Tesis doctorales de Ciencias Sociales

LAS DOCTRINAS POLÍTICAS DEL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL: DEL FALANGISMO A LA DEMOCRACIA CRISTIANA

Héctor Gómez Peralta
 




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4.3 Carlos Castillo Peraza y la afiliación de Acción Nacional a la Democracia Cristiana

El que importantes miembros del sector empresarial hayan introducido su proyecto del mercado con sentido social en la plataforma y doctrina panista, no significa que Acción Nacional haya sido colonizado por la clase empresarial o que el partido se haya convertido en un simple instrumento de los grupos de presión patronales. Paradójicamente, la incursión del empresariado ayudó a consolidar la institucionalización panista y con ello elevar su grado de autonomía frente al resto del sistema político.

Con la llegada de los empresarios social-cristianos, Acción Nacional se convirtió en una máquina electoral mucho más eficiente y agresiva, llegando en 1992 a gobernar al 10.85% de la población a nivel municipal, además de ganar la gubernatura de Baja California en 1989 y la de Chihuahua en 1992 . Además en 1991 hubo un gobernador interino del PAN en Guanajuato. Los hechos anteriores ocurrieron gracias a los recursos propagandísticos y financieros, inéditos dentro del panismo hasta esa época, producto de las aportaciones de sus nuevos militantes y simpatizantes. Pero al mismo tiempo se consolidaron las fuentes de ingresos del partido que ya no dependía exclusivamente de las aportaciones voluntarias de sus partidarios, pues en 1988 se aceptó el financiamiento público, cuando desde la creación de la LFOPPE (1977) el PAN sólo admitía como ayuda estatal material para la realización de mantas y pancartas .

Resultado de lo anterior se dio una profesionalización de la burocracia partidista. A inicios de la década de los 80, solamente dos personas laboraban de tiempo completo en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN). Para inicios de la década de los 90, el total de empleados del CEN era de 144 . La creación de una numerosa y cuantiosa burocracia especializada en Acción Nacional, con empleo y salarios producto de un financiamiento constante, no sólo de la voluntad de los militantes, hizo que el partido tuviera un mayor nivel de autonomía para con el resto del sistema. Muchos de los nuevos militantes hicieron carrera legislativa en Congresos locales y federales, y dentro de la burocracia del partido, con lo que se veían más propensos a seguir la lógica política y electoral que los simples dictados de la empresa privada, evitando con ello que el PAN fuera un simple instrumento de la clase empresarial. Ello explica el hecho de que las propuestas del partido, una vez llegado al gobierno, no necesariamente coinciden con las demandas de las organizaciones empresariales, e incluso las asociaciones patronales llegan a criticar o descalificar a panistas del más alto nivel .

El crecimiento de los años 80 provocó problemas en Acción Nacional. Hubo una creciente preocupación por parte de los antiguos panistas por la pérdida de identidad ideológica ante el arribo de nuevos militantes, candidatos y simpatizantes, diferentes de los de antaño. Fue en este momento cuando la figura de Castillo Peraza se posicionó como el líder de una facción diferente a la de los empresarios social-cristianos.

Carlos Castillo Peraza (1947-2000) estaba académica y doctrinalmente muy bien formado, al estilo de los panistas de décadas atrás, en contraste con los empresarios de reciente ingreso como Manuel Clouthier, Ernesto Ruffo y Vicente Fox, cuyo perfil intelectual era bastante pobre.

Manuel Castro Ruiz, Arzobispo de Yucatán, identificó las capacidades intelectuales de Castillo Peraza y lo puso al frente de la ACJM en 1968. Tres años después Carlos Castillo se trasladó a la Ciudad de México para presidir a la Acción Católica e inmediatamente después consiguió una beca para estudiar filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Posteriormente se trasladó a Friburgo, Suiza, para cursar una maestría en filosofía política. Ingresó al PAN desde 1967 y en 1979 logró una diputación, aunque no se debió al hecho de que ganara una elección, sino porque era candidato de representación proporcional . Fue profesor de la escuela marista Centro Universitario Montejo en Mérida, su ciudad natal, y en la Escuela de Filosofía de la Universidad La Salle .

Su pensamiento social-cristiano se alejaba de los extremismos y era bastante abierto al diálogo con fuerzas y posiciones ideológicamente distantes, aunque para ello tuviera que retorcer los conceptos y la historia para hacerlos coincidir con su objetivo: construir una doctrina social-cristiana acorde a un sistema de partidos pluralista y competitivo. Un buen ejemplo de su tendencia a manipular la historia, e incluso la doctrina católica, para alcanzar sus fines partidistas, fue cuando en uno de sus ensayos más representativos intitulado “Iglesia y democracia: una bella historia” , hace una interpretación de las encíclicas papales como perfectamente compatibles con los valores de una democracia contemporánea. A Pío XII, que vivió el concordato con el Tercer Reich, la República Social-Fascista, y abandonó a su suerte a los católicos democráticos alemanes e italianos, fue mostrado como un luchador frente a los totalitarismos . Castillo Peraza expuso, sin matices ni precisiones que lo hubieran obligado a admitir el antagonismo entre el catolicismo y los valores de la modernidad, a las Encíclicas Mater et Magistra (1961), Pacem in terris (1963), Ecclesiam suam (1964), Gaudem et Spes (1965), Popolorum Progressio (1967) y Octagésima Advenis (1971), como una aportación de la Iglesia Católica al pensamiento democrático y pluralista del mundo contemporáneo.

El querer mostrar la contribución del pensamiento católico a la democracia y el pluralismo fue una profunda preocupación intelectual de Castillo Peraza. En su ensayo intitulado “Viaje a las raíces: los teólogos españoles del siglo XVI” , hace un especial énfasis en la prohibición de los monarcas católicos de esclavizar a la población nativa de América, pues tenían, según su planteamiento, como primordial objetivo la conversión de los naturales al cristianismo. Castillo Peraza rescató los argumentos de los grandes teólogos de la Escuela de Salamanca, Francisco de Vitoria (1483-1546) y Francisco Suárez (1548-1617), sobre la dignidad de los indígenas y, sobre todo, de su teoría política donde la soberanía reside en el pueblo, no en el gobernante. Sin embargo, Castillo Peraza soslayó, deliberadamente pues es difícil concebir que lo ignoraba, que el trabajo de Vitoria también sirvió como justificación de las matanzas a indígenas cuando elaboró su famosa Ius peregrinandi et degendi, que es el derecho natural e inviolable de todo ser humano de viajar y comerciar por toda la tierra, independientemente de quien gobierne o cual sea la religión del territorio, puesto que el derecho natural está por encima del derecho elaborado por los hombres. Para Vitoria, si los indígenas de América no permitían en libre tránsito, las partes agraviadas (los europeos) tenían el derecho de defenderse a sí mismos y permanecer en esa tierra como una “guerra de autodefensa” .

Además de sus esfuerzos por tratar de coincidir el pensamiento pontificio con la democracia en el plano histórico y doctrinal, Carlos Castillo inventó una versión de la historia de Acción Nacional donde el partido aparecía como nacido para ser pro-democrático y defensor de las libertades ciudadanas; generó una historia oficial del partido donde se pasa por alto el proyecto original panista que fue orgánico, corporativo e inspirado en la Falange española. La concepción del PAN que Carlos Castillo Peraza creó y trató de mostrar era la de un partido heredero de la guerra cristera que defendía las “libertades democráticas y ciudadanas” contra “los abusos de los revolucionarios”. Los fundadores, en su mayoría ex-miembros de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, fueron ensalzados por lograr que el movimiento católico mexicano transitara de la lucha armada a la lucha por la democracia, pues fueron “católicos provenientes de una cultura de la guerra, que con el liderazgo jesuita crearon una cultura de la política con una epopeya intelectual que trata de superar el conflicto” .

Carlos Castillo Peraza tenía dos preocupaciones esenciales para Acción Nacional; la primera de ellas era que el PAN creciera, se fortaleciera, y se consolidara como un partido electoral altamente competitivo; la segunda era que el partido perdiera identidad ideológica como resultado del éxito electoral. Por lo que se dio a la tarea de “adoctrinar” a todos los nuevos militantes que “debían de asimilarse a la historia y perfil de Acción Nacional” . Lo anterior estaba motivado también por las modificaciones en el tipo de simpatizantes y votantes del partido a raíz de su crecimiento electoral. Para sorpresa de muchos, en las elecciones de 1988 los candidatos panistas, habían atraído a un electorado mucho más joven, mejor educado, más urbano y con mayores ingresos que el votante promedio priísta .

Para materializar la “asimilación doctrinal” de los nuevos militantes y simpatizantes panistas, Castillo Peraza, desde la presidencia de Acción Nacional, creó en 1987 la Comisión de Identidad que tenía como principal objetivo infundir entre los miembros del partido las ideas pertenecientes al “humanismo cristiano y democrático”. Dicha comisión se encargó de elaborar una nueva revista bajo el nombre Palabra, que a diferencia de La Nación que va dirigida al público en general, la nueva publicación es un órgano de reflexión y divulgación doctrinal de circulación exclusivamente interna . Sus planteamientos serán recogidos en la proyección doctrinal del 2002.

La apología de la realpolitik por Carlos Castillo Peraza

El agotamiento del modelo de desarrollo estatista provocó el desplazamiento de un grupo de políticos de las altas esferas de influencia, tanto en el PRI como en el gobierno, a los círculos de espera en las embajadas y los puestos menores en comisiones sin relevancia. Con el liderazgo de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, este grupo aprovechó la reacción social que provocaron las medidas de ajuste neo-liberal, y el descontento que algunos cuadros priístas manifestaron contra la “tecnocratización” de ámbitos enteros del poder público, para formar un corriente democrática dentro del PRI que luchó por abrir a la militancia el proceso de elección para candidato presidencial que sucedería a Miguel de la Madrid.

La corriente democrática del PRI aprovechó el desprestigio que tuvieron las políticas del gobierno, y se presentaron como los salvadores, reformadores y continuadores del modelo de desarrollo dirigido por el Estado. El resultado fue que en la XIII Asamblea Nacional del PRI la corriente democrática salió del partido.

Al mismo tiempo, la tradición socialista, mejor conocida como “la izquierda”, estaba sufriendo un proceso de modificación ideológica al abandonar su ideología radical y revolucionaria, buscando unificarse en un sólo partido con el objetivo de lograr participar en el Congreso y posicionarse electoralmente. La figura carismática de Cuauhtémoc Cárdenas logró la unión de las diversas organizaciones de izquierda y participó en 1988 en los comicios presidenciales.

En Julio de 1988 el candidato presidencial del PRI ganó las elecciones para la presidencia de la República, o cuando menos así sucedió según el Colegio Federal Electoral que se encontraba bajo el control de la Secretaría de Gobernación. Dicho triunfo fue cuestionado tanto por Clouthier como por Cuauhtémoc.

Cárdenas y Maquio, acordaron desconocer el proceso electoral y la presidencia de Salinas. Sin embargo, el 9 de agosto, Cárdenas abandonó la propuesta donde pedían la anulación de todo el proceso y en cambio pidió que se “limpiara la elección” para que se mostraran los verdaderos resultados. Clouthier, sin embargo, siguió la lucha por anular las elecciones, apelando a la movilización de la sociedad civil sin tomar en cuenta a Acción Nacional. Pero el PAN no siguió a su ex-candidato en su aventura de agitación ciudadana al margen de las instituciones y los partidos. Clouthier se enfrentó al sistema de manera solitaria .

¿Por qué el partido abandonó a su candidato? Los costos de oponerse al sistema eran mayores que los beneficios por apoyarlo. El número de diputaciones que Acción Nacional logró, 101 en 1988 frente a 41 en las elecciones de 1985, hicieron que el partido tuviera responsabilidad institucional como oposición co-gobernante y se allegara de un mayor número de recursos que coadyuvó a su crecimiento. Además, en caso de que se lograran las demandas de Clouthier de anular la elección, algo sumamente improbable, el mayor beneficiario hubiera sido Cárdenas, que defendía un modelo estatista contrario al proyecto del PAN. Pocos días después de iniciadas sus movilizaciones, Clouthier murió súbitamente por un accidente automovilístico -o al menos esa fue la versión oficial-. En lugar de apoyar a Clouthier en su lucha extra-institucional, Acción Nacional optó por aceptar la toma de posesión de Salinas, además de apoyar y legitimar varias de sus iniciativas en el Congreso, traicionando su historia de denuncia ante las arbitrariedades del gobierno al guardar silencio ante la represión del gobierno contra los militantes del recién nacido Partido de la Revolución Democrática (PRD) . A cambio de su lealtad institucional, el presidente Salinas reconoció varias victorias panistas, además de aprobar varias modificaciones institucionales para que las futuras elecciones fueran más competitivas .

Esa política de intercambio asimétrico (apoyo y legitimidad al Presidente a cambio de reformas que buscaban lograr el desmantelamiento del sistema de partido hegemónico) fue conocida por la prensa de la época como las concertacesiones. El nombre tuvo su origen en la concertación chilena que en 1990 formó una coalición de partidos ideológicamente distantes (Demócrata Cristianos y Socialistas), para lograr ganar el plebiscito que restauró en esa nación andina la democracia y la competencia electoral. Sólo que en el caso mexicano el término concertacesión adquirió una connotación negativa, porque la alianza no se dio entre dos partidos con ideologías diferentes pero de oposición, sino entre un partido de oposición y el partido hegemónico.

Las concertacesiones de México fueron definidas por su principal artífice en el PAN, Carlos Castillo Peraza, como soluciones políticas que tenían el objetivo de obligar al sistema a abandonar sus propios intereses y evolucionar construyendo condiciones propicias para lograr la transición democrática. Es importante aclarar que, a juzgar por sus declaraciones y acciones políticas, para Castillo Peraza la “transición a la democracia” se reducía a la simple alternancia del partido en el gobierno federal, por lo que el objetivo de las concertacesiones fue abrirle, con reformas electorales, la oportunidad al PAN para llegar a hacerse de la Presidencia de la República.

Según sus propias palabras, el objetivo era darle respuesta a problemas que estaban fuera del marco legal. Castillo Peraza creó una tesis que le dio sustento al pragmatismo electoral que Acción Nacional manifestaba, y con ello perfilarse como un partido gradualista, negociador, reformista y dispuesto a llegar a acuerdos cediendo ante fuerzas políticas diferentes para lograr el objetivo de todo partido político catch-all: ganar elecciones. La tesis básicamente consistía en lo siguiente:

México era un país autoritario sin un estado de derecho pleno. Era una nación en que “la ley ya no es verdad, y la verdad todavía no es ley; es decir, en el que no se puede salir sólo legalmente de situaciones a las que se llegó ilegalmente”. Para Castillo Peraza, las reglas del juego político, en el México de la “transición a la democracia”, todavía no estaban plenamente definidas y serían producto de una dura lucha y negociación con las fuerzas que tratan de mantener al status quo, es decir, el PRI. Por eso, las “soluciones políticas” deben de aportar al sistema legal (el ámbito de las reglas no escritas) incentivos para la modificación institucional (las leyes electorales) .

Castillo Peraza explicó que, Acción Nacional había dado normalmente la batalla política en el terreno de la ley, pero no en el ámbito de las reglas no escritas, que es donde la caja negra del sistema toma las decisiones reales, siendo el espacio donde verdaderamente se decide la obtención, conservación o pérdida de poder, al cual no tendrán acceso mientras siguieran siendo una oposición intransigente que se niegue a darle pelea al sistema autoritario en ese ámbito de reglas no escritas .

En ese contexto, Castillo arguyó que Acción Nacional tenía la obligación, por la inercia autoritaria y extra-legal del sistema, de impulsar todo lo que fuera “tendencialmente democrático” (que abriera la competencia partidista), dentro y fuera del ámbito de las reglas escritas. En otras palabras, mientras México no fuera una democracia y contara con una contienda partidista real, el PAN debía de usar medios extralegales, aunque no ilegales -fuera de la ley pero no en contra de la misma-, para impulsar la construcción de las instituciones propias de un sistema de partidos competitivo.

De esa manera, el partido le dio la espalda a toda una larga tradición de “defensa de la legalidad y la decencia”. Esa justificación de la real politik sirvió para que los panistas defendieran en 1991 la designación de Carlos Medina Plascencia como gobernador de Guanajuato. A diferencia de casos como el de Chihuahua y Baja California, donde el PAN ganó en las urnas, en Guanajuato Acción Nacional perdió en las urnas, pero la movilización en las calles logró la gubernatura. Por si fuera poco, Medina Plascencia no había sido candidato para el puesto, luego de que Ramón Aguirre, candidato ganador del PRI, por órdenes de Salinas no se presentó a la toma de posesión . También fue utilizada la tesis de Castillo Peraza para que Luis Correa Mena tomara posesión de la presidencia municipal de Mérida, después de un proceso electoral que legalmente ganó el PRI, pero el panista obtuvo el segundo lugar y se quedó con el puesto, nuevamente por ausencia del primero, sin que hubiera asidero legal para ello.

El objetivo de lograr la “transición a la democracia”, se redujo a conseguir el cambio de partido a nivel presidencial. Como señaló Adam Przeworsky, el significado de la “transición a la democracia” se ha vuelto el traslado del poder de un grupo de personas a un grupo de reglas, sólo que en México esas reglas se han restringido casi exclusivamente al ámbito electoral. Si bien varios municipios, los gobiernos estatales, las cámaras de diputados y los poderes judiciales han ganado, en ese proceso de transición, una importancia que probablemente nunca tuvieron, o sólo la tuvieron de manera efímera, el riesgo es que todo ese sistema de contrapesos se vea colonizado por tres partidos, que varios autores han llamado partitocracia, y ha sido denunciado como una desviación del proyecto democrático original. Pero hay que reconocer que existe una mayor pluralidad de opciones y élites compitiendo, lo cual es un avance para nuestra joven democracia.

Para recapitular, durante esos años de fuerte agitación en la lucha por abrir y hacer más plural al régimen, varios elementos cimbraron o resquebrajaron la identidad panista:

a) Crecimiento electoral en los años 80;

b) Ingreso de militancia empresarial, sobre todo a partir de 1983;

c) Acceso al poder en el ámbito estatal y ser oposición co-gobernante en el plano federal;

d) Diálogo y negociación con los gobiernos priístas, especialmente con el Presidente de la República;

e) Aceptación de financiamiento público;

f) Pragmatismo de la coalición dominante con el principal objetivo de multiplicar sus victorias electorales;

g) Surgimiento de un partido político de izquierda que le disputaba al PAN el papel de principal oposición al PRI.

La solución que encontró la dirigencia panista a esa crisis de identidad fue la Democracia Cristiana. Pero no sin que antes ocurriera un nuevo cisma en Acción Nacional, similar al que ocurrió en los años 60 cuando salieron del partido aquellos que querían que el PAN se volviera un partido catch-all. Sólo que en esta ocasión quienes dejaron al partido fue aquel grupo liderado por José Ángel Conchello, que paradójicamente en los años 70 fue acusado por los efrainistas de abandonar la doctrina e identidad panista, haciendo de Acción Nacional un partido “electorero”. A inicios de la década de los 90, Conchello y su grupo formaron el Foro Doctrinario y Democrático, motivo por el cual se les conoció en la prensa de la época como “los foristas”; tenían como enemigos principales a los neo-panistas, pero también denunciaron y reprobaron públicamente las concertacesiones que tuvieron Castillo Peraza y Fernández de Cevallos con el Presidente . El CEN panista vetó a Conchello y a sus seguidores (como Jesús González Schmal y Bernardo Bátiz), para ser candidatos u ocupar puestos dentro de la alta burocracia del partido, lo cual hizo que para 1992, los foristas decidieran salirse del partido de la peor manera: con descalificaciones y acusaciones públicas:

En el PAN está metida la derecha y la ultraderecha; los intereses de la patronal son defendidos por medio de grupos como MURO, Yunque, DHIAC, Ancifem, pero habemos un grupo de personas, que nos llaman dinosaurios, que nos negamos a que el partido le sirva de compañero de viaje o de idiota útil a los intereses de la patronal, en materia política. Ernesto Ruffo Appel y Luis Felipe Bravo Mena no son auténticos panistas y son, o representan, de alguna manera, a esa clase de empresarios .

El ingreso oficial del PAN a la Internacional Demócrata Cristiana:

¿Cómo se inició en la actividad política?

-Desde muy joven me involucré con grupos sociales cristianos que estudiaban las Encíclicas. Formamos un grupo social-cristiano que se dedicaba a trabajar con los más humildes y de allí fuimos derivando en un compromiso con la organización social. También fui abogado de sindicatos de inspiración cristiana (…) Hubo un grupo que intentó convertir al PAN a la Democracia Cristiana pero fracasó, por lo que optamos por crear un movimiento aparte. Treinta años más tarde, el PAN, que iba a las reuniones de la organización cristiana como observador, se convirtió en un partido Demócrata Cristiano y recibo la invitación del PAN para ser diputado federal plurinominal (…) Pero ahora se ha cambiado el concepto y se habla de Democracia de Centro para no tener una vinculación con determinada religión

José Paoli Bolio

Entrevista de la Revista Peninsular,

Edición 831 - 26/09/2005

Entre 1989 y 1991 se desmoronó el bloque soviético y con él se dio una victoria histórica del liberalismo frente al comunismo. En el proceso histórico que implica la expansión de los mercados internacionales capitalistas, vino de la mano una ola de procesos democratizadores, modificando las instituciones y los regímenes políticos de las naciones que deseaban insertarse en la dinámica de la globalización. México no fue la excepción.

En esa ola democratizadora, los actores políticos locales tuvieron el apoyo de actores externos y supra-nacionales, que les proporcionaron orientación ideológica y recursos materiales y logísticos para ello. Un ejemplo de lo anterior es la relación que entabló la Konrad Adenauer Stiftug (KAS) con el Partido Acción Nacional, en el cual la fundación alemana halló una organización política mexicana con grandes afinidades y apertura para su influencia doctrinal y programática.

La KAS es la segunda mayor de las fundaciones políticas alemanas . Fue creada por la Unión Demócrata Cristiana y tiene como objetivo “fomentar a nivel mundial los ideales Demócrata Cristianos y socialcristianos”. Es la sucesora de la Sociedad de Formación Política Demócrata Cristiana (1956-1964). En 1964, al terminar el gobierno del primer Canciller de Alemania Federal, Konrad Adenauer, adquiere su nombre. La KAS ofrece formación política, elabora bases científicas para la acción política, otorga becas a personas intelectualmente dotadas e investiga la historia de la Democracia Cristiana, además de apoyar el proceso de unificación europea, la cooperación económica y una política internacional con base en los principios de la democracia pluralista . Actualmente para cumplir con esas funciones cuenta con un presupuesto anual que se sitúa en torno a los 100 millones de euros .

En México, la KAS abrió a mediados de los años 70 una oficina de representación en México y trabajó conjuntamente con la UNIAPAC y la USEM para desarrollar programas de Economía Social de Mercado por medio del otorgamiento de becas y cursos de doctrina a sus miembros. Pero el mayor vínculo que desarrolló con el PAN fue a través de Carlos Castillo Peraza, que encontró en la doctrina de esa fundación, el Humanismo de Centro, la orientación ideológica y programática que estaba buscando para que Acción Nacional no perdiera identidad con su crecimiento.

La KAS tiene como uno de sus marcos de acción fundamentales la colaboración con la ODCA . Fue la KAS quién dio los apoyos en mayo de 1993 a Carlos Castillo Peraza, en su carácter de nuevo presidente del PAN (1993-1996), para afiliar al partido como observador en la ODCA. Castillo Peraza llegó al grado de afirmar que “la Iglesia y la democracia se necesitan entre sí”, y argumentó la incorporación del Acción Nacional a la familia Demócrata Cristiana se debía a que:

En primer lugar, hay afinidad doctrinal e ideológica. En segundo, porque con la caída del llamado socialismo real, esta aparente victoria del liberalismo hace surgir la necesidad imperiosa de las familias culturales y políticas que no niegan, por una parte, la necesidad de respetar al mercado y la libertad de iniciativa económica, pero subrayan, por otra, la responsabilidad social de las personas, de los grupos y de las empresas, y la necesidad de que haya una orientación ética .

Ese era el mismo mensaje que estaba entrelíneas cuando Luis Felipe Bravo Mena dijo que en los programas y propuestas de gobierno, así como la plataforma electoral de 1994, “participaron expertos e intelectuales externos” . El objetivo de todos esos documentos de trabajo era el desmantelamiento del modelo estatista de desarrollo y descentralizar la administración pública, con base en las directrices de la Economía Social de Mercado que ya he expuesto con anterioridad.

Siguiendo el modelo de la Democracia Cristiana alemana, el 26 de agosto de 1993 Castillo Peraza, Felipe Calderón Hinojosa, Juan Manuel Gómez Morin, Luis H. Álvarez y Juan Landerreche Obregón , crearon dos fundaciones: la Fundación Miguel Estrada Iturbide y la Fundación Rafael Preciado. La primera es un centro de trabajo multidisciplinario que tiene como finalidad crear propuestas legislativas y plataformas de gobierno para el PAN con base en los pilares del Humanismo de Centro , que como he mostrado, es la doctrina de la Democracia Cristiana. La segunda fundación es una institución de corte intelectual que tiene como objetivo generar y difundir las ideas de la Filosofía Humanista, que está integrada por los elementos rectores del pensamiento Demócrata Cristiano que ya hemos explicado: el personalismo, la subsidiariedad, la solidaridad, libre mercado con sentido social y democracia pluralista .

Esas fundaciones tienen a su vez, como todas las organizaciones que pertenecen a la ODCA, apoyo logístico y financiero no sólo de la KAS, sino también de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) del Partido Popular (PP) de España, el cual pertenece a la familia Demócrata Cristiana cercana a la corriente alemana .

Desde entonces, para ocupar ciertos cargos públicos por parte de un panista, es necesario tomar y aprobar algunos cursos correspondientes al tipo de cargo que desee desempeñar . Dichos cursos son impartidos por las Fundaciones Rafael Preciado y Estrada Iturbide, y en muchos casos por personal de la FAES o la KAS.

Gracias a la influencia que en Acción Nacional ejercieron por más de una década los organismos internacionales social-cristianos –KAS, UNIAPAC y ODCA- se produjo la afiliación del PAN a la Internacional Demócrata Cristiana de una manera casi natural y sin conflictos internos. En octubre de 1998 se reunió el Consejo Nacional del partido donde debatieron al respecto, dando como resultado la aprobación de la propuesta de Castillo Peraza de que el PAN dejara de ser miembro observador para ser miembro activo, con voz y voto, de la Internacional y la ODCA .


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