mundo totalitario"; compuesto este último por totalitarismos ya vencidos (fascismo y nazismo) y otros por vencer (Comunismo).

Esa manipulación fue indudablemente facilitada por las características propias y objetivas del stalinismo (culto de la personalidad del líder, regimen de terror policíaco) que hicieron de él una perversión del comunismo, del mismo modo que fascismo y nazismo fueron perversiones del capitalismo. También ayudó el ocultamiento o justificación propagandística de las verdaderas características de los regímenes "de facto", autoritario o totalitarios, que surgieron como hongos en los países dependientes del "mundo libre" durante la época de la guerra fría.

Quizás como reacción ante esa tergiversación propagandística, en el campo científico se fueron elaborando, sobre todo en los años de la década del '60, algunas revisiones críticas de esas teorías. Esas revisiones han explorado tres áreas principales:

- la supuesta "novedad histórica" del totalitarismo.
- la supuesta similitud entre totalitarismo fascista y comunista.
- la aplicación (correcta o no) del concepto de totalitarismo a todos los regímenes comunistas, especialmente a la U.R.S.S. post-stalinista.

En la exploración de los antecedentes históricos se han encontrado casos análogos, como Esparta, el Imperio Romano bajo Dioclesiano, los despotismos orientales, el gobierno de Ginebra bajo Calvino, etc. Ellos presentan algunas semejanzas, pero también grandes diferencias.

No se encuentra en ellos la movilización total de la sociedad, la profunda penetración ideológica, que sólo pueden lograrse por medio del empleo de conocimientos científicos y recursos técnicos modernos.

Las peculiares condiciones sociales actuales (sociedad industrializada, desarrollo científico-tecnológico, mundo polarizado) han hecho posibles los rasgos originales del totalitarismo moderno, los que lo individualizan más allá de sus evidentes semejanzas con otros regímenes del pasado.

En la exploración de las similitudes entre totalitarismo fascista y totalitarismo comunista han quedado bien precisadas las diferencias entre ambos, que son, primordialmente, diferencias de ideología y de base social.

La ideología comunista es un conjunto de principios, metas y procedimientos, coherente, elaborado, orientado hacia una transformación total de la sociedad.

La ideología comunista es materialista, humanista, racionalista, universalista. Parte del hombre y su razón: naturalmente toma la forma de un credo laico universal, dirigido a toda la humanidad.

La ideología nazi (que es el caso más típico en su género) es, por el contrario, un conjunto de ideas, sentimientos y mitos, poco coherente, poco elaborado que no busca transformar la estructura económico-social de la nación, sino ponerla al servicio de sus propios fines.

El nazismo es organicista, irracionalista, antiuniversalista; parte de la noción de "nación-raza", como entidad superior a los individuos. Desprecia la creencia en la unidad e igualdad del género humano y propone el dominio de una raza sobre las otras por medio de la práctica de una violencia sistemática y permanente.

Podrían enumerarse muchas otras diferencias ideológicas en cuestiones de detalle. Pero, en síntesis, puede decirse que el comunismo se ve a sí mismo como el heredero (en sentido dialéctico) del ideario iluminista y de la Revolución Francesa, mientras que el nazismo es declaradamente reaccionario, antidemocrático; en alguna medida, adhiere a los valores de un orden pre-burgués.

La base social de sustentación y reclutamiento del regimen, y las relaciones de éste con la anterior clase dirigente política, económica y cultural, es otro aspecto donde las diferencias se notan claramente.

El comunismo (contra las previsiones de Karl Marx) se ha implantado en países cuyo proceso de modernización/industrialización era relativamente incipiente. En ellos ha asumido la conducción de la realización de ese proceso. Su base social de apoyo y de reclutamiento de dirigentes (especialmente a nivel de sub-élite) es el proletariado urbano. Por otra parte, el regimen comunista, en cuanto logra el poder, desplaza completamente a la anterior clase dirigente, política, económica y cultural. Elementos aislados pueden eventualmente ser convocados a colaborar, como hizo Lenin con algunos administradores zaristas para implantar su "nuevo orden económico".

El nazismo se instaló en países más avanzados en el proceso de modernización/industrialización, y su objetivo no fue industrializarlos sino poner sus recursos al servicio de sus propios fines, de incremento del poder estatal para el cumplimiento de los designios de la nación-raza.

Su base social de apoyo y de reclutamiento de dirigentes es policlasista, pero centrada en la clase pequeño-burguesa. Son los empleados y ex-empleados desocupados, los campesinos, los pequeños comerciantes, militares, intelectuales; todos aquellos que en una gran crisis se sienten oprimidos entre la gran burguesía industrial, comercial y financiera y las organizaciones sindicales del proletariado.

Cuando el nazismo llega al poder, desplaza rápidamente a la anterior élite política y cultural (salvo elementos que rápidamente se adapten a la nueva situación) y, en cambio, deja en pie a gran parte de la antigua clase dirigente económica, a la que procura captar para aliarse con ella y usarla para sus fines.

En la exploración de la aplicabilidad del concepto de "totalitarismo" a todos los regímenes comunistas, y en particular al regimen soviético post-stalinista, es de especial interés el aporte de Samuel P. Huntington ("Authoritarian politics in modern society", 1970).

Dice Huntington que los regímenes comunistas son, en sus comienzos, sistemas monopartidistas revolucionarios, que tienden a producir la transformación de la sociedad por medio de un intenso proceso de politización (ideologización-movilización).

Con el tiempo, a medida que realizan o adecuan sus objetivos, estos regímenes, por medio de un complejo proceso de transformación-consolidación-adaptación, se convierten en regímenes monopartidistas estabilizados.

En este nuevo estadio evolutivo, tiende a esfumarse la personalización del poder, se atenúa el papel de la ideología y disminuyen los controles políticos sobre la sociedad. Hacen su aparición nuevos grupos y fuerzas sociales, como la tecno-burocracia administrativa del estado (la "Nomenklatura"), la clase gerencial, los grupos de interés, la intelectualidad independiente, etc.

La presencia de estas nuevas fuerzas obliga al partido a redefinir su rol social. Hacen su aparición nuevas formas de movilización y competencia política, independientes del partido único. Con el tiempo (aunque ésto Huntington no lo vio en 1970) se dan condiciones para ciertas formas de pluralismo político y cultural, de recortes al poder de la burocracia autoritaria y de reformulaciones liberadoras de la actividad económica, con grandes repercusiones en el sistema de relaciones internacionales, como hemos visto con los planteos de la "Perestroika" y la "Glasnot".

La conclusión hasta aquí es evidente: no se puede usar para regímenes monopartidistas estabilizados una categoría conceptual creada para regímenes monopartidistas revolucionarios.

Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios