Tesis doctorales de Ciencias Sociales

CAPITAL ESPECULATIVO Y CRISIS BURSÁTIL EN AMÉRICA LATINA. CONTAGIO, CRECIMIENTO Y CONVERGENCIA. (1993 - 2005)

Samuel Immanuel Brugger Jakob





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1.2.4. Las políticas del FMI, su caída y los nuevos conceptos de sistemas financieros mundiales

Hacia fines de los ochenta los países latinoamericanos lograron controlar la inflación; sin embargo, el impacto de las reformas sobre el crecimiento económico era adverso. Pero el FMI seguía vendiendo la esperanza de que la situación creaba condiciones de un crecimiento futuro sobre una nueva base. Exceptuando Chile, ningún país de América Latina creció a tasas vistas anteriormente. Las políticas del Consenso de Washington no sólo no generaron ningún crecimiento real significativo, sino que incrementaron la volatilidad de los mercados financieros nacionales. Las crisis de México, Sudeste Asiático, Rusia, Brasil, Turquía y Argentina fueron algunas de las consecuencias. La propuesta de reforma al SFI surgió precisamente por estas crisis financieras y por la impotencia de las organizaciones financieras supranacionales para resolver las crisis después de años de propagar la desregulación financiera, lo que profundizó los desequilibrios económico-financieros regionales.

Durante la segunda mitad de los noventa se crearon distintos comités para discutir reformas al sistema financiero mundial. Dos de los puntos de mayor relevancia fueron los controles de capital para controlar en cierta medida la especulación y la regulación o desregulación de las agencias calificadoras. Éstas han jugado un rol fundamental en direccionar a los flujos de inversión extranjera desde comienzos de la desregulación financiera. Aunque hubo una gran cantidad de propuestas, los esfuerzos de una reforma a fondo jamás llegaron. El FMI seguía imponiendo como condicionalidad políticas de desregulación financiera. Sin embargo, fueron estas políticas las que, según Stiglitz (2002; 2006), crearon un subproducto del fundamentalismo del mercado, el cual se agravó por las recomendaciones del FMI en el mismo sentido.

El informe más importante fue el de la Comisión Meltzer. En noviembre de 1998, el congreso estadounidense creó la “Comisión Asesora sobre Instituciones Financieras Internacionales”, llamada también Comisión Meltzer, con el objetivo de estudiar y proponer el papel que en el futuro deben tener siete instituciones financieras internacionales: el FMI, el BM;,el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco de Desarrollo Asiático, el Banco de Desarrollo Africano, la Organización Mundial de Comercio y el Banco de Pagos Internacionales (Correa, 2000).

Sus propuestas de reformas fueron la eliminación de duplicidades, recuperar funciones y hacer el funcionamiento de las instituciones más eficiente. Los cambios más importantes se refirieron al FMI y a los bancos de desarrollo. El informe sugirió que el FMI debería actuar como cuasi-prestamista de última instancia para los países del Sur; sin embargo, sus operaciones debían limitarse a la provisión de liquidez de corto plazo. Según Correa (2000:6-7): “La provisión de liquidez de corto plazo puede efectuarse a través de préstamos de corto plazo con una elevada tasa de interés, por encima de la que estuvieron contratando recientemente en el mercado, y el FMI debe asegurarse de mantener sus préstamos en primera prelación. Así, se busca que el FMI sirva solamente para prevenir pánicos o crisis”. Sin embargo, sólo los países del Sur que han establecido previamente políticas financieras “sanas” podían solicitar ayuda al FMI. Estas precondiciones propuestas fueron cuatro:

1 Libertad a la entrada y operación de instituciones financieras extranjeras, instrumentada de manera escalonada durante un periodo de algunos años. La mayor presencia de las instituciones financieras extranjeras contribuye a reducir las crisis financieras futuras.

2 Cada país que recurre al financiamiento del FMI debe publicar de manera regular y periódica el perfil de vencimientos de su deuda pública y deuda garantizada, así como el de sus pasivos fuera de balance.

1 Los bancos comerciales deben estar adecuadamente capitalizados, bien sea a través de su posición accionaria, de acuerdo con las normas internacionales, o bien a través de deuda subordinada detentada por entidades no gubernamentales o por sus filiales.

2 El FMI debe establecer los requerimientos fiscales apropiados para asegurar que los recursos públicos no sean usados en sostener políticas de gasto irresponsables.

El gran debate, la velocidad con que se abrían las cuentas de capital, se dejó de lado o ni siquiera se tomó nota. Las instituciones supranacionales, y en especial el FMI, se debilitaron aún más con las crisis del sudeste asiático, rusa, brasileña, turca y argentina y su total indiferencia. En 1997 el FMI hizo lo acostumbrado en cuanto a recomendaciones: reducir gasto público, reducir demanda privada, aumentar impuestos y contraer la oferta monetaria elevando la tasa de interés, a pesar de que no había desequilibrios fiscales, induciendo así una depresión económica al mismo tiempo que a un crash bancario.

Las instituciones financieras mundiales perdieron aún más en reputación por el éxito que tuvieron los contraejemplos. Malasia desoyó al FMI y cerró sus flujos de capitales de corto plazo para amortiguar la salida de capitales especulativos que de forma creciente estaba ocurriendo en todo el resto de la región. El resultado fue que a Malasia le fue mejor que al resto de los países en cuanto a caída del PIB y su recuperación. Stiglitz, entonces en el BM, críticó al FMI lo que llevó a un debate con Larry Summers y a su posterior renuncia “voluntaria” al banco. El tema de la discusión fue si servían las recomendaciones del FMI en el contexto de economías críticas o si las políticas eran procíclicas, ayudando a deprimir aún más en lugar de ser contracíclicas y ayudar a estabilizar las economías (Ugarteche, 2006). En 2003 el presidente de Argentina, Néstor Kirchner, no aceptó las recomendaciones del FMI y procuró tener un adecuado asesoramiento financiero para emprender la recuperación económica. Negoció la deuda externa, redujo el saldo de la deuda en un 75% y le pagó al FMI sus préstamos para no tener que requerir más de sus servicios. Más del 80% de los acreedores aceptaron estos términos.

Se puede concluir que, debido a la falta de voluntad política de aplicar distintas propuestas para un “nuevo” sistema financiero internacional, la comunidad financiera internacional siguió dependiendo durante los años noventa principalmente del FMI y del Banco Mundial, como las autoridades internacionales más importantes, para la aplicación obligatoria de las distintas normas, convenios y demás regulaciones que se propongan. Los distintos esfuerzos para crear un “nuevo” sistema financiero mundial se enfrentaron al desinterés del Norte, a la falta de acuerdo para alcanzar una reforma a fondo y, finalmente, como un resultado de la configuración de tendencias de transformación en las estructuras financieras en el marco de los intereses propios de los grandes conglomerados financieros en expansión (Correa, 2000).

La libertad de movimientos de capital han conducido a la quiebra y a problemas de contagio financiero a muy diversos sistemas financieros del mundo; y su regulación no ha sido considerada por los países del Norte, sino, por el contrario, con el Acuerdo de Servicios Financieros de la Ronda de Doha pide la desregulación financiera completa.

Desde la crisis asiática se viene proponiendo un nuevo sistema o arquitectura financiera mundial desde el Sur. Principalmente, se propone que el estabilizador monetario debe ser regional y desconectado de toda condicionalidad. Además, dichas instituciones deben ser autónomas, libres de cualquier presión de algún gobierno o grupo de interés. Varios autores, entre ellos Ugarteche (2006) y Bello (2005), consideran que el FMI jamás podrá resolver los problemas financieros mientras no despolitice sus políticas y reforme su sistema. La regionalización va a atener la solución de crear políticas a la medida en vez de proponer soluciones generales para resolver el mundo. Sin embargo, hasta la fecha ninguna de estas nuevas propuestas de arquitectura financiera han mostrado un concepto concreto de como hacerle frente al problema de la especulación financiera y sus impactos en la economía real.


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