Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.
PARTE TERCERA: LOS MARCOS CONCEPTUALES DE LA ECONOMÍA.
CAPÍTULO 9.- LA IMPORTANCIA DE LA DEMANDA Y DEL CORTO PLAZO ECONÓMICO: JOHN MAYNARD KEYNES.
Elementos fundamentales del análisis postkeynesiano
Frente al privilegio de los precios relativos entre las preocupaciones de los neoclásicos, para los postkeynesianos los aspectos centrales son la producción, la acumulación y la distribución, desde la perspectiva de una economía considerada en conjunto. El análisis postkeynesiano se ha preocupado de ofrecer una explicación tanto al crecimiento económico como a la distribución de la renta (ambas consideradas directamente relacionadas entre sí). El determinante fundamental es el mismo: la tasa de inversión. Lo cual se deriva de la idea subyacente de que en una economía dinámica, expansiva, los efectos renta originados por la inversión y otras fuentes de crecimiento compensan con creces los efectos sustitución resultantes de los movimientos de precios. Es decir, los cambios en la demanda, tanto agregada como sectorial, se deben más a modificaciones en la renta que a alteraciones en los precios relativos. La teoría postkeynesiana reconoce que en el corto plazo será los efectos renta los que predominen, en tanto que en el largo plazo será al menos tan importantes como los efectos sustitución .
Al describir un sistema económico en continua expansión a lo largo del tiempo, la teoría postkeynesiana reconoce la necesidad de distinguir entre los factores responsables del movimiento secular de la producción y los generadores de los movimientos a lo largo de la línea de tendencia. El análisis a largo plazo aísla los determinantes de la expansión secular. No se presume, en consecuencia, como lo hace el modelo de crecimiento neoclásico, que las solas fuerzas del mercado son finalmente suficientes para devolver la economía al sendero de crecimiento garantizado, es decir aquel en que la economía se expande a una tasa regular y constante. Muy al contrario, la identificación primera de los determinantes de la tasa secular de crecimiento tiene como objetivo resaltar más claramente los factores responsables de las constantes desviaciones en torno a la línea de tendencia. Con esta negación de que las fluctuaciones cíclicas se autocorrigen necesariamente, la teoría postkeynesiana permanece fiel a sus antecedentes keynesianos.
La teoría postkeynesiana otorga importancia a los factores monetarios, pues justamente es la existencia de dinero la que da significado a la diferenciación postkeynesiana entre ahorro e inversión. Es, además, la elasticidad del crédito lo que evita que el lado real de la producción sufra lo más duro de los cambios de actividad económica. En estas circunstancias el dinero importa, afectando no sólo a la amplitud del ciclo económico corriente, sino al crecimiento secular de la producción real.
La teoría postkeynesiana reconoce la existencia de sociedades multinacionales y de sindicatos nacionales. En el núcleo industrial de una economía moderna, tecnológicamente avanzada, se admite que tanto los precios como los salarios están administrados. Pero, aparte de este sistema de precios administrados, fijados por el vendedor, en el sector industrial, la teoría postkeynesiana también toma en consideración el sistema más flexible de precios que prevalece en los mercados mundiales de mercancías. La interacción de ambos sectores es un componente importante del proceso inflacionario. En el análisis postkeynesiano la competencia no va más allá del continuo esfuerzo que las empresas realizan por explotar las oportunidades de inversión más ventajosas.
Finalmente, cabe destacar una implicación de política económica en la que están de acuerdo prácticamente todos los postkeynesianos: no se puede controlar la inflación con los instrumentos de política fiscal y monetaria convencionales. Y es que, para ellos, la inflación no es necesariamente consecuencia de un exceso de demanda, sino el resultado de un conflicto más fundamental en cuanto a la distribución de la renta y la producción disponible. Los instrumentos convencionales de política económica no hacen sino reducir el nivel de actividad económica, recortando de este modo la renta y la producción distribuibles y elevando el conflicto social subyacente al proceso inflacionario. No moderan, salvo muy imperfectamente, las exigencias de renta frente a la producción disponible, de modo que el crecimiento a lo largo del tiempo de la renta nominal se iguale con el crecimiento de la renta real y no sea necesario recurrir a elevaciones de precios para equilibrarlos. Es por esta razón porque los economistas postkeynesianos han dejado generalmente de preguntarse por la necesidad de una política de rentas, para ocuparse directamente de cómo podría diseñarse una política de este tipo para que funcione efectiva y equitativamente.