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1. LIMITACIONES DEL VALOR TEÓRICO O CONTABLE
La contabilidad parece ser la fuente de información más inmediata para valorar
el montante de recursos económicos y financieros con que cuenta una empresa. Sin
embargo, conforme ésta va adquiriendo o creando elementos de naturaleza material
e inmaterial, los registra según determinados principios legales que se ven
desbordados por las denominadas competencias distintivas y otras circunstancias
cualitativas, como la existencia de sinergias, la reputación, etc.
Las limitaciones que más se han achacado al procedimiento contable vienen
precisamente de los criterios o normas de valoración. Por ejemplo, la
contabilización de inmovilizados a costes históricos, sin posibilidad de
revalorizaciones, o determinados métodos de amortización o de registro de
existencias pueden infravalorar los activos, de la misma forma que el posible
exceso de provisión, debido al principio asimétrico denominado de prudencia
valorativa.
El fundamento de aquellas capacidades específicas de la empresa viene dado por
su capital intelectual, que es un conjunto o sistema de inversiones en su mayor
parte intangible. Su naturaleza es similar al inmovilizado inmaterial, pero más
amplia y de mayor magnitud. La valoración económica de servicios prestados es
efectuable por mecanismos de mercado y, por ende, contabilizable. Sin embargo,
hay servicios que quedan fuera de mercado, como los que puede prestar el
personal o el inmovilizado exclusivamente en una empresa y no en otras. En cada
proceso productivo existen elementos difíciles de cuantificar, tanto en unidades
físicas, como monetarias, derivados de la existencia de contratos o de un diseño
determinado del trabajo conjunto. Esos elementos son generalmente inversiones en
bienes inmateriales basados en el conocimiento, pero su efecto en los resultados
y en la cotización de una empresa hace sospechar que su valor es muy superior a
la fracción contabilizada.
En cualquier caso, las limitaciones teóricas de la contabilidad no vienen dadas
por un descuido o un planteamiento equivocado, sino por la dificultad de
valoración de los intangibles. "La incertidumbre sobre sus rendimientos [y] su
explotación... conjunta" dificultan su tasación (Salas, 1996, p. 19). Por este
motivo, "buena parte de su valor económico está condicionada a la continuidad de
la relación empresarial de que forman parte. [Como consecuencia] el valor de
liquidación o transferencia es muy bajo" y la contabilidad asume la prudencia de
provisionar los activos según el precio de mercado. Esas sinergias derivadas del
diseño del trabajo conjunto es uno de los argumentos más acertados en contra de
la disolución de las compañías y a favor de una mayor implicación de los
acreedores en su gestión (Salas, 1993, p. 56). Por otra parte, sucede que los
usuarios de la contabilidad son múltiples y la información sobre intangibles
puede hacerlos más imitables por su mera incorporación a las Cuentas Anuales.