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Capital Humano y Crecimiento Económico en Venezuela (1950-2002)

Alexander Martinez Pichardo y Malvi Sarmiento Tortolero

 

CAPITAL HUMANO Y CRECIMIENTO ECONÓMICO


Estudios Empíricos


Una innovación importante de la nueva literatura sobre el crecimiento (y sobre todo aquella que relaciona específicamente al capital humano), es que ha vinculado los estudios empíricos más estrechamente con las predicciones de la teoría económica. Bajo este marco, los estudios actuales tienden a derivar especificaciones econométricas más precisas, incorporando luego esta relaciones a los datos.
Para iniciar este análisis, Barro (2001) realiza una estimación donde expresa el rol de la educación como determinante del capital humano. En el análisis distingue el papel que juega la cantidad de educación, como medida del capital humano, a través de los años medios de escolaridad culminados o logrados, incluyendo además, la calidad de la misma, medida por los puntajes obtenidos en los exámenes de distintas áreas básicas, ciencias, matemáticas y lectura comparables internacionalmente. Para analizar los efectos del crecimiento de la educación, Barro (2001) utilizó como fuente de datos, un panel de alrededor de 100 países observados desde 1965 a 1995, en cortes transversales de 10 años.
En los resultados iniciales del estudio empírico, el autor mide el capital humano por la cantidad de educación, basado en el valor al inicio de cada periodo de años de escolaridad culminados de un grupo de la población con edades de 25 años en adelante, aunque explica también, que los resultados son similares para personas de 15 años en adelante, de este modo indica que el crecimiento está positivamente relacionado con el nivel inicial del promedio de años de escolaridad realizada de hombres adultos en los niveles secundarios y superiores, considerando además, que trabajadores con esta experiencia educacional podrían ser capacitados con nuevas tecnologías arrojando resultados que sugieren un rol importante para la difusión de tecnologías, las estimaciones implican que al incrementar en un año la escolaridad realizada, la tasa de crecimiento de la economía aumentara en 0,44% al año, por otro lado, los resultados arrojan que el crecimiento está relacionado de forma insignificante con los años medios de escolaridad realizados por mujeres a nivel de secundaria y superior, para el autor este resultado parece indicar que mujeres con niveles altos de educación, no son bien utilizadas en los mercados laborales de muchos países, para este caso, el coeficiente encontrado es negativo (-0,0011). En otro resultado, Barro (2001) demuestra que el crecimiento esta insignificantemente relacionado con la escolaridad masculina en el nivel primario, el coeficiente estimado es de 0,0011, por ello no lo considera importante en su trabajo y recalca más importancia a la formación a nivel secundario y superior, sin embargo aclara que esta escolaridad es un requisito previo para la educación secundaria y pudiera, por lo tanto, afectar al crecimiento por esta vía.
Para medir la calidad de la educación, Barro utiliza información sobre el puntaje de estudiantes en pruebas de ciencias, matemáticas y lectura, a pesar de que este método presenta un defecto en cuanto al retardo en los valores de puntaje de las pruebas que permiten influenciar, por otro lado, tempranos valores sobre el crecimiento económico. Pero para efectos de las estimaciones, Barro demostró que los resultados son similares si se omite esta propuesta y se consideran variables tales como, el total de años de escolaridad de la población adulta, la relaciones estudiante-profesor y los índices de abandono escolar propuestas en Barro y Lee (1997). Los resultados para los efectos de la prueba de puntajes sobre el crecimiento, arrojan que para la prueba de ciencias existe una particular y muy fuerte relación positiva sobre el crecimiento económico, esto implica que aumentos unitarios en las notas de esta prueba permitirán un incremento del 1% al año en la tasa de crecimiento y esta estimación combinada con la variable de escolaridad realizada mantiene de igual forma la relación positiva considerada, las calificaciones de matemáticas también arrojan positiva significancia sobre el crecimiento, pero no tan fuerte como las calificaciones en ciencias; los puntajes en lectura indican una relación inconsistentemente negativa con el crecimiento, pero dicho coeficiente se vuelve positivo cuando esta variable es incluida con la calificación de ciencias o matemáticas. Por lo tanto, el trabajo concluye que los resultados anteriores sugieren que tanto la calidad como la cantidad de escolaridad son importantes para el crecimiento económico, pero los mismos resultados indican que el efecto de la calidad escolar es mucho mas importante.
De igual modo, Barro (2002) realiza un trabajo con similar herramienta en cuanto a la metodología empírica aplicada en Barro (2001), en él representa un sistema donde estima el crecimiento del PIB per cápita para un panel de 84 países en los periodos 1965-75; 1975-85 y 1985-95, la diferencia entre ambos trabajos la encontramos en que Barro (2002) considero la importancia de la salud, medida en su forma de esperanza de vida al nacer, relacionado con el capital humano, éste especifica: “Si bien un país que presenta un PIB per cápita inicial determinado, el crecimiento tiende a verse favorecido a través de mayores niveles iniciales de educación y salud”, bajo esta idea, los resultados empíricos arrojados por Barro (2002) indican una relación positiva y marginalmente significativa del promedio de años de escolaridad para los varones adultos, relacionándolo al capital humano, además de una relación significativamente positiva para el logaritmo de la esperanza de vida al nacer, en consecuencia, dicho resultado indica que el mejoramiento de la salud, en su forma de esperanza de vida, representa un componente del capital humano que predice el crecimiento subsiguiente de la economía. Además de estas estimaciones, introduce en el sistema los años medios de escolaridad de las mujeres adultas al comienzo del periodo, para el cual arroja resultados de similares proporciones a los observados en Barro (2001), el coeficiente estimado es negativo y marginalmente significativo, no obstante, agrega de igual modo que en Barro (2001), los años de escuela primaria obteniendo estimaciones negativas para la educación primaria masculina y positivas para la primaria femenina, pero ninguno de los dos coeficientes encontrados son estadísticamente significativos, la causa de estos resultados se discuten en Barro (2001).
Por su parte, De la Fuente y Doménech (2001), estudian la importancia que tiene el uso de una buena base de datos sobre escolaridad para lograr, de este modo, conseguir un claro y creíble efecto de esta variable sobre la productividad, su estudio combina dos ingredientes, el primero la importancia de utilizar mejores datos sobre capital humano, el segundo la utilización de un modelo mas extenso y especificado del modelo neoclásico del capital humano, que permiten relacionar la tasa de crecimiento de la productividad con la difusión tecnológica. Antes de los resultados empíricos, De la Fuente et al (2001) explican la relevancia que tiene el trabajar con datos de capital humano que no hayan sido calculado con errores, esto implica que si los valores de esta variable han sido medidos con niveles de errores, sus variaciones a corto plazo podrían arrojar resultados menos exactos y poco creíbles en relación a sus niveles, esto incurre en una predisposición de los coeficientes relevantes con respecto a cero en muchas especificaciones sensibles.
Las estimaciones se realizan utilizando una nueva serie de escolaridad realizada (construida por De la Fuente y Doménech, 2001), para una muestra de 21 países pertenecientes a la OECD en el periodo 1960-1990. Utilizando un sencillo modelo de crecimiento agregado, con la adición del capital humano como insumo en la función de producción, para permitir de este modo, la difusión tecnológica sobre la productividad total de los factores diferenciada a través de los países. Los resultados arrojan que la variable de capital humano presenta un positivo y significante efecto sobre el crecimiento, el coeficiente estimado es 0,271 y implica que aumentos de un año en la escolaridad realizada permitirá un incremento del 0,3% al año el la tasa de crecimiento, además los resultados muestran una participación relativa del capital humano a la PTF de 0,353 para el inicio del periodo en 1960 y de 0,472 para 1990, esta diferencia, aunque poco significativa para el periodo muestral, es atribuida a los distintos niveles de eficiencia técnica entre los países considerados en el estudio, estimaciones similares para esta serie de datos sin corrección de errores, arrojan coeficientes negativos e inconsistentes con la relación capital humano y crecimiento, estos resultados permiten corroborar la hipótesis planteada por De la Fuente y Doménech (2001), acerca de la importancia de la calidad de los datos educacionales para estimaciones del crecimiento. En conclusión De la Fuente et al (2001), encontraron que el uso de una nueva serie de datos sobre escolaridad, sin presencia de errores de medición, permiten explicar el 80% de la variación del la tasa de crecimiento de la productividad y además esta arroja un resultado sensible a los parámetros tecnológicos considerados.
De igual forma, De la Fuente (2002) hace mención: “Los modelos de capital humano y crecimiento parten de la hipótesis de que los conocimientos y habilidades de la población trabajadora inciden positivamente sobre su productividad”, en su estudio trata de demostrar que la inversión educativa, a su punto de vista, si ejerce influencia en la productividad y por ende, en el crecimiento de un país, sin embargo, otros autores consideran lo contrario (Pritchett, 1999), a lo que el autor responde que esto es debido, a “La mala calidad de los datos de escolarización que se han utilizado en los estudios empíricos sobre los determinantes de crecimiento”.
Más adelante el autor señala, que las tasas de escolaridad son un buen indicador (pero no el más idóneo) del flujo de inversión educativa, debido a que los niveles medios de formación adulta, responden a flujos de inversión de una manera gradual y con retardos. Es por ello, que para su estudio De la Fuente (2002), recopiló información sobre la distribución por nivel de la población adulta, donde utilizó el sentido común (emitiendo juicios de valor) para reconstruir un perfil razonable de la evolución del nivel medio de formación, para los países en estudio y así estimar el desglose de la población por los niveles de formación, calculando el número medio de los años de escolaridad teniendo en cuenta la duración teórica de los diferentes ciclos educativos de cada país.
Es importante destacar, que para De la Fuente (2002) es trascendental, acabar con los errores de medición que generan una infravaloración del impacto que el capital humano ejerce sobre la productividad, además la mayor parte de las bases de datos de los diferentes países sobre escolarización contienen cantidad substancial de ruido, esto es, debido a la inconsistencia de las datas primarias utilizadas para la construcción de los mismos, lo que ocasionan ruidos que tienden a empañar la relación entre las variables de interés, que da una variabilidad espuria en el stock de capital humano que no corresponde a cambios proporcionales con el nivel de productividad, por lo que De la Fuente (2002) hace mención, al "Ratio de Fiabilidad” que “mide la relación entre el ruido de una señal contenidos en las distintas series y se construye a partir de un análisis de la capacidad de cada una de ellas para explicar el comportamiento de las demás” este ratio es muy útil, ya que corrige el sesgo de atenuación, y así se pueden conseguir estimaciones consistentes y veraces, y de esta manera, el valor estimado del coeficiente del capital humano en una regresión de crecimiento deberá aumentar con la calidad de los datos educativos.
Finalmente De La Fuente (2002) concluye, que:
“Las series de escolarización más utilizadas en la literatura de crecimiento contienen una cantidad importante de ruido, que refleja diversas deficiencias en los datos primarios. Para intentar mejorar el contenido informativo de estos datos, hemos elaborado nuevas series educativas (...) utilizando información no explotada previamente y un procedimiento ad hoc que intenta minimizar el error generado por cambios en los criterios de clasificación. También hemos construido un indicador estadístico de la calidad de las distintas series educativas”.

De esta forma, De la Fuente (2002) puede comprobar que la inversión en capital humano es fundamental para el crecimiento, cuyo efecto sobre la productividad ha sido subestimada en estudios anteriores debido a la mala calidad de los datos de escolarización
Bloom, Canning y Sevilla (2004), estiman un modelo bajo el marco de la típica función de producción agregada del modelo neoclásico de crecimiento, en ella identifican la relación del capital humano con la educación, como medida de la misma, e incluyen dos nuevas variables que los microeconomístas han identificado como fundamentales para medir el capital humano, esta son la experiencia laboral y la salud. Estos autores consideran la salud bajo la idea de que “Los trabajadores más sanos son física y mentalmente más enérgicos y robustos, por lo tanto son mas productivos y ganan salarios más altos”; y el objetivo es corroborar que esa evidencia micro se observa a nivel macro en un efecto de la salud de la población sobre el crecimiento económico en la forma de esperanza de vida; también consideran la experiencia laboral basándose en evidencia microeconómica la cual indica que la experiencia laboral tiene un impacto en las ganancias de los trabajadores, incluyendo para este efecto, la experiencia de la mano de obra directa dentro del modelo que ellos controlan y cuyo objetivo de estimación es el mismo considerado para la salud.
En este trabajo Bloom et al (2004), estiman los parámetros del modelo usando un panel de países observados cada 10 años para el periodo 1960-1990 y obtienen medidas de la contribución relativa de cada uno de los factores considerados en el modelo además de la contribución de la PTF al crecimiento económico. Los resultados principales del trabajo, comparados con los estudios empíricos microeconómicos, arrojan que la salud tiene un positivo y estadístico efecto significativo sobre la tasa de crecimiento económico, lo cual indica, que una mejora anual en la esperanza de vida de la población se traduce a un aumento del 4% anual en la tasa de crecimiento del ingreso, también los autores encontraron que la educación, en su forma de escolaridad realizada, presenta un coeficiente pequeño y estadísticamente insignificante y la experiencia laboral presenta un coeficiente negativo, esto sugiere que la experiencia reduce los ingresos agregados, aun cuando se compara con los resultados de la evidencia microeconómica la cual revela que ésta incrementa los salarios individuales, pero los resultados son positivos cuando se incluye la esperanza de vida ya que arroja coeficientes positivos y estadísticamente significativos, esto sugiere, por tanto, que cada año adicional de aumento en la esperanza de vida eleva la productividad de los trabajadores y la conduce a un incremento del 4% en el ingreso, por lo tanto el resultado resulta ser levemente más fuerte que el efecto encontrado en la mayoría de los estudios sobre la contribución de la salud en el crecimiento económico. En base a lo anterior, Bloom et al (2004) concluyen que la salud tiene efectivamente un positivo y significante efecto estadístico sobre el crecimiento económico, lo cual indica que dicho efecto es atribuible a que los crecientes gastos en mejoras de la salud solo se justifican puramente en la base de sus impactos sobre la productividad laboral, absolutamente aparte del efecto directo que ésta tiene sobre la mejora del bienestar, lo cual apoya a las inversiones en salud como forma de capital humano.
Por otro lado, Giménez et al (2002), hacen mención a que el capital humano puede ser innato o adquirido, donde el Capital Humano innato: son las actitudes, físicas e intelectuales, con las que el ser humano nace, donde la mismas son la fuerza, el sentido de equilibrio o la destreza manual; y las actitudes intelectuales son la inteligencia, la atención o la concentración, donde la salud y la alimentación ejercen mucha influencia sobre estas. En cambio el adquirido es el que se forma a lo largo de la vida de las personas, por medio de sus estudios y la investigación y está conformado por la educación formal e informal y la experiencia laboral que se irá formando a través de la educación formal e informal recibida y por la experiencia laboral acumulada.
Es importante destacar que Giménez et al (2002), expresa que el capital humano adquirido está compuesto por tres componentes: primero la Educación Formal: que es la que comprende la educación primaria y secundaria, donde éste es el indicador que se utiliza tradicionalmente para medir el capital humano, aquí se centran en él la educación de tipo académico, con la salvedad de que estará corregida por la calidad de la misma, ya que esta afecta en gran medida los resultados de dicha educación, segundo la Educación Informal: la cual abarca toda la información recibida fuera de los ámbitos educativos académicos clásicos, entre los cuales destacan, el autoaprendizaje, la instrucción que las personas reciban de sus familiares y su entorno, por los medios de transmisión de información y la asimilada individualmente y por último la Experiencia Laboral: la cual, según los autores “constituye un factor determinante en la productividad de los trabajadores”
Mas adelante, Giménez et al (2002) hacen una comparación de los índices de capital humano que son utilizados con frecuencia en estudios empíricos, con el nuevo indicador (que ellos mismos elaboraron) utilizando veintiséis (26) variables que están relacionadas con el capital humano y los resultados fueron los siguientes: en diecinueve (19) de los veintiséis (26) el nuevo indicador presenta una máxima correlación, lo cual consta la bondad de este indicador.
 


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