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DESARROLLO AGROINDUSTRIAL SOSTENIBLE: SUBREGIÓN CENTRO-SUR DE CALDAS

 

Carlos Humberto González Escobar

 

 

 

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4.1.5. Distritos Agroindustriales

Las bases teóricas de la propuesta de distritos están en el enfoque de la acumulación flexible que trata de explicar la localización productiva en un territorio. Ella deviene de la escuela francesa de la regulación y del trabajo investigativo de sociólogos italianos sobre las experiencias locales y regionales de desarrollo económico en Italia, sobre todo de la proliferación articulada de pequeñas y medianas empresas.

La base de la especialización flexible son los sistemas locales de pequeñas empresas o conformación de distritos industriales, fruto del modelo posfordista de producción. La concentración de actividades productivas interconectadas en un territorio, a la manera de conglomerados, orientados a la cooperación del sistema de pequeñas unidades productivas, que, a diferencia de los procesos primarios artesanales y de las microempresas, éstas tienen un componente avanzado de innovación e incorporación de nuevas tecnologías.

El funcionamiento de estos sistemas localizados de empresas se apoya en la base social y en las fuentes de recursos propios del territorio.

El concepto de distrito no ha demostrado su solidez en algunos aspectos, como el carácter puramente local, la combinación de competitividad y cooperación, el capital social e institucional, y la organización en red de las empresas. Otra limitante identificada es la no existencia de un modelo único de distrito, sin unos rasgos característicos que permitan su reproducción en cualquier otro lugar, en parte debido a que su evolución se da en la medida que se adaptan a las condiciones de demanda (Moncayo, 2002, 15).

Las condiciones del concepto de distrito han cambiado hacia la aportación valiosa que le da la innovación y el desarrollo tecnológico, colocando al distrito en un escenario dinámico en servicios modernos, desarrollo del capital intangible y del conocimiento.

La presentación de los distritos industriales Italianos como un modelo alternativo de desarrollo económico local, se da en la medida que los sistemas productivos se conciben a partir de una concertación de las empresas con los demás actores del territorio. La demostración de la competitividad en esas empresas no se enfoca desde la mirada individual sino que ellas hacen parte de un conglomerado productivo integrado de manera sinérgica.

En este enfoque los distritos industriales son agrupaciones de pequeñas y medianas empresas localizadas en un área geográfica delimitada y dedicadas a la producción de un mismo producto. Esto da cabida al concepto de cadena productiva o cluster, mecanismo de conexión horizontal de las industrias localizadas, las que comparten clientes, tecnología y otra serie de servicios de apoyo. Esto es lo que se plantea en los distritos Italianos, cuando una pyme se ubica dentro de un distrito, deja de tener un límite, porque puede acceder a servicios diversos o ser parte de un proceso outsourcing (subcontratación de procesos o subproductos).

Las ventajas competitivas que aporta un Distrito están en:

Especialización: Gestión de la calidad, división del trabajo, talento humano y complementariedad entre empresas.

Flexibilidad: Capacidad de adaptación y de respuesta oportuna a los cambios en las condiciones del entorno.

Cooperación: Trabajo conjunto entre empresas de acuerdo con su especialidad productiva.

Coordinación: Apoyo institucional de nivel meso que apoyan el desarrollo productivo.

La existencia de “economías externas” a la empresa, pero internas al distrito, constituyen las bases de la competitividad de los sistemas productivos o distritos industriales (Alfred Marshall, ).

El distrito industrial se puede considerar como “una máquina social” para la producción, que nace de una base de valores y conocimientos producidos por la historia y de un conjunto de comportamientos comunes presentes en un determinado territorio. Los distritos seleccionan el comportamiento de los actores y a su vez desarrolla formas de comportamiento social en función de la competitividad del sistema.

La apuesta por una nueva definición de distritos industriales se sustenta en que la comunidad y los mercados son mecanismos de regulación, a largo plazo, de su desarrollo, y entendidos como entidades socio-territoriales caracterizadas por la presencia activa, en un área territorial definida, de una comunidad de personas y de una población de empresas que participan “una al desarrollo de la otra”.

Como se establece en un sistema de producción local, aparece en dos círculos virtuosos: Sistema local, sistema externo, cada uno se interconecta con el otro, el sistema local está inmerso en el sistema externo con la característica que su actuación es dinámica, abierta y de manera orgánica interactúa.

A continuación se ilustra un sistema de producción localizado bajo la égida del desarrollo del intelecto y el conocimiento del talento humano.

Grafico 4. El Círculo Virtuoso de los Sistemas de Producción Local

Las condiciones que pueden darse para que se construya un Distrito Industrial, según esa experiencia en Italia, están enfocadas a proceso de innovación y gestión del conocimiento en el territorio (tanto el conocimiento tacito, como el explicito). Integrado a esa dinámica virtuosa, la interacción con el contexto internacional, conduce a un proceso inserción comercial con capacidades competitivas.

Se puede observar la combinación de los factores especiales que se dan al interior del sistema local con los que provienen del contexto externo, para lo cual se requiere la presencia de tecnologías adecuadas, la concepción de sistemas de preincubación, incubación y posincubación de nuevas organizaciones productivas, como la identificación de potenciales de demanda, que se explicitan realmente en las dinámicas del mercado.

La presencia indudable de un marco socio económico favorable al desarrollo, ello se explica en las condiciones sociales, culturales, simbólicas, educativas y en general de asunción de los factores de competitividad sin restricciones en la mentalidad de sus actores sociales.

La existencia de un fuerte apoyo institucional que esté comprometido en el proceso, conscientemente lo entiende, comprende y asume como un asunto de prioridad regional, lo cual se hace visible en los actos de gestión en el corto plazo.

La demanda local es la cimiente sobre la cual surge la construcción local de la red de pequeñas industrias, esto permite alcanzar ciertos niveles de acumulación, evolución y desarrollo en sus sistemas productivos, en el alcance de innovación e incorporación de nuevas tecnologías. En una escala reducida se empieza un proceso piloto de producción y desarrollo empresarial endógeno.

La capacidad del sistema de empresas de conectarse con un mercado de baja competencia, y que éste sea un mercado potencialmente explotable, o la de perfilar una industria en un segmento de tendencia contemporánea, con productos y servicios novedosos o diferenciados.

Es fundamental el aporte de las organizaciones sociales, su capacidad de absorción de las nuevas apuestas, el cambio en las relaciones sociales y productivas y la manera como estos sean asimilados; es ese capital social expresado en nuevos valores y patrones que surgen sustentados en su memoria histórica, la expresión de su capital patrimonial, la capacidad de apropiación de las mentalidades e imaginarios individuales y colectivas, los significados que le representa la creación de nueva industria, los factores asociados a la productividad y la competitividad, o lo que representa la transformación en los sistemas tradiciones de producción y aún de consumo. El capital humano y su nivel de conocimiento, la existencia de un entorno de confianza y de fuertes lazos comunitarios, un tejido social capaz de asumir los nuevos desafíos que le representan el cambio técnico–tecnológico, las nuevas formas de trabajo (la polivalencia en la función del trabajo y en los roles productivos), etc.

La formación de capital humano y social es un proceso derivado de la historia regional, los antecedentes marcan las sendas por las cuales han transitado y transitan sus habitantes, de ahí surgen las posibilidades de construir y consolidar ese patrimonio cultural y social, esto puede ilustrar la complejidad y la profunda dimensión del esfuerzo en la transformación de una sociedad hacia los nuevos ámbitos del desarrollo.

El rol de una sociedad organizada, una comunidad preparada y formada para la participación en las decisiones públicas está en la conformación como sociedad civil local. El tejido institucional, y la institucionalidad que se deriva de esos compromisos públicos y colectivos para el desarrollo, exige de marcos de política y criterios claros en los dirigentes y sus instituciones, las apuestas de futuro deben estar plasmadas en las mentes, los corazones y en el alma de sus dirigentes y estar refrendadas en documentos y planes de largo plazo. Un compromiso consciente y real de los dirigentes se da en la medida que el tema del desarrollo no solo esté en el discurso sino que se evidencia en los actos y en la gestión del día a día sin que se pierda la perspectiva de futuro; al decir de Maxneef, se requiere más que saberes, comprensiones con relación a los fenómenos de manera sistémica.

La institucionalidad regional es la mediadora y coordinadora del enjambre de pequeñas y medianas empresas con todos aquellos actores sociales, organizaciones e instituciones que hacen diferentes tipos de transacciones con ellos, como lo son: el sistema educativo local, el sistema financiero, proveedores, organizaciones comunitarias, instituciones públicas regionales, nacionales y locales, gremios y demás. Este nivel de conexión es útil para la calidad y cantidad de los servicios de que se deben proveer a lo largo de la cadena productiva económica y social, establecer unos lazos de confianza y solidaridad interorganizacional, desarrollar la capacidad de dar respuesta oportuna, y en condiciones favorables, a las exigencias de los mercados y en general hacer más competitivo el distrito.

La administración pública y sus dirigentes juegan un rol fundamental como garantes en la planeación y gestión de los recursos públicos, la construcción de la infraestructura, definición del marco político regional, el equipamiento del territorio, y de la seguridad.

Los fenómenos económicos son el centro del interés en el estudio del economista pero sin embargo la irrupción de factores sociales, políticos e institucionales tienen un lugar preponderante en la constitución de sociedades más avanzadas, como el caso del Japón o USA, cuando se trata de explicar las grandes diferencias económicas, siempre se recurre a sustentarlo desde las condiciones socioculturales y político institucionales de donde vienen (Hernández, 1999).

Las políticas que se diseñan para actuar en lo económico tienen un efecto social difícilmente medido, por lo subjetivo e imperceptible, o muchas medidas tomadas desde lo económico no tienen la repercusión esperada por las inercias provocadas en las culturas productivas existentes y los intereses políticos de diverso orden en el contexto .

Los sistemas localizados de producción muestran que en esos lugares las personas que lo habitan tienen una alta tasa de ocupación en las empresas, lo que convierte el factor trabajo en un bien “escaso”, muy diferente a lo que está ocurriendo en zonas circundantes y en muchos otros países. Esto ha obligado a la inmigración de mano de obra para atender esas demandas, ésta es una señal de la concentración productiva y de las razones del porqué se describe un sistema de desarrollo endógeno. Una característica de ese talento humano es la flexibilidad, la polivalencia y en las competencias exigidas para actuar en ese moderno contexto.

El distrito se caracteriza entonces, por la capacidad de auto-organización, el diseño y ejecución de políticas de formación de capital humano polivalente, y la conformación de un nuevo tejido institucional de alta empatía con las nuevas apuestas competitivas del territorio.

La experiencia de la apertura de los mercados en Europa, y en este caso de España, muestra como la falta de capacitación y cualificación del talento humano regional es una fuerte limitante para la actuación en un escenario global, el hecho de no invertir recursos en formación de capital humano se convierte en el futuro en un lastre para la sociedad. ¿De qué proporciones es el costo social y económico de no tener una política seria y coherente a largo plazo en formación y educación, y articulada al desarrollo estratégico de la región?.

Una de las estrategias a seguir en el sistema localizado y flexible de pequeñas empresas es la aplicación de economías de escala, buscando la reducción de costos, acceso a capital en mejores condiciones, el suministro de materias primas y la localización industrial con relación a los mercados de destino de los productos y servicios.

La competitividad del entorno es un factor preponderante para la localización industrial, por la concentración de factores de producción. El espacio actúa como receptor cualificado para un grupo de diversas empresas que mantienen vínculos de múltiples niveles, que puede conllevar a la integración vertical industrial. (Hernández, 1999).

En la posición de obtener “economías externas” (externalidades positivas Marshall), como ventajas económicas, “extraordinarias” y no atribuibles a las empresas individualmente, son resultado del agregado productivo, del intercambio entre los agentes económicos localizados.

Una distinción que se plantea es entender el concepto de los “Distritos Productivos” cuando hay una producción especializada de unos bienes específicos en un área geográfica concreta. Y que son “Distritos Industriales” cuando se trate de industrias localizadas o agregaciones productivas industriales ubicadas en un territorio.

Según el planteamiento de “Distrito Productivo” (Hernández, 1999), a partir de la revisión de los apuntes de Marshall, éste sería el concepto más cercano a la propuesta de distritos agroalimentarios, pues tienen similares características a una explotación productiva industrial, en la que no se podría sustentar exclusividad, pues en ellos se conectan numerosos servicios de apoyo y subsidiarios.

El término “distrito” por sí solo no da ningún significado desde el punto de vista económico, en nuestro medio se concibe más su carácter legal para otros fines . Un distrito se le denomina a un “territorio” con una identidad propia, sobre el que no se destaca los aspectos económicos, principalmente su proceso histórico, la identidad y cultura de sus habitantes.

En ese orden de discusión se incluye el cómo diferenciar el nuevo concepto de “cluster”, conglomerado o concentración de empresas y una comunidad de empresas al estilo de los denominados “distritos industriales”, distinción que no es clara y que no ha tenido profundidad en su análisis. Una de las miradas señala por ejemplo que los clusters son un conjunto de empresas localizadas que por su menor complejidad e interconexión interna se convierte en menos cooperación y comunicación.

Actualmente el resurgir de las regiones en un contexto de fuerte globalización económica, muestra una naciente gama de distritos industriales en un marco de competitividad con una actuación preponderante en los mercados internacionales; con ésta fórmula están asumiendo los países en vía de desarrollo y las regiones para integrarse a la división internacional del trabajo.

El concepto de distrito industrial avanzado esta soportado en la disponibilidad de tecnologías de punta, el establecimiento de un entorno innovador, a partir de agentes sociales e institucionales receptivos al cambio y en permanente interacción con el entorno global. Se destaca su alta competitividad en los mercados internacionales, y especializados en determinados sectores económicos y que han logrado construir diferencias significativas y ventajas competitivas sostenibles.

Una manera de atender estas exigencias de la modernidad está siendo estudiada por la comunidad Valenciana (España), en lo que se denomina “Los Distritos Industriales Consolidados” (CID)(Marshall, 1919, 600) , como sistema más elaborado y evolucionado, compuesto por varias industrias o varias ramas de una misma, con el apoyo de una política industrial localizada. Extender en un territorio los mejores desarrollos industriales puede ser más fácil y menos costoso, que el esfuerzo de promocionar nuevas ubicaciones o industrias sin éxito internacional comprobado después de haber obtenido ayudas y apoyos oficiales.

Esta figura en nuestro medio aún no ha sido estudiada, pero su versión es la promoción de inversión de capital extranjero y su localización es decisión del empresario a partir de las exenciones y posibles reducciones en costos que le signifique esa ubicación. Pero no se está planteando aquí un concepto de distrito industrial, pues se refiere esencialmente a inversión aislada de empresarios y no articulada a un conjunto de empresas localizadas o una organización empresarial eje que jalone un tejido productivo localizado. En nuestro medio, el caso más parecido es el de MABE y su red de pequeñas organizaciones locales que suministran subproductos o subprocesos al sistema de producción de electrodomésticos.

Para el tema de estudio ésta podría ser una alternativa para enfrentar los desafíos de la globalización, adecuar unas políticas regionales de localización industrial moderna y especializada conectada a una red de pequeñas empresas de base tecnológica, pero concentrado en los productos primarios de nuestra economía agrícola y pecuaria.

Esta propuesta de los CID está orientada a incrementar la capacidad productiva, mejores niveles de productividad, más valor agregado regional a partir de la incorporación de nuevas tecnologías e innovación en procesos y productos.

Los vínculos entre las organizaciones productivas en los distritos industriales le entregan la distinción como sistemas organizados y conectados, al estilo de comunidades empresariales, lo cual supera la concepción de cluster, en la medida que los distritos industriales tienden a establecerse como sistemas sociales y económicos.

El surgimiento de los sistemas flexibles y localizados de producción parecen encontrar sus argumentos en el incremento de los costos del sistema tradicional (modelo fordista) y por tal la pérdida de dinámica económica y los cambios en el comportamiento del mercado (Boyer, 1998; Roobeeek, 1987) . La competencia internacional, el alto incremento de los recursos energéticos (hoy se hace insostenible el precio del petróleo), que conduce a una crisis económica, a la necesidad de revisar las políticas económicas y sus estructuras productivas. Las campanas de alerta suenan sobre las dificultades del modelo fordista soportado en recursos energéticos no renovables.

Las grandes empresas industriales con plantas de producción descomunales, sistemas tecnológicos rígidos y apoyadas en economías de escala, con grandes volúmenes de producción (en masa), estandarización para un cliente y un mercado “único”, entran en dificultades para confrontar con los cambios en el entorno social, cultural y tecnológico.

El origen del concepto de distrito industrial se recoge de la experiencia en las regiones del norte de Italia, especialmente, como se había expuesto, son un conjunto de pequeñas empresas (PYMES) organizadas en un territorio con un desarrollo dinámico y altamente competitivas en el mercado internacional, con una capacidad de articular sistemas tradicionales de producción con innovaciones tecnológicas. Lo que distingue esta particularidad de sistema productivo, es su capacidad de trabajo colectivo y organizado, en las cuales se incorporan factores sociales y culturales que las sustentan. La otra característica de esta estrategia de promoción económica está en la política industrial del gobierno, que define y promueve la conformación y consolidación de distritos industriales en las diferentes regiones del país.

Esto para mostrar la relación con la definición de distrito industrial del profesor Becattini (1990), el cual expone que se trata “una entidad socio-territorial que está caracterizada por la activa presencia de una comunidad de personas y una población de firmas en una área históricamente delimitada (...) En el distrito, a diferencia de otros ambientes económicos como las ciudades industriales, la comunidad y las empresas tienden a fundirse entre sí”.

Los distritos, en la versión de Marshall, son una concentración de empresas e industrias especializadas, localizadas en áreas geográficas particulares que, aprovechando la división del trabajo en fases productivas y la especialización sectorial, logran ventajas de escala.

Como puede observarse la versión de Marshall se refiere con especial generosidad al ámbito económico, y más a desarrollo industrial concentrado; para el caso de Becattini se esfuerza en encontrar un sentido de explicación más allá de lo económico, entendiendo que el asunto se soporta en la historia del territorio y en la propia comunidad, en sus ámbitos culturales, éticos y sociales.

Es de resaltar como la desintegración vertical de una serie de procesos está basado en una división social del trabajo (para remarcar lo de división social), con una compleja red de relaciones comerciales, económicas y tecnológicas. El entramado de transacciones es diverso y cubre una serie de actividades, insumos y servicios, en los que el hecho social trascendental lo configura la existencia de entornos de confianza.

No se presenta una localización industrial en pocas empresas, sino una basta red compleja de procesos y empresas; “...el distrito es una instancia de realización localizada de la división del trabajo, que no se diluye en un mercado general y no esta concentrado por una o pocas firmas” (Becattini, 1990) .

La división del trabajo entre empresas, pues se trata de un sistema organizado de la producción industrial, ese proceso productivo industrial debe ser “temporal y especialmente separable” (Becattini, 1990); de esta manera se conforman redes de transacción e intercambios de las empresas. Esta especialización del sistema y esos rasgos deben ser estudiados de acuerdo con la actividad productiva y tipos de insumos y productos incorporados, pues no todas las actividades productivas pueden ser destinadas a organizarse como distritos.

Parecería que hacia el interior del distrito solo existe un marcado acento cooperativo, pero estas empresas pequeñas también tienen un espacio del mercado en donde compiten. Por tratarse de un sistema local de producción son áreas monoproductivas, ellas actúan en un mismo sector, en donde una serie de pequeñas unidades desarrollan partes del componente del sistema, hacen un trabajo interactivo e interdependiente, con algunos rasgos de competitividad horizontal (Garofoli, 1983).

La serie de intercambios funcionan a la manera de códigos de comportamiento que están implícitos en las personas, son patrones sociales arraigados, podría tratarse de una sociedad con capacidad de comportamiento y formas de aprendizaje colectivo. Sus transacciones están provistas de bajos costos de intercambio de información, comunicación y coordinación .

De las condiciones históricas y sociales identificadas en los distritos Italianos y que les da esa característica especial y difícilmente imitable, se encuentran las siguientes: Las ocupaciones (posiciones en el trabajo) e ingresos de las personas son de estratos homogéneos, por su origen agrícola, la importancia de la familia para socializar el sistema de valores–ética en el trabajo y su espíritu de progreso. Los miembros que no tienen aspiraciones son estigmatizados y existe una disposición a estimular una actitud y un comportamiento emprendedor.

El distrito agroindustrial se presenta como una posibilidad de desarrollo económico para el Departamento de Caldas, para el efecto se estableció un marco de criterios y de política regional en esta área, como resultado de ese esfuerzo se dejaron algunos conceptos expuestos, como el de Distritos Agroindustriales (DAI), los cuales se consideran “espacios socioeconómicos y agroecológico de base fundamentalmente rural, donde la producción agropecuaria se articula con la transformación y procesamiento industrial en un proceso de modernización y diversificación productiva sostenible, dentro de pautas empresariales, de organización y coordinación de los diferentes agentes socioeconómicos e institucionales, para mejorar y estabilizar los ingresos y el bienestar de sus habitantes” .

Este concepto está elaborado en documentos realizados por la asesoría contratada dentro de la ejecución del Plan de Desarrollo de Caldas denominado: “Bases del Nuevo Caldas 2001–2003: Hacia el desarrollo Sostenible siglo XXI”, la versión de distrito retoma elementos de las expuestas por Marshall y Becattini, pero con la salvedad que su particularidad es su conformación rural, en el sentido de hacer exclusivo el desarrollo industrial como solo de procedencia rural, que le da un sesgo y limita sus posibilidades de articulación con los sistemas urbanos, en este caso de la subregión centro-sur. El escenario urbano es lugar de racionalización económica desde su esfera planificadora y constructora de infraestructura física, social y tecnológica, por lo cual sus fuerzas y energías productoras y consumidoras son referente obligado de lo rural.

En ese sentido se entiende que un acercamiento en lo conceptual se daría en la apertura y conexión sinérgica de las capacidades y experiencias obtenidas en los saberes sociales, académicos y culturales de lo urbano y su encuentro con los del mundo de rural. La exclusión de lo rural, mejor dicho el desconocer las posibilidades que representa en la modernidad su interacción fluida y permanente con los centros urbanos, su tejido social, empresarial e institucional, provoca el contrasentido de lo que se pretende alcanzar.

La perspectiva de desarrollo de la producción agropecuaria se posibilitaría con el encuentro dialéctico del mundo rural con el urbano. Se detecta un desconocimiento velado de esos acercamientos, requisito inevitable para un resurgimiento competitivo del campo.

La intencionalidad que describe se queda en elementos precarios de apuesta a futuro, los esfuerzos de constituir una política y un plan de desarrollo para la agroindustria, aún desde el concepto son reducidos a expresiones marginales, el mejorar ingresos no es suficiente para hacer que los territorios y sus agentes se conecten con capacidad y competitividad en un escenario global.

La apuesta por la construcción de los distritos tanto como concepto, como por sus ejecutorias, son reducidas al espacio tecnócrata y a una propuesta netamente administrativa sin tomar como referente los ámbitos históricos y sociales del territorio; puede ser un afán de periodo administrativo en agonía, un interés por dejar expuesto el tema y hacer unos intentos iniciales y esperar a que otros continúen el proceso o le encuentren una salida.

Son tantos los elementos que se integraron a la propuesta oficial, que no da cabida para el análisis de las configuraciones sociales y culturales que identifican el territorio; en esta se propuso la subregión de manera indistinta con la de distrito, en una combinación de conceptos y de factores disímiles que los actores sociales poco diferencian.

Antes de lanzar la estrategia política debió hacerse un esfuerzo inicial de investigación antropológica y sociológica de los territorios. ¿Será que en ellos existen elementos que los identifican?

Este enfoque se enmarca en atender los asuntos de los productores campesinos, como reducir niveles de pobreza y marginalidad, sin auscultar la complejidad de sus problemas en otras dimensiones del desarrollo, y sin apuntar a asuntos de orden superior en lo político e institucional.

Desde el enfoque de generación de valor agregado esencial o simple, de ejecución de tareas poscosecha en los productos obtenidos, como: selección lavado, clasificación, almacenamiento, conservación, transformación, empaque y comercialización (Boucher, 2000). En él se comprende un esfuerzo por contribuir a superar problemas rurales críticos, pero se queda en un componente marginal y no potente de las posibilidades de inserción estructurada y organizada del territorio integrado, y no perfilado a algunos segmentos o sectores.

Según la experiencia de Italia, el distrito es más que la conformación de cluster, que por sus implicaciones se reduce a un intercambio productivo y económico, que no integra factores fundamentales de carácter social y cultural.

De la propuesta de construcción y definición de subregiones se entiende que su estrategia de integración es a través de las obras de infraestructura (la transversal de Caldas hoy inconclusa). Desde el punto de vista político se impulsó la constitución de asociaciones de municipios, como organismo que haga viable la agenda común de programas y proyectos estratégicos de desarrollo, y para que puedan acceder a recursos regionales y Nacionales.

La propuesta de construcción de las subregiones se concibe desde lo físico–territorial por medio de mejoramiento de la red vial, en lo económico con los distritos agroindustriales y desde lo político con las asociaciones de municipios.

En particular esta figura jurídica y administrativa (la asociación de municipios) en la actualidad se sigue promocionando, pero sus efectos reales no se perciben, el caso más avanzado es el de la subregión occidente en la cual las competencias por gestionar la tarea pública de la subregión se combina con las necesidades funcionales del proyecto del distrito agroindustrial, un centro para el desarrollo de la producción de panela y sus derivados, con serios problemas de organización y gestión.

Un esfuerzo de cooperación internacional con la unión europea para la asesoría especializada al plan de desarrollo, y en particular, en la propuesta de las subregiones y de los distritos agroindustriales puede verse hoy desgastada, aunado a que los recursos del gobierno Japonés (a través de su agencia de cooperación JICA) no se reflejen en su intencionalidad inicial de impulsar proyectos especializados por subregión.

La agroindustria puede contribuir en la solución de asuntos críticos de los productores rurales si se vinculan a procesos de agregación de valor y cuando los empresarios a su vez pretenden apoyar el sector agrícola, en una convergencia de intereses. La articulación de los agricultores requiere de esfuerzos supremos desde lo personal (mental) hasta cambios en las organizaciones sociales que intermedian ante los diversos agentes sociales y las instituciones públicas.

El apoyo de la industria se requiere con un mayor nivel de compromiso y decidida de colaboración, pues por lo expuesto cuando se trata de construir distrito se infiere la existencia de tejido empresarial o de su construcción como un proceso en el largo plazo; pero de alguna manera se detecta que solo se ha evidenciado un punto de vista emergente y de dar respuesta a asuntos coyunturales y que se hace evidente que no ha sido comprendido y asumido en sus verdaderas dimensiones conceptuales y complejidades.

El esfuerzo colectivo de construcción social de territorio y de sus formas propuestas de organización, como los distritos son apenas intentos desde las esferas de poder de la política regional sin un argumento sólido y sin un sentido de su proceso en el largo plazo.

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