Observatorio de la Economía Latinoamericana

 


Revista académica de economía
con el Número Internacional Normalizado de
Publicaciones Seriadas  ISSN 1696-8352

 

Economía de México

BALANCE ECONÓMICO DEL SEXENIO DEL CAMBIO QUE NADA CAMBIO

 

Víctor H. Palacio Muñoz [1]

Eugenio E. Santacruz de León [2]

José Luís Montesillo Cedillo [3]

 

Resumen: En el presente texto se hace un breve recuento económico del sexenio encabezado por Vicente Fox Quezada y un primer acercamiento a la política económica que impulsará el autodenominado gobierno del empleo, este acercamiento se construye a manera de collage. Cómo es conocido el gobierno de Fox profundizó en la implementación de las políticas económicas de matriz neoliberal, la oposición de amplios sectores de la población le impidieron llevar a efecto la aplicación de la tercera generación de las políticas de ajuste. Se considera que el gobierno de Felipe Calderón buscará por diversos medios socavar la resistencia social y crear las condiciones para la implementación de los ajustes aún pendientes; el polo opositor muestra cierta incapacidad para aglutinar el descontento social.

Palabras clave: coyuntura económica, política económica, ajuste estructural

ECONOMIC BALANCE OF THE REGIMEN OF THE CHANGE THAT NOTHING CHANGE

Summary: In the present text a brief economic count becomes of regimen headed by Vicente Fox Quezada and a first approach to the economic policy that will impel the self-appointed government of the use, this approach is constructed to way of collage. How the known government Fox deepened in the implementation of the economic policies of neoliberal matrix, the opposition of ample sectors of the population prevented to take to effect the application him of the third generation of the adjustment policies. It is considered that the government of Felipe Calderón will look for by diverse means to undermine the social resistance and to create the conditions for the implementation of the still pending adjustments; the opposition shows certain incapacity to agglutinate the social displeasure.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Palacio Muñoz, V.H., Santacruz de León, E.E. y Montesillo Cedillo, J.L.: “Balance económico del sexenio del cambio que nada cambió" en Observatorio de la Economía Latinoamericana, Nº 81, 2007. Texto completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/2007/psm.htm


I.- LA COYUNTURA ECONÓMICA EN MÉXICO

El contexto

La economía de Estados Unidos tuvo una tendencia a la baja de 5.6% en el primer trimestre de 2006, creciendo en 2.9% en el segundo trimestre y se preveía que lleguaría a 2% al finalizar el 2006 (Diario Monitor, 31/08/06). Las expectativas de recesión para el próximo año están presentes y son una variable que el próximo gobierno de Calderón debe tomar en consideración, es importante recordar que uno de los problemas estructurales de la economía mexicana en su eterna y casi única dependencia de la economía estadounidense.

La producción

El crecimiento del PIB en el sexenio de Fox tuvo una tasa media de crecimiento anual (TMCA) del 1.3%. Si le restamos el crecimiento demográfico que fue de 1.3% en promedio, tendremos una tasa de desarrollo (PIB por habitante) del 0% anual en el sexenio (La Jornada, 28/08/06). Este crecimiento nulo fue posible con una bajísima TMCA de acumulación de capital entre 2001 y 2005 de 1.9% (Infoestadística, 2006).

El crecimiento sectorial en promedio anual en los mismos años fue como sigue: sector agropecuario, 1.0%; sector industrial, 1.1%; y sector comercial y de servicios, 2.4%; el PIB total creció 2.8%. Véase como lo prioritario sigue siendo el desarrollo de las actividades improductivas. Agréguese a este dato que el importe de las transacciones realizadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tuvo una tasa anual de 17.8% de incremento al año (Infoestadística, 2006). O sea, el capital ficticio, especulativo, fue el ganador en este sexenio.

En materia agropecuaria, según la CNC, existe un déficit agroalimentario de más de dos mil millones de dólares por año en el sexenio de Fox, se han perdido dos millones de empleos y han emigrado casi tres millones de campesinos a los Estados Unidos (Diario Monitor, 28/08/06).

En lo que a empleo se refiere, en seis años sólo se crearon 1.1 millones de empleos (La Jornada, 28/08/06). Por su parte, se tiene que para el primer semestre de 2006, el 3.2% de la PEA estaba desempleada, 6.0% en subocupación y 27.2% en la economía informal (Diario Monitor 30/08/06): 36% de la población económicamente activa (PEA) sin actividades específicas. Durante el sexenio de Vicente Fox Quezada, se cerraron aproximadamente 9,324 empresas en la industria de la transformación (Diario Monitor, 29/08/06), lo que agrava la situación económica.

Ahora bien, durante 2006 la economía creció alrededor del 4%. Esto, a decir del gobierno, refleja que las políticas macroeconómicas dieron resultado. El problema es que tuvieron que pasar 5 años para ello.

Concentración y centralización de capitales

Las cien empresas más importantes del país que cotizan en la BMV incrementaron sus utilidades en 530% durante ese sexenio. De éstas, 20 concentraron el 70% de las utilidades, totalizando 80,178.6 millones dólares (La Jornada, 31/08/06) cifra similar a lo ingresado por concepto de remesas (La Jornada, 30/08/06).

En la banca existe concentración de actividades: en 1995 la banca extranjera controlaba 5% de las operaciones; para 2005 pasó a 90% (El Financiero, 30/08/06). Los tres grupos más fuertes son Banamex (City Group), BBV-Bancomer (BBV Español) y Santander (filial del banco español Santander Central Hispano).

Las 500 empresas más importantes de México concentran el 79.2% del PIB. De éstas, 331 son mexicanas y 169 son transnacionales. Las mexicanas concentran 55.3% del PIB y las extranjeras 23.9% del producto. Los representantes más conspicuos de la burguesía nativa son: Slim, Medina Garza, Salinas Pliego, Bailleres, Vázquez Raña, Roberto González, Fernando Senderos, Eugenio Garza Herreros, Angel Losada y Gastón Azcárraga (Expansión, agosto 2006).

La circulación o el mercado

Entre 2001 y 2005 el crecimiento de las ventas al por menor en promedio anual fue de 2.1%; en tanto que las ventas al mayoreo crecieron 1.4% (Infoestadística, 2006). Existe poca producción, por ende el mercado vende poco, las mercancías no se venden, no se realizan. La inflación, único logro aparente del foxismo, era de 6.6% en 2001 y llegó a 3.2% en el primer semestre de 2006 (Diario Monitor, 01/09/06).

Distribución

El sexenio de Fox se caracterizó por incrementar las desigualdades, concentrar el ingreso y aumentar la pobreza. Para el Centro de Investigación Laboral (CILAS) entre 2000 y 2006, los salarios cayeron 22 % en términos reales (La Jornada, 30/08/06). Se dio un proceso de concentración del ingreso: 10% de la población concentra el 38.6% del ingreso nacional en 2005; 70% de la población gana menos de 3,200 pesos mensuales (Diario Monitor, 17/08/06). Cabe señalar que 63.7% de la PEA carece de prestaciones (El Financiero, 31/07/06).

En lo que se refiere a la pobreza, se incrementó en 2005 en más de 1 millón de hogares en el campo. Es decir, 12 millones de habitantes rurales no cubren sus necesidades de alimentación, 15 millones no se proveen de vestido, educación y salud; y 24 millones de personas del sector rural carecen de lo suficiente en materia patrimonial (Diario Monitor, 2/08/06); según INEGI, 44.7% de la población es pobre e indigente; de estos, el 37.5% de la población es urbana y el 56.7% de la población es rural (Diario Monitor, 07/08/06).

Estos son algunos datos duros en los tres ámbitos principales de la economía. El saldo es negativo y perjudicial para las mayorías, resultando beneficiado un pequeño sector de la población.

II.- POLÍTICA MACROECONÓMICA, SECTOR AGROPECUARIO Y MAÍZ EN MÉXICO: 2001-2006

Al comenzar el sexenio de Calderón surgió un problema ya previsto años atrás. El gobierno ha intentado solucionarlo pero no ha podido. El expediente tradicional para entender lo que ocurre en la agricultura de nuestro país y en la producción del maíz se hace regularmente sin contemplar cómo incide la política económica vigente. Aquí proponemos una visión distinta, más integral que permita entender lo que ocurre con la actual crisis del maíz.

Política monetaria

En el proceso de liberalización económica es condición sine qua non que exista baja inflación y estabilidad en la tasa de cambio. Esto posibilita salvaguardar la valorización del capital financiero internacional. La tasa media de crecimiento anual (TMCA) de la inflación fue de 4% entre 2001 y 2006, en tanto que la tasa de cambio se mantuvo en una tasa anual de 2% (BANXICO, 2007). Efectivamente, la inflación es baja y la tasa de cambio se muestra sin modificaciones importantes.

El control de la inflación y de la tasa de cambio asegura condiciones al capital extranjero y la afluencia de éstos para financiar el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos. En 2001 el déficit de la cuenta corriente era de -17,682 MMD (miles de millones de dólares) y la inversión extranjera directa (IED) llegaba a 27,486 MMD, con lo que se cubría el déficit; para 2006 esta inversión era de 18,938 MMD con lo que se financiaba el total del déficit de cuenta corriente que llegaba a los -1,475 MMD (BANXICO, 2007).

La política monetaria se ha orientado a tener altas tasas de interés y baja inflación. Esto es, se tienen altas tasas de interés, por encima de la inflación, lo que permite mandar señales a los inversionistas nacionales y extranjeros de estabilidad monetaria y de rentabilidad. En 2001 la tasa de interés estaba en 12.89% y la inflación era de 4.3%; para el 2006 las cifras eran de 7.51% y 3.9%, respectivamente. Esto es, la tasa de interés se ha mantenido por arriba de la inflación, lo que genera condiciones favorables al inversionista. Sin embargo, en el sector agropecuario ello no ocurrió así, ya que la TMCA del PIB del sector agropecuario fue de 1.0% en los años de estudio (BANXICO, 2007; SAGARPA, 2007).

De esta manera, el Banco de México, con las tasas de interés por arriba de la inflación, coadyuva indirectamente a la reducción del circulante. La oferta monetaria o circulante (M1 y M2 que incluyen la suma de billetes y monedas en poder del público, depósitos en cuentas de cheques, depósitos bancarios, valores emitidos por el sector público y privado y fondos de ahorro para el retiro) creció a una TMCA de 6.6% entre 2001 y 2006. El crecimiento del circulante fue superior al del sector agropecuario, por lo que no puede decirse que el comportamiento del circulante haya ayudado a la estimulación de la actividad agropecuaria.

El crédito es parte integrante de la política monetaria. Entre 2001 y 2006 el crédito hacia el conjunto de la economía creció a una TMCA de 0.6%, en tanto que el crédito agropecuario decreció 10.4% al año (BANXICO, 2007). Finalmente, priorizar la política de estabilidad monetario-cambiaria para atraer capitales trae como consecuencia la sobrevalorización de la moneda e intenta incrementar la rentabilidad del capital financiero. Según el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la H. Cámara de Diputados (2007) en 2001, la sobrevaluación de la moneda era del 42.9%, en tanto que para 2006 llegaba a 27.4%[4].

En política monetaria se tienen también las variaciones de los precios tanto en el índice nacional de precios al consumidor (INPC) como en el índice nacional de precios al productor (INPP). Como la política del Banco de México tiende a abatir la inflación en menoscabo del avance productivo, se observa que la TMCA del INPC entre 2001 y 2006 fue de -6.8%; y la del INPP llegó a -4.6%. Esto es, bajaron más los precios al consumidor que los precios al productor, lo cual se refleja en los precios del maíz. Mientras que el INPC creció globalmente 23.2% entre 2001 y 2006; los alimentos, bebidas y tabaco lo hicieron en 26%; tortilla y derivados del maíz 42.5%; tortilla de maíz 44.4%; masa y harina de maíz 30.6% y maíz 11.2% (BANXICO, 2007). O sea, el incremento global a los productores fue del 11%, en el mismo momento en que todo lo demás crecía de 2 a 4 veces más, con lo cual se posibilita una transferencia de recursos del sector agropecuario al conjunto de la economía.

Política fiscal y de gasto público

Es interesante hacer notar que la autonomía del Banco de México y la estabilidad del tipo de cambio (TMCA de 2% entre 2001 y 2006) han llevado paulatinamente a que el gobierno deje de tener una política fiscal, con lo cual no se incrementa libremente ni el gasto público (representó el 23.9% del PIB en promedio entre 1982 y 2004; y en 2006 conserva esa tendencia posicionándose en 23% del PIB) ni el déficit fiscal (-0.6% del PIB promedio anual entre 2001 y 2006) (CEFP, 2006).

El gasto público agropecuario tuvo una TMCA en los años de estudio de 3.4%. Con todo y esta cifra, el sector no pudo crecer arriba del 1% anualmente (SHCP, 2007). Por tanto, la política pública del gobierno de Fox, y la que está implementando Calderón, han servido de poco al sector agropecuario.

La propuesta teórica y práctica de las autoridades radica en buscar el equilibrio de las finanzas públicas a toda costa, con un pequeño déficit, con la finalidad de evitar presiones inflacionarias o elevados niveles de endeudamiento. Esto obliga al gobierno a disminuir su gasto, vender empresas y activos, lo que posibilita la reducción relativa de la deuda pública y el ajuste fiscal. Evidentemente, en todo este proceso se constriñe el mercado interno y las ganancias de las empresas productivas. De esta manera, la política fiscal y de gasto público están subordinadas a los objetivos de la política monetaria.

El círculo es el siguiente: el banco central controla el crecimiento de la oferta monetaria ya que está convencido de que la inflación tiene origen monetario; para controlar la inflación hay que mantener la tasa de interés por arriba de la inflación, con ello se contrae la inversión y la demanda. Esta política procíclica ha traído como consecuencia que la proporción de la inversión en relación al PIB se encuentre estancada en un 20% entre 2001 y 2006. Conjuntamente con esto se promueve la entrada de capitales que como se vió atrás no ha funcionado; se aprecia el tipo de cambio sobrevaluándolo con lo que se hace posible el abaratamiento de las importaciones y la reducción de la inflación.

La búsqueda incesante por reducir la inflación y estabilizar el tipo de cambio para detener el crecimiento de la oferta monetaria, ha llevado a que la política monetaria subordine a la política fiscal. La política monetaria y fiscal son contraccionistas, teniendo como meta prioritaria la baja en la inflación. Para ello se auxilian con el alza de la tasa de interés como se vio arriba y con la reducción del gasto público.

Es evidente la percepción de que la política económica está subordinada a los intereses del gran capital financiero nacional e internacional y que la disciplina fiscal, junto con la reducción de la inflación, no genera condiciones para el crecimiento económico.

En el ámbito agropecuario el gasto público creció anualmente entre 2001 y 2006 en 3.4%; la inversión pública federal en el sector cayó 2.7% en promedio al año; todo ello redunda en que la política fiscal y el gasto público fueron negativos para el sector agropecuario.

Política de precios

La relación entre los precios nacionales e internacionales del maíz reflejan el nivel de competitividad que tiene el producto. Al comparar los precios del maíz en Estados Unidos y México (en dólares corrientes), se tiene que: en 2000 el precio de la tonelada de maíz en EUA era de 68.50 dólares, mientras que en México llegaba a 160.20 dólares, lo que se traducía en un diferencial en contra de México de 91.70 dólares; para el 2003, el precio en EUA era de 83.50 dólares y en México de 153.00 dólares, teniendo Estados Unidos un diferencial a su favor de 69.50 dólares (CNA, 2005). Esto supone traslado de recursos de México a Estados Unidos.

Política de comercio exterior

El proceso generalizado de apertura externa, la gradual supresión de aranceles y el tipo de cambio sobrevaluado, quitan protección a la planta productiva nacional frente a las importaciones, colocando a los productos nacionales en una situación de desventaja competitiva frente a éstas. Hacia el 2006, el nivel de apertura comercial del país (exportaciones más importaciones divididos entre el PIB) es del orden del 80%. Prácticamente toda la economía mexicana está abierta, con lo que el crecimiento de las exportaciones no es suficiente (pese a la entrada en vigor del TLCAN), se amplía el déficit comercial y se reduce el impacto de las exportaciones en la dinámica de la economía. De 2001 a 2006 las exportaciones del país tuvieron una TMCA de 7.4%, en tanto que las importaciones crecieron 6.9% en promedio al año. Esto quiere decir que México viene exportando más aceleradamente que importando. Por su parte, las exportaciones agropecuarias tuvieron una TMCA del 7.4%; y las importaciones de este sector crecieron al 5% anual (SAGARPA, 2007).

Viendo en particular el problema del maíz, se tiene que en el 2000 se exportaban 3.9 millones de dólares (MD) por 550 MD de importación, lo que daba un saldo de la balanza comercial de -546.1MD; en 2004, las exportaciones eran de 7.4 MD con 1,059.8 MD de importaciones, lo que arrojaba un déficit de la balanza comercial de 1,052.4 MD (CNA, 2005). Este dato corrobora la transferencia de recursos al exterior.

Otro dato importante es el índice de relaciones de intercambio: en 2000, por cada dólar exportado en maíz, se importaban de los EUA 4.91 dólares; para el 2004 esta cifra subió a 4.99 dólares. Esto es, las transferencias hacia nuestro principal socio comercial son de casi 5 dólares por cada dólar que les vendemos en maíz. Ello lleva a que las importaciones, fundamentalmente provenientes de EUA, desplacen del mercado interno a la producción nacional, con lo cual el efecto multiplicador en la inversión, empleo y ahorro, para el sector agropecuario se reduce de manera significativa.

III. COMENTARIOS A LA PROPUESTA DE POLÍTICA ECONÓMICA DEL 2007

Según los Criterios Generales de Política Económica de 2007 (CGPE, 2007) el déficit fiscal se controlará sin cambios en la política monetaria y fiscal, con lo que se asegura el control y la autonomía del Banco de México en materia inflacionaria. Esto supone continuidad en la política económica neoliberal del gobierno de Calderón.

Los CGPE 2007 prevén una inflación de 3% anual de 2007 al 2012. Otro indicador es la tasa de interés, la cual también se le considera constante en 6.5% nominal y 3.5% real (SHCP, diciembre 2006). Con esto, en un contexto de liberalización económica, al haber baja inflación y estabilidad en la tasa de cambio, se salvaguarda la valorización del capital financiero internacional y nacional. La existencia de tasas de interés por encima de la inflación envía señales a los inversionistas nacionales y extranjeros de estabilidad monetaria y de rentabilidad.

Se apuesta a una tasa de cambio con ligeras variaciones, la cual se apoya en la entrada de divisas petroleras y de flujos en dólares por parte de la población migrante, así como en una creciente inversión extranjera directa. Todo esto con una economía con un PIB proyectado de 3.6% anual de 2007 al 2012 (SHCP, diciembre 2006). Es improbable que este crecimiento, bajo de por sí, pueda lograrse, sobre todo si se observa la desaceleración de la economía norteamericana. La economía mexicana necesita crecer por arriba del 7% anual para resolver sus problemas económicos, sociales y financieros, de lo contrario no será posible ni el crecimiento ni el desarrollo económico. Continuar con la sobrevaluación de la moneda (tasa de cambio) traerá como resultado presiones sobre la tasa de cambio ya que la economía tendrá un crecimiento pequeño, no hay expectativas de rentabilidad, crecerá el déficit de cuenta corriente, el capital no fluye y se reducirán las reservas internacionales.

Según la “Ley de ingresos y miscelánea fiscal 2007”, aprobada por el Congreso el pasado 22 de diciembre de 2006, el ingreso total que se captará en 2007 será de 2,260.4 miles de millones de pesos (MMP) (o 2.3 billones de pesos). Cabe señalar que los ingresos que obtendrá el gobierno no son otra cosa más que excedentes o plusvalía generados por los trabajadores de otros países, por la plusvalía producida por los trabajadores al interior del país y por la transferencia de recursos que el gobierno hace del salario de los trabajadores. Todo ello va a las arcas del gobierno, pero su distribución es desigual y va en poca monta a los asalariados.

Los ingresos se dividen en 36.1% de ingresos petroleros y 62.9% de ingresos no petroleros. De estos últimos nos interesan los llamados ingresos tributarios. Estos ascienden a 984.5 MMP. Antes de entrar a observar cómo se dividen estos ingresos, demos una información de suyo interesante que viene en los CGPE 2007.

Según este documento, en 2006 el impuesto sobre la renta (ISR) fue de 448.2 MMP. Este impuesto lo pagan “personas físicas” (trabajadores cautivos y asalariados comunes y corrientes) y “personas morales” (empresas y personas que realizan actividades empresariales). Pues bien, en 2006 el “pago definitivo de ISR de personas morales” (así se llama el cuadro contenido en los CGPE, p.61) fue de 39.6 MMP. Esto es, la burguesía con toda la inmoralidad del mundo y el apoyo del Estado, pagó el 8.8% del total del ISR, recayendo el restante 91.2% en los asalariados.

Hemos destacado el ISR porque éste lo pagan empresarios y trabajadores. Sin embargo, la burguesía paga algo más: en 2006, los empresarios pagaron 39.6 MMP en ISR, 36.5 MMP por concepto de IEPS (impuesto especial para la producción y servicios), 30.6 MMP de importación (concediendo que sólo ellos importan), 11.7 MMP de impuestos al activo. Es decir, la burguesía nacional y extranjera en México pagó, en 2006, 118.4 MMP de un total de 933.8 MMP que totalizaron los ingresos tributarios (SHCP, diciembre 2006). O sea los empresarios de este país pagaron 12.7% del total de los ingresos tributarios. Lo demás son excedentes generados por los trabajadores y se encuentran en el pago al IVA, automóviles nuevos, tenencia, etc.

Existe, empero, información contraria por parte de la misma SHCP ya que en los CGPE 2007, más adelante, nos dice que el promedio del pago del ISR de 2000 a 2006 fue de 53% realizado por las empresas y 47% proveniente de los trabajadores (CGPE, diciembre, 2006, p. 91), lo que evidencia de cualquier forma la desigualdad en los pagos.

Sea lo que fuere, la participación tributaria de los capitalistas nacionales y extranjeros es pequeña y toda recae en los asalariados a quienes expolian de sus salarios y transfieren de la plusvalía sacada a ellos para pagar impuestos.

La Cámara de Diputados acordó un gasto de 2,260.4 MMP. Este gasto representa el 23% del PIB, cifra menor a la del año pasado que fue del 24% del PIB (SHCP, diciembre de 2006). El gasto programable para PEMEX, la empresa más grande de México, en 2007 será de 6.9% del PIB, teniendo el fisco ingresos de esta empresa del orden del 8.3% del PIB (CEFP, 2006). Esto es, PEMEX aporta más de lo que recibe (y luego hablan de descapitalización). Según la revista Mundo Ejecutivo, el resultado de operación (utilidades antes de impuestos) fue de 531.5 MMP (sólo de PEMEX), a los que deben sumárseles las utilidades de “PEMEX: exploración y producción” que fueron de 634.6 MMP, lo que arroja un total de 1,166.1 MMP. Es decir, las utilidades de PEMEX representaron el 13.9% del PIB de 2005 (Mundo Ejecutivo, 2006 e Infoestadística, mayo 2006). Es por ello que la economía mexicana está sujeta al comportamiento del petróleo y de los precios internacionales del mismo. Un botón de muestra: la tasa media de crecimiento anual de las exportaciones petroleras entre 2000 y 2005 fue de 23.9%; en tanto que las exportaciones no petroleras crecieron a una tasa anual de 6.5%.

Se dijo atrás que los ingresos tributarios para 2007 ascienden a 984.5 MMP; sin tener el informe de las partidas definitivas, al sumar lo que se encuentra en el proyecto de egresos en materia de salud, educación, pobreza, indígenas, mujeres, seguridad y sector agropecuario, se tiene la cifra de 951.3 MMP. O sea, las autoridades hacendarias hacen su tarea de cuadrar las cifras para que lo captado sea gastado. La esencia de esto estriba en que estos gastos se cubren de manera prioritaria con la participación de los asalariados (ISR, IVA, tenencias, etc.).

En relación a la deuda pública se tiene lo siguiente: la deuda pública interna representaba el 23.1% del PIB en 2006; el costo financiero de la misma llegaba a 2.5% y los pasivos del IPAB significaban un 8.8% del PIB. Esto es, la deuda interna total llegaba al 34.4% del PIB en 2006 (SHCP, 2006). De esta manera podemos dilucidar cuál es el fondo de la crisis fiscal mexicana. Con una deuda interna total que representa casi el 35% del PIB es imposible tener una política de expansión y crecimiento económico ya que éste se vería obstaculizado por la autonomía del Banco de México, el cual incrementaría la tasa de interés para contrarrestar la política fiscal expansionista y evitar presiones inflacionarias.

Ahora bien, si a la deuda interna total se le añade la deuda externa total (22% del PIB en 2006), se tiene que la deuda total (interna y externa) del país es de 56.4% del PIB, lo que quiere decir que por cada peso que producimos se adeudan 56 centavos.

IV. NEOLIBERALISMO Y “DEUDA SOCIAL”

La situación política del país va evidenciando cada día con más notoriedad los niveles de desigualdad y las abismales diferencias que polarizan a la sociedad mexicana.

Es interesante notar cómo el neoliberalismo busca una mayor integración hacia fuera y una desintegración social interna. La mayor integración hacia fuera se percibe con algunos indicadores básicos: según el Sexto Informe de Gobierno de Fox, la importación de bienes de capital para la formación bruta de capital fijo o acumulación de capital era de 14.1% sobre el total de la acumulación de capital en 1991, pasando a 35.0% en 2000 y asentándose en un elevado 38.6% en el primer trimestre del 2006. Esto quiere decir que por cada peso acumulado, 38 centavos provenían del exterior; la inversión extranjera directa era de 2,633 millones de dólares (MD) en 1990, 17,588 MD en 2000 y 18,055 MD en 2005 (siendo Estados Unidos el principal inversionista con más del 60% del total). Dicho de otra forma, en 16 años hubo un aumento de 585.7%; nuestro saldo de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) es recurrentemente negativo: de -8,337 MD en 2000, pasó a 7,587 MD en 2005 (Fox, 2006). Esta relación evidencia la falta de competitividad de nuestra economía en el exterior y el proceso constante de su extranjerización.

El resultado de esto ha traído una desintegración social interna mayúscula en donde se han ahondado las desigualdades sociales: según INEGI, en 2005 el 70% de la población se quedó con el 35.8% del ingreso nacional, en tanto que el 30% se agenció el 64.2%. Esta grosera concentración del ingreso trae como consecuencia una “deuda social” cada vez mayor. Se sabe que casi 50% de la gente vive en la pobreza; de ellos, más de la mitad lo hace con menos de dos dólares al día. Hasta el 2000, el 60% de la población podía adquirir la llamada canasta básica; en 2005, sólo el 50% puede hacerlo (INEGI, 2006).

Estos serían, pues, algunos elementos estructurales que permiten explicar la problemática actual en donde observamos brotes de descontento, desobediencia civil, violencia, etc., en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Chiapas, Sonora, D.F., por mencionar algunos, en donde la postura de las clases desposeídas y explotadas se va haciendo cada vez más evidente, aún concediendo que la mayoría de esta población no es conciente de la explotación a que es sometida. No obstante, las demandas y formas diversas para lograrlas evidencian que vamos alcanzando una confluencia entre medios y metas históricas. La mediación, el hilo conductor para entrelazar estas dos dimensiones, es la explotación.

BIBLIOGRAFÍA

Banxico, Página electrónica, marzo de 2007.

Centro de Estudios de Finanzas Pública, Ley de Ingresos y Miscelánea Fiscal 2007. Dictamen aprobado por el Congreso, página electrónica de la Cámara de Diputados, México, diciembre 22 de 2006.

Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados, Página electrónica, marzo de 2007.

Consejo Nacional Agropecuario, Compendio estadístico del sector agroalimentario: 1994-2004, CNA, México, 2005.

Fox, Vicente, Anexo estadístico del Sexto Informe de Gobierno, Presidencia de la República, México, 2006.

INEGI, Encuesta nacional de ingresos y gastos de los hogares 2005,. INEGI, México, 2006.

Infoestadística, Infoestadística, mayo 2006, Infoestadística, México, 2006.

Köhler, G. The structure of Global Money and World Tables of Unequal Exchange. Journal of World Systems Research. 4:145-168. Disponible electrónicamente en: http://csf.colorado.edu/wsystems/jwsr.htm.

Mundo Ejecutivo, 1000 empresas más importantes de México, Mundo Ejecutivo, México, 2006.

Periódicos varios.

Revista Expansión, Grupo Editorial Expansión, agosto 2006.

SAGARPA, Página electrónica, marzo de 2007.

Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), Criterios Generales de Política Económica: 2007, página electrónica de la SHCP, diciembre de 2006.

Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Página electrónica, marzo de 2007.



[1] Profesor-investigador del Doctorado del CIESTAAM de la Universidad Autónoma Chapingo. Correo-e: palkacios@hotmail.com

[2] Candidato a Dr. en Problemas Económicos Agroindustriales por el Centro de Investigaciones Económicas, Sociales y Tecnológicas de la Agroindustria y la Agricultura Mundial (CIESTAAM-UACh). Correo-e:eesantacruz@gmail.com

[3] Investigador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua. Correo-e: jlmonte@tlaloc.imta.mx

[4] En su estudio sobre dinero global Köhler (1998) demuestra que las monedas no están sobrevaluadas.


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