Tesis doctorales de Ciencias Sociales

ESTRUCTURAS REGIONALES EMERGENTES Y DESARROLLO TURÍSTICO SUSTENTABLE: LA REGIÓN COSTA SUR DE NAYARIT, MÉXICO

Ulises Castro Álvarez




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3.2. La política de desarrollo del modelo neoliberal en México para el periodo 1980-2000.

El momento crítico de 1982 dio pauta para que políticamente en México se adueñaran del poder el grupo tecnocrático neoconservador que a partir de 1983 inició el tránsito al modelo neoliberal caracterizado por ser de economía abierta, orientado hacia fuera y por la conversión de la exportación de manufacturas en el eje del régimen de acumulación, (Guillén, 2005).

Este modelo toma la globalización económica como salida para las empresas trasnacionales internacionalizadas, representando para los grupos privados internos de poder económico y los gobiernos de los países endeudados una alternativa para la reconversión de empresas y orientarlas hacia el sector externo, su base teórica se encuentra en el neoliberalismo y toma como lineamientos de conducta y orientación el Consenso de Washington, (Guillén, 2005).

Los programas neoliberales de ajuste, estabilización y cambio estructural, diseñados con el apego al Washington Consensus, representan un cambio radical a la política económica aplicada durante los cincuenta años anteriores donde el crecimiento económico en términos del PIB nacional y percápita fue sostenido, al igual que la inversión fija bruta y el poder adquisitivo de los salarios reflejándose en un incremento del bienestar de los mexicanos, (Calva, 2003).

Calva establece de manera muy objetiva la definición del modelo al expresar que:

… “la estrategia económica neoliberal se orientó a acrecentar el papel del mercado como mecanismo de asignación óptima de recursos, maximizador de la producción y del empleo, corrector automático de eventuales desajustes económicos, y garante de la inversión productiva y el desarrollo económico, transfiriendo a los agentes privados y al mercado, gradual pero sostenidamente, las funciones económicas anteriormente asignadas al Estado.” Ello significó “la apertura comercial unilateral y abrupta, liberalización de los mercados financieros y de la inversión extranjera, la privatización de la mayoría de las empresas estatales y algunos de infraestructura pública, la liberalización de precios internos, el achicamiento del Estado como rector y promotor activo del desarrollo económico y del bienestar social, reduciendo o eliminando programas de fomento económico sectorial, de infraestructura económica y desarrollo económico general”, (Calva, 2003, p.155).

Las reformas que permitieron el proceso de ajuste y cambio estructural propias del modelo neoliberal inician con la eliminación del proteccionismo comercial, prescindiendo con ello de una parte importante de los instrumentos anteriores de política industrial y del manejo de la balanza de pagos, se procedió a la liberación financiera interna y externa para evitar interferencias estatales “nocivas”, se suprimieron los encajes bancarios y otros mecanismos de canalización selectiva del crédito, se desregularon las tasas de interés, se eliminaron subsidios financieros y se fijaron topes al financiamiento del sector público, se permitió el movimiento irrestricto de capitales, (Ibarra, 2005).

En suma, el gobierno deja de tener política monetaria, cambiaria, y fiscal para el crecimiento, pasando éste a ser determinado por quienes controlan las fuerzas del mercado, estableciendo la política económica donde se prioriza como objetivo la estabilidad monetaria-cambiaria exigida por el capital financiero internacional. (Huerta, 2005).

La orientación de la economía hacia el exterior, la incorpora a la dinámica de la integración de bloques regionales a nivel mundial con el objeto de incrementar la competitividad en los mercados globales, tanto para colocar mercancías como para la búsqueda de capitales. México envuelto en esta estrategia se incorpora al bloque de Norteamérica mediante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El TLCAN se construye como un compromiso entre gobierno y grupos empresariales oligopólicos que veían en la integración una alternativa para la ampliación de sus mercados y por tanto de sus ganancias, por ello, el compromiso se impulsa por los grupos globalizados de Estados Unidos, y por los grupos de poder económico y empresariales más poderosos de Canadá y México, (Guillén, 2005).

En este proceso de integración comercial, Arturo Guillén encuentra que son las empresas trasnacionales globales y el capital financiero las fuerzas que determinan la mundialización, de los acuerdos regionales y de la apertura económica, lo que significa que el comercio internacional no se encuentra regido por las leyes y fuerzas del mercado como lo establece el neoliberalismo, sino que es un comercio administrado, a lo que le llama de manera más apropiada “mercantilismo corporativo”, dominado por el capital trasnacional, asociado con sus respectivos Estados nacionales y con el apoyo de los Estados de los países receptores del capital, (Guillén 2005, p. 63).

Guillén cita a Hanson (1988) quien plantea que dentro de cada bloque regional a escala mundial el mecanismo de incrementar la competitividad consiste en trasladar hacia la periferia ciertas actividades o fases de sus procesos, cuyo objetivo es beneficiarse de ventajas comparativas en materia de costos laborales, costos de transacción (transporte, sistemas fiscales blandos) y normas ambientales menos estrictas, lo cual genera efectos de aglomeración en los espacios regionales donde se ubican, este papel lo desempeña México en Norteamérica, Portugal, Grecia y España en Europa y Malasia, Indonesia, Filipinas o Tailandia en Asia, (Guillén, 2005).

El progreso técnico no fluye al conjunto del sistema productivo, impidiendo la construcción de una base endógena de acumulación de capital, el progreso se concentra, las maquiladoras y otros segmentos del sector exportador se caracterizan como inversiones de enclave como en épocas pasadas. El modelo funciona sobre la base de salarios reales bajos y restringida participación del Estado en la economía lo que origina que el mercado interno en vez de expandirse se haya estancado afectando a las empresas que dependen de éste, en el plano social los cambios en el sistema productivo se ha manifestado en el enriquecimiento de las capas altas ligadas al sector exportador y a las actividades financieras, en el debilitamiento de las clases medias y el incremento de marginados y excluidos.

En resumen, el modelo neoliberal no ha creado las condiciones para impulsar el desarrollo económico y social del país, se podría decir que por el contrario se ha subdesarrollado, fuera del enriquecimiento de una minúscula minoría la mayoría de la población experimenta un deterioro persistente de sus condiciones de vida y de trabajo, es un modelo inestable que no ha dado respuestas al desequilibrio externo incluso lo ha agravado, depende de los flujos de capital externo lo que significa la posibilidad de crisis financieras y económicas.

En este contexto económico y social durante el decenio de los ochentas cobra relevancia la política turística como una alternativa para la generación de los ingresos externos necesarios para cubrir los desequilibrios en cuenta corriente y como actividad multisectorial y de gran efecto multiplicador con capacidad de absorber gran cantidad de mano de obra. Cobra relevancia en la política sectorial y da inicio a una fuerte promoción de las condiciones de infraestructura para la creación de centros masivos de actividad turística.

3.3. La importancia del turismo en la economía mundial como antecedente de la política turística de México.

El Turismo, fenómeno económico-social; ha registrado diversas etapas en su desarrollo, a partir de la segunda posguerra es cuando adquiere verdadera importancia creciente a escala mundial al convertirse en una actividad masiva, según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (Salazar, 2005, p.136), esta actividad está generando el 10% de la producción y del empleo mundial, la Organización Mundial del Turismo por su parte, manifiesta que el número de visitas turísticas mundiales en el año de 2002 ascendió a 700 millones, (WTO, 2003) y según sus estimaciones, para el año de 2020, éstas llegarán a un nivel de 1560 millones, lo que representará la suma por ingresos turísticos de 1550 millones de dólares (WTO, 2001), lo que le otorga una presencia muy relevante.

En la década de los sesenta, diversos países pobres vieron en el turismo una alternativa para promover el crecimiento de sus economías, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), afirmó en esa época que la actividad turística contenía los elementos potenciales para tal efecto, señalando que podría tener alcances ilimitados, (De Kadt, 1979, p. 9).

Lo anterior motivó a los gobiernos de diversos países a sumergirse en las promesas alegres del turismo, asumiendo como estrategia central para el desarrollo la promoción de esta actividad, apoyados principalmente por urbanizadores y empresas multinacionales vinculadas a la construcción, sectores muy favorecidos desde el punto de vista económico por las actividades turísticas masivas.


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