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La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial

José de Jesús Rodríguez Vargas

 

I TEORÍAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO



I.1.4 DEMOSTRACIONES EMPÍRICAS

I.1.4.3 INSTITUCIONES

Nuevos trabajos endogenistas pretenden demostrar que otras variables son determinantes o están relacionadas, positiva o negativamente, con el crecimiento; es el caso de la política gubernamental, la política educativa, la política fiscal (gastos, impuestos, déficit), la inflación, la estabilidad macroeconómica, la liberalización comercial y de capital, el grado de desarrollo financiero, los factores políticos, la desigualdad social, el papel de las instituciones, etc. Robert Barro en 1990, señala que el crecimiento económico y las tasas de ahorro caen con un incremento del gasto público, después de una etapa inicial de crecimiento del producto; también plantea que la vigencia y fortalecimiento de los derechos de propiedad influyen, desde el punto de vista de los inversionistas, como si fuera una reducción en las tasas de impuestos; consecuentemente, una mejora en los derechos de propiedad, incrementaría la tasa de crecimiento y el ahorro. Las funciones del gobierno, como el mantenimiento de la ley, el orden y la seguridad nacional ayudan a sostener los derechos de propiedad y, por ende, la estabilidad y el crecimiento. En tanto que algunas actividades legislativas y regulatorias, tienen el efecto opuesto .
El peruano Hernando de Soto (2001), investiga “el misterio del capital” y por qué el 80 por ciento de la población mundial queda fuera de la prosperidad del capitalismo, la respuesta no está en que falten empresarios, mercados, trabajo, talento, entusiasmo, espíritu empresarial, activos, ahorros, sino, que la falta de desarrollo capitalista, se encuentra en la “posesión defectuosa”; es decir, que los pobres tienen su casa, un inmueble, o los pequeños empresarios informales, o millones de personas que diariamente hacen negocios y poseen activos, propiedades, pero “carecen de títulos de propiedad”. La tesis del peruano es que “sin derechos adecuadamente documentados, estas posesiones resultan activos difíciles de convertir en capital [...] no sirven como garantía para un préstamo ni como participación en una inversión”, son capitales muertos, que no sirven para generar producción. En los países subdesarrollados los activos materiales de los pobres no tienen una “vida paralela”, ni están representados en “un documento de propiedad”, como en el capitalismo desarrollado. Se requiere de instituciones, leyes y su observancia para que la riqueza potencial de millones de personas se reconozca y proteja. La propiedad formal, al estilo occidental, convertiría los bienes inmuebles ilegales en formación de capital, en producción y, finalmente, en crecimiento .
En otro estudio el prolífico profesor Barro (1991), mide econométricamente la “inestabilidad política”, a través del numero de revoluciones y golpes de estado por año, por los asesinatos políticos por millón de habitantes y, concluye que cada una de estas variables es significativamente negativa para la inversión, porque tienen influencia adversa sobre los derechos de propiedad, y de ese modo, desalienta la inversión y el crecimiento . King y Rebelo (1990), también, relacionan la política pública con las tasas de crecimiento económico a largo plazo; de tal manera que, tanto los cambios en políticas gubernamentales como en los impuestos, pueden provocar largos periodos de estancamiento o de alto crecimiento económico. Es decir, que las políticas económicas influyen en los incentivos privados para la acumulación de capital físico y de capital humano; además, estos incentivos puede reforzarse en una economía abierta, que tiene acceso a mercados internacionales de capital. En cambio, si se eliminan las políticas de incentivos al crecimiento se provoca estancamiento, tanto en economías cerradas como en las abiertas .
Últimamente se ha cuestionado la vieja Hipótesis Kuznets, que afirma, que una cierta desigualdad en una primera etapa de industrialización o de transición de la agricultura a la industria, promueve el crecimiento y, que este a su vez disminuye la desigual distribución del ingreso. Los estudios de Kuznets mostraban evidencias para los países industrializados, que fueron utilizadas para las políticas de desarrollo de muchos países. Sin embargo, Aghion, Caroli, García-Peñalosa (1999) retoman las investigaciones que demuestran que la mayor desigualdad social y del ingreso, reduce el crecimiento económico, e inversamente las políticas de redistribución del ingreso fomentan el crecimiento . El Banco Mundial asume semejante tesis en el Informe del 2000/2001: “la redistribución no tiene que ser necesariamente una amenaza para la eficiencia y el crecimiento”, incluso considera que en varios casos, “las políticas redistributivas pueden incrementar la acumulación de activos de los pobres, al mismo tiempo que aumentan la eficiencia y el crecimiento” y, contribuir, por tanto, a la disminución de la pobreza . En los últimos años, no sólo el Banco Mundial, sino el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas , por medio del Programa de Desarrollo, plantean la redistribución del ingreso y la igualdad social como un medio para lograr mayor crecimiento.
Con una óptica diferente pero en la misma línea de algunos neoclásicos endogenistas, los neoinstitucionalistas han desarrollado fuertemente la teoría de las instituciones como el determinante del crecimiento. El profesor e historiador Douglas North, Premio Nobel de Economía en 1993, ha renovado la investigación sobre el papel de las instituciones y considera que ellas constituyen la base del “proceso dinámico del desarrollo económico”. North señala que los economistas saben mucho sobre las ventajas del desarrollo, pero mucho menos sobre cómo generarlo, porque tienen dos limitaciones fundamentales: la primera es la teoría neoclásica que utilizan, porque es estática, mientras que las economías son dinámicas y los participantes cambian constantemente. En segundo lugar, la teoría económica neoclásica originalmente consideró que las economías no generan fricciones, asumiendo que los mercados funcionan perfectamente, la información es simétrica, los gobiernos son neutrales y las instituciones no importan; pero las instituciones “importan muchísimo” porque forman “la estructura de incentivos de una sociedad y, como tales, constituyen los factores determinantes del desempeño económico” y, por tanto, para North “toda recomendación económica que no tenga en cuentas las instituciones está condenada al fracaso”
Para North las instituciones son en términos generales, las “reglas de juego de una sociedad”, sin ellas “no hay orden ni civilización”. Las reglas son Formales, como las constituciones, leyes y reglamentos definidos claramente por las entidades públicas y de carácter obligatorio; también existen reglas Informales, como las normas de comportamiento, los convenios y los códigos de conducta autoimpuestos que regulan una parte considerable de las relaciones humanas. Ambas reglas deben complementarse y sobre todo cumplirse: “la combinación de reglas formales e informales y las características de aplicación coercitiva de las reglas configura la estructura de incentivos de una sociedad”; cuando los incentivos alientan a las personas a ser productivos, las economías crecen. Para North es esencial, en primer lugar, comprender cómo se desarrolla el juego en una sociedad .


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