TEXTOS SELECTOS

CURSO DE ECONOMÍA SOCIAL

 

R. P. Ch. Antoine

 


 

 

 

MÉTODO QUE CONVIENE A LA ECONOMÍA POLÍTICA

Del método en economía política.—Aplicada a una ciencia, la palabra método tiene dos significaciones: o bien indica la manera de descubrir las verdades de que se compone esta ciencia, o bien designa la forma en que deben enseñarse estas verdades. No porque tengan numerosos puntos de contacto los dos procedimientos, son menos diferentes el método de investigación y el método didáctico. El método de investigación, sea uno o múltiple, es invariable; el método didáctico es variable, según las disposiciones particulares de los profesores y de los alumnos. Así, pues, nos ocuparemos solamente del método de investigación (1).

¿Cuál es el objeto de la economía política? Las relaciones de los hombres entre sí o con el mundo exterior, en la persecución de los bienes materiales. Distingamos en este objeto sus elementos constitutivos y encontraremos al hombre: un ser social, dotado de libre arbitrio, destinado a una vida eterna y sometido a la ley moral; el mundo exterior, que obedece al determinismo físico y la actividad humana, que aplica a la persecución de los bienes materiales ciertos medios generales. Para pasar del objeto al método, basta recordar el principio de que el objeto propio de una ciencia ordena y determina su método de investigación. He ahí por qué la economía política, por la misma naturaleza de su objeto, no debe ser ni exclusivamente deductiva, ni exclusivamente inductiva; sino que se apoya a la vez en los principios de la razón especulativa y práctica y en las inducciones de la experiencia; basa sus conclusiones, no menos que en el conocimiento de la naturaleza y de los deberes del hombre, en un examen detallado del trabajo, del salario, del cambio, del reparto y del consumo de las riquezas (2).

«La observación, escribe M. A. Liesse, recoge los hechos concretos; el razonamiento analiza, en seguida estos hechos para desprender de ellos las leyes naturales que les rigen... En definitiva, el economista combinará en proporciones variables, apropiadas a la naturaleza de su espíritu y al problema propuesto, esos dos elementos inseparables del entendimiento humano, la observación y el razonamiento (3)

La inducción y la deducción son necesarias para la ciencia económica; pero estos dos procedimientos no juegan el mismo papel en la investigación y establecimiento de las leyes de la economía social.

Papel de la deducción.—Mediante la ayuda del método deductivo, la economía política establece o recibe: 1.° Las reglas superiores de la moral que dirigen al hombre a su último fin: leyes morales obligatorias; 2.° Los medios generales de producir y de adquirir la riqueza; por ejemplo: conviene disminuir los gastos de producción para aumentar los beneficios; leyes de economía pura; 3.° Las reglas inmediatas de la actividad humana, que dependen de las dos precedentes, como por ejemplo: quien emplea, puede utilizar el trabajo de los niños, mientras queden a salvo la higiene física y moral, leyes prácticas de economía social.

Las fuentes de las cuales sacará los principios el economista cristiano son: el tesoro de verdades dogmáticas, la enseñanza de la Iglesia, principalmente manifestada en las magníficas Encíclicas de León XIII, las teorías de derecho natural y las aplicaciones que de ellas ha hecho la teología moral (4).

Al método de deducción, así comprendido, viene a añadirse el procedimiento de inducción.

Papel de la inducción.—El método de inducción, aplicado a la economía social, presenta las siguientes ventajas:

1.° El estudio de los hechos confirma los principios generales de la actividad humana.

2.° Las enseñanzas de la historia y de la experiencia, brillan para ciertos espíritus, con una luz más viva que los del análisis racional.

3.° El estudio de los hechos determina la aplicación de los principios apriorísticos. En economía política—ciencia eminentemente práctica—no basta la deducción, que puede servir para justificar una institución, para determinar si en sí es buena o mala, pero no si es aplicable a tal o cual situación económica determinada.

Los hechos naturales, que constituyen el fundamento de la inducción económica, tienen por origen la actividad humana en el orden de los intereses materiales. Los principales son: el trabajo y sus modos diversos, el cambio, el crédito, el capital, la distribución y el consumo de los productos del trabajo.

Aplicando a su objeto propio método tan seguro, la ciencia económica descubrirá las leyes de la economía social. Partir de definiciones, de hechos y de principios ciertos para llegar a las leyes generales, es, en efecto, el objeto de la ciencia. Nadie pone en duda la verdad de que hay leyes de economía política; pero si se trata de determinar la naturaleza, el carácter y el grado de certidumbre de estas leyes, cesa el acuerdo, empieza la discusión ardiente y —¿por qué no confesarlo?—algunas veces confusa. Unas palabras sobre el asunto.

Leyes de la economía política.—En general, se distinguen tres especies de leyes; las leyes morales obligatorias, las leyes morales directivas o históricas, las leyes físicas (5). Las primeras tienen por objeto la actividad libre, que se ejerce en la esfera de lo honesto; impone una necesidad u obligación moral y gozan de una certidumbre absoluta o metafísica. Las leyes morales históricas o directivas tienen por dominio la manera constante en que los hombres obran libremente, dadas circunstancias idénticas; no imponen ninguna necesidad u obligación, se limitan a indicar, de una manera general, la dirección de la actividad libre, y no traspasan las fronteras de la certidumbre moral. Las últimas se refieren a las acciones y reacciones de los cuerpos exteriores entre sí, que sufren el yugo de un determinismo rígido y dan nacimiento a la certidumbre física. Apliquemos estas consideraciones a la materia que nos ocupa.

Como el objeto de la economía política es la libre actividad del hombre en el orden de los intereses materiales, es manifiesto que esta ciencia se halla regida únicamente por las leyes morales obligatorias y por las leyes morales históricas. Las leyes físicas no se admiten en economía más que a título de auxiliares. Someter esta ciencia a las leyes fatales, al ciego determinismo del mundo material, es arrebatarle su carácter de ciencia social y moral. Suprímase la libertad y ya no habrá ni moral, ni sociedad. Esto supuesto, ¿cuál es, en economía política, el papel peculiar de cada una de estas dos especies de leyes morales?

Desde luego las leyes morales directivas, indican la manera constante que tienen de obrar los hombres en determinadas circunstancias económicas. Así, cuando prospera la industria nacional, cuando son altos los salarios y moderado el coste de la vida, son numerosos y fecundos los matrimonios en la clase obrera. Estas leyes están fundadas en la libertad humana; admiten excepciones, y pueden modificarse por las circunstancias. Cuando una ciudad está sitiada, aumentan de valor los comestibles; esta es una ley económica. Que el poder civil fije legalmente el precio de estos géneros y la ley sufrirá una excepción.

Las leyes morales obligatorias son las leyes morales en sentido estricto; aplican al orden económico los principios generales de la honestidad, las reglas de la justicia y de la caridad. Las leyes morales históricas expresan lo que es o lo que será; las leyes morales obligatorias prescriben lo que debe ser; por ejemplo: no deben admitirse a trabajar en las fábricas a los niños cuyas fuerzas físicas no están suficientemente desarrolladas.

Hemos aludido precedentemente a las leyes de la economía pura. ¿Qué es, pues, la economía pura? Es una ciencia llamada por Aristóteles crematística, que tiene por objeto la riqueza considerada en sí, esto es, sin ninguna relación con el hombre o la sociedad. En manera alguna contradigo a los que dicen que la crematística, es una parte, la menor de todas, de la economía política. Pero habría sinrazón en confundirla con lo económico estando la ciencia de la riqueza ordenada a la prosperidad temporal de la sociedad y subordinada al último fin. En realidad, lo económico puro, o crematístico, es distinto; pero no independiente de la economía política.

 


1. Devas, Yolitical Economy. ;?. Castelein, La .lÍéthode des sciences sociales.—Schmoller, L' Ecovowie politique, sa Théorie et sa Métode. (Rev. d'e'con. polit.. 1894, p. 105.;.—Durkeim, Les Regles de la m"éthode sociologique.

2. Brants, Lois et Méthodes de l'economie politique. FunckBrentano, La science morale, sociale et politique.

3. Nouveau Dictionaire d'Economie politique, art. 1{Méthode, p. 256 y 271.

4. Este punto está muy bien desarrollado por el P. von Hammortein, Stimmen, t. XII, 1877, p. 139;y por el P. Meyer, op cit, t, I, 1871, p. 131 y sig.

5.Prescindimos, por no referirse a nuestro asunto, de las reglas de las artes, como la gramática, la música, la estrategia, etc.


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