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La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial

José de Jesús Rodríguez Vargas

 

I TEORÍAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO



I.1.4 DEMOSTRACIONES EMPÍRICAS

I.1.4.2 CAPITAL HUMANO

El hallazgo de Solow, de que no era suficiente el capital físico y el trabajo para explicar el crecimiento económico, y que el cambio tecnológico era un determinante esencial, estimuló investigaciones que llevaron a encontrar otras causas del crecimiento. Los trabajos sobre educación formal, aprendizaje y capacitación en el trabajo, salud, fertilidad, familias y migración, conforman los principios para el surgimiento de otra corriente que pretende explicar una parte del crecimiento de las naciones. El investigador más representativo de esta nueva vertiente es Theodore W. Schultz, quien junto a Gary S. Becker (ambos Premios Nobel), emprendió investigaciones sobre tales componentes, que acuñaría como “capital humano”. Esta formulación se reanimó en la tercera oleada de la teoría del crecimiento, la endogenista, cuando Romer y Lucas incorporaron a sus modelos, la acumulación de conocimientos y el capital humano respectivamente.
Schultz plantea en diciembre de 1960, en el Informe Presidencial de la Asociación de Economistas Americanos, su análisis sobre el capital humano. Este discurso, publicado posteriormente , es el documento seminal de esta influyente corriente. Schultz critica a la mayoría de los economistas de la época que se negaban a considerar la inversión en capital humano como tema de análisis económico, porque la sola idea “es ofensiva para algunos de nosotros”, debido a las creencias y valores que inhiben considerar a los seres humanos como “bienes de capital” o como “riqueza humana” (wealth human), con excepción de la esclavitud. Sin embargo, argumenta que es evidente que la gente adquiere conocimientos y habilidades útiles y que este “capital” es una parte sustancial de la inversión; afirma que esta inversión ha crecido en las sociedades occidentales a un ritmo mucho más alto que el “capital convencional” no humano, y que este crecimiento pudiera ser una de las características más importantes del sistema económico, que probablemente explicaría el creciente producto nacional y la superioridad productiva de los países tecnológicamente más avanzados, y no son solamente los factores tierra, horas-hombres y el capital físico los que determinan el crecimiento. Para Schultz sin el capital humano “habría solamente trabajo manual pesado y pobreza, con excepción de los que tienen ingresos por la propiedad”.
Define el gasto en educación, en salud, en migración interna, en entrenamiento en el centro de trabajo como inversión en capital humano, y critica que tal inversión no sea considerada en la contabilidad nacional, como tampoco se registra el tiempo-ocio (leisure time) -que mejora las habilidades y el conocimiento. Para Schultz la inversión en los seres humanos eleva la “calidad del esfuerzo humano” y la productividad, de tal manera que dicha inversión explica “la mayor parte del impresionante aumento en los ingresos reales por trabajador”. Reconoce que Adam Smith, H. von Thunen, Irving Fisher y Marshall fueron precursores al considerar a la gente como capital, pero la idea no fue incorporada en la ciencia económica, y se promovía la idea clásica del trabajo manual que requiere poco conocimientos y pocas habilidades; para Schultz esta concepción fue errónea en el periodo clásico y lo seguía siendo. Es tan evidente para Schultz el desarrollo del capital humano que omitirlo en los estudios del crecimiento económico es “como tratar de explicar la ideología soviética sin Marx”. Y a propósito de Marx, Schultz olvidó o no supo que Marx es otro precursor; él también se enfrentó a la hipocresía de la época que se asustaba con la realidad: en el capitalismo la fuerza de trabajo es una mercancía y el capitalista la adquiere como capital variable. Schultz definió a la fuerza de trabajo como “una forma de capital, como un medio de producción y como el producto de la inversión”.
Gary S. Becker –Premio Nobel 1992- comprueba la importancia de la educación como factor de desarrollo, investiga la magnitud de la inversión y las tasas de rendimiento en la educación; define las múltiples formas del capital humano: escolarización, formación en el trabajo, cuidados médicos, migraciones y la búsqueda de información sobre precios e ingresos. Reconoce el descubrimiento de Solow como un propulsor de la investigación en su campo, puesto que al demostrar que el capital físico explica sólo una parte relativamente pequeña del crecimiento del producto de un país “ha fomentado el interés por fenómenos menos tangibles, tales como el cambio tecnológico y el capital humano.” Becker considera que pocos países o quizá ninguno, han logrado un período de crecimiento económico sostenido sin inversiones importantes en su fuerza de trabajo. Cuantifica que gran parte de los estudios, que intentaron evaluar las contribuciones al crecimiento asignaron un papel importante a la inversión en capital humano .
En trabajos posteriores, Becker, Murphy, Tamura (1990), en la búsqueda de los “determinantes endógenos” del crecimiento económico, suponen “una fertilidad endógena (inducida, conciente) y una creciente tasa de rendimiento del capital humano cuando el stock de está variable se incrementa.” Afirman que cuando el capital humano es abundante, las tasas de rendimiento en su inversión son altas con relación a las tasas de rendimiento de la “niñez”, es decir, de la población nueva y, viceversa, cuando el capital humano es escaso, las tasas de retorno son bajas con relación a las tasas de rendimiento de los niños. Concluyen que las sociedades con capital humano limitado escogen grandes familias e invierten poco en cada miembro, mientras que cuando es abundante hacen lo contrario, las familias tienen menos hijos (la niñez) y mayor inversión educativa. Esto conduce a dos escenarios: uno, con grandes familias y poco capital humano, y otro con pequeñas familias y creciente capital físico y humano.
Becker, et al. consideran que el enfoque neoclásico y el malthusiano no prestaron suficiente atención al capital humano; el modelo que ellos proponen lo coloca en el centro, definiéndolo concretamente como “habilidades y conocimiento materializado”, y formulan una “relación directa” entre la inversión en capital humano, el conocimiento científico-tecnológico y el crecimiento. Para su análisis es importante el supuesto de que la tasa de rendimiento de la inversión de este determinante crece cuando su stock aumenta. La razón de esto, es que el sector educativo y otros que producen capital humano usan más factores educados y calificados que otros sectores que producen bienes de consumo y capital físico. Esto lleva, por un lado, a un estado subdesarrollado con poco capital humano y bajas tasas de rendimiento de la inversión en este determinante, y por otro a un estado desarrollado con altas tasas de rendimiento y un considerable y creciente stock de capital humano. La alta fertilidad desalienta las inversiones en capital físico y humano. A la inversa, los altos stocks de capital reducen “la demanda de niños” porque aumenta el costo del tiempo gastado en su cuidado .
Rosenzweig, también en la línea anterior, prueba la conducta de las familias y la relación entre el crecimiento de la población, la acumulación de capital humano y el desarrollo económico. Considera “sorprendente las regularidades” encontradas entre la asociación inversa de tasas de fertilidad, el ingreso per cápita (Y/L) y los indicadores de capital humano. Concluye, que como “regla general”, los países de alto ingreso están caracterizados por una baja fertilidad y altos niveles de capital humano, y, viceversa, países con bajo ingreso están caracterizados por alta fertilidad y bajos niveles del mismo. Aquellos países que han experimentado altas tasas de crecimiento de ingreso per cápita en los últimos años, también, han experimentado una rápida declinación en niveles de fertilidad y un aumento en niveles de capital humano. El investigador considera al cambio técnico como determinante importante, e “incluso puede ser el único”, del crecimiento económico y del desarrollo. Relaciona los avances tecnológicos con las decisiones de las familias con respecto a la fertilidad y los rendimientos en la escolaridad, ya que aumentan las habilidades para hacer frente a las nuevas tecnologías, y se decide por una menor familia, para incrementar el capital humano, y esto repercute en ingreso per cápita y el crecimiento económico .
Esta parte de la investigación de los endogenistas y los teóricos del capital humano, se suma a la tesis malthusiana de los inconvenientes del exceso de población. Como se sabe Malthus, contrariamente a Smith, no vio en el incremento de la población un factor productivo ; éste último consideraba que el aumento de la población significaba un incremento en la población trabajadora y consumidora que, a su vez, contribuía al crecimiento. Entonces, las recientes investigaciones sobre el capital humano, la fertilidad, la niñez, la familia y la población, concluyen que la familia pequeña vive mejor, porque tienen mayor posibilidad de invertir en la educación, en la salud, y desarrollar el capital humano, y el resultado es una mayor “tasa de retorno de la inversión”, lo que mejora los ingresos y finalmente el crecimiento económico de un país. Coinciden con la implicación de los exogenistas, de la limitación del crecimiento de la población.


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