LA ESTÉTICA DE LA LIBERTAD Y SU EXPRESIÓN EN CINTIO VITIER

Marilys Marrero Fernández

2.3.1.3 Función comunicativa

La función comunicativa es intrínseca a su estética y a su discurso, por su necesidad de socializar su experiencia creativa. No se ha dejado seducir por influencias vanguardistas efímeras, y así lo expresó en sus estudios sobre este movimiento; su poética se funda en la fidelidad a la experiencia vital, su imagen, no su copia; un concepto activo del proceso creativo con la presencia de un autor y un receptor co-creador de la obra, asumiendo así las propuestas más actualizadas del pensamiento estético contemporáneo, retomados por la hermenéutica literaria. En relación con su estrategia comunicativa y la dialogicidad de su discurso, Rosa Miriam Elizalde asevera como el ideologema en Vitier posibilita el acto de habla en su enfoque semiológico:

Aun sabiendo que sus destinatarios serán campesinos y profesores de la universidad, Cintio no hace concesiones en el lenguaje y sus textos pueden ser disfrutados en varias zonas: en el estilo provocativo, la alerta sensibilidad para abordar los asuntos más difíciles, la sutil estrategia de las citas ajenas, la manera en que sabe sacarles su actualidad y eternidad a las intensas contradicciones de la común existencia mientras sacude su conciencia y la pone en vilo como advertía Lezama en 1966.

Son componentes de la función comunicativa en la poesía, “la voz” ―el sujeto lírico―, y el texto ―“la escritura”― signos contenidos en sus propuestas estéticas sobre el lenguaje figurado, y sobre la metáfora como ”necesidad inmediata de comunicar una impresión directa, no una comparación” ; especialmente, su concepto antitradicional de concebir el lenguaje figurado, no como lo estableció la retórica tradicional, como lenguaje indirecto, sino como un lenguaje directo estructurado de acuerdo con los estratos de la realidad, con la cual el poeta nombra las cosas, en un “acto de transfiguración”, al “ponerla al desnudo a la contemplación, abierta”, una concepción simbólica de la imagen no verificable: fragmentos visibles de la realidad, la cual se torna “alusiva y simbólica”, donde el acto creativo ―del espíritu, en su opinión― se manifiesta bajo el signo del misterio, la inventiva verbal, el impulso, el tempo y el tono. Experiencias todas adquiridas desde el proceso interior e íntimo de la creación.

En relación con el acto comunicativo como función intrínseca del arte, en la primera etapa de la creación, Vitier mostró una concepción críptica de la poesía, origenista y lezamiana, deudora de las influencias del existencialismo evidentemente; concepción que modifica en lo sucesivo en relación con la función comunicativa del texto literario por la necesidad de socializar la experiencia y los referentes de la realidad vividos. Al respecto de ese hermetismo poético en 1944 expresaba: “[…]Porque no hay que olvidar que la poesía es todo lo contrario de la comunicación a mi ver es todo lo contrario: nace y se define por la perenne coincidencia, por la angustiosa desemejanza en que a todas luces ha caído el hombre.”

Ese concepto cerrado de la comunicación de ascendencia en la poesía mística española, evolucionó a partir de su nuevo concepto de la participación y la fidelidad a la vida expresado posteriormente en su poética. Indudablemente la lectura de los textos de autores como Martí, Juan Ramón Jiménez, Rimbaud, Mallarmé, Claudel, Vallejo, Valery, Alfonso Reyes, Kart Vossler, Sartre, Barthes, entre otros, influyeron en dicha evolución de la función comunicativa, pues ya en 1953 escribió en “La palabra poética” que la poesía es el reino de la comunicación y de la expresión: “El trabajo de la poesía es entonces sacar afuera ese adentro, conocer ese envío sellado, comunicar ese mensaje. Pero, cómo comunicarlo si no es por el misterio de la participación? Comunico a otros mis propósitos, mis proyectos, o le comunico mis ideas, mis pensamientos.”

En relación con la “escritura” del texto, destaca como elementos básicos la palabra y la imagen. Precisa que el primer lugar lo ocupa la palabra del hombre por su función comunicativa; por ello calificó la poesía como el reino de la expresión y de la comunicación; el mundo cuya esencia es la palabra, no solo en su carácter sígnico, sino como institución social por la función socializadora como discurso; para Vitier la palabra metafóricamente conceptualizada, exige “primero el cataclismo del diálogo y las instituciones, reclama después el castillo de la escritura, la fortaleza del signo, la sucesión inmóvil del discurso, para incorporase a la historia y ser un documento más entre sus textos […]” ; esa necesidad de la palabra por parte de poeta, es para el pensador, la fundación de las “reminiscencias”, la escritura poética, protagonista real de la poesía.

Llama la atención sobre las diferencias entre “el abismo de la palabra y el fluir del subconsciente” , el método empleado por los surrealista del “automatismo psíquico puro”, lenguaje que no logra sacar a la imagen de lo caótico e insólito, de lo onírico; para Vitier, el sueño puede ser su materia pero nunca su forma. La palabra poética, añade, debe salir del interior del ser, a la vez cósmica y personal, y es el trabajo del poeta el encargado de traducirla.

El carácter comunicativo del lenguaje se afirma mediante “el tiempo de la reminiscencia”, categoría artística que define la propuesta estética de los origenistas, tiempo en que se funden pasado, presente y futuro, y adquiere carácter de metáfora en el concepto agustino de memoria.

En 1982 publica el texto “Notas en el centenario de Vallejo”, profundiza en la función comunicativa del quehacer estético, en el afán cognoscitivo y en el humanismo de Vallejo, mediante la fusión del misticismo indígena y el hispanismo encarnado en el ser universal latinoamericano. Asume la concepción vallejiana sobre la poesía como conquista de la libertad, la cual obliga al poeta a adquirir una responsabilidad, una ética; para el poeta peruano es el testimonio de la traumática experiencia de la cárcel. Libertad asumida como responsabilidad ante el mundo y ante sí mismo. Es indudable que la influencia de la función comunicativa del texto poético de Vallejo sobre la libertad ejerció una decisiva influencia en la evolución de su concepción estética sobre la comunicación, la libertad en la estética y la responsabilidad social del intelectual.

Otra tesis esencial que es necesario retomar en este análisis es la relacionada con el concepto del lenguaje figurado, planteado en su texto escrito entre 1954 y 1955, “Sobre el lenguaje figurado”, donde analiza como la poética tradicional ha convencido a través de los siglos, desde la Poética de Aristóteles, que la poesía es un lenguaje indirecto y figurado. Al realizar Vitier sus propuestas sobre el lenguaje poético desde la creación, como ya se ha analizado, valora tanto la posición del emisor como del receptor en su función cocreativa: “la experiencia interior de la creación o de la comunicación ―del poeta o del lector― nos convencen, al contrario, de que la poesía es lenguaje directo e inmediato.” Y este acto del nombrar poético tiene esencialmente a la metáfora como figura esencial, “la metáfora descubre al mundo en estado naciente, nunca acabado de nombrar […] basado en una necesidad inmediata de comunicar una impresión directamente recibida.” Esta es una propuesta que se opone a la concepción tradicional asumida por Hegel en su Estética, que analiza la metáfora sobre la base de componentes de comparación sin nexo expreso, concepto retomado por la preceptiva literaria positivista; en su concepto es la metáfora, sugerente, implícita o de esencias. Expone Vitier:

Resumiendo, pues, lo que pensamos sobre la metáfora, se descompone así: 1) Desde el punto de vista interno de la poesía, la metáfora no constituye primariamente una comparación sino un movimiento simple del espíritu cuyo origen es impresionista, emocional e intuitivo. 2) Ese movimiento es además inmediato, directo, y no deriva su posibilidad de un nombre anterior, al cual sustituye, sino que se justifica en sí mismo. 3) Posee, en mayor o menor medida, un valor de descubrimiento, de penetración en lo desconocido. E iguales principios pueden aplicarse a los demás tropos.

Tesis que aún no ha sido rebatida o considerada por los estudiosos de la teoría literaria contemporánea, pues reflexionar sobre estas propuestas ocasionaría una indudable revalorización de los conceptos tradicionales para la creación, es un tema de futuros debates.

Influenciado por las propuestas de la estética de la recepción, el estudio de la obra de Benjamín y Valéry , le concede Vitier gran importancia a las funciones del lenguaje y en especial al papel del receptor, al cual el autor le trasmite sus emociones; por ello en entrevista de 1990 expresó que siempre escribe para alguien, aunque ese alguien sea un desconocido: “entrar dentro de la Lengua y dentro de un Mundo, para mí, supone siempre una relación personal en la que yo no sé quien es el otro, lo cual no significa que sea una abstracción ni un fantasma.”

En esta propuesta estética desde la propia libertad de la experiencia creativa, a partir de la creación como una necesidad y de las posibilidades de la libertad de expresión y de elección que ofrece la “vida” ―la realidad―, funda Vitier su estética de la libertad a través de las expresiones de la función comunicativa del arte, en su esencia liberadora y transformadora.

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