EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

Ramón Ruiz Limón

Volver al índice

 

2.1. El desarrollo de la Conciencia como el Núcleo de carácter

Ausubel ha descrito las capacidades psicológicas fundamentales de la conciencia como “el aspecto de la estructura del ego que trata de la organización cognoscitivo-emotiva de los valores morales”.

Estas capacidades psicológicas se pueden relacionar con la finalidad de clasificarlas. Cuando se las compara con la clasificación de las habilidades afectivas, se perciben otras posibilidades de acción que tiene el maestro para promover la socialización. Es evidente, por ejemplo, que las habilidades y capacidades de alto nivel son forzosamente complementarias, y existe, por lo tanto, la posibilidad de una interdependencia entre los niveles más bajos de ambas clasificaciones.

Acerca de esta interdependencia, se ilustra el hecho de que el proceso de socialización depende de un desarrollo adecuados en cada nivel sucesivo.

Las siguientes descripciones se refieren, al desarrollo de las Capacidades Psicológicas Fundamentales en que se basa la Conciencia, ponen de relieve la importancia que tienen para la enseñanza el comprender las habilidades afectivas y sociales.

1. La capacidad para prever consecuencias. Ausubel sugiere que la actividad de la conciencia presupone capacidad para prever consecuencias desagradables. No importa que sea el castigo, la inseguridad, la ansiedad o la culpa; la conciencia no podrá conducir hacia un control inhibitorio de la conducta si el niño no puede proyectar en su imaginación las consecuencias de sus actos antes de realizarlos.

Aunque la capacidad para prever es fundamental para el desarrollo de la conciencia, en el caso de muchas personas su significado no desaparece sino que permanece como uno de los factores más importantes que rigen sus relaciones con los demás. Por ejemplo, aquellos alumnos que tienen una limitada inteligencia o un limitado sistema de valores, pueden estar colocados en una situación social demasiado compleja que les impida apreciar las consecuencias de sus actos; muy a menudo son castigados por lo que no es otra cosa que la ignorancia.

En tales casos, la máxima legal de que ignorar la ley no es excusa va en contra de la responsabilidad profesional.

Cabe suponer que las habilidades de recibir y responder dependerán de cierto grado de estabilidad en la experiencia que se tiene para prever las consecuencias.

2. la capacidad para tolerar la frustración. El desarrollo del autocontrol implica la existencia de cierta fuerza compensadora. Por una parte, actúa el impulso hacia una satisfacción inmediata, en tanto que en el lado opuesto hay otro que justifica el aplazarla. El niño que desee conservar la aprobación de sus padres aprende a aplazar la satisfacción de aquellos impulsos placenteros que son contrarios a los deseos expresos de sus padres.

La capacidad para tolerar la frustración es indispensable para la mutualidad básica que debe haber en una decepción y una respuesta efectivas, o sea, en las relaciones entre el ego y lo demás en las que intervienen las habilidades afectivas que requieren esta forma de autodisciplina.

3. Capacidad para internalizar valores. Este aspecto psicológico se considera como la capacidad para asimilar normas externas o para crear otras que, en un caso u otro ejercerán una influencia direccional interna relativamente estable sobre la conducta…El proceso de Internalización en relación con el desarrollo de la conciencia difiere de la Internalización de cualquier otro valor solamente en el hecho de que interviene un factor moral.

La Internalización de los valores se puede realizar en varias formas: a través de la identificación emocional con otra persona (por ejemplo, del niño con la madre que le muestra cariño): a través de la adopción de valores por utilidad o conveniencia; o bien como resultado de la valoración racional o adopción ulterior de los mismos por considerarlos de provecho. Es esta situación, las variables más importantes son la calidad de las relaciones del ego con los demás y los valores expresados en la conducta de las personas con quienes interactúa el individuo. Así pues, el alumno que considera que los adultos en general son hostiles limita su acceso a muchas fuentes de valores, lo cual ocurre también con el alumno procedente de un hogar en donde ambos padres carecen de un sistema de valores integrados.

Las ideas, impresiones, sensaciones y pensamientos subconscientes desempeñan un papel muy importante en el mundo del pensamiento. Se comprende ahora que en todo acto consciente, hay muchas cosas que pertenecen a la región subconsciente.

Tras del dominio de lo consciente se extiende la gran región de lo subconsciente. Esta región subconsciente encierra muchos misterios que detienen la atención de los psicólogos y otros pensadores. Se estima que menos de diez por ciento de las operaciones mentales de la vida cotidiana se operan en la gran región de lo subconsciente. Lo que llamamos el pensamiento consciente, no es más que las cimas de montañas sumergidas, cuya masa queda escondida por las aguas. Nos encontramos como una selva, en una noche profunda, con una linterna que proyecta en nuestro derredor un pequeño circulo luminoso, rodeado de un extenso anillo de penumbra después del cual no queda más que oscuridad, se efectúa un trabajo cuyos resultados son, cuando es menester, introducidos en el circulo luminoso que llamamos CONCIENCIA.

La memoria es principalmente una función de nuestra mente subconsciente. En la gran región de lo subconsciente es donde se encuentra el gran almacén de depósito de la Memoria.

Desde el momento que recibimos una impresión hasta el momento en que ésta vuelve al campo de lo consciente, las facultades subconscientes están en obra. Recibimos y almacenamos una impresión; ¿en dónde la almacenamos?

No es en la región consciente, sino la tendríamos constantemente presente, pero sí en las profundidades del almacén subconsciente, mezcladas con otras impresiones, y a menudo con tanto descuido que nos es casi imposible volverla hallar cuando la necesitamos. ¿Es dónde se escondió ésta durante los años que con frecuencia transcurren entre el momento del almacenamiento y el de la vuelta de la vida? ¿Qué medio empleamos cuando queremos recordar una impresión? Sencillamente una orden que parte de la voluntad y manda a los trabajadores del almacén subconsciente que encuentren y saquen a luz la impresión guardada por tanto tiempo.

Conciencia no puede ser considerada como sinónimo de mente. Si tratamos la conciencia y la mente como teniendo igual extensión y apartamos la idea del dominio subconsciente del intelecto, no podremos explicar en dónde se encuentra todo lo demás de la mente durante un estado consciente particular, en dónde se encuentran todos los demás artículos del surtido mental fuera del objeto particular empleado en este momento.

El dominio de lo consciente en un momento cualquiera es muy limitado; a semejanza de cuando se mira en un microscopio o en un telescopio, donde no se ve más que lo que está en el campo del instrumento, todo lo que está fuera de esta campo inexistente en este momento. La mente está constantemente llena de ideas, de pensamientos, de impresiones, etc., de los cuales somos absolutamente inconscientes mientras no llegan al campo de la conciencia.

Se cree que toda impresión recibida, todo pensamiento concebido, todo acto ejecutado es registrado en alguna parte del gran almacén subconsciente de la mente y que nada queda absolutamente olvidado para siempre. Muchas cosas que parecen olvidadas muchos años, vuelven a aparecer en el campo de la conciencia cuando son llamadas por alguna asociación de ideas, algún deseo, alguna necesidad, algún esfuerzo.

Muchas impresiones mentales, no volverán a aparecer nunca en el campo de la conciencia, porque no hay menester; sin embargo, quedarán escondidas en la profundidad de la mente, esperando la hora de ser empleadas, exactamente como la luz y el calor futuros quedan escondidos en las capas de carbón que se descubren en la superficie de la tierra, esperando el momento de ser puestas en uso.

En cualquier momento, sólo somos conscientes de una muy pequeña parte de lo que está almacenado en la mente. Muchas cosas que parecen olvidadas, y que en muchas ocasiones hemos querido recordar, vuelven en un momento dado, en apariencia involuntariamente, en el campo de la conciencia, como por su movimiento propio.