Ésta sería la segunda discusión al  interior de las teorías en la “corteza” dentro de nuestro modelo teórico. Para  tratar la relación Bienestar-mercado-Estado debemos, en primer lugar, plantear  los siguientes cuestionamientos específicos: ¿cuál es la relación que existe  entre el trinomio bienestar- mercado – Estado y el objeto de estudio? ¿Cuál es  la importancia de analizar dicho trinomio? Las respuestas a estas preguntas  estarán desarrolladas a lo largo de este apartado, comencemos por tratar  brevemente el asunto del bienestar social:
  Según la teoría de la privación  relativa, los individuos y las unidades familiares no evalúan sus niveles de  bienestar exclusivamente en términos absolutos de consumo o de renta. Los  individuos también se comparan (miden) entre si; de esta manera, el asunto  perceptivo de los ciudadanos con respecto al bienestar social y, por ende, al  bienestar económico, se inscribe en un nivel mayor de complejidad.
  Debemos decir, que el bienestar social  se finca primordialmente en tres dimensiones sumamente importantes las cuales  son los ejes de la llamada seguridad social: educación, vivienda y salud. Las  políticas públicas de cualquier país dirigidas a elevar el bienestar social, se  inscriben propiamente dentro de estas dimensiones. 
  El eficiente desempeño de las  políticas públicas dirigidas a elevar el bienestar social depende en gran  medida del desempeño, eficiencia y crecimiento económicos del país o sociedad  del o de la que se trate, pero colocando el énfasis en la eficiente  distribución del ingreso por parte del Estado, en otras palabras, las políticas  públicas dirigidas a elevar dicho bienestar, dependen de un factor económico,  financiero o presupuestario.
  No olvidemos que la esfera privada  nacional o extranjera también proporciona o puede proporcionar estos servicios  (educación, vivienda y salud), claro, con su innegable búsqueda de ganancias en  el corto y mediano plazos dejando a amplios sectores de la sociedad sin acceso  a ellos, sin embargo, muchas de las decisiones de inversión en estos rubros  dependen de las facilidades, variables macroeconómicos e infraestructura previa  que el Estado haya proporcionado, controlado o mantenido. 
  Ahora  bien, el Estado del Bienestar corresponde al conjunto de instituciones  estatales proveedoras de políticas sociales dirigidas a la mejora de las  condiciones de vida, a facilitar la integración de clases  y grupos sociales al nivelar e igualar sus  recursos materiales. La igualdad de derechos ciudadanos, y en especial de  aquellos que atañen directamente al bienestar básico de las personas, ha hecho  soportables las desigualdades de riqueza generadas por el sistema capitalista y  ha atenuado los conflictos sociales que intrínsecamente conlleva en algunos  países, principalmente desarrollados. En realidad, la ciudadanía social  asociada al desarrollo del Estado del Bienestar ha garantizado una mayor  igualdad de oportunidades vitales y de redistribución de recursos materiales al  legitimar en tal proceso la desigualdad intrínseca al modo de acumulación  capitalista, repito, principalmente en los países desarrollados toda vez que,  como veremos, los países en vías de desarrollo han tenido mucho más problemas  en lograr un cierto equilibrio con dichas políticas.
  El  estado del Bienestar es una invención europea cuya génesis institucional se  remonta a finales del siglo XIX1.  La seguridad social, su núcleo característico, establece unos mecanismos  obligatorios de solidaridad. Con la progresiva consolidación del estado del  Bienestar tras la   Segunda Guerra Mundial, en lo que se ha dado en conocer como  época dorada del capitalismo del bienestar, se consolidó progresivamente en el  mundo industrialmente avanzado, un tipo de democracia compuesta y de economía  mixta y, hay que decirlo también, como una respuesta del capitalismo al  “socialismo” o simplemente sovietismo que “amenazaba” la hegemonía norteamericana.  En tales sociedades democráticas los poderes públicos intervienen activamente  en la promoción de los derechos sociales mediante el sostenimiento de  instituciones asistenciales y de seguridad social para hacer frente a los  riesgos vitales (ancianidad, desempleo, enfermedad o pobreza). La amenaza para  las democracias capitalistas del bienestar, según O Connor, no estaría  provocada tanto por los conflictos sociales generados por la lucha de clases,  sino por el mal funcionamiento de los procesos de legitimación social en los  estados del bienestar provocados por la crisis fiscal o sobrecarga  presupuestaria2.  En dicha situación, ante una explosión de demandas ciudadanas de más y mejores  servicios sociales se corresponde una implosión de decisiones provocada por la  contradicción entre legitimación de las democracias liberales y la erosión de  los dispositivos de acumulación capitalista.3 
  Ahora  bien, la filosofía  política orienta el análisis de las políticas sociales y se apoya en dos  fructíferas corrientes doctrinales de la economía política del Estado del  Bienestar: la escuela de la regulación francesa y la teoría de la  desmercantilización nórdica, es decir, en la capacidad del Estado del Bienestar  para articular el sistema político, el marco institucional y el orden social en  los países del capitalismo avanzado y, también, en el papel del estado del  Bienestar para construir/desconstruir derechos sociales a través de las  complejas y cambiantes relaciones entre las cuatro esferas con capacidad de  desmercantilizar y mercantilizar los derechos sociales.4 
  La esfera estatal, la mercantil, la  relacional, y la doméstico–familiar en las que respectivamente priman  relaciones de redistribución, intercambio desigual, reciprocidad instituida y  reciprocidad informal, mediadas por actores sociales (empresarios, sindicatos,  movimientos sociales, asociaciones) que actúan en marcos institucionales  normativos limitados pero también modificables y superables mediante el  concurso de la propia acción colectiva. Es en este esquema amplio, no  mecanicista, en el que Adelantado5 plantea la relación entre política  económica y política social en el seno del Estado del Bienestar desde una  perspectiva histórica y se pregunta por la naturaleza social del proceso de  cambio desde un Estado del Bienestar Keynesiano y relativamente integrado, a  otro Estado del Bienestar poskeynesiano y crecientemente desregulado en el que  conviven lógicas contradictorias6. Es importante decir que el Estado  del Bienestar se sustenta sobre el empleo tanto en su sentido material como  ideológico. El empleo es, según este autor, aún el fundamento de legitimidad de  la ciudadanía social y el sustrato material del estado del Bienestar, agregamos  e insistimos, siempre y cuando aquél tenga una remuneración justa.
  Debemos apuntar que la  reestructuración del Estado del Bienestar forma parte de profundas  transformaciones sociales, tecnológicas y organizativas de las economías  capitalistas avanzadas en la era de la información y se comprenden bajo lo que  se denomina globalización7 que no sólo es una ideología sino una  realidad económica y política compleja.
  La globalización neoliberal reduce el  poder del Estado, frena el desarrollo de la protección social cuando no la mina  y produce fragilidad e inestabilidad sociolaboral. A su vez la regionalización  o localización reduce la capacidad de coordinación de las políticas en los  territorios y refuerza la asistencialización y la corporatización de la  política social (en el caso de México, Solidaridad, Progresa, Oportunidades,  Seguro Popular). De este modo, desde el punto de vista material, la  globalización neoliberal y la regionalización han contribuido a socavar los  cimientos del Estado del Bienestar que se ve compelido a una mayor  asistencialización.8 
  En este sentido, José Antonio Noguera9 postula dos tesis, la primera prospectiva ésta se define como el  paso de la asistencialización a la dualización en el seno del Estado del  Bienestar. La segunda, es prescriptita,  o bien, el establecimiento de una renta mínima ciudadana como superación de los  actuales límites categoriales/ laborales en el Estado del Bienestar. Para  comprender la primera tesis, entendemos por sociedad dual aquella en donde ha  existido una ruptura interna o diferenciación radical entre dos bloques o tres  de población en cuanto a empleo, bienestar, derechos sociales y capacidad de  movilización política, tal situación no parece que se haya dado en ningún país  de la Unión Europea  según Noguera. Desde esta concepción de la dualización parecen que están  reforzándose tendencias no tanto de asistencialización sino de reforzamiento  mercantil del estado del Bienestar en detrimento de la esfera estatal y de la  esfera relacional (sobre todo el papel de las organizaciones sin fin de lucro  que pierden espacio a favor de las empresas privadas en la provisión del  bienestar) y una cierta refamiliarización de la protección social como se  demuestra por la asunción de los costos ampliados de la inserción social de los  jóvenes por la familia, la carga de cuidados de los niños, por muchas personas mayores  para facilitar el trabajo de la mujer y el coste creciente de la carga de  cuidados de larga duración que supone la dependencia.10 
  La tesis prescriptiva consiste en  crear unos servicios y un sistema de protección social, universal,  incondicional y financiado con impuestos cuyo núcleo es la denominada renta  básica garantizada desligada del trabajo mercantil. 
  La esfera estatal tienen una  importancia estratégica en la construcción de un espacio de ciudadanía social  integrada: la política de garantía de rentas (redistribución de la renta, lucha  contra la pobreza y reducción de las desigualdades), la política sanitaria y los servicios sociales. Es aquí donde se  inscribe una de las respuestas a las preguntas planteadas al inicio de este sub  apartado, la relación que existe entre el trinomio: Bienestar – mercado –  Estado y  el objeto de estudio es  precisamente esa, que el Estado al llevar al cabo políticas públicas adecuadas,  equilibradas y sustentadas puede contribuir, en gran medida, al desarrollo de  la ciudadanía social y lógicamente al desarrollo humano, este asunto reforzaría  las ciudadanías política y civil. 
  La intervención estatal equilibrada,  no paternalista, es necesaria para poder ayudar, en alguna medida a  reestablecer los equilibrios socioeconómicos11 dentro de las diferentes sociedades y  estados nación. En la obra de José Adelantado se destaca un análisis de las  complejas relaciones entre política social y estructura social estableciendo  sus conexiones y efectos contradictorios, José Adelantado, debemos decir, más  que una defensa al Estado del Bienestar apuesta por un desarrollo en  profundidad de los derechos sociales en el marco de la reforma social  emergente.
  En esta tesitura, es importante  mencionar también el trabajo de John Saxe- Fernández12 quien establece que el Estado del  Bienestar, derivado de la llamada Tercera Vía13, en muy poco ha sido capaz de generar  las condiciones para que los pueblos sometidos sobrevivan, produzcan y  consuman; siendo la experiencia argentina el ícono de tal incapacidad.
  Saxe establece que: “como todo  discurso en el poder, la tercera vía ofrece un lenguaje y un conjunto de  metáforas que, junto con la retórica de la “globalización”, se encaminada a  desactivar o a limar las fricciones y la conflictividad de clase generada por  una mayor depredación capitalista, íntimamente vinculada con la crisis de  acumulación que aflige al sistema, de manera crónica, desde hace tres décadas”.14 
  En términos generales Saxe analiza la  experiencia histórica de los últimos años en los que se asiste a una profunda  modificación de la geografía del poder político y económico – monetario y a una  creciente militarización y geopolitización de las relaciones económicas  internacionales, manifestación inequívoca de la acentuación de la mencionada  crisis estructural que ha venido experimentando el capitalismo desde la década  de los 70.15 
  Ahora bien, los efectos de una de las  partes del trinomio Bienestar-Mercado- Estado (las del mercado, en el contexto  de la globalización neoliberal) serán tratados de manera más explícita en el  siguiente apartado en donde se tratará la problemática del Estado del  Bienestar, el mercado y la globalización neoliberal. ¿Por qué introducir dicha  problemática? la respuesta gira en torno a que es de suma importancia entrar en  esta discusión para poder entender el debilitamiento del Estado del Bienestar  dentro de las actuales políticas de ajuste en el marco de una globalización  neoliberal, si bien es cierto que un Estado del Bienestar puede generar  bienestar social y, por ende, contribuir al desarrollo de la ciudadanía social  y el desarrollo humano, también lo es que existen distorsiones económicas y  políticas también reales que impiden el logro de dichos objetivos; ya en  párrafos anteriores habíamos adelantado que la globalización no sólo es una  ideología sino una realidad económica y política compleja que reduce el poder  del Estado, frena el desarrollo de la protección social cuando no la mina y  produce fragilidad e inestabilidad sociolaboral.
  En la introducción de este capítulo  establecimos que vamos a hacer uso de filtros para poder relacionar las teorías  de la “corteza”, dentro de nuestro modelo, con el “citoplasma” dichos filtros  son, repetimos, de carácter meramente empírico (con excepción del tercero) que  permiten dicha relación; en otras palabras, el filtro, en este caso, nos  dejaría ver las perturbaciones que no permiten un adecuado desarrollo de la  ciudadanía social.
  En este tenor la introducción a la  problemática del Estado del Bienestar, el mercado y la globalización neoliberal,  constituye  el argumento lógico empírico  (Filtro 1 en el modelo teórico), que nos permitiría tratar las teorías  contenidas en el “citoplasma” (economía mundo; neoliberalismo, modelo puro; el  binomio: democracia neoliberalismo; y la globalización neoliberal y sus  representantes internacionales: FMI y BM), vamos pues a la discusión:
2 O Connor, James, La crisis fiscal del Estado, Barcelona, España, Ed. Península, 1981.
3 En algunos textos, se expone la causalidad moral del Estado del Bienestar recurriendo a la parábola evangélica del “buen samaritano”, referida a aquel viajero en camino desde Jerusalén hasta Jericó, asaltado y robado por ladrones y socorrido por motivos de compasión y solidaridad por el conciudadano anónimo. Trasluce de este episodio la idea de una trama de vinculaciones entre los seres humanos consecuencia de la naturaleza social de la condición humana que compromete a todos los ciudadanos. En paralelo al imperativo moral de inspiración cristiana pueden citarse otras “narraciones causales” de carácter secular ilustrativas de la mutua obligación cívica. El concepto sociológico de empatía, o proceso interactivo por el cual una persona se identifica o se pone en el lugar de otra, sirve para interiorizar actitudes, expectativas y percepciones mediante las cuales los riesgos de la vida se desindividualizan, o pasan a ser comprendidos y compartidos como deber ciudadano de unos respecto a otros. Así, al empatizar con pobres y excluidos, incluso los ciudadanos en situación económica favorable circunstancial toman conciencia de su potencial precariedad y establecen lazos solidarios de reciprocidad. Ver: Gouldner, Alvin, For Sociology, Londrés, Inglaterra, Ed. Lane Publishers, 1973.
4 Rodríguez Cabrero, Gregorio, “La reestructuración del Estado del Bienestar en España y la estructura de la desigualdad” en Adelantado, José, Cambios en el Estado del bienestar, Barcelona, España, Ed. Universidad Autónoma de Barcelona, 2000.
5Adelantado, José, Cambios en el Estado del bienestar, Barcelona, España, Ed. Universidad Autónoma de Barcelona, 2000.
6  Rodríguez Cabrero,  Gregorio, “La reestructuración del estado del Bienestar en España y la  estructura de la desigualdad” en Adelantado, José, Cambios en el Estado del bienestar, Opus Citatum. 
      Es un  caso concreto de reestructuración compleja del Estado del Bienestar en el que  se están produciendo cambios y desplazamientos contradictorios que están  afectando y afectarán al desarrollo de los derechos sociales ya l propio curso  de la reforma social.
7 Adelantamos, siempre adjetivaremos este sustantivo como neoliberal, posteriormente justificaré este asunto.
8 Ibidem.
9 Citado por Rodríguez Cabrero, Idem.
10 Ibidem.
11 Desequilibrios generados en gran medida por un mercado supuestamente desregulado, cuando son precisamente los monopolios y oligopolios por naturaleza dominantes los que tienen regulados los mercados a favor de sus intereses. La intervención debe darse de manera eficaz, simple y sencillamente por la razón de que en el mercado y en el contexto de una economía globalizada, los efectos de la acumulación del capital son ahora polarizantes.
12Saxe_Fernández, John, Tercera Vía y neoliberalismo, México, D.F., Ed. SigloXXI, 2008.
13John Saxe, establece que dicha Tercera Vía aparece en Inglaterra como una manera de conciliar la depredación capitalista con cierto espíritu humanitario, preocupado por las masas de trabajadores en todo el mundo cada vez más depauperados.
14 Saxe_Fernández, John, Tercera Vía y neoliberalismo, Opus Citatum, pag. 1.
15 Ibidem.
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