GESTIÓN DEL DESARROLLO LOCAL: INSTRUMENTOS PARA LECTURA DE LA REALIDAD COMO SUBSIDIO A LA PLANIFICACIÓN

Romualdo Kohler

1.3- La evolución del pensamiento económico

Para entender el comportamiento de la economía local, necesariamente debemos comprender la evolución del pensamiento económico. La economía se enfrenta con variables de extrema complejidad,demostrando la amplitud de su campo de actuación y la constante oportunidad de incursión puntuales.
La macroeconomía, volcada para la dimensión macroscópica, es profundamente estudiada sobre los agregados económicos, al contrario de la visión microeconómica, que se preocupa con el comportamiento de los agentes. Mientras que una generaliza, la otra personaliza.
Toda la actividad productiva hace parte de la producción agregada de una economía, a pesar de todo una parcela de la producción no consigue por si sola reflexionar sobre el todo, así como el comportamiento del todo, no necesariamente reflexiona en la parte. Los métodos de mensura y analice de la parte y del todo deben ser distintos, pues tratan de grandezas y abordajes diferenciados.
Por ejemplo, se una actividad económica crece un 10% no implica que la economía como un todo vaya a crecer también un 10%. Lo mismo vale para la inversa, una economía con crecimiento de un 10% no implica que todas sus actividades económicas crezcan en las mismas proporciones. Son dos miradas diferentes, dos objetos de estudio diferentes, a pesar de cada una tener sus méritos y sus resultados de analice, a partir de sus campos propios de visión. Pues van al encuentro del debate anterior del ambiente micro y del ambiente macro.
Hoy, las diferencias en la mirada de estas dos dimensiones parecen más consensuadas en las líneas de pensamiento económico, a pesar en el origen la visión microeconómica predominante busca la generalización de las partes al todo. Como la investigación en este trabajo procura valorar la mirada macroeconómico, generalista, sin enfocar específicamente los comportamientos microeconómicos, buscamos en la historia del pensamiento económico tópicos que contemplen esa particularidad.
En estos términos macroeconómicos, varios aspectos encuentran divergencias teóricas latentes, en especial, en la determinación de las variables fundamentales en la determinación del crecimiento económico, visto que, este crecimiento es como una condición en la búsqueda de mayor equidad social, en especial en economías de bajo empleo y en las reglas del sistema capitalista.
Tal vez la relación entre renta, producción o riqueza con sus variables desagregadas, tipo ahorro e inversión, sea el punto central del debate. A pesar de la concordancia de que la variable inversión tenga un fuerte nexo con el crecimiento económico, la definición de que el ahorro preceda la inversión, o a la inversa, que la inversión genere un ahorro de igual valor, parece estar lejos del consenso teórico.
En la búsqueda de organizar este trabajo, volvemos a centralizar lo primordial del pensamiento económico, con la primera línea de raciocinio económico lógico, conocida como escuela mercantilista, que atribuya un papel fundamental al cúmulo de moneda, en la época de los metales preciosos, en la determinación de la riqueza de una nación. Este cúmulo se daba especialmente a partir del comercio exterior, en otras palabras, a una balanza comercial favorable. Por ello, el crecimiento económico era fruto exclusivo del cúmulo dado por el desempeño comercial1 .
Sucediendo a los mercantilistas, aparecieron los llamados fisiócratas, que priorizaban el papel que cumplía la agricultura en la determinación del comportamiento de la economía. Defendían el libre cambio en tratados internacionales, como una forma de ampliar la producción interna, centrada en la producción agrícola y de sus precios. Tal vez su mayor contribución en sentido destacado, haya sido la relación de causa-efecto entre clases sociales, prediseñando los sectores de producción2 .
La Escuela Clásica, liderada especialmente por Adam Smith, Jean Baptiste Say, David Ricardo e John Stuart Mill, considerada la primera escuela científica que, a pesar del punto de vista microeconómico, se mostraba preocupada con el crecimiento económico y con la distribución del producto, además de identificar aspectos de simultaneidad, interdependencia e identidad entre determinadas relaciones económicas3 .
Partió de la estructura teórica a partir del principio de que toda producción genera una renta de igual valor, de modo que cualquier producción tendrá garantizada su realización, este principio se conoce en la literatura económica como Ley de Say. Basada en esta ley, esta escuela concluye que el factor limitante del cúmulo de capital es el estoque de recursos disponibles, caracterizados por el ahorro.
Como la estructura de funcionamiento y financiamiento económico de la época, con la inversión siendo realizado casi exclusivamente con recursos propios, dedujeron que la tasa de interés no generaba influencia en la decisión de invertir, que la demanda no era un factor restrictivo del crecimiento de la producción y que la moneda no afectaba a la producción y al empleo, determinando únicamente, el nivel general de los precios y de los salarios nominales.
Los neoclásicos, que suceden los clásicos, parten de la observación de una realidad diferente, donde se verificaba una destacada participación de las instituciones financieras como intermediarias entre ahorristas e inversores. Aunque confinados teóricamente, en un primer momento, al final del siglo XIX, a partir de la idea sobre equilibrio general de Leon Walras y el segundo momento se da, a inicios del siglo XX, a partir de la idea de equilibrio parcial de Alfred Marshall, las dos vertientes se presentan basadas fuertemente en la ley de Say4 .
Sostuvieron además que la tasa de interés fuese determinada por el precio del capital, definido de la misma forma que cualquier otro precio, o sea, por el juego entre la oferta y la demanda del mercado. Esto define que la tasa de interés, es el ente regulador entre ahorro e inversión, siendo, por lo tanto, considerado un fenómeno real, endógeno, inherente a la propia economía.
La moneda, en ambos momentos, era considerada como un simple medio de pago, que actuaba sobre la demanda agregada de los bienes y servicios, por lo tanto, por considerar una economía de pleno empleo de los factores de producción, con reflejos simples a nivel general sobre los precios y no en dimensión al producto.
De esta forma, a acepción de sus antecesores, se referían al ahorro como definidora de la inversión, también se identificaba como limitante de la acumulación de capital el estoque de recursos disponibles.
La crisis de 1929, conocida como la Gran Depresión, fue el ambiente económico que permitió cuestionar los principales postulados clásicos y neoclásicos, en especial, la ley de equilibrio, también llamada ley de Say.
En este escenario, surgen dos economistas que polemizarán aún más la teoría económica. Por un lado, el economista ingles John Mainard Keynes 5 (1883-1946), discípulo de Alfred Marshall y por lo tanto, con una formación neoclásica y por otro el polones Michal Kalecki 6 (1899-1970), con una formación marxista. Ambos poseían la misma preocupación: explicar las crisis que venían acentuándose mucho antes de la Gran Depresión.
A pesar de las formaciones ideológicas distintas, llegaron a formulaciones teóricas extremamente semejantes, especialmente en relación al principio de la Demanda Efectiva, que identificaran como elemento que determina el nivel de actividad en la economía capitalista, una contraposición teórica, por la valorización de la demanda, explícita y frontal de la Ley de Say.
Por lo ello, tanto en la visión de Keynes como en la de Kalecki, el efecto causalidad de la dinámica económica se modifica literalmente, ya que la inversión pasa a ser vista como creador y no resultante del ahorro. La tasa de interés, de un fenómeno real, pasa a asumir un papel netamente monetario, lo que implica una transformación radical en relación a su relevancia en la decisión de invertir.
Para Keynes 7 la eficiencia marginal del capital, que relaciona la expectativa de ganancia con la expectativa de demanda efectiva, paso a ser el principal determinante de la inversión, con una influencia destacada de la tasa de interés a corto plazo. Según la interpretación de Kalecki 8, la inversión es determinada por el ahorro de los capitalistas, expresada por la diferencia entre la ganancia y el consumo capitalista, y por la influencia directa del progreso tecnológico.
Así, en su modelo simplificado, Keynes 9 sostiene que en la economía capitalista ocurren dos circuitos económicos distintos e interdependientes: la producción y la realización de los bienes y servicios. Aunque existan transferencias de rentas en el sistema financiero, toda renta se origina de la venda de bienes y servicios.
Esta observación visa destacar que, aunque la generación de riqueza tenga su limite en la producción, en función del parque productivo, y en la realización que define los niveles de renta de una economía. Por ello no basta producir, es necesario realizar la producción teniendo en cuenta la renta generada en el ciclo productivo anterior, definiendo esto en circunstancias en las que ocurrieren un nuevo ciclo productivo, básicamente por la forma en que esta es distribuida.
Se, verificó también que parte de la renta de una economía se gasta y parte de la misma se ahorra. La parcela de renta direccionala al consumo atiende a las necesidades de las personas, en cuanto que el ahorro puede pasar a formar parte del tesoro o ser invertida en nuevas riquezas.
El nivel de renta se determina por el nivel de inversiones y por el consumo, que se constituyen en los gastos totales de una economía. Keynes sintetiza su pensamiento de la siguiente forma: investir significa produzir mais do que se consome de ordinário, e toma a forma de um acréscimo à riqueza acumulada da sociedade10 .
Por lo tanto, para Keynes, el bien-estar social futuro, limitado por el sistema productivo, no constituye el elemento fundamental, teniendo en cuenta que la utilización o no de este potencial depende de las condiciones de realización de las mercaderías producidas, haciendo efectivo o no los gastos de consumo e inversión.
La importancia de los gastos de inversión es mayor, pues proporciona una producción en escala creciente, generando las condiciones para una producción más amplia, o sea, aumento de los lucros dado por el aumento de acumulación de capital.
Souza, resume de este modo la dimensión de la inversión de Keynes:
“Desta maneira, na economia keynesiana, os investimentos desempenham um papel essencial. Eles são função do crescimento demográfico, das inovações tecnológicas na produção e do incentivo a investir. Este depende da taxa de retorno, r (a eficiência marginal do capital, ou EMgk), dos riscos dos negócios e do nível de taxa de juros do setor financeiro.”11
A su vez, Kalecki12 dedico atención a los determinantes relacionados con la inversión, partiendo de un análisis inicial distinto, pues parte de los postulados de Marx, en el que el trabajo y el capital se confrontan en la economía.
Consideró que una economía esta determinada en tres sectores: I el sector productivo de bienes para la inversión; II el sector que produce bienes de consumo para los capitalistas y el sector III que produce bienes de consumo para los trabajadores. A partir de esta disposición afirmo que la inversión y el consumo de los capitalistas son los determinantes de las ganancias, como así, también del ahorro. Como ahorro y ganancias no como gasto, sosteniendo que la inversión y el consumo de los capitalistas son las variables que determinan el ahorro.
La inversión es una variable ex-ante, justamente porque la ganancia se torna una variable ex-post, ya que es determinado por los gastos de los capitalistas. Como el ahorro adopta la variable ex-post a la inversión, Kalecki13 concluye que los capitalistas no necesitan ahorros, pero si acceso al crédito para garantir su solides, ya que esto permite que la inversión se autofinancie. Por ello el potencial de inversión encuentra su límite en las ganancias, pues la capacidad de endeudamiento depende, principalmente, del estado de solides de la empresa capitalista.
Por otro lado, además de los recursos financieros, de la variante en las ganancias y de la variación de existencias de capital fijo, Kalecki 14 hace referencia al papel de las innovaciones tecnológicas en la determinación de la inversión, atribuyéndole a las mismas un papel central en la definición de los ciclos económicos.
La diferencia de concepciones entre Keynes e Kalecki se da fundamentalmente en lo que se refiere a las tasas de interés. El primero lo toma como elemento central en su teoría donde la tasa de interés a corto plazo, cumple un papel fundamental en la inversión, en tanto el segundo relativiza su importancia, ya que destaca la tasa de interés a largo plazo como referencial a la definición de la inversión, atribuyéndole constancia a lo largo del ciclo económico.
Por lo tanto, las vertientes del pensamiento económico, antes sintéticamente relacionadas - clásicas, neoclásicas, keynesianas y kaleckiana-, a pesar que expresan concepciones de bases distintas, apuntan a la identidad entre el ahorro y la inversión en la dinámica del sistema capitalista.
En la variable de inversión, se relacionan la producción de los bienes de capital con la variación de las existencias, direccionando toda la producción restante al consumo. En tal relación consumo-inversión, la inversión se referencia como variable decisiva en la determinación del crecimiento económico. Las diferencias se concentran cuando la identificación de la precedencia con la inversión se da sobre la moneda, en la economía.
Ahora, ¿cuál es el grado de aplicación de estas teorías en el ámbito de una pequeña economía abierta, como es el caso de los pequeños e médianos municipios en las unidades federadas? La respuesta a este cuestionamiento continua, en el próximo tópico.


1 KOHLER, Romualdo. Simulações acerca da relação entre oferta de moeda e crescimento de pequenas economias abertas. Santa Cruz do Sul, EDUNISC, 2003, p. 23.

2 KOHLER, Romualdo. Simulações acerca da relação entre oferta de moeda e crescimento de pequenas economias abertas. Santa Cruz do Sul, EDUNISC, 2003, p. 25.

3 PAULANI, L. M., BRAGA, M. B. A Nova Contabilidade Social. São Paulo: Saraiva, 2000, p.2.

4 PAULANI, L. M., BRAGA, M. B. A Nova Contabilidade Social. São Paulo: Saraiva, 2000, p. 2-3.

5 SKIDELSKI, Robert. Keynes. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1999.

6 JOBIN, Antônio J. G. A Macrodinâmica de Michal Kalecki. Rio de Janeiro: Graal, 1984.

7 DILLARD, Dudley. A Teoria Econômica de John Mainard Keynes. 7 ª ed., São Paulo: Pioneira, 1986.

8 KALECKI, Michal. Teoria da Dinâmica Capitalista – Ensaio sobre as mudanças cíclicas e a longo prazo da economia capitalista. São Paulo: Nova Cultural, 1977.

9 SKIDELSKI, Robert. Keynes. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1999.

10 DILLARD, Dudley. A Teoria Econômica de John Mainard Keynes. 7 ª ed., São Paulo: Pioneira, 1986, p. 257.

11 SOUZA, Nali de Jesus. Desenvolvimento Econômico. 4ª ed., São Paulo: Atlas, 1999, p. 158.

12 JOBIN, Antônio J. G. A Macrodinâmica de Michal Kalecki. Rio de Janeiro: Graal, 1984.

13 KALECKI, Michal. Teoria da Dinâmica Capitalista – Ensaio sobre as mudanças cíclicas e a longo prazo da economia capitalista. São Paulo: Nova Cultural, 1977.

14 JOBIN, Antônio J. G. A Macrodinâmica de Michal Kalecki. Rio de Janeiro: Graal, 1984.

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