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La Nueva Fase de Desarrollo Económico y Social del Capitalismo Mundial

José de Jesús Rodríguez Vargas

 

I TEORÍAS DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO



INTRODUCCIÓN

¿Hay algo nuevo en la teoría del crecimiento? Es la principal pregunta que impulsó la investigación y elaboración de este capítulo. Debe haber algo nuevo, diferente a lo esbozado hace doscientos años por los clásicos de la economía; el mundo capitalista es el mismo en rasgos generales pero a la vez ha cambiado mucho; es diferente el capitalismo campesino-artesanal-manufacturero circunscrito a la Inglaterra de fines del siglo XVIII, al capitalismo industrial, de servicios y globalizado de nuestra época. Las investigaciones y teorizaciones de los últimos años deben arrojar nuevos elementos para comprender las fuerzas motrices que impulsan el crecimiento y desarrollo de los países a largo plazo.
La segunda pregunta que me planteo: ¿cuál es el motor o los motores principales, que han mantenido el crecimiento de los países capitalistas avanzados? La respuesta sirve justamente para formular el siguiente cuestionamiento: ¿el futuro crecimiento, a largo plazo, será producto de las mismas causas?
Una pista la proporciona una fuente digna de tomarse en cuenta, la del Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, cuando afirma, insistentemente, que “algo especial le ha sucedido a la economía en los años recientes”; Alan Greenspan, desde la segunda mitad de los noventa, señalaba que la economía estaba cambiando de manera notable: crecía el PIB junto con una disminución de la inflación y del desempleo, pero también se observaba un ascendente mercado de valores y aumento en la productividad del trabajo, en los beneficios empresariales y en los salarios reales. El banquero se refería a la próspera situación económica de Estados Unidos en el periodo 1995-99, que se extendió al año 2000. Una extraordinaria situación no prevista, aún más notable cuando se venía de un decenio de recesiones y alta inflación, que había creado un ambiente sumamente pesimista.
Para Greenspan la nueva situación económica en Estados Unidos “parece que tiene sus raíces en el actual avance tecnológico” y se debe a “la sinergia que se ha desarrollado, entre el microprocesador, el láser, la fibra óptica y la tecnología satelital”, que han “aumentado espectacularmente las tasas de rendimientos de todos los tipos de equipo que incorporan o utilizan estas recientes tecnologías.” Greenspan atribuyó, fundamentalmente, a las “innovaciones tecnológicas”, que hicieron posible la Tecnología de la Información (IT) y, al acelerado proceso de “destrucción creativa”, la causa del crecimiento de Estados Unidos durante su más larga fase de expansión .
En el centro de su argumentación está la tecnología y como consecuencia directa la productividad del trabajo. ¿Este es el gran descubrimiento? Greenspan es considerado “el técnico innovador” que “descubrió el crecimiento de la productividad en los años noventa” . Esta es la opinión de un famoso y deslumbrado periodista durante el pico de una fase expansiva en la economía. Realmente no es muy sorprendente saber que una buena etapa del capitalismo estadounidense fue producto de la tecnología y las innovaciones, porque desde muchos años atrás se tiene a éstos “factores” como determinantes del crecimiento. Los economistas clásicos estuvieron conscientes que la “capacidad productiva”, la inversión, las “mejoras” en la maquinaria y la eficiencia de la mano de obra eran elementos intrínsecos al sistema para la creación de la riqueza, aunque no eran las únicas causas, sino parte de un conjunto de factores. Con mayor o menor importancia, distintos agentes productivos eran considerados para lograr el crecimiento. Marx fue quien mayor énfasis otorgó al papel de las innovaciones, de las invenciones, de la ciencia, de la tecnología y de su incorporación en las máquinas para la formación del valor, en la rotación del capital, en la obtención de ganancia y en el crecimiento.
Sin embargo, en la literatura económica neoclásica de la primera mitad del siglo XX se formalizaron sólo tres “factores productivos” -tierra, capital y trabajo- como los determinantes del crecimiento. Estos fueron suficientes para explicar el desarrollo de los países capitalistas; su participación resultaba evidente, cuanto más se usaran mayor sería el crecimiento económico, estaban en proporción directa. Los otros elementos que los clásicos formularon intervenían como complementarios no como esenciales. En la realidad no se sabía con certeza la participación de cada factor en la producción, no existía medición precisa, sólo aproximaciones.
En 1957, un estudio cuantitativo de Robert M. Solow arrojó el sorprendente resultado de que el capital, incluyendo los recursos naturales o la tierra, tenía una pequeña participación en el crecimiento de la economía de Estados Unidos, mientras que el “progreso tecnológico” era el causante de la mayor parte. Otros trabajos confirmaron el hallazgo. Era evidente que el “progreso técnico” se materializaba en nuevas plantas y equipos para ser efectivo. Lo impresionante fue saber, en términos cuantitativos, que la inversión en tecnología era más decisiva para el crecimiento que los otros factores, incluyendo la inversión en capital fijo y en mano de obra; además, la tecnología contrarrestaba los “rendimientos decrecientes” que llevan a un “estado estacionario”, con menos producción marginal, menos beneficios y menores salarios reales. Esta última es una tendencia económica a largo plazo analizada por los clásicos, y es un elemento teórico clave para entender la diferencia entre modelos neoclásicos y keynesianos.
Independientemente de quién fue el primero que vio la importancia del progreso técnico -abunda la paternidad- es a Solow a quién se le reconoce la cuantificación, y con base a sus trabajos pioneros, la teoría neoclásica y otras corrientes han girado alrededor de su descubrimiento, sosteniéndolo, criticándolo, enmendándolo o desechándolo. Hoy en día, el viejo economista, es un superviviente físico y teórico que como pocos, sino el único de la vieja generación que permanece activo.
La corrientes neoclásica llamada endogenista retomó el cambio tecnológico pero lo “endogenizó”, lo hizo parte del sistema económico y del modelo; con Solow el cambio técnico era exógeno al modelo, apareció de manera “residual” . Joan Robinson dijo que los economistas veían la tecnología como si fuera creada por dios y por los ingenieros ; fue una critica directa al exogenismo de Solow. Debido a la importancia que adquirió el cambio técnico y el desmerecimiento de la parte material, se adicionaron factores como el conocimiento, el aprendizaje en el trabajo, la escolaridad, la salud, entre otros, hasta convertirse en un nuevo factor aglutinador de los anteriores, el “capital humano”; pero no se quedó allí, porque últimamente el “capital” se entiende por algunos como “capital ampliado”, puesto que abarca la parte física y la parte humana.
La reanimación de la teoría del crecimiento en las dos últimas dos décadas ha producido innumerables estudios que pretenden demostrar la validez de la teoría exógena y de la endógena. La producción teórica y empírica ha sido abrumadora. Las investigaciones definen el papel de los determinantes, desde los tres factores más generales, hasta causas muy particulares, como la participación del Estado, la situación política y social. Por ejemplo Sala-i-Martin elige los siguientes “elementos decisivos” para el crecimiento: primero, la acumulación de los factores (capital físico y humano, y la educación); segundo, una variedad de instituciones favorables a los mercados y tercero, la apertura comercial, de capital, tecnológica, de ideas, de inversión extranjera y de información.
La formulación anterior implica preguntarse ¿existe un sólo “motor” que impulsa el crecimiento? o ¿son varios?, ¿es una relación de causalidad, de correlación positiva o de determinación mutua? Se advierte en los trabajos de todas las corrientes que con suma facilidad se denominan a algunos “factores” como driving force o engine of growth. ¿Es sólo la tecnología de Greenspan o es ella junto con los tres elementos de Sala-i-Martin? A medida que era más exhaustiva y profunda la investigación aumentaban los cuestionamientos.
Se busca las respuestas en los textos principales de autores y teorías ampliamente conocidos pero poco estudiados, como los clásicos de la economía y la teoría de Solow, hasta autores recientes como los endogenistas y evolucionistas, que son poco conocidos y están casi ausentes en los programas y manuales que se usan en la Licenciatura de la Facultad de Economía. También he sistematizado autores con trabajos recientes, como es el caso de Paul Krugman y de Jaime Ros, que rescatan planteamientos hechos para países en desarrollo , pero que fueron desplazados por la teoría convencional y están omitidos en el debate contemporáneo. Además, expongo a la corriente que busca fusionar distintos pero complementarios enfoques para una mejor comprensión del sistema (General Purpose Technologies). El capítulo se cierra con las aportaciones de autores definidos como futuristas o futurólogos, es el caso de Drucker y Toffler.


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