Pulse aquí para acceder al índice general del libro.
En esta página web no están incluidos los gráficos, tablas, mapas,
imágenes y
notas de la edición completa.
Pulsando
aquí puede acceder al texto completo del Tomo I en formato PDF (186 páginas,
1.845 Kb)
Pulsando
aquí puede acceder al texto completo del Tomo II en formato PDF (135
páginas, 1.056 Kb) |
Alfonso Klauer
Nuevamente el centralismo en los Andes
La riqueza y el esplendor de sus centros urbanos, a juzgar por la enorme diferencia con el desarrollo de las áreas rurales en cada una de esas naciones, sugiere que los grupos dirigentes optaron por modalidades centralistas, urbanas y consumistas en el uso de los excedentes que generaba cada una de las grandes y los pueblos a los que habían dominado.
Pero Batán Grande y Túcume, Moche, Maranga y Pachacámac, Cahuachi y Tiahuanaco, los más importantes centros urbanos, demuestran, además, que el excedente generado fue concentrado en el área de residencia de los grupos dominantes de cada una de las correspondientes naciones. Éstos, cada vez que tomaban una decisión en relación con el uso y destino de los recursos, lo hacían, pues, privilegiando aquellas obras con las que alcanzaban sus propios objetivos de grupo.
En cada una de las grandes naciones se repitió entonces el mismo fenómeno: la riqueza extraída de las zonas periféricas, fluyó hacia los centros hegemónicos. internos. Así, éstos se enriquecieron a costa del empobrecimiento de aquéllos. O, si se prefiere, los espacios urbanos a costa de los espacios rurales. Mas, en definitiva, las élites dirigentes a costa de los pueblos sojuzgados y del resto de los habitantes de sus propias naciones.
En todos los pueblos y naciones de los Andes, el grueso de la actividad productiva era realizado en las áreas rurales por los ayllus.
En ellos el trabajo agrícola, ganadero, forestal, minero, pesquero, etc. seguía revistiendo su forma comunitaria primigenia ayni. A través de este trabajo comunitario, de recíproca y equivalente cooperación entre los individuos, los ayllus producían lo suficiente para su consumo. Pero producían, además, un excedente.
Con una pequeña parte de ese excedente, y seguramente autorizados por el poder central, los propios ayllus solventaron las faenas, también comunitarias, que les permitieron concretar la construcción de andenes, canales, depósitos, puentes y caminos de uso local.
Mas el grueso del excedente era trasladado a la sede del poder central y administrado por las élites dirigentes.
Éstas, prescindiendo generalmente de si la obra beneficiaba o no a los miembros del ayllu al que pertenecían los mitayos, a través de la mita, emprendieron las obras de mayor envergadura: grandes construcciones urbanas, fortificaciones y caminos nacionales, etc.