Tesis doctorales de Ciencias Sociales

CAPITAL ESPECULATIVO Y CRISIS BURSÁTIL EN AMÉRICA LATINA. CONTAGIO, CRECIMIENTO Y CONVERGENCIA. (1993 - 2005)

Samuel Immanuel Brugger Jakob





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2.2.4. Contagio bursátil vs. contagio de tipo de cambio

Como se ha visto, desde finales de los años setenta se han desarrollado diversos modelos teóricos – llamados de primera y segunda generación– que trataban de explicar por qué se origina una crisis de balanza de pagos con el análisis de las crisis financieras de tipo de cambio. Los modelos de contagios bursátiles son más recientes en la literatura académica, en especial los que ocurren en los países en vías de desarrollo. Esto se puede deber a la gran importancia que se ha prestado al tipo de cambio desde la aparición del “trilema” de Mundell en los años sesenta y a las severas crisis de tipo de cambio que sufrió América Latina durante los ochenta. El impacto de la liberalización financiera apenas cobró importancia en los años noventa, cuando los mercados financieros se habían institucionalizado y, en consecuencia, se convirtieron en importantes receptores de inversión extranjera.

Ya Ripley (1973) había observado que los movimientos relativos en los índices bursátiles pueden cambiar el ingreso de una nación. Por tal motivo, los responsables de la política monetaria se han dado cuenta de que, además del seguimiento de los fundamentos macroeconómicos, se debe prestar especial atención a los mercados financieros y tratar de identificar los indicadores adecuados para la anticipación de los episodios turbulentos (Vilariño, 2004).

Aunque es cierto que una fuga de capital especulativo pone bajo presión al tipo de cambio o que un cambio en las perspectivas de los fundamentos macroeconómicos genera nerviosismo en los mercados financieros por los efectos rebaño y refugio, la mayoría de estas crisis terminan en crisis gemelas; por ello es importante distinguir la sensibilidad de las dos causalidades. Existen grandes diferencias en las maneras para afrontar las crisis financieras. Si la causalidad comienza con una especulación sobre el tipo de cambio, tanto el gobierno como el Banco Central pueden intervenir. El gobierno puede tratar de recobrar la confianza de los inversionistas con distintas políticas y el Banco Central puede, o fijar el tipo de cambio usando sus reservas internacionales, o incrementar sus tasas de interés (Cabús, 2002). El capital bursátil, por su naturaleza, es mucho más volátil y es prácticamente imposible evitar su fuga por la gran rapidez con que se mueve. También los inversionistas son mucho menos pacientes y toman decisiones con menos información que los demás inversionistas. Mientras que un contagio de tipos de cambio dura meses por el hecho de que las inversiones son, por lo general, en activos fijos o poco líquidos, la gran liquidez que ofrecen los mercados financieros hace que un contagio bursátil, seguido mayoritariamente por un efecto rebaño, dure muy poco tiempo. Únicamente limitando la movilidad de capitales, como lo han hecho China, India, Taiwán y (después de la crisis asiática) Malasia, es posible evitar grandes fugas en poco tiempo.78

2.3. El capital especulativo, el contagio y su impacto en las bolsas latinoamericanas

“El jueves de la semana pasada amanecimos con la noticia de que el índice Hang Seng, de la Bolsa de Hong Kong, había disminuido 10.4 por ciento, para acumular una pérdida de 23.3 por ciento a lo largo de los últimos cuatro días. La reacción mundial no tardó en reflejarse en todas las principales bolsas del mundo. Primero, hubo las respuestas esperadas en Tailandia, Filipinas, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Malasia, Indonesia y China. Pero después se resintieron las grandes, cuando Tokio inició el efecto dominó con una caída del 3.0 por ciento en el índice Nikkei 225 el nerviosismo bursátil” (Health, 27 de octubre de 1997). A diferencia de los demás contagios financieros, ésta es la principal característica del contagio bursátil: la rapidez con que el capital especulativo puede salir de las bolsas de valores. Sin previo aviso, el contagio se esparce en una región y puede afectar a cualquiera, incluso a los gigantes bursátiles.

La liberalización de los mercados bursátiles del Sur en las últimas dos décadas del siglo XX ha traído consigo varias turbulencias, que han afectado principalmente al Sur pero también en algunos casos al Norte. Mientras que en la década de los noventa se consideraba que este aspecto de la globalización era un costo menor que valía la pena pagar para lograr una óptima asignación de los recursos financieros mundiales, en los últimos años la mayoría de los países se han vuelto más escépticos y han establecido controles de capital y fondos de estabilización regionales para evitar este mal.

Esto no es nuevo. Ya en la última era de movimientos de capitales a nivel global, que precedió a la Primera Guerra Mundial, el problema era también centro-periferia. Entonces fue América Latina el escenario que presenció lo que Kindleberger denomina manías, pánicos y cracks (Kindleberger, 1988 y 1991). Los países centrales de la economía mundial eran mucho más estables. Las cosas dejaron de ser así en el periodo de entreguerras; de ahí la Gran Depresión, según algunos autores. La especulación ha tenido históricamente efectos desoladores local, regional o sectorialmente (Skidelsky et al., 2005). Es por ello que después de la Segunda Guerra Mundial se trató de estabilizar el sistema controlando los flujos de capital. No obstante, hoy en día nos encontramos otra vez en un sistema sin reglas, sin controles y lleno de manías, pánicos y cracks. Y sin embargo, los controles en el sistema son de vital importancia, ya que los flujos de capital especulativo se volvieron la forma principal de financiamiento (Ocampo et al., 2007).

Las crisis bursátiles y los contagios provenientes de éstas tienen un singular significado, como apunta Nikolov (Skidelsky et al., 2005): “A lo largo de la historia, tanto los políticos como la gente común han percibido los mercados financieros con una mezcla de desconfianza y de temor. La imaginación popular ha venido asociando a los banqueros con un poder ilimitado consecuencia de su control sobre el dinero en un mundo lleno de hambre y de codicia. La presencia de fortunas creadas y perdidas en cuestión de horas durante manías especulativas y bruscas caídas bursátiles ha contribuido en no poca medida a crear la idea de unos mercados de divisas semejantes a ‘casinos glorificados’. Más recientemente, los financieros han sido especialmente vituperados por aquellos gobiernos cuyos caros planes de ingeniería social han saltado por los aires a consecuencia de los colapsos monetarios y de las crisis de la deuda”. Es por ello que la gente percibe con mayor atención y furia las crisis bursátiles que otras crisis, como pudieran ser las políticas.

Por lo tanto, en el siguiente apartado se desarrollarán los conceptos de fugas de capital especulativo y de contagio bursátil y la relación que existe entre ambos. Posteriormente se describirá la forma clásica de contagio bursátil, que se da por las “corridas” de capital provocadas generalmente por inversionistas institucionales extranjeros. Finalmente, se mencionará una forma más heterodoxa de contagio que ocurre por la generación de expectativas de los inversionistas locales al ver las salidas de los inversionistas extranjeros y tratan de asegurar su capital vendiendo sus activos financieros y convirtiendo sus divisas en divisas extranjeras. Se destaca que, aunque los modelos de contagio sean de segunda generación y por lo tanto se asuma el axioma de racionalidad, éste es puesto en duda, considerando que los agentes no poseen información perfecta y simétrica, ni tienen el tiempo de analizar la información recibida y diferenciarla del “ruido”.


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