CONCEPCIONES ACERCA DE LA REGIÓN EN LA PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

CONCEPCIONES ACERCA DE LA REGIÓN EN LA PROBLEMÁTICA ACTUAL DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA

Leonid Elsido Hernández Sánchez (CV)

2.1.4 La reaparición del concepto de región en la contemporaneidad.

El enfoque que se difunde en textos tales como el diccionario enciclopédico U.T.E.H.A., donde se define la región como “parte de un territorio caracterizado por sus antecedentes históricos y por su geografía, cuyos habitantes conservan sus anteriores costumbres, su idioma, etc.” 1 . Así de la misma forma aparece en  la gran enciclopedia RIALP la definición de la: “Región…como parcela acotada de régimen especial unitario. La distinción de región supone una quiebra en la uniformidad del ideal estatal.”2 Lo anteriormente expresado, refleja la necesidad de profundizar en la cuestión de que se difunde respecto al concepto de región y desde que perspectivas es su análisis. El grupo europeo Aduar en el año 2000  emitió un  concepto de región  para diccionarios geográficos donde define a la misma como una “porción de la superficie terrestre que presenta unos rasgos diferenciados, posee unas señas de identidad propia y es el resultado de procesos de individualización a lo largo del tiempo. Normalmente la región es considerada una escala intermedia.”3 Por su parte en la enciclopedia Salvat (2004) se refiere a la definición en el sentido de: “Porción de territorio determinada por caracteres étnicos o especiales circunstancias de clima, producción, topografía, administración, gobierno, etc. En sentido económico, territorio que puede ser definido en función de tres criterios: 1) el de homogeneidad con respecto a las características físicas, económicas, sociales, etc.; 2) el de polarización alrededor de un centro urbano, y 3) el de región programada u orientada para cierta política.” 4

De hecho, durante el siglo XX, el concepto de región ha evolucionado de las más diversas maneras y en función de los más distintos quehaceres científicos. Solo un elemento no es discordante en esta problemática por hallar un concepto concensuado para la región, como lo muestran los criterios de los diccionarios enciclopédicos, y es el criterio de que el elemento regional esta caracterizado por un relativo grado de homogeneidad de sus componentes.

Los avatares de la contemporaneidad han proyectado a la región como una construcción  imprescindible para el entendimiento del quehacer humano en la historia, y muchos han sido los exponentes de este concepto.

En 1913, Edmund Husserl,  filósofo checo fundador de la fenomenología conceptuó la región como “la superior y completa unidad de género a la cual pertenece un concreto o la unidad total de sumos géneros inherentes a un concreto”5

Es quizás en la búsqueda de la esencia de lo uniforme que Husserl plantea este concepto diseccionado en dos partes: una primera que se refiere a la unidad de partes en una diversidad correlativa, y una segunda parte que se refiere a una diversidad que solo existe como funcionalidad de la unidad a la cual pertenece. En resumen, deja por lo claro que la región no es más que la forma más acabada de unión de lo relativamente idéntico en lo diverso.

Sin embargo, no todos los sumos géneros en la naturaleza, la sociedad y el pensamiento se adhieren por igual a la unidad, dígase en su tránsito en  el acto de unificar,  de un concreto; ni permanecen el mismo tiempo en él, ni permanecen de la misma forma entre ellos y ellos mismos; por lo que Husserl no toma en consideración la generalidad de los sumos  géneros y, en que medida estos forman parte de la unidad concreta y viceversa. El carácter metafísico del concepto orienta hacia una esencia acabada e independiente en sí, pero que puede ser repetible, y, ni lo uno, ni lo otro son relativos a la región comúnmente conocida y que es objeto de esta investigación. 

Vladimir I. Lenin, artífice de la contemporaneidad, otorgó a la región una enorme importancia a la hora de la conformación del nuevo estado nacional ruso. “Es evidente por completo que no se puede concebir un Estado moderno verdaderamente democrático que no conceda semejante autonomía a toda región que presente peculiaridades económicas y de vida substanciales, que tenga una población de peculiar composición nacional, etc.”6

Para Lenin, la región constituye la antigua demarcación entre  lo local y lo nacional, al estilo feudal, y que todavía para la fecha en que escribe acerca de la cuestión nacional como líder del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso existe esta realidad en la Rusia zarista de los primeros años del siglo XX.

En su texto El desarrollo del capitalismo en Rusia. La teoría de los populistas sobre la imposibilidad de realizar la plusvalía.7 Lenin extrapola la influencia de los antiguos mercados internos hacia sus periferias como necesidad del capitalismo de la búsqueda de mercados fuera de las zonas originarias. En dicho caso el término utilizado es el de zona pero cuando el autor hace mención que el capitalismo rebasa los límites estrechos de las unidades económicas de otros tiempos 8, se refierea los estrechos límites de la producción a escala regional impuestas por el feudalismo, que perduran y se expanden en tiempos del capitalismo al imponerse las leyes de la evolución del mercado interno dado el principio de expansión de la producción. Sin embargo, aclara Lenin que esta ampliación del mercado interior se ve contenida por numerosas circunstancias (principalmente, por el mantenimiento de instituciones anticuadas que entorpecen el desarrollo del capitalismo en la agricultura9 ) por lo que es conciente del problema de la resistencia de las viejas formas de producción ante en empuje de formas modernas.

Considera el investigador que el término de zona utilizado por Lenin se refiere únicamente a aquellos espacios de producción especializada. Para el autor la competencia estriba en el proceso de reducción contracción que ocurre en el plano de la producción industrial adecuada a los nuevos tiempos.  

Otra de las interrogantes de Lenin estriba en el establecimiento de los límites entre el mercado interior y el mercado exterior, estableciendo que en el proceso de desarrollo del capitalismo, el primero actúa en  función de desbaratar las estructuras económicas devenidas del antiguo régimen y el segundo es expresión del proceso de de acumulación originaria del capital y de la producción capitalista.

La visión leninista de relaciones existentes entre el centro y la periferia salva al marxismo clásico, a juicio de investigador, del urbecentrismo detentado en las posiciones decimonónicas. Lenin necesariamente debe dirigirse hacia los núcleos de la producción para justificar la sustitución de las tradiciones que en este sentido se observan en el panorama europeo contemporáneo. En términos económicos ellos expresión del reconocimiento de cetros regionales y por lo tanto de regiones propiamente dichas.       

La región en este caso es complemento también de lo cultural nacional, es identificativa de las particularidades sociales dentro de la gran masa multinacional rusa y hacia ahí se dirige Lenin a la hora de concebir el nuevo estado.

“La composición nacional de la población figura aquí al lado de otras condiciones (en primer término, las económicas; luego, las condiciones de vida, etc.) que deben servir de base a la demarcación de nuevas fronteras en consonancia con el capitalismo moderno…La población local es la única que puede tener en cuenta con toda exactitud estas condiciones, y en ello deberá basarse el Parlamento Central del Estado al trazar las fronteras de las regiones autónomas y  los límites de competencias de las dietas autónomas.”10  

A juicio del investigador, Lenin considera la región como el espacio sociocultural que forma parte de una complejidad más abarcadora y que en su composición lleva inmersos los elementos de lo nacional en términos económicos y lingüísticos. Es por ello que en muchas ocasiones no separa el termino regional del nacional, he incluso los refiere como dependientes uno del otro, como en el caso de la elaboración de los Guiones, para la ponencia de la cuestión nacional cuando señala en el punto 10 “Las regiones nacionales de Rusia” 11.

Se parte además del criterio en la presente investigación que el modelo al cual se refiere Lenin a la hora de integrar regionalidades y nacionalidades en Rusia y el cual es recurrente en la literatura escrita por Lenin, es el suizo y el norteamericano, en el cual se integran tres referentes nacionales con caracteres regionales específicos y que, dado el éxito de la constitución como estado nacional  que presentan estos referentes constituyen para Lenin en modelo en pos de la unificación de los pueblos subordinados a la corona rusa.

El modelo que propone el líder es el del centralismo democrático “El centralismo democrático no solo no descarta la administración autónoma local ni la autonomía de las regiones, las cuales se distinguen por tener condiciones económicas y de vida especiales, una composición nacional peculiar de la población, etc., sino que, por el contrario, exige imperiosamente lo uno y lo otro.”12 Partiendo del reconocimiento de lo distintivo a nivel regional se podrán buscar los elementos que unifiquen en el estado nacional ruso las nacionalidades dispersas.

 

Lenin no se propone conceptuar la región, sino identificar los elementos que la forman como tal y que están en función de la constitución de un único estado multinacional. Sin embargo, es muy aportativo el hecho que en el pensamiento leninista el primer elemento identificativo de lo regional son las formas económicas que lo distinguen y de las cuales se derivan las formas de vida o, a juicio del investigador, el reflejo de la cotidianeidad a partir de los tipos de relaciones de la producción que se adoptan en el espacio regional, cuestión esta que va a marcar el concepto de región a lo largo del siglo XX y que se convierte en el punto de discordia de los investigadores que pretenden conceptuar el espacio regional.

 

El concepto de región deja de ser tratado luego de la Primera Guerra Mundial por efecto del nuevo reparto territorial y el comienzo de la crisis del sistema colonial imperialista. Las subdivisiones nacionales serán impuestas por el afán conquistador de las potencias vencedoras de la guerra y no por las necesidades intrínsecas de los estados nacionales, lo cual a la larga declinará en un nuevo conflicto mundial.

Sin embargo, ya para 1936, el filósofo y padre de la psicología social, el polaco Kart Lewin, al observar los movimientos  sociales que se avistan en la década del treinta a raíz de la crisis económica mundial propone un concepto de región dual al definirla como:

  1. Toda cosa en la cual un objeto del espacio de vida tiene su lugar o en la cual se mueve.
  2. Toda cosa en que puedan distinguirse diferentes posiciones o partes al mismo tiempo, o que es parte de una totalidad más vasta.13

La primera definición es contentiva al espacio, no a las objetos contenido en el mismo y, a juicio del investigador, la región es uno de ellos, por lo que no da lugar a un concepto asertiva sobre lo regional atendiendo a que lo mismo es contenido de infinidad de objetos al azar o de un objeto que puede, según Lewin, tener capacidad de movimiento al libre albedrío.

La segunda definición de Lewin explica, lo que para este psicólogo es un ente intermedio, como lo es todo en la naturaleza, partiendo del principio de que lo relativo físicamente se constituye contenido de algo y a su vez está constituido por algo. Se presupone entonces que para este investigador la región es contenido de un ente superior o, que existe fin de un ente natural, lo que ofrece un carácter subjetivo al concepto en sí y violenta el principio de la correlación universal de la materia.

Una reflexión respecto a lo planteado por Lewin nos conduce a señalar que no es específico en su concepto en el orden discursivo y lo que supone texto acabado, es solo expresión vulgar y abstracción del  discurso.

En la década del 40 Denis de Rougemont, filósofo suizo, “define la Región como una realidad multifuncional, a la vez económica, social, cultural, lingüística, religiosa y política. La Región, considerada como una unidad política que no se define en términos de límites sino de irradiación; que no se define por su independencia, sino por  la naturaleza y la estructura de sus relaciones de interdependencia”14 lo  cual acerca el concepto a su esencia sociocultural, aunque desde la perspectiva suiza la región definitivamente comprende una identidad lingüística, no es así para el resto de los casos a analizar en la presente investigación, todo lo cual no resta el mérito a de Rougemont de incluir en un concepto una serie de elementos característicos del espacio regional.

Aunque para Suiza y otras naciones supone la región una unidad política por el legado medievalista que incide en la posición microestatal detentada por las regiones-feudos en Europa, el espacio regional no se origina a partir de algún principio político, sino económico y cultural. Por lo general las regiones europeas siempre han dependido políticamente y, en muchos casos administrativamente de un centro rector, por lo que tiende a confundir el concepto de región de  De Rougemont con el criterio sobre el estado nación burgués de la modernidad europea.

Lo aportativo en  De Rougemont es el establecimiento de las relaciones de inter e intradependencia de las estructuras que convergen en el espacio regional y el hecho de no someter a la región a límites espaciales concretos expande los fenómenos económicos y  socioculturales regionales más allá de las posibles fronteras territoriales, con lo que elimina el criterio de que la región es una construcción meramente territorial limitada espacialmente o cerrada en términos fronterizos.

Las décadas 40 hasta los años 60 se inician con la total crisis del sistema colonial imperialista posterior a la Segunda Guerra Mundial,  durante la cual muchos territorios coloniales o semicoloniales obtienen sus independencias a través de guerras de carácter nacional liberador. En Asia, África y América surgen nuevos estados nacionales, por lo que a partir del intercambio económico y cultural de una cada vez más acentuada “mundialización”, los conceptos territoriales y socioculturales se modifican.      

En la décadas de los años 50 Lewis Mumford, sociólogo e historiador norteamericano que  define como “…región (…) territorio que histórica y culturalmente contiene una sociedad que es diferente - en sus valores, en su cultura, en sus tradiciones, en su lengua incluso – a otras localizadas en otros lugares, aun vecinos”15 incorpora un nuevo elemento al concepto de región, que, aunque no deja de resultar un tanto indefinido como ya se ha observado en otras referencias, es determinante al incluir la acción perspectiva de la sociedad regional en su relación del yo y del otro diferentes. Mumford estructura el concepto desde una panorámica histórico social y cultural, todo lo cual cierra el espectro de las posibles aristas que se incorporan al mismo. Es a partir del planteamiento de  este concepto que cada uno de los especialistas toman  partido de  sus necesidades para definir el espacio regional.      

En la década de los años 50 Pierre George, geógrafo francés plantea que “una región constituye sobre la tierra un espacio preciso pero no inmutable, inscrito en un marco natural dado, y que responde a tres características esenciales: los vínculos existentes entre sus habitantes, su organización en torno a un centro dotado de una cierta autonomía, y su integración funcional en una economía global. Es el resultado de una asociación de factores activos y pasivos de intensidades variables, cuya dinámica propia se encuentra en el origen de los equilibrios internos y de la proyección espacial.”16
 
George en  primer término confunde región con espacio, la primera como objeto y la segunda como dimensión contentiva del objeto, lo cual es un craso error conceptual, el hecho de que la región, como todo objeto del universo se inscriba en un espacio dado no significa que sea por si mismo el espacio. Las dos primeras características que plantea George en el concepto no necesariamente otorgan originalidad al mismo, los vínculos existentes entre los habitantes de un lugar son en extremo diversos por lo que esta característica en el concepto es vacua, no define elemento esencial alguno. La organización en torno a un centro dotado de cierta autonomía no es típica de las construcciones regionales, es observable también en las locales, nacionales y globales, tomándose en cuenta que para la fecha ya se hablaba en el mundo de las ciudades eje como concepto. La región no siempre gira en torno a un centro nodal, se observó en el capítulo primero de esta investigación de la existencia en la historia de regiones dispersas en varios nodos o de algunas en las cuales estos nodos administrativos no constituyen centros en sí, sino que el poder se dispersa en el entorno regional.

Lo aportativo del concepto gira en torno a la observación de la región para George como parte del sistema de relaciones económicas a nivel global, lo cual modela el objeto de manera independiente para luego insertarlo en la en las estructuras del sistema económico mundial de manera funcional.

El segundo aporte de George estriba en la observación de la región como sistema equilibrado de estructuras en constante movimiento hacia dentro y hacia el exterior y no como ente estático, todo lo cual hace mucho más difícil de conceptuar el objeto al incluir un sistema continuo e infinito de relaciones en su interior que se proyectan fuera de si  y que evolucionan  con lo cual no solo la dimensión espacial entra a definir la región sino que el tiempo como estado del movimiento continuo identifica también el objeto.

A mediados del siglo XX, uno de los máximos exponente de la escuela de geografía francesa, Jacques Boudeville, define las regiones atendiendo a las características de las mismas y clasifica en este caso tres de ellas:
 

  • “Región homogénea: unidad territorial definida mediante un factor único de diferenciación, ya sea social, físico, climatológico o político. La diferenciación o dispersión de sus elementos en su interior, será menor que la que se dé entre las diferentes regiones que se definan. Desde el punto de vista económico, una región así definida se concibe como un todo diferenciado que se desarrolla y declina de manera uniforme. Es el concepto utilizado en macroeconomía regional, con base en el cual se reducen a escala problemas de crecimiento, determinación de la renta y cambios a corto y largo plazo, asumiendo valores constantes de esas variables en toda la región.
  • Región polarizada: denominada también nodal, hace referencia a unidades territoriales definidas a partir de la interdependencia funcional y de la densidad de flujos entre sus elementos, sin que puedan establecerse para la misma, límites precisos. Su característica es la interacción entre núcleos centrales y áreas satélites. El sistema se organiza en torno a un polo central en el cual todos sus elementos se relacionan más intensamente que otros ubicados fuera del ámbito nodal. En la práctica, este tipo de región se refiere a una ciudad y su área territorial de influencia; esta es el ámbito de mercado apara la producción de la primera y, a la vez, zona de abastecimiento para su demanda de insumos. Esta relación centro-periferia se amplia a escala nacional para comprender a la que se establece entre el polo dominante y el resto del territorio, ya que las diferentes regiones definidas para el país dado, se organizarán jerárquicamente en torno al nodo más importante que, en el Tercer mundo casi siempre corresponderá a la capital nacional.
  • Región plan o programa: es aquella que se define en función de criterios y objetivos específicos de política económica para alcanzar el máximo de eficiencia en la implementación de programas y estrategias. Su determinación es,  por lo tanto, totalmente arbitraria, pues generalmente se busca coherencia administrativa o congruencia entre el área a considerar y la estructura institucional disponible para llevar a cabo los planes.”17   
La primera definición peca por una relativa homogeneidad de sus componentes hacia el interior y una marcada diferenciación de solo uno de sus componentes hacia el exterior. En este caso los estadios de desarrollo interno ocurren  manera vertical y al igual para todos los componentes del objeto, lo cual resta equilibrio al sistema y percibe el contenido del objeto con una estructura metafísica. Esta definición, sin embargo, se encuentra en función de conceptuar a la región como un objeto  con determinadas características homogéneas que la particularizan e identifica, lo cual es totalmente cierto.

La segunda definición está en función de las estructuras interiores de la región en términos de relaciones de mercado, partiendo de la concepción de la teoría de relaciones existentes entre el centro nodal y la periferia,  Boudeville, además  establece la posición que adopta la región en su relación con la nación  y con el entorno macronacional, lo cual no es para nada aportativo en términos conceptuales del objeto en sí.

Lo que concibe Boudeville como la región plan o programa no es más que el proyecto arbitrario, como le propio autor apunta,  a escala regional de las concepción de desarrollo a escala nacional.  El estado nación es en este caso protagonista del concepto al dirigir el proceso de desarrollo de las estructuras económicas y administrativas regionales en función de las necesidades de la economía y la política nacional. Este criterio de Boudeville tampoco es para nada partitivo en términos puramente conceptuales.

Las tres categorías de región que establece  Jacques Boudeville se inclinan hacia las determinadas funciones que ocupan a las regiones dentro del entorno nacional y no en sí mismas, una se corresponde con otra por lo que una región homogénea a la vez puede ser programada y tener características polarizadas.

Es evidente que Boudeville no se propuso conceptuar definitivamente sino que catalogó o caracterizó funcionalmente las regiones desde una perspectiva únicamente  territorial y mucho más amplia desde el punto de vista administrativo.       

Contraria al esquema conceptual de la escuela francesa de mediados del siglo XX, la escuela de Geografía  alemana cuyo principal exponente es August Lösch presenta una marcada tendencia a conceptuar la región atendiendo a la estructura de las relaciones internas de mercado. En 1954 aparece la Teoría el Lugar Central, que define la región como “una unidad económica independiente y autosuficiente integrada por la agregación de las  áreas de mercado de los diferentes productos. Estas áreas tendrán una forma hexagonal para cada producto, por ser esta la que permite minimizar la distancia total entre puntos de consumo y producción y maximizar el número de demandantes del producto por unidad de superficie. Esto, bajo el supuesto de una superficie isotrópica y una distribución uniforme de productos y población”18 , modelando el objeto en el espacio y las interrelaciones productivas dentro del mismo de manera geométrica, acción que sirve a partir de su exposición para identificar las áreas de desarrollo económico microterritoriales.

La Teoría del Lugar Central parte del principio de que  un centro de desarrollo superior no colinda con centros iguales en desarrollo sino que en forma escalar  el proceso de intercambio y desarrollo de la producción y el mercado oscila del centro a la periferia en proporción superior, inferior, media e inferior en forma de hexágono pues permite el intercambio de manera equilibrada.

A diferencia de las definiciones de Boudeville, la conceptualización de Lösch presupone que la región es un sistema cerrado en su totalidad económica y por ende en todas las demás estructuras que la conforman. Indica que los segmentos de relación productiva son totalmente regulares y las áreas interiores son idénticas, lo que resta, a juicio del investigador, originalidad al objeto en sí. Lösch conserva en su conceptulización de la región determinados rezagos de la economía alemana decimonónica a la manera anseática caracterizada por la independencia y autonomía económica, pero que a la larga llevaba en su interior los elementos para la necesidad de la unificación alemana. La región en el siglo XX cada vez será un objeto más dependiente económicamente de su periferia macroespacial y global, y los elementos de su identificación dependerán menos de la economía y más de la influencia de esta en la sociedad y la cultural.

A juicio del investigador, lo aportativo de Lösch estriba en el modelo que ofrece desde la teoría del lugar central y el flujo de relaciones de la producción y el mercado  dentro del objeto que se conceptúa.

Las escuelas francesa y alemana se debatirán durante  mediados del siglo XX en el criterio de que la región, por parte de los primeros, es una construcción subordinada y establecida desde y por el estado nación, y por parte de los segundos, es una estructura independiente a la nación y a la economía nacional y mundial, siempre en continuo crecimiento. 19
 
Ya en la década del 60  R. Vance,  geógrafo norteamericano “define a la Región como una zona homogénea con unas características físicas y culturales distintas a las de las zonas vecinas. Como parte de una nación, una Región posee unidad suficiente para tener conciencia de sus costumbres e ideales y tiene, por lo tanto, una identidad propia que la diferencia del resto del país.”20

Vance logra en su conceptualización de la región establecer los nexos de esta con la nación a  partir de las particularidades identitarias de la misma, añadiendo al concepto el criterio de la unidad sociocultural desde el reconocimiento de sí, concibe la región como organismo particular pero no independiente desde el punto de vista administrativo. Lo que para Vance, en su relación de la región con la periferia, representan las zonas vecinas, se trata de las regiones colindantes. El autor, aunque establece la relación estado nación-región, no reconoce la que se establece entre las regiones, y, el espacio colindante es observado desde la óptica territorial y no sociocultural como es el caso para la identificación de objetos idénticos en su concepto al analizado.   

En los años 70 Y. Feuéré, historiador y sociólogo francés “establece una diferencia entre Regiones de primera y de segunda categoría. Las primeras son identidades nacionales históricas o  identidades nacionales culturales;  pudiendo  ser ambas cosas a la vez. Algunas de ellas, tuvieron en el pasado la condición  de Estado, mientras que otras, a pesar de haberlo intentado, no lo han conseguido. Al referirse a  ellas, Fouéré utiliza la expresión de “naciones sin Estado”. Las Regiones de segunda categoría  son meras unidades económicas o administrativas, creadas tanto para  satisfacer  exigencias  de racionalización de los servicios del Estado como para responder a los deseos de descentralización de las poblaciones locales. Al contrario  que las de  primera categoría, estas Regiones  no se apoyan en realidades profundas ni  duraderas,  y todavía se encuentran en esa fase de búsqueda y afirmación de la propia identidad.” 21

El establecimiento de dos tipos de regiones desde la perspectiva nacional está determinado en estos años por la controversia europea sobre las comunidades autónomas y su posición dentro de las naciones del continente, estos es aparentemente lo que Feuéré refiere al catalogar las regiones.

En efecto, lo que el autor denomina como regiones de primera categoría no son más que los antiguos feudos medievales, que, para el caso de Europa, mucho derivaron en su evolución histórica hacia la conformación como naciones concebidas por el grado de independencia política detentada y por la no sujeción administrativa a otras naciones del continente. Otro causa para la aparición  de este tipo de regiones está dada por la independencia geográfico natural que detentan determinados territorios debido a accidentes del relieve o estatus insular. Ejemplo concreto de ello son, en Europa: el Principado de Mónaco, Luxemburgo, la República de San Marino, Liechtenstein, Andorra, Islandia, Malta, entre otros. Estos se constituyen como estados nacionales  independientes desde el punto de vista político sin perder su condición regional desde el punto de vista de homogeneidad sociocultural. Son a la vez que naciones en su estructura político-administrativa, regiones en sus estructuras económicas y culturales.

La segunda categoría de Feuéré se refiere a las regiones insertas como complemento de los estados nacionales y que no detentan independencia política, aunque sí determinada autonomía administrativa. Forman parte de una entidad más amplia pero se reconocen desde el punto de vista económico, social y cultural de manera diferente a otras regiones que conforman el territorio nacional en el cual se inscriben.

Se podría considerar que la diferencia entre una y otra categoría radica en el grado de subordinación y asimilación con respecto a entidades territoriales superiores.       

También en los años 70 J. Loughlin, geógrafo inglés, “distingue cuatro tipos de Regiones: económicas, histórico-étnicas, administrativas-planificadas  y políticas. Las primeras se refieren a territorios definidos conforme a criterios o características económicas, tales como urbanas/rurales, industrializadas/no industrializadas, o sectoriales (turísticas, agrícolas, pesqueras, etc.). Las segundas se encuentran marcadas por la presencia de sociedades humanas que comparten rasgos históricos y culturales/lingüísticos diferentes de la cultura dominante en el Estado al  que pertenecen. Las terceras responden a  necesidades administrativas  o  financieras      de los Estados (Grecia, por ejemplo, ha creado entidades administrativas a nivel regional con el propósito de reunir los criterios necesarios para la obtención de determinados fondos de la Unión Europea,...). Por último, las Regiones políticas son aquellas que poseen un Ejecutivo y un Legislativo propios, elegidos democráticamente”22 , que no son más que definiciones funcionales a favor de las estructuras que conforman las regiones, aunque estas no definitiva y puramente lo que plantea el autor. Estas concepciones se relacionan con las ofrecidas por Boudeville.

George Devereux etnólogo y psicólogo rumano, iniciador de etnopsicoanálisis, en 1972 define la región atendiendo al tipo de organización que presenta:

“En tanto que espacio animado por acciones y relaciones promovidas por el hombre, la región es un espacio dominado por un centro de gestión y de dirección que es una ciudad.”23

Nuevamente la confusión entre región y espacio se observa en el concepto del autor atendiendo solo a un modelo estructurado por el centro y su relación con la periferia. Devereux propone como base para la conformación de una región el hecho de ser esta exclusivamente una construcción producida por el conjunto de relaciones humanas, lo que otorga un nuevo elemento de criterio al concepto.

En 1975 Luis Solé Sabarís,  geógrafo español, produce un concepto que, aunque vinculado esencialmente al campo de la Geografía, aporta un elemento en cuanto a los límites físicos del objeto sin definir estos: “área de dimensiones variables, delimitadas convencionalmente gracias a un artificio lógico y en la cual el medio físico, representado por el relieve, suelo, aguas continentales y vegetación, ofrece una homogeneidad ecológica de condiciones de vida y ha creado una cierta unidad de configuración” 24

Sin embargo, en 1978, Juan Ferrando Badía jurista español, se acerca a conceptuar la región partiendo de el resumen de las estructuras que la conforman como objeto. Badía plantea que “la región es un hecho geográfico, etnográfico, económico, histórico y cultural vivido en común” 25 pero que, a juicio del investigador, no constituye un hecho definitivo, sino más bien un proceso en continua evolución, por lo que el autor no puntualiza en qué estado se encuentra el objeto a la hora de conceptuarlo y no puntualiza, aunque reúne en sí prácticamente todos los elementos de funcionalidad regional que puede hacer definitivamente identificativo el objeto.     

Charles Ricq, sociólogo francés, en 1982 orienta el concepto hacia el fenómeno de la identidad regional  tomando en consideración que:

“Toda tipología o modelización del fenómeno regional no podrá formularse más que a partir de esta articulación u oposición entre, por ejemplo, instituciones político-administrativas, estructuras socioeconómicas más o menos polarizadas, valores socioculturales, representaciones colectivas o, en otros términos, entre desarrollo económico, integración social e identidad cultural. Es, en definitiva, en esta articulación-oposición en la que se sitúa el panorama actual y el futuro de la identidad regional, ya se mire de una forma genérica o específica.”26  

Todo lo cual se otorga unidad dialéctica a el complejo regional aunque Ricq no tiene en cuenta primeramente los criterios de la  formación histórica de la región que originan el conjunto de interacciones intrínsecas del compendio identitario regional.

Otro de los aportes de Ricq es la observación de la región como unidad en continuo desarrollo a partir del cúmulo de contradicciones internas  que se operan al interior de sí y externas que influyen sobre el objeto, amén de que la región desde sí influye en el desarrollo y evolución de otras construcciones vecinas.      

Anne Gilbert geógrafa y economista inglesa en 1988 separa dos criterios relativos a la región. El primero posee un marcado carácter económico y se define como  “la articulación concreta de las relaciones de producción en un lugar y momento dados” 27, lo cual se observa en la región en abstracto cuando se sitúa como cualquier construcción humana relativamente homogénea, o en cualquier objeto de origen humano, donde lógicamente tienen razón de ser determinadas formas de la producción en un espacio y un tiempo dados.

El segundo criterio define la región como “un conjunto específico de relaciones culturales entre un grupo y un lugar particulares”28 todo lo cual no es en absoluto aportativo desde el punto de vista conceptual por que puede referirse a disímiles objetos culturales. La separación que se hace entre el grupo y el lugar pude parecer absurda pues basa el conjunto de relaciones culturales solo en el grado empatía entre lo uno y lo otro cuando no existen en la realidad grupos sin lugar u objetos, sin espacio.  
 
Según la doctrina administrativa, M. Baena del Alcázar, economista y politóloga  española, en la década del 80 “señala tres enfoques del término Región:
- Región como un hecho relativo a la identidad de los habitantes de un territorio por razones lingüísticas, culturales, históricas o étnicas.
- Región como elemento territorial de la planificación económica tendente        a evitar la desigualdad  del nivel de vida entre la población de distintas Regiones.
- Región como espacio adecuado para la prestación de los servicios administrativos.” 29

Aunque el primero apunta a conceptualizar la región, no deja de señalarla como parte de la terminología  común y derivan los otros dos enfoques en definiciones plenamente funcionalistas, lo cual a juicio del investigador realmente constituye la pretensión de la autora.
Ya en los 90, Gurutz Jáuregui,  investigador español, aporta un concepto prácticamente acabado de la región, al sintetizar en el mismo las estructuras internas comenzando con las histórico culturales y partiendo de que el objeto región es primero que todo una construcción de origen humano. Jáuregui plantea que “la Región es una comunidad humana que constituye la unidad territorial más vasta del interior de cada nación. Tal comunidad se caracteriza por una homogeneidad de orden histórico o cultural, geográfico, o socio-económico, o todos a la vez, que confiere a la población una cohesión en la consecución de objetivos e intereses comunes.30 Y continúa luego de la conceptualización determinando los elementos que la caracterizan:
1) son entidades territoriales situadas a nivel inmediatamente inferior del Estado central (...);
2) gozan de una cierta homogeneidad geográfica, territorial, socioeconómica o cultural, y
3) disponen de una cierta representación política 31
La relación estado nación región no se perfila en el concepto de Jáuregui, aunque el autor incluye la misma dentro de los límites territoriales de la nación. El concepto se adapta por entero a la estructura territorial de muchas de las naciones europeas y sus comunidades autónomas, qué ubica la región dentro del panorama nacional y la relación de poder del Estado con sus sociedades  territoriales.
En la actualidad, la región no siempre constituye una entidad situada a nivel inmediatamente inferior al estado central, la aparición de las mega ciudades o ciudades globales, además de la existencia de regiones supeditadas a otras regiones en el orden administrativo echan por tierra esta tesis.
Erick Hobsbawn historiador marxista  inglés, al tratar el tema de la conformación de  los nacionalismos modernos en 1990, destaca certeramente a las regiones en el panorama nacional como parte del entramado territorial que comprende el estado nación moderno 32 y como parte imprescindible de la evolución en la  conformación de los mismos: 

 “…el desarrollo de las naciones era indiscutiblemente una fase de la evolución o el progreso humano desde el grupo pequeño hacia el grupo mayor, de la familia a la tribu y la región, a la nación…”33
A la vez que por esa misma etapa Ernest Gellner, historiador y antropólogo inglés, con razón apoya la tesis de Hobsbawn y caracteriza las regiones como parte integrante de el substrato social de la nación, como un elemento dejado por la historia media en el orden estructural que trasciende los límites de la contemporaneidad.
  
“Debajo de la minoría horizontalmente estratificada que está en la cúspide existe otro mundo, el de las pequeñas comunidades sepa­radas entre sí verticalmente que forman los miembros legos de la sociedad. En este caso la diferenciación cultural también está muy marcada, pero las causas son muy diferentes. Atadas a la región por necesidad económica, cuando no por prescripción política, las pequeñas comunidades campesinas suelen llevar una existencia vuel­ta hacia sí mismas. Aun cuando la población de un área determinada parta de una misma base lingüística —cosa que no ocurre muy a menudo—, en seguida cierta deriva cultural engendra diferencias dialectales y de otros tipos.”34

Gellner inserta a la clase campesina como protagonista en la conformación regional atendiendo al criterio de que la misma consta del centro y la periferia, o lo que es lo mismo, la ciudad y el campo, elemento de origen de la conformación regional y nacional europea y que, en la medida en que los criterios políticos nacionales o extranacionales  inciden sobre el panorama regional, este se vuelve hacia su interior en la busca del rescate de la historia común a las comunidades y de su tradición.   

En 1994 el historiador norteamericano Eric Van Young emite uno de los conceptos más contradictorios acerca de la región:

“El concepto de región (…) es la ‘espacialización’ de una relación económica (…), un espacio geográfico con una frontera que lo delimita, la cual estaría determinada por el alcance efectivo de algún sistema cuyas partes interactúan más entre sí que los sistemas externos. Por un lado, la frontera no necesita ser impermeable y, por otro, no es necesariamente congruente con las divisiones políticas o administrativas.”35

En primer lugar la región no es un modo de espacialización, sino que constituye un organismo que como todo, reitera el investigador, ocupa un determinado espacio, mucho menos los es de una única relación económica, sino de muy diversas formas y relaciones  de la producción manifiestas en su interior.

En segundo lugar, Van Young plantea que la geografía regional se encuentra delimitada por una frontera para luego revertir este criterio a partir de la opinión de que el conjunto de interacciones externas e internas rompen los límites fronterizos. El término frontera como marca limitante obstaculiza un tanto el desarrollo del concepto. La región presenta límites inciertos en tanto la visión del especialista se adentre en su estudio y en tanto el mismo utilice el criterio de lo regional con una determinada finalidad o funcionalidad.    
 
 A fines de la década del 90  Olivier Dollfus, geógrafo francés, define la región como “…una porción organizada por un sistema y que se inscribe en un conjunto más vasto.”36 Y más adelante la conceptúa:

 “La región es una fracción de la superficie terrestre que se inscribe en un marco natural que puede ser homogéneo o bien diversificado; que ha sido ordenado por unas colectividades unidas entre sí por relaciones de complementariedad; y que se organizan alrededor de uno o varios centros, pero que dependen de un conjunto más vasto.”37  

Dollfus aporta al concepto de región el elemento de ser una organización sistémica y diversificada, con lo que rompe con el esquema de caracterizar a la misma como estructura homogénea de sus componentes. Parte del hecho de la conformación regional a partir de las relaciones de intercambio entre los grupos que habitan un territorio común y destaca el grado de dependencia de unos con otros.

El concepto de Dollfus se aviene no solo a la región sino también a estructuras territoriales como la localidad y la nación por lo que no es totalmente identificativo del objeto. El último elemento que inscribe en el concepto constituye un absurdo si tenemos en cuenta que todo objeto en el universo es dependiente de un conjunto de relaciones con entidades superiores e inferiores.

Jesús García Fernández, geógrafo español, plantea en el 2000 que la región “…Se puede considerar como espacio de grandes dimensiones en general, pero muy variables; diferenciados por la organización de su territorio, resultado de una actividad económica, que puede ser muy compleja, entreverándose los diferentes elementos que la componen. En este aspecto es reflejo de una sociedad, que ha valorado su complejo ecológico, tanto para beneficiarse de él como para superarlo; y que con actividad económica derivada de él se ha integrado en un espacio más extenso. Fruto de todo ello es una realidad social para sus habitantes, que puede presentar una estructura muy contrastada.” 38

El aporte de García Fernández está en considerar que el sello identificativo de la región no radica en sus dimensiones espaciales sino en la organización que adoptan las estructuras que la componen como resultado de una actividad económica compleja y particular.

La diferenciación que establece el autor entre el complejo ecológico y la sociedad que compone la región hace parece que ambos elementos se encuentran de manera independiente en el entorno regional, cuando no es así en absoluto. Tal parece que vuelve García Fernández a retomar el concepto de región natural de de los primeros investigadores del componente regional desvinculado del factor social que pertenece a este, lo trasforma y le otorga carácter identitario.

Es contradictorio ver como anteriormente el autor plantea que “…una región es la expresión de una sociedad.”39

Definitivamente los términos utilizados por García Fernández en el proceso de conceptualización de la región son ambiguos por lo adaptables a disímiles realidades sociales. 

En el año 2001 Abel Albet i Mas, geógrafo español, resume puntualmente  en un  artículo de la A.G.E. lo que para el investigador constituye uno de los aportes más importantes a la hora de establecer los límites de las estructuras regionales:

 “Las regiones tradicionales (y las formas tradicionales de entender y estudiar las regiones) estallan. Porque las nuevas regiones analizadas no tienen delimitación precisa;  porque sus elementos constituyentes son variables en el tiempo, en el espacio y en la comparación entre regiones; porque de los procesos de mundialización emerge un localismo globalizado y, a la vez, un regionalismo fundamentado en la producción y reproducción de  comunidades de consumidores dispuestos a absorber mercancías (no siempre materiales: a  menudo virtuales y simbólicas) como signos de su identidad social, cultural, económica y territorial. Ciertamente, a nivel conceptual, la región nunca tuvo límites, ni sus elementos integrantes fueron estables y definitivos, ni sus escalas consideradas algo inamovible. Pero el nivel material de las regiones…se ve completamente replanteado: se trata ya de otros ámbitos, otros referentes; se introduce una total heterogeneidad de criterios; las escalas y los tiempos se superponen.”40

Para Albet i Mas no existe modelo de región determinado, no existen criterios fundamentados para la conceptualización regional, sino que la región es un entramado de estructuras modélicas únicas e irrepetibles según sea el caso analizado,  se refiere además a la hora de plantear que la región no posee límites conceptuales al modo en que hasta la fecha se conceptúa estableciendo marcos territoriales, para el autor es indispensable  “…definir las regiones como condensaciones parciales, híbridas y porosas de tramas de relaciones sociales, políticas y económicas que crean y son creadas por complejas cohesiones identitarias en diversos ámbitos de geometrías variables e inconstantes…” 41

A la hora de clasificar los tipos de región el autor establece que:

“Cada región es considerada no como un objeto clasificable en un marco taxonómico, sino como una estructura en constante evolución, formada y transformada a partir de la sucesión de secuencias históricas definidas por la reproducción de las peculiares relaciones sociales de cada contexto regional. La diferenciación regional es, pues, el producto de un proceso dialéctico entre la influencia del espacio en el contexto social y la incidencia de la sociedad en el marco espacial. La región es a la vez un medio y un resultado.” 42

Nuevamente confusión entre espacio y objeto hace mella en el desarrollo del concepto de región pues el espacio como dimensión no actúa sobre los objetos sino que es contentivo de los mismos, y la sociedad solo permanece en el espacio, no lo adecua. Aunque Albet i Mas considera que un objeto en constante evolución no puede ser conceptuado, lo cual a juicio del investigador no es cierto, aporta el criterio de la continuidad de desarrollo de la región como objeto tomando en consideración el conjunto de relaciones internas que habitan en el mismo.  
 
A la hora de conceptuar la región se presentan algunos problemas de orden metodológico, Albet i Mas plantea que:
 
“Las regiones no son el resultado casual de una serie de acontecimientos acaecidos en un lugar determinado del planeta, sino que cada una de ellas se ha ido configurando a través de secuencias históricas que provienen de la reproducción de  relaciones sociales específicas. Las regiones se desarrollan,  precisamente, a partir de interacciones sociales al alcance regional, siendo tanto la condición como el resultado de las relaciones sociales entre individuos, grupos e instituciones sobre aquel espacio regional dado. Este proceso dialéctico crea una estructura interna homogénea que permite distinguir una región de otra, la región es un proceso por sí mismo.”43

En primer lugar, la casualidad no se puede obviar como categoría a la hora de analizar el devenir histórico de la región en su formación. En segundo lugar la historia no se origina a través de secuencias puntuales sino a partir de procesos en constante evolución.

Las interacciones sociales que se originan en el marco de lo regional no constituyen condición y resultado del objeto, sino que forman parte del mismo de manera íntegra, y el resultado en este caso es el objeto en sí.

Por último, Albet i Mas plantea, contradictoriamente a lo antes dicho por sí mismo, que la región se identifica por la estructura homogénea que pervive en su interior, cuando en realidad el conjunto de relaciones entre las diversas estructuras que la forman, y que en muchos casos no son homogéneas, son las que otorgan carácter distintivo al objeto.

En 2001, José Luis Sánchez Hernández, geógrafo, historiador y economista  español define dos conceptos basados en las relaciones económicas que se establecen en el campo de lo regional y muy a tono con las características de las regiones europeas. El primero se adentra en las estructuras internas de la región económica centrada y su relación centro-periferia, descartando esta última como parte protagónica de los procesos de producción al considerar que el nodo urbano es el que determina sin límites el funcionamiento de las relaciones económicas internas. Para el autor “la región funcional se define, en su versión más elemental, como el área de influencia de la ciudad, que se erige así en núcleo rector de la estructura espacial de la economía por su doble condición de foco industrial y centro de servicios.” 44

Sánchez Hernández descarta además las pequeñas y medianas concentraciones urbanas que por lo general actúan como intermediarias en las relaciones entre el centro nodal, las áreas rurales y las otras construcciones regionales, locales, nacionales y extranacionales.

Otro de los errores en los cuales incurre el autor es a la hora de otorgar exclusivamente a la ciudad la condición de foco industrial y centro de servicios y elegir estos dos elementos para conceptuar un tipo específico de región como una generalidad cuando es común que la ciudad dentro del panorama económico regional sea centro de servicios pero no necesariamente foco industrial.     

Otro de los conceptos de Sánchez Hernández a tomar en cuenta se presenta para determinar la relación en términos económicos de la región con entidades inferiores y superiores, plantea el autor que “la región relacional, pues, conserva su vigencia… como entidad intermedia e intermediaria entre los procesos globales y los fenómenos de ámbito más local…espacio relacional, de extensión variable y cambiante, donde se concentran las fuerzas económicas y operan los procesos de acumulación en una escala subnacional diferenciada por su densidad institucional.”45    

La óptica que persigue el autor para conceptuar este tipo de región es en esencia europea y particularmente española, pues la región económica  no siempre opera a escala subnacional, sino que puede trascender las fronteras del estado nación, o puede ser el estado nación en sí mismo, los límites casi nunca son absolutos, e incluso cabría analizar qué concepto ofrece  Sánchez Hernández para determinar qué es lo local.

Finalmente ofrece tres clasificaciones funcionales innecesarias e indeterminadas de la región económica:

  1.  “El espacio-recurso: la región económica como el espacio de la producción.
  2. El espacio-superficie: la región económica como el espacio de la localización y los intercambios
  3. El espacio-producto social: la región económica como el espacio de las redes y las relaciones formales e informales.” 46

Hugo Capellá i Miternique, geógrafo español, en el año 2002 ofrece un enfoque sociocultural cualitativo  para analizar las estructuras regionales:
 
“Para entender una región no debemos solo apreciar indicadores cuantitativos de orden socioeconómico, también habría que introducir aspectos históricos y socioculturales que deben ser tratados, no tanto de forma comparativa o ponderativa, sino más bien de forma analítica y cualitativa. La información que nos aportan los vínculos culturales nos ayudara a comprender  ese territorio y a interrelacionar mejor  la explicación de los parámetros cuantitativos. El conjunto de datos nos permite tener una visión propia y a la vez entender la mirada de la comunidad sobre su espacio.” 47

Desde el punto de vista metodológico, el aporte de Capellá i Miternique estriba en la visión del autor acerca de los elementos histórico culturales como imprescindibles a la hora de evaluar cualitativamente cualquier construcción de tipo regional. Como se ha observado anteriormente, por lo general, el concepto de región comienza determinando cada una de las estructuras que componen el objeto y no evaluando el proceso histórico en el cual se construye el mismo. Así se determinan los rasgos identitarios de la sociedad regional que hacen que esta sea diferente a resto de las otras construcciones a nivel global y que otorga carácter al objeto.

Por último, Katarzyna Dembicz,  geógrafa polaca especialista en estudios de la Universidad de Varsovia en el año 2004 plantea que “…la región es un espacio socialmente construido – caracterizado por una estructura dinámica –diferente a ésta que la rodea gracias a los rasgos del conjunto que crea…”48 y, aunque el concepto redunda en la polémica ya tratada  sobre el espacio y su contenido, define a la región como una construcción social y por tanto a los elementos identitarios construidos en ella como estructuras creadas en común a lo largo de la historia del objeto.  


1 Diccionario Enciclopédico U.T.E.H.A. Tomo VIII. Unión Tipográfica Hispanoamericana. México. 1952.  Pág. 1137

2 Gran Enciclopedia RIALP. Tomo XIX. Ediciones RIALP, S.A. Madrid. 1991. Pág. 828.

3 Grupo Aduar. Diccionario de Geografía Urbana, Urbanismo y Ordenación del Territorio. Editorial Ariel. Barcelona. 2000. Pág. 382

4 La Enciclopedia. Salvat Editores S.A. Volumen 17. Madrid. España. 2004. Pág. 13138-13139

5 Husserl, Edmund. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Tomo I Traducción por José Gaos. México. F.C.E. 1949. Pág. 16

6 Lenin, V.I. Notas críticas sobre el problema nacional. Tomo 24.Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984. Pág. 158.

7 Lenin, V.I. El desarrollo del capitalismo en Rusia. La teoría de los populistas sobre la imposibilidad de realizar la plusvalía. Tomo III. Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984.

8 Lenin, V.I. El desarrollo del capitalismo en Rusia. La teoría de los populistas sobre la imposibilidad de realizar la plusvalía. Tomo III. Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984. pág. 549

9 Ídem.

10 Lenin, V.I. Notas críticas sobre el problema nacional. Tomo 24.Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984. Pág. 163.

11 Lenin, V.I. Guiones para la ponencia sobre la cuestión nacional. Tomo 23.Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984. Pág. 478.

12 Lenin, V.I. Notas críticas sobre el problema nacional. Tomo 24.Obras Completas. Editorial Progreso. Moscú. 1984. Pág. 154.

13 Lewin, Kart. Principles of topological and vectorial psychology. 1936. Pág. 93

14 Citado por: Cordal Rodríguez, Constantino. La participación de las regiones en el proceso de toma de decisiones en la Unión Europea. Caminos posibles para las Comunidades Autónomas Españolas. Memoria para optar por el grado de Doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Políticas y Sociología. Madrid 2004. ISBN: 84-669-2635-6. Pp. 28-29

15 Tomado de: Boisier Etcheverry, Sergio. Algunas reflexiones para aproximarse al concepto de ciudad-región. Revista  de Estudios Sociales. Volumen 15, No 28. Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo, A. C. Bogotá. Julio- Diciembre de 2006. Pág. 174

16 George, Pierre. “La región en cuanto método de estudio de la geografía”, en Historia Regional, Formación Docente y Educación Básica. Universidad Pedagógica Nacional. México. 1994. Pág. 12.

17 Citado por: Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 61-62

18 Citado por: Palacios L., Juan José. El concepto de región: la dimensión espacial de los procesos sociales. Revista Interamericana de Planificación. Vol. XVII, No. 66. México. Junio 1983. Pág. 63

19 Ambas escuelas serán basamento en el análisis del espacio histórico (junto a la teoría de la región de Paul Vidal de la Blanche) realizado por los principales exponentes de la llamada Escuela de los Annales. Las visiones posibilistas son llevadas a colación por la tendencia cuantitativa expresada en la obra de Chaunu, Pierre. Historia, Ciencia Social. La duración, el espacio y el hombre en la época moderna. Ediciones Encuentro. Madrid. 1985.
Otras visiones centristas o que acusan a la ubicación de espacios territoriales, ya sea competitivos o focalizados,  a la hora de trabajar el objeto histórico se puede observar en obras como:
Bodin, Jean. La Méthode de l´histoire. Traduite pour la première fois et présentée par Pierre Mesnar. Société d´éditionn « Les Belles Lettres. París. 1941.
Fevbre, Lucien. Civilization: le not e l´ideé. Alcan. París. 1930.
Seignobos, Ch. Historia Universal. Historia de Roma. Traducción Española de Domingo Vaca. Tomo 4. Editora Nacional, S.A. México D.F. 1953.
Braudel, Fernand. El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (2 vol.). Ed.FCE, México, 1976.
Braudel, Fernand. L 'identité de la France. Espace et histoire.  Arthaud-Flammarion. París. 1986.
Langloic, C. V. y Ch. Seignobos. Introducción a los estudios históricos.