Diccionario de economía política

de Borísov, Zhamin y Makárova

 

CRÉDITO DE CONSUMO: bajo el capitalismo es una forma especial de crédito, que el capitalista concede a sus compradores en forma de mercancías de uso personal, que se han de pagar plazos. Por lo común se aplica a bienes de uso duradero, como automóviles, muebles, neveras, televisores, etc. La contradicción antagónica entre el crecimiento relativamente rápido de la producción capitalista y el limitado incremento de la demanda solvente de la población, así como la agravación del problema del mercado, provocan de manera objetiva la necesidad de ampliar la venta a plazos de bienes de consumo. Los trabajadores, cuando adquieren las mercancías a crédito, están obligados a pagar por ellas elevadas sumas en calidad de intereses, y a amortizar el crédito en el plazo establecido. Si no pueden hacerlo, se les retiran los objetos comprados y el dinero abonado por ellos hasta entonces no se devuelve. El crédito de consumo aumenta a grandes ritmos sojuzgando cada vez más a los trabajadores. Así, en los Estados Unidos, durante el período comprendido entre 1939 y 1961, dicho crédito pasó de 7 mil 200 millones de dólares a 55 mil 500 millones. La compra de mercancías a crédito no amplia la demanda solvente sólo difiere por cierto tiempo el pago del dinero por las mercancías compradas, más la realización efectiva se apoya en última instancia, en el crecimiento limitado de la capacidad adquisitiva de los trabajadores, capacidad que, en el régimen de producción capitalista, no puede superarse. Esto facilita el proceso de la superproducción de mercancías, la maduración y el ahondamiento de la crisis económica. El crédito de consumo existe también bajo el socialismo, mas persigue objetivos completamente distintos. En la U.R.S.S., se venden a crédito televisores, radios, aparatos fotográficos, relojes, muebles, tapices de fabricación manual, algunas pieles, trabajos de costura, etc., en general mercancías de elevado precio, cuya adquisición exige cierto ahorro de los ingresos del trabajo. De este modo el crédito de consumo proporciona a los trabajadores comodidades complementarias, permitiéndoles adquirir los objetos antes de haber reunido por completo todo el dinero necesario para comprarlos. Por lo común, en la U.R.S.S. el crédito se concede por un plazo de 6 a 12 meses con pago de una cantidad inicial que oscila entre el 25 % y el 40 % del precio de compra. El tipo de interés establecido para utilizar el crédito de consumo no rebasa el que abonan las Cajas de Ahorro del Estado. La ausencia de paro forzoso, en la U.R.S.S., y el incesante crecimiento de la demanda solvente de la población, garantizan la amortización total del crédito en el plazo fijado, excluyen la restitución de los objetos comprados a plazos, aplicada con tanta frecuencia en los países capitalistas.


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