Tesis doctorales de Ciencias Sociales


MUJER Y AGUA POTABLE: UN ANÁLISIS DE SUSTENTABILIDAD Y GESTIÓN DEL RECURSO A PARTIR DEL USO DOMÉSTICO EN EL MUNICIPIO DE TLAXCALA

Maria Elza Eugenia Carrasco Lozano



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2.4.1 Género y Desarrollo Humano Sostenible.

El enfoque de Género y Desarrollo humano sostenible dice Umaña (2000), parte de una noción distinta del desarrollo; entiende al género no sólo como una cuestión de identidades y roles, sino como una mediación de las relaciones entre las mujeres, los hombres y el ambiente; y pasa de la formulación de proyectos y políticas a la discusión de la institucionalidad requerida para su instrumentación, es entendido como un proceso complejo y multideterminado que busca el crecimiento económico, junto con la superación de la vulnerabilidad social e institucional; el combate de la pobreza, junto con la promoción de la participación ciudadana y la democracia; y la equidad de género, junto con la protección del ambiente.

Este enfoque enfatiza la necesidad de superar la concepción reduccionista de los roles de género respecto del manejo de recursos naturales, posiciona a las mujeres como conocedoras, usuarias y administradoras de recursos naturales, como portadoras de experiencias y creatividad en el trabajo comunitario y la participación política, como un recurso para la transmisión de una nueva cultura ambiental y como fuente de propuestas y mecanismos que garanticen la sostenibilidad (Umaña, 2000).

Desde esta corriente la construcción de género es uno de los agentes intermediarios de las relaciones entre las mujeres y los varones con el medio ambiente. A partir del concepto de género se produce un profundo cambio en la delimitación del objeto, ya no se habla sólo de las mujeres sino de las relaciones sociales que éstas establecen y del sistema de poder en el que están insertas. (Rico, 1998).

2.4.2 Ecofeminismo.

El término “Ecofeminismo” fue utilizado por primera vez en 1976 por Francoise D’Eaubonne para definir las acciones desarrolladas por feministas francesas que protestaban la ocurrencia de un desastre ecológico; desde finales de los años 70, y durante la década de los 80 el “Ecofeminismo” describió el activismo feminismo organizado para proteger el entorno, estas prácticas feministas surgieron del imperativo de la vida y la salud humana, de la necesidad de contrarrestar las agresiones contra el ambiente. No fueron el producto de la puesta en práctica de una teoría preconcebida. (Santana, s/f).

Los principales movimientos ecofeministas surgen a raíz de su vinculación con otros movimientos sociales, especialmente el pacifista, antimilitarista y antinuclear de finales de los 70. La Conferencia de Amherst en 1980 organizada por el Instituto de Ecología Social, la Alianza Clamshell y numerosas mujeres pacifistas aglutinadas en torno a un movimiento importante de mujeres que se oponían las prácticas violentas destructoras de la vida en la Tierra, otro movimiento vinculado a las prácticas ecofeministas ocurrió en los EE.UU. el Women´s Pentagon Actions. (Movimiento en contra de las acciones de Pentágono) Actualmente los movimientos ecofeministas se vinculan a la defensa de la Naturaleza con un alto componente espiritual y religioso, sobre todo en Asia, África y América Latina (Segales, 2005).

Herrero (2007), comenta que uno de los ejemplos más conocidos del ecofeminismo es el abrazo de las mujeres Chipko a los arboles, (Chipko significa abrazo en su lengua) era el abrazo a la vida, un dialogo entre la sostenibilidad ecológica y la visión practica, el relato que hacen las mujeres de la vida, un encuentro que liga íntimamente la protección de la naturaleza y la subsistencia de las comunidades humanas,

El termino según la escritora Francesa D’Eaubonne se refiere a un movimiento que aglutina elementos feministas, ecologistas y pacifistas; y que además partía de la idea de que la capacidad de dar a luz de las mujeres, así como su tradicional acceso al agua y los alimentos, las hace más cercanas a la naturaleza, La opresión del sexo femenino y el deterioro del medioambiente serían, por tanto, dos caras de la misma moneda. (Villuendas, 1994).

En esencia el ecofeminismo nació como contestación a lo que desde ese movimiento se definió como «apropiación masculina de la agricultura y de la reproducción» (es decir, de la fertilidad de la tierra y de la fecundidad de la mujer), lo cual consideran una consecuencia del desarrollismo occidental de tipo patriarcal y economicista, según el ecofeminismo, dicha apropiación se habría traducido en dos efectos perniciosos: la sobreexplotación de la tierra y la mercantilización de la sexualidad femenina (Prats, 2000) y (Sabogal, 2006).

Para Shiva (1989), el ecofeminismo es reconocido por conceptualizar la relación de las mujeres con la naturaleza, planteando la existencia de un fuerte vínculo entre ambas, y defendiendo la recuperación de un "principio femenino" que implica armonía, sostenibilidad y diversidad.

El concepto y la categoría de la mujer son necesariamente el punto de partida de cualquier teoría y política feministas, al estar éstas cimentadas en la transformación de la experiencia histórica de las mujeres en la cultura contemporánea, así como en la revisión de la teoría y los hábitos sociales desde el punto de vista de las mujeres. (Prats, 2000).

Diversas corrientes emanadas del feminismo, pero sobre todo de las posturas ecofeministas, atribuyen a la mujer “un don”, el don de salvadoras y cuidadoras privilegiadas de los recursos naturales (Puleo, 2002). Esto por que en general son las mujeres las que se ocupan de la provisión administración y conservación de los recursos bienes y servicios básicos, de la infraestructura y mantenimiento de los hogares, ya sean rurales o urbanos.

Para Guzmán et.al. (2001), el debate en torno a la prioridad de la clase o de género, las tensiones entre las llamadas políticas y feministas y las que no lo son, resulta en signos de emergencia de nuevos marcos de discusión, el nuevo discurso feminista, elaborado en la región en estrecha coordinación con el movimiento feminista internacional, tiene un enorme potencial de crítica y cambio cultural. Al respecto Lagarde (s/f) comenta que los objetivos feministas en el umbral del Milenio consisten en eliminar los cautiverios desalambrar las vidas femeninas a través de procesos de desarrollo y democracia, y hacer avanzar los derechos específicos de las mujeres; convertir los acuerdos en normas de convivencia civil, de estado, y desde una ética de la justicia, redistribuir recursos- en parte expropiados a las mujeres- y crear oportunidades de desarrollo.

El ecofeminismo entiende que la crisis ambiental puede solucionarse si se incluye una perspectiva de género y se resaltan las importantes contribuciones de las mujeres a la sostenibilidad social y ecológica. En el fondo propone poner en femenino los discursos, valores y prácticas sociales. (Herrero, 2007).

La corriente ecofeminista presenta diversas vertientes; en el siguiente apartado se explican las posiciones del ecofeminismo cultural o esencialista, y las del ecofeminismo social o de la igualdad (Vidal, 2006).


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