AMERICA LATINA ENTRE SOMBRAS Y LUCES

 

 

La defensa del ‘capitalismo

El otro gran mito alimentado por algunos de sus ‘partidarios’ y por varios de sus adversarios, gira alrededor de la cruzada que supuestamente emprendió Smith en defensa del capitalismo.

Adam Smith murió en 1790 a la edad de 67 años. Medio siglo después, en 1840, Carlos Marx declaraba que “el capitalismo vino al mundo chorreando lodo y sangre por todos sus poros”, frase que contiene lo que quizá constituye la primera referencia histórica en contra del ‘capitalismo’.

 Carlos Marx expresó esa frase cuando tenía 22 años y es natural que ella revele el fragor de su juventud. Desde entonces la palabra ‘capitalismo’ ha recibido numerosos calificativos, algunos muy complejos y otros muy pintorescos. La reseña más sencilla y por tanto la más clara, es la que define el Diccionario Cassell: “Capitalismo.- Sistema económico que utiliza capital para producir riqueza”. [1]

Otra definición, un poco más elaborada, es la que utiliza la Real Academia Española por intermedio del Diccionario de la Lengua Española: “Capitalismo.- Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza”.[2]

De acuerdo con las fechas entre las que nació y murió, Adam Smith bien pudo haber ido al frente de batalla y fusil al hombro combatir en la guerra de la independencia norteamericana en 1776. Pudo también haber tomado un pico y una pala para abrir una fosa y sepultar al mercantilismo junto al feudalismo. Del mismo modo, pudo haber luchado junto a los revolucionarios franceses en 1789. Sin embargo, jamás habría podido intervenir en defensa de un sistema que es atacado por primera vez cincuenta años después de su muerte.

Por otro lado, el capitalismo –bajo cualquiera de sus muchas definiciones e interpretaciones- es un sistema económico que gira únicamente alrededor del factor capital. Mientras que en el pensamiento de Smith, el sistema económico gira alrededor de varios factores -entre los que se incluye al capital como un factor más- que deben compartir los ingresos y las ganancias, las cuales pasan a convertirse en las rentas, los fondos, los sueldos y los salarios del resto de los factores. Así lo expresa en el siguiente párrafo:[3]

‘Un jardinero, que cultiva su propio huerto con sus mismas manos, reúne en su persona los tres distintos caracteres de propietario, colono y jornalero, y sus productos le pagan la renta del primero, las ganancias del segundo y los salarios del tercero.’

[1] Cassell’s Concise English Dictionary. Revised edition, 1956. Pag. 57.

[2] Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. Edición XIX, 1970. Pag. 252.

[3] Smith, Tomo I, Libro I, pag. 101. La versión española usa ‘señor’ en vez de ‘propietario’.

 

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