Tesis doctorales de Ciencias Sociales

SIGNIFICACIÓN DEL IDEARIO EDUCATIVO DE FIDEL CASTRO EN LA FORMACIÓN DE MAESTROS PRIMARIOS Y PROFESORES DE ENSEÑANZA MEDIA EN LA CUBA REVOLUCIONARIA

Raúl Osvaldo Quintana Suárez




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3.2.- La creación de los primeros institutos pedagógicos y la revolución educacional en las enseñanzas primaria y media en la formación del personal docente (1964-1989). Aplicación de una novedosa concepción acerca de la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media (2000-2005)

En mayo de 1964 se crean los primeros institutos pedagógicos. En La Habana, el “Enrique José Varona”; en Santa Clara, el “Félix Varela” y en Santiago de Cuba, el “Frank País”. Este hecho tuvo una especial significación en la formación del personal docente en Cuba dado que ni en la colonia, ni durante la ocupación norteamericana ni incluso en la república mediatizada existió un plan oficial para la formación específica de profesores para la enseñanza media. Si bien es cierto que por la Orden Militar Nº 266 de 1900, dictada en tiempos de la primera ocupación norteamericana (1899-1902), se crea por primera vez una Escuela de Pedagogía en la Universidad de La Habana ( la única entonces existente ), cuyo título otorga idoneidad para ejercer como maestros primarios al igual que como profesores en los institutos de segunda enseñanza, escuelas normales y otros centros de enseñanza media de la época, no eran cursos con características específicas de formación teórico-metodológica para ese tipo de nivel de enseñanza, como si ocurría (con sus logros y limitaciones) en las antiguas escuelas normales para maestros primarios.

Existen testimonios de gran credibilidad, pero pendientes de una más profunda investigación, que entre los años 1961-1963 se organizó por iniciativa de Fidel Castro un curso de formación emergente de profesores de enseñanza media con una matrícula de 90 alumnos, captados entre estudiantes de tres facultades de la Universidad de La Habana, incluidas Artes y Letras e Historia, con cuotas de 30 jóvenes por cada una de ellas. (12). No obstante verificarse el hecho, le cabe el honor a esos institutos pedagógicos de ser los primeros centros en acometer cursos de formación regular de profesores de enseñanza media en toda la historia de la educación en Cuba.

Estas instituciones educativas, en una primera etapa, tenían como finalidad la formación de profesores de enseñanza media y en una etapa posterior, ya en la década de los 80 del pasado siglo, incluía la formación de maestros primarios. Muchos profesores de reconocida trayectoria pedagógica se incorporaron a sus claustros como profesores o cuadros de dirección. En el caso del Instituto Pedagógico “Enrique.José Varona” la labor desempeñada por la Dra., Dulce María Escalona es aún recordada con respeto, así como de otros tantos meritorios docentes que se constituyeron en formadores de nuevas generaciones de maestros y profesores.

La creación de estos centros pedagógicos, con amplias perspectivas, no sólo en la formación regular de maestros y profesores, sino además en la superación sistemática de los ya graduados y la organización de diversas vías para la obtención de los docentes en ejercicio, de su título idóneo, formó parte consustancial de la concepción de Fidel Castro acerca de las diversas alternativas para dar solución y cobertura a los ambiciosos planes educacionales dado el crecimiento vertiginoso de las matrículas en los niveles de enseñanza primaria y media.

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Como manifestase el Lic. Alfredo Díaz Fuentes, rector del Instituto Superior Pedagógico “ E.J. Varona ” en el claustro conmemorativo por el 40 aniversario de la fundación de ese emblemático centro de formación de maestros y profesores...“...la existencia y proyección de una institución como esta sólo ha sido posible porque en Cuba triunfó una Revolución con la cual se inició un proceso de profundas transformaciones encaminadas a logros educacionales sin precedentes en la historia de nuestro país.....La explosión de la matrícula en la enseñanza media era inminente. Era imprescindible formar miles de maestros...”...dado que...“...para alcanzar tales propósitos fue necesaria una institución capaz de asimilar, crear y desarrollar concepciones pedagógicas revolucionarias y formar un nuevo tipo de profesor con sólida preparación científica y humanística, con dominio suficiente de la teoría y la práctica pedagógicas más actualizadas y con una clara comprensión de la ideología de la Revolución Cubana” (13).

Se debe recalcar, por su aporte al incremento del personal docente en Cuba, el plan “Julio A. Mella” destinado a la formación emergente de profesores para la enseñanza media, en captación realizada por las organizaciones de masas, entre fines de los 60 e inicios de los 70, así como el muy importante movimiento de orientación vocacional constituido por los alumnos-monitores, en los niveles básicos y de alumnos-ayudantes en la educación superior. El primero muy necesitado en la actualidad de una intensa revitalización.

Un momento de especial importancia que revela la significación del ideario educativo de Fidel Castro en el proceso de formación de maestros y profesores en la Cuba revolucionaria, lo constituye su intervención en el acto clausura del II Congreso Nacional de la UJC, el 4 de abril de 1972, en La Habana. En esa oportunidad, éste aborda nuevamente, pero con mayor profundidad y precisión, las principales dificultades que se afrontaban entonces en la enseñanza media, dadas la alta promoción del nivel primario, la falta de infraestructura para asimilar un crecimiento vertiginoso de la matrícula en secundaria básica y con especial énfasis, en la falta de profesores para atender tan elevada docencia (14).

A ello se sumaba el elevado número de docentes aún no titulados (15).

Fidel Castro plantea como imprescindible solución alternativa, la captación de jóvenes que cursan 10 grado, los que pasarían un curso intensivo para su formación emergente como profesores de secundaria básica, integrados en lo que se denominó Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, en honor al brigadista asesinado en 1961, en El Escambray, en plena campaña de alfabetización, junto con el campesino Pedro Lantigua, por miembros de una banda contrarrevolucionaria.

Al respecto, el dirigente cubano puntualizaba como...“...hay que buscar una solución de emergencia, pero una solución de emergencia que brinde la perspectiva de superar a esos jóvenes, de realizar estudios superiores. Esa es la única fórmula mediante la cual nosotros podemos resolver el problema del déficit de profesores que vamos a tener en 1976” (16).

Ello evidencia la preocupación constante en Fidel Castro de que en todos los proyectos de planes de formación del personal docente en Cuba se garanticen las vías adecuadas de sistemática superación a maestros y profesores. Esto se evidenció desde el primer curso emergente de formación de maestros primarios, conocidos como maestros voluntarios, que se incorporaban en la etapa vacacional, a cursos sistemáticos anuales de superación en La Habana, a cargo de profesores de mayor experiencia, incluso no pocos de ellos procedentes de su propio seno, lo que les garantizó la obtención del título oficial de maestro primario a los 5 años de ejercicio de la docencia. Ello lejos de ser una excepción resulta una regularidad, lo que permite en la actualidad contar con prestigiosos investigadores educativos, docentes de reconocido prestigio y dirigentes educacionales, graduados en diversos planes de formación del personal docentes en diferentes contextos del proceso revolucionario.

La creación del Destacamento Pedagógico “ Manuel Ascunce Domenech ”, a cargo de los institutos pedagógicos, constituyó un formidable reto para sus claustros y cuadros dirigentes, ya que conllevaba la formación de un profesor de enseñanza media, mediante la práctica de estudio-trabajo, que impartiría determinada especialidad desde 7mo a l3 grados, posteriormente reducido a l2 grados en el nivel preuniversitario ( ANEXO 6 ).

No es posible obviar que ya desde fines de la década de los 60 se habían creado con carácter experimental las primeras escuelas secundarias básicas en el campo (ESBEC), que se multiplicaron a un ritmo vertiginoso a lo largo de la década de los 70, lo que constituyó sin lugar a dudas en su momento, una etapa de trascendente significación para la educación cubana, mediante la vinculación del estudio y el trabajo, como creador aporte pedagógico y formativo.

La masificación de las ESBEC, con una matrícula de 20 000 alumnos en septiembre de 1972 y de unos 100 000 ya al inicio del curso 1974-75, no hubiese sido posible sin la participación del destacamento pedagógico. Estos jóvenes maestros, integrantes mayoritarios de sus claustros, compartían una sesión de estudio con una de práctica docente, asumiendo a su vez las múltiples tareas propias de esos centros de estudios, que demandan una gran abnegación.

La inclusión del componente laboral, junto con el académico y el investigativo, en los planes de estudios de los institutos superiores pedagógicos, le confirió a la práctica laboral, primero limitada a los años finales de la carrera y actualmente con su inicio desde el segundo año, un papel educativo de particular importancia, que siempre, bajo diversas formas y peculiaridades, estuvo presente en los diversos planes de formación de maestros y profesores, regulares y emergentes, en la Cuba revolucionaria.

En 1972 se inaugura en la capital la Escuela Formadora de Maestros Primarios “Presidente Salvador Allende “, con capacidad de matrícula de 4 000 alumnos y posteriormente otra similar, aunque de capacidad algo menor, en Cojímar. EI nivel de escolaridad exigido inicialmente era de sexto grado, elevado posteriormente a noveno e incluso a doce grados, al transformarse en la década de los 80 en Facultad de Educación Infantil, incorporada al ISPEJV donde se cursaban las especialidades de educación primaria, defectología y preescolar (17).

Los acuerdos, tesis y resoluciones adoptados en el I Congreso del Partido Comunista de Cuba, efectuado en La Habana, en 1975, en particular el Informe Central de Fidel Castro así como la Tesis y Resolución sobre Política Educacional, tuvieron una relevante importancia para la educación en general y la formación y superación del personal docente (18).

En el Informe Central al II Congreso del PCC (1980), Fidel Castro expresa como en el período de l975 a 1980 se graduaron 67 900 maestros primarios y 25 700 profesores de secundaria básica, incluidos 9 597 por el Destacamento Pedagógico “ Manuel Ascunce Domenech ”. Y puntualiza la meritoria labor del Destacamento Internacionalista “Che Guevara” y los Contingentes de Maestros Primarios “ Frank País ” y el “ Augusto César Sandino ” que...

“... educan en Angola y en Nicaragua, respectivamente. En total prestan servicio internacionalista en 20 países más de 3 500 maestros, profesores y asesores de educación” (19).

Con los alumnos más meritorios de los cinco contingentes del Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”, el primero graduado en 1979 y el quinto en 1984, se funda el Destacamento Pedagógico Internacionalista “Ernesto Che Guevara”, el que junto con miembros del claustro profesoral, cumplió heroicas misiones internacionalistas en Angola, Mozambique, Etiopía, etc... Es de destacar la meritoria labor educativa, que maestros primarios y asesores cubanos desarrollaron en los lugares más apartados de Nicaragua, al llamado de la Revolución, en medio de una cruenta guerra civil, instigada por el gobierno norteamericano de Ronald Reagan (1980-1988) (20).

Lo que nos revela la priorización de la formación en la conciencia del personal docente, exigencia siempre presente en el ideario educativo de Fidel Castro, de valores asentados en los principios de la solidaridad, el humanismo ético, el internacionalismo, el latinoamericanismo y el antiimperialismo y que constituye la consolidación de una de las más hermosas tradiciones de la educación cubana.

Las altas exigencias morales, de auto superación profesional, de solidaridad humana y concientización política, que Fidel Castro reclama del maestro, como valiosa herencia del ideario educativo cubano más progresista, se corresponden a su vez con la oportunidad que sólo otorga una Revolución verdadera en el poder, de situar al ejercicio del magisterio en su sitial más elevado, en toda la historia de Cuba.

Para Fidel Castro, al igual que preconizara Luz y Caballero...“...el educador no debe sentirse nunca satisfecho con sus conocimientos. Debe ser un autodidacta, que perfeccione permanentemente su método de estudio, de indagación, de investigación. Tiene que ser un entusiasta y dedicado trabajador de la cultura. La autopreparación es la base de la cultura del profesor. Es esencial la disposición que cada compañero tenga para dedicar muchas horas al estudio individual, su inquietud por saber, por mantenerse actualizado, por mejorar su trabajo como educador” (21). Para agregar que...“ser maestro por eso, significa ante todo, serlo en todos los órdenes de la vida. En el ejercicio de la profesión está implícita la ejemplaridad, divisa del educador comunista y condición indispensable para cumplir los altos objetivos de la escuela socialista. La ejemplaridad se demuestra en la puntualidad, disciplina, calidad de las clases, cumplimiento de las normas, asistencia al trabajo productivo, en las relaciones con los alumnos y con los compañeros maestros, en su higiene personal y en la exigencia para consigo mismo y para con los demás ”

(22).

En su Informe Central al III Congreso del PCC (1985) Fidel Castro manifiesta...“...la especial atención que se le viene prestando a la preparación del personal docente”...en la cual....“.... los institutos superiores pedagógicos incrementaron su matrícula hasta 107 mil estudiantes en el curso 1985-1986, lo cual supera en un 77 % la de cinco años atrás. Se trata fundamentalmente de maestros y profesores en activo que realizan estudios superiores. Entre ellos, decenas de miles de maestros primarios estudian para graduarse como licenciados en educación primaria” (23).

El 4 de julio de 1985 se graduaron más de 11 000 alumnos de los institutos superiores pedagógicos así como los primeros licenciados en educación primaria. En ese propio año ya se habían formado como maestros primarios en la Cuba revolucionaria, 120 000 docentes. Los institutos superiores pedagógicos habían graduado unos 80 000 profesionales y obtenían el título idóneo para ejercer como profesores de nivel medio básico, unos 86 000 docentes a través de cursos del Instituto de Superación Educacional (ISE), posteriormente transformado en el Instituto de Perfeccionamiento Profesoral (24). Al culminar la década de los 80, aún con esos logros, debido a la creciente masificación de la educación, aún se presentan dificultades con la titulación de maestros y profesores, particularmente en secundaria básica, que sólo alcanza el 35%.

En el lustro que decursa de 1990 a 1994 el esfuerzo principal del país se encamina a la propia supervivencia de la Revolución, la Patria y el Socialismo, consecuencia del derrumbe del campo socialista, el hegemonismo de gran potencia de los Estados Unidos, la intensificación del bloqueo y la agresividad imperialista contra nuestro país, el auge de la globalización neoliberal y toda una serie de factores adversos a la construcción del socialismo en Cuba a nivel mundial de carácter económico, político, social e ideo cultural.

El inicio del período especial, a principios de la década de los 90 del pasado siglo, con su negativa repercusión en los diversos sectores de la economía y los servicios, se expresa en la esfera educacional con el creciente deterioro de escuelas y medios de enseñanza, pero fundamentalmente en el significativo éxodo de maestros y profesores a otros sectores de la economía, más promisorios en cuanto a salarios y estímulos materiales. No obstante, la fortaleza moral de nuestro magisterio hizo posible, que ningún niño se quedara sin maestro, aún en medio de las mayores penurias y condiciones desfavorables de trabajo.

El 26 de julio de 1991, Fidel Castro reitera al pueblo sus criterios sobre la autoctonía de nuestro proceso revolucionario pues...“...a nosotros no vino ningún grupo de apóstoles a enseñarnos marxismo-leninismo. Eso lo aprendimos aquí y en todo caso, siguiendo las corrientes universales, siguiendo el pensamiento de los grandes revolucionarios del siglo pasado, y del presente siglo; porque mientras más conocemos al imperialismo y sus miserias, más socialistas nos sentimos, más comunistas nos sentimos... pero ahora el internacionalismo está en defender y preservar la Revolución Cubana, ese es nuestro más deber internacionalista” (25).

El modesto aunque crucial inicio de la recuperación económica que se inicia en el lustro de 1994 a 1999, representa la continuidad de un período particularmente complejo, que centra el mayor interés de las reflexiones, expresadas en las numerosas intervenciones de Fidel Castro dedicadas al análisis crítico de los grandes problemas que afectan al mundo, particularmente los de carácter socio-económico. No obstante, la dirección de la Revolución Cubana mantiene sus esfuerzos por evitar un mayor deterioro de los proyectos educacionales e incluso lograr modestos avances en algunas esferas.

En esos años la principal problemática en ese sector lo constituye el continuo deterioro de los locales escolares, limitados recursos para textos y uniformes escolares, la necesidad imperiosa de actualización de programas y planes de estudios, más acordes a la propia realidad nacional e internacional y fundamentalmente la alarmante escasez de maestros y profesores.

Los ingresos en los institutos superiores pedagógicos, particularmente en las provincias occidentales, con mayor énfasis en la capital, tradicionalmente bajos en comparación con otras regiones del país, se agudizaron aún más. Con vistas a incrementar las vocaciones se crean en 1995 los institutos preuniversitarios pre-vocacionales de ciencias pedagógicas, con carácter de IPUEC especiales con algunas adaptaciones en sus planes de estudios acorde a sus objetivos.

En 1999, dada la no solución de la crisis, se efectúan profundas valoraciones en el seno de la Asamblea Nacional del Poder Popular, momento en el cual la problemática educacional, centrada en la falta de suficientes maestros y profesores para solventar las necesidades del país, ocupa un lugar privilegiado. Se decide entonces introducir algunas medidas paliativas, como el de impartir docencia a tiempo parcial, en centros de la enseñanza media, estudiantes universitarios de carreras no pedagógicas, dirigentes educacionales y cuadros políticos. Pronto se comprendió, no obstante la nobleza del gesto, que ello no resolvería la esencia del problema.

La llamada III Revolución Educacional, iniciada con el propio siglo XXI, significó un importante período de recuperación en el sector educacional. Las transformaciones radicales, primero en la enseñanza primaria y posteriormente por etapas, en la secundaria básica y media superior, tuvo uno de sus pilares en las novedosas concepciones acerca de la formación del personal docente, que eran continuidad, en condiciones y exigencias educativas diferentes, de las ideas promovidas por Fidel Castro, a lo largo de más de 45 años de revolución triunfante, o sea, la necesidad de formar el personal docente a través de cursos emergentes o no regulares, pero en un contexto diferente, ante el imperativo tanto del éxodo de maestros y profesores, a causa del período especial como del hecho de que las graduaciones regulares no son capaces de satisfacer por uno u otro motivo, las necesidades del país, acorde con las peculiaridades de cada provincia y región.

Las graduaciones de los institutos superiores pedagógicos, tanto en la capital como en las provincias de La Habana, Matanzas y Ciego de Ávila, resultaban incapaces de suplir las crecientes necesidades de personal docente, debido a las peculiaridades de su entorno socio-económico, político e ideo-cultural que determina ingresos a las carreras pedagógicas significativamente bajos, muy por debajo de lo planificado e incapaz de satisfacer las necesidades reales educativas del país.

Las notables iniciativas educacionales promovidas en los inicios del nuevo siglo, bajo la rectoría del ideario educativo de Fidel Castro, no son de posible comprensión, sin tener en cuenta la justa dimensión de la Batalla de Ideas que se inicia inspirada en el triunfo político y humano obtenido por la Revolución Cubana tras el regreso a la patria del niño Elián González, en 1999, producto de intensas jornadas de movilización popular y la solidaridad internacional, particularmente de lo más valioso del pueblo norteamericano. La misma significó una nueva concepción de impulso y consolidación de la obra revolucionaria, tanto en el plano ideológico, en forma de nuevos modos y estilos de trabajo político, como en la concreción de diversos planes de beneficio popular, particularmente en la educación y la salud pública, con un reforzamiento de la proyección solidaria e internacionalista de la Revolución Cubana, favorecida por el contexto propiciatorio que tiene lugar en el mundo y particularmente en América Latina.

Tales exigencias ético-políticas aplicadas a su instrumentación en los diversos planes de formación de maestros y profesores constituye un reto permanente que aún mantiene plena vigencia, en sus reclamos esenciales, en un nuevo contexto económico, político, social e ideo-cultural pues sólo así se podrá lograr la aspiración de Fidel Castro de que la educación desempeñe su papel como instrumento efectivo de transformación de la sociedad, incluida prioritariamente la conciencia de los hombres al concebir a ésta como... “....una de las más nobles y humanas tareas a la que alguien puede dedicar su vida. Sin ella no hay ciencia, ni arte, ni letras; no hay ni habría hoy producción ni economía, salud ni bienestar, calidad de vida, ni recreación, autoestima, ni reconocimiento social posible” (26).

La convicción de que la educación es un derecho de todo el pueblo, componente esencial del ideario educativo de Fidel Castro de especial significación en la formación del personal docente, deja de ser una simple aspiración del ideario educativo progresista cubano, anterior al primero de enero de 1959, para convertirse gradualmente en una realidad. Su consecución no podía limitarse a simples cambios formales de fines de la política educacional sino que requería de cambios superestructurales que lo facilitasen, tanto de carácter institucional y la creación de organizaciones viabilizadoras de la participación popular como promotoras de la toma de conciencia política en las masas. Se manifiesta una singular dialéctica entre la educación como instrumento de transformación social y a su vez de las transformaciones sociales como complemento necesario que harían posible la masividad de la educación, particularmente a partir de culminada la Campaña Nacional de Alfabetización.

“ Como la educación es el instrumento por excelencia en búsqueda de la igualdad, el bienestar y la justicia social – valora Fidel Castro - se puede comprender mejor porque califico de revolución profunda lo que hoy, en busca de objetivos más altos, tiene lugar con la educación en Cuba ” ( 27 ).

En Cuba, la gradual consolidación de la recuperación económica, aún en medio del recrudecimiento del bloqueo norteamericano resultó marco propicio para la promoción de iniciativas de indudable beneficio popular, donde la educación ocupó un lugar privilegiado. No obstante, aún el desarrollo de los ambiciosos proyectos educacionales tenía ante sí un reto formidable y aparentemente insoluble, al menos en las provincias habaneras, Matanzas y Ciego de Ávila: la falta de maestros y profesores para llevarlos a cabo. Atenido a esas circunstancias, por iniciativa de Fidel Castro, se crea en el curso 2000-2 001, la Facultad de Formación de Maestros Primarios, en la Escuela “Presidente Salvador Allende ”, en la capital, así como la escuela de igual perfil, “ Revolución Popular Húngara de 1919 ”, en Melena del Sur. En el siguiente curso 2 001- 2002, se constituye la “ Vicente Pérez Noa ”, en Caimito, en la provincia de La Habana, así como la “ Cándido González ”, en Ciego de Ávila (28).

Simultáneamente se acomete un amplio plan de construcción y reconstrucción capital de cientos de escuelas, en una primera etapa en la capital y después extendida a otros territorios y la incorporación de medios audiovisuales de moderna tecnología como computadoras, videos, televisores e instalación de paneles solares en escuelas de difícil acceso, con vistas al perfeccionamiento del proceso docente educativo, complementado con la inauguración en diferentes momentos de los canales Educativo I y II, programación de tele clases y confección de una amplia variedad de software educativos, para los diferentes subsistemas.

.A los alumnos incorporados a los cursos emergentes para maestros primarios, que cursaban el 10 grado, a partir de un compromiso de permanencia en la docencia durante ocho años, se les garantizaban diversas opciones de continuidad de estudios universitarios, en carreras pedagógicas o no, que simultanearían con su labor docente en las aulas de primaria, generalmente ubicadas en sus propios municipios de residencia. Los primeros graduados comenzaron a laborar como maestros primarios desde el inicio del curso 2 001-2 002, a los que se unirían los graduados del segundo curso, en septiembre del 2 002.

En el acto de graduación de este segundo contingente, Fidel Castro valoraba como...”...en la historia de la formación del personal docente en nuestro país nunca ocurrió nada tan trascendente como esta graduación...En total se han incorporado por esa vía, en menos de dos años, 21 088 jóvenes estudiantes y bien preparados, para prestar sus servicios dentro de la Revolución Educacional... Equivale, como puede apreciarse, a la creación de más de 20 000 nuevos empleos, decorosos y prometedores, para jóvenes cubanos… ” (29).

En esa misma intervención, Fidel Castro anuncia la perspectiva de transformaciones en la secundaria básica, con la imprescindible formación emergente de profesores para ese nivel, entre jóvenes captados con 12 grado aprobado. Con ese objetivo se inicia un curso, con carácter experimental, en la Escuela de Trabajadores Sociales de Cojímar, a partir del primero de agosto del 2 001, con una matrícula de 100 alumnos, llamados por su esfuerzo y abnegación posteriormente como “Los Valientes”. El curso tiene como elemento radicalmente novedoso, la formación de estos como profesores generales integrales, que tendrán como tarea la impartición de todas las asignaturas, con excepción de inglés y educación física, transitando con sus alumnos desde 7mo a 9no grado, en grupos que no rebasen los 15 alumnos, o en casos excepcionales, en aquellos de 30 alumnos, atendidos por dos docentes (30).

La concepción de formación de profesores generales integrales, se hace posible por rasgos del ideario educativo de Fidel Castro que la propician, como son:

-----Reconocer en el maestro y profesor al preceptor, más que al simple transmisor de conocimientos, como nos reclamaran Varela, Luz, Martí y Varona entre otros.

-----Su convicción de que la finalidad de la educación debe ser la de formar personalidades integrales, poseedoras de una cultura general, virtuosas, políticamente conscientes, éticamente comprometidas y solidarias.

----Si bien reconoce la necesidad de la instrucción, ésta debe contemplarse como un componente subordinado a lo formativo, bajo la concepción martiana de preparar al hombre para la vida.

-----Promover en el proceso docente-educativo en general y en la formación del personal docente en particular, la presencia imprescindible del vínculo entre educación-ciencia, mediante la promoción de la interdisciplinariedad, de la cosmovisión del conocimiento y la utilización de los medios de enseñanza de la más elevada tecnología, nunca encaminados a reemplazar el papel invalorable del docente, sino facilitar su actividad instructiva-educativa.

----Priorizar la presencia del componente axiológico en la formación del personal docente, inspirado en las tradiciones patriótico-pedagógicas presentes en nuestras raíces históricas, con la profundización acorde a las exigencias de nuestra época, en la solidaridad, el humanismo, la protección medio ambiental, el sentido de pertenencia latinoamericanista y caribeño, la justicia y el rechazo al imperialismo hegemónico y su explotación a los pueblos del tercer mundo.

----Percibir el vínculo entre educación y cultura, como vía de garantizar la soberanía nacional a través de la conservación, consolidación y enriquecimiento de nuestras manifestaciones artísticas, patrimonio cultural, idioma, tradiciones y costumbres.

----El papel a desempeñar por la práctica laboral, como expresión del vínculo estudio- trabajo como gran pedagogo de la juventud.

----El propiciar las vías adecuadas de superación al personal docente en formación, mediante la universalización de la enseñanza y la creación de las sedes universitarias pedagógicas municipales en todo el país con la aspiración de convertir a las escuelas en verdaderas microuniversidades, así como promocionar la autosuperación profesional con vistas a lograr la adquisición de una cultura general integral en maestros y profesores.

-----Elevada valoración del rol protagónico de maestros y profesores como portadores y formadores en valores en las nuevas generaciones, la posibilidad de un tratamiento individualizado a los estudiantes y el reforzamiento del vínculo escuela-familia-comunidad.

------Formar en maestros y profesores, tanto en formación como en ejercicio, una concepción científica del mundo que los motive a la investigación educativa así como a adoptar una posición consecuente frente a los logros de la revolución científico-técnica contemporánea. Las sofisticadas tecnologías educativas incorporadas al sistema educacional cubano, (en la medida que las posibilidades económicas lo han permitido), promovidas por una voluntad política de garantizar uno de los derechos más sagrados de nuestro pueblo, nunca podrá sustituir la labor imprescindible del magisterio cubano, con una rica tradición patriótico-pedagógica, legada de generación a generación y facilitada por la propia esencia del proyecto socialista cubano.

-----Su convicción profunda en los valores reales y potenciales presentes en la juventud.

-----La posibilidad de conciliar masividad con calidad mediante la autosuperación constante de los docentes, el continuo perfeccionamiento del sistema educativo y la creciente toma de conciencia de familia, comunidad e instituciones y organizaciones respecto a su responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones.

La formación de profesores generales integrales es asumida gradualmente por los institutos superiores pedagógicos a nivel nacional, con un esfuerzo significativo de sus claustros, incrementados con la incorporación de alumnos-ayudantes y profesores adjuntos. El 8 de septiembre del 2 003, con el inicio del nuevo curso, se amplía la experiencia a todo el país, con la participación de 47 766 profesores generales integrales, de ellos 6 502 de reciente formación. La aplicación de la nueva concepción se generaliza a todas las secundarias básicas del país y en 19 escuelas de enseñanza deportiva (31).

Obviamente estas transformaciones en primaria y secundaria básica, así como las que se iniciarían en la enseñanza media superior y politécnica tuvieron que repercutir en los objetivos de trabajo de los institutos superiores pedagógicos, sus planes de estudios y programas, e incluso su propia estructura organizativa, dada su estrecha vinculación a la problemática educacional, de la cual ellos mismos, a través de sus claustros y cuadros institucionales, forman parte activa y esencial. Importantes programas y tareas acomete el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, como centro de referencia nacional.

Lo anterior se materializa en el desarrollo de importantes proyectos de investigación de perfil pedagógico, cultural, científico y metodológico, como aportes de indudable valor para la superación de su propio claustro, maestros y profesores en ejercicio y cuadros educacionales en los diferentes niveles, así como el incremento de los procesos para la obtención de diplomados, maestrías y doctorados lo que se refleja en un incremento constante y significativo en el claustro respecto a su composición por categorías docentes y científicas. Igualmente los eventos de Pedagogía se convierten en un importante foro de intercambio de experiencias educativas con maestros y profesores de otros países, particularmente latinoamericanos y caribeños (32).

Como Fidel Castro valora en el inicio del curso emergente de profesores generales integrales, el 9 de septiembre del 2 002 como en... “...cada minuto de sus vidas han de tener presente la gran responsabilidad que la Patria y la Revolución ponen en ustedes: de inmediato estudiar con esmero y cumplir con honor el deber. Muy pronto entrar en acción, apoyar el esfuerzo de nuestros educadores para enfrentar los obstáculos y dificultades actuales en las secundarias básicas. Luego sin descanso ni tregua, continuar la lucha por una cultura general integral para nuestro pueblo “(33).

El ideario educativo de Fidel Castro revela rasgos de gran significación en la formación de maestros primarios y profesores de enseñanza media, aplicados en la práctica escolar, a través del desarrollo de diversos planes, adaptados a las peculiaridades del contexto histórico del proceso revolucionario, en que se originan.

Estos rasgos definitorios se pueden sintetizar en los siguientes:

----- Adaptación de los diversos modelos de formación de maestros y profesores a las exigencias políticas, económicas y educativas de un país del llamado tercer mundo que construye el socialismo y en particular del encargo social a la escuela respecto a su responsabilidad en la formación de las nuevas generaciones.

----- La utilización como principales factores motivacionales de incorporación a los diversos planes de formación de personal docente, tanto regulares como emergentes, la conciencia política, la confianza en los valores de nuestra juventud y las legítimas aspiraciones de superación personal.

----- La priorización del factor ético-político en la formación de maestros y profesores a partir de los intereses de la inmensa mayoría del pueblo trabajador, con un espíritu solidario, humanista, latinoamericanista y tercermundista.

--- Propiciar la multiplicación de los centros de formación regular de maestros primarios y profesores de enseñanza media, con una elevación gradual del nivel académico de ingreso, hasta otorgarle la categoría de carrera universitaria.

----- La implementación de la combinación del estudio-trabajo, en la formación de maestros y profesores, mediante la práctica laboral, a partir de su concepción del trabajo como gran pedagogo de la juventud.

----- La facilitación a los maestros y profesores en formación, así como a los ya en ejercicio, de vías adecuadas de superación, a partir de su propio espíritu de auto superación, preparación personal y ejemplaridad.

----- Promocionar importantes iniciativas en el proceso docente-educativo en la enseñanza media mediante la aplicación de su concepción de formación de profesores generales integrales.

------ Incentivar la incorporación al proceso de formación del personal docente y al sistema escolar de medios educativos basados en la más alta tecnología, garantizando su presencia en la totalidad de las escuelas de nivel primario y enseñanza media, no importa su ubicación geográfica o matrícula, bajo la orientación rectora e insustituible del maestro y profesor en el proceso docente-educativo.

------ Promoción de la actividad investigativa en maestros y profesores, tanto en formación como en ejercicio, acerca de las diversas problemáticas propiciatorias de una actividad docente-educativa más integral, científica y desarrolladora.

Estas ideas, algunas de ellas aún aspiraciones con respecto a los jóvenes incorporados a los actuales planes de formación emergente de maestros y profesores, como en todo plan que se inicia, plagado de complejidades y contradicciones, propias del contexto histórico en que vivimos, distan mucho de ser utopías, si vemos los resultados logrados en miles de profesionales de la educación, que hoy ostentan meritorias categorías docentes y académicas y que iniciaron su labor pedagógica a través de diversos tipos de cursos alternativos de formación no regular de personal docente a lo largo del proceso revolucionario.

El propio desarrollo a planos superiores de nuestro sistema educacional y el empeño por lograr la adquisición de una cultura general integral por nuestro pueblo, no obstante limitaciones e insuficiencias a erradicar en el decursar de tan complejo proceso, requerirá de nuevas transformaciones, acorde a las exigencias y necesidades que surjan en el futuro y a las condiciones objetivas y subjetivas en el contexto en que éstas tengan lugar, lo que significará nuevos retos a las nuevas generaciones de maestros y profesores. No obstante la novedad, amplitud o trascendencia de estas futuras transformaciones, siempre en ellas ocupará un papel esencial, el magisterio cubano.


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