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Alfonso Klauer
Las invasiones bárbaras en los Andes
¿Pero cómo ha resuelto la historiografía tradicional el importantísimo y trascendental enigma de la caída y colapso final de los imperios Chavín, Tiahuanaco y Wari?
Pues recurriendo, invariablemente y sin rubor, a un expediente de también inocultable tinte romano: la hipótesis de las invasiones bárbaras. Veámoslo pues, recurriendo a Del Busto y su emblemático texto Perú Preincaico:
1) Chavín: se ignora como murió, aunque se sospecha que se debió a invasiones de pueblos poco conocidos....
2) Tiahuanaco: ...cayeron sobre [sus protagonistas] unos bárbaros....
3) Wari: Los (...) habrían sido el pueblo bárbaro que (en opinión de muchos) dio el golpe de gracia al presunto Imperio Huari.
La hipótesis de las a su vez presuntas invasiones bárbaras contra Chavín, Tiahuanaco y Wari es, en todos los casos, absurda e insostenible. Ninguno de los supuestos pueblos bárbaros a los que se atribuye la acción eran ajenos o extraños a dichos imperios.
Los huaraz y recuay, en el primer caso; unos parientes de los kollas o aymaras actuales, en el segundo, y; nada menos que una parte de los chankas, en el tercero; eran, sin asomo de duda, parte de cada uno de esos respectivos imperios. Pero ni siquiera formaban parte de los alejados extremos de los territorios dominados. Sino que más bien estaban ubicados en las propias inmediaciones del centro hegemónico. ¿Cómo podían pues invadir un imperio quienes formaban parte de él?
Podían sí, llegado el momento, y dadas una serie de circunstancias favorables, invadir el centro hegemónico de la nación y/o la élite que los había sojuzgado, y saquearlo hasta terminar destruyéndolo. Mas ello sólo alcanza a explicarse como colofón de un proceso de insurrección generalizada en todo el territorio imperial.
Es decir, luego de que el poder hegemónico, derrotado en mil frentes de batalla, había perdido todas sus fuerzas, hasta ser incapaz de dominar una incursión física que, en otras circunstancias, habría sido fácilmente doblegada, como en efecto muy probablemente había ocurrido en más de una ocasión anterior.