Tesis doctorales de Ciencias Sociales

LA HISTORIA FAMILIAR Y COMUNITARIA COMO VÍA PARA EL APRENDIZAJE DE LA HISTORIA NACIONAL Y DE LA VINCULACIÓN DEL ALUMNO DE SECUNDARIA BÁSICA CON SU CONTEXTO SOCIAL

José Ignacio Reyes González



 

Esta página muestra parte del texto pero sin formato.
Puede bajarse la tesis completa en PDF comprimido ZIP (180 páginas, 423 kb) pulsando aquí

 

 

 

Potencialidades de la historia social: familiar y comunitaria para la enseñanza de la historia

Un análisis aparte merece la visión didáctica del asunto. La cuestión fue planteada de la siguiente forma: ¿Conocen los docentes las potencialidades educativas de la historia familiar y comunitaria, se trabajan estas en la didáctica de la Historia en Cuba?.

El hombre forma parte de la historia, lo hace cotidianamente, es protagonista y a su vez registrador de su transitar por la vida social y su conexión primaria le llega a través de la historia familiar. Ese micromundo familiar tiene lazos que lo conectan con la sociedad, que expresa los rasgos de carácter general, común a otras familias, a su comunidad y a su nación.

El estudio de la historia familiar posibilita conservar la memoria histórica de un núcleo de personas unidas por lazos sanguíneos y afectivos, que permiten percibir la continuidad en las relaciones humanas, el sentido del cambio, la transformación, la heterogeneidad de elementos que influyen en la actuación de los seres humanos, la necesaria relación entre los elementos individuales y sociales, la capacidad de reflexión ante situaciones distintas incluyendo las más dramáticas y conmocionantes, las costumbres de cada época histórica, las normas y códigos éticos y su influencia social.

Cuando el alumno se acerca al pasado mediato e inmediato personal le proporciona una idea más clara de la importancia que revisten las raíces de cada persona en la comunidad, la nación e incluso internacional, reflejando la continuidad de la propia sociedad humana.

Las historias contadas por los familiares, una vez organizadas, sistematizadas y enmarcadas en su contexto se irán convirtiendo poco a poco en “Historia con mayúsculas”, como afirma C. García (1995).

Hay estudiosos de este tema como H. Pluckrose (1993) que consideran que los niños que cuentan con una familia numerosa y que se encuentran con frecuencia en contacto con sus abuelos desarrollan un sentido del tiempo mucho más arraigado que aquellos que se ven más limitado a entrar en contacto con los abuelos de la familia. Hay que aprovechar el arsenal de información que poseen sobre todo los abuelos, pues como dice un proverbio africano “cuando muere un anciano es como si ardiera toda una biblioteca” Pluckrose (1993: 76).

Es fructífero y estimulante cuando la comunicación entre los mayores de la familia, incluyendo los abuelos, asume una posición protagónica en la formación histórico - social de los niños y adolescentes y apelan a sus historias para prepararlos para la vida adulta; pero como no sucede siempre así, la escuela, y en particular la asignatura Historia, debe facilitar la integración de los alumnos y sus familiares, lo que indudablemente enriquecerá a ambas partes.

Es bueno atender la alerta de Pluskrose (1993: 72) que afirma que “la irrupción en el pasado de una familia puede ser causa de problemas y tensiones”. No siempre la familia desea que se busque en su pasado, por temor a exhibir sucesos que trajeron conflictos o no están en sintonía correcta desde la óptica del presente. Esto supone una comunicación fluida entre el profesor y sus alumnos para no violentar lo que no se desee revelar al auditorio o lograr el análisis objetivo y desprejuiciado de la actuación de algún familiar o varios de ellos (en el Anexo # 8 se describe un caso de este tipo tratado en nuestra experiencia).

El alumno se tiene que sentir orgulloso de que al desempolvar la historia familiar, recupera y preserva sus objetos y sentimientos más significativos, recrea anécdotas y vivencias, las sistematiza y organiza convirtiéndose en el protagonista de una actividad de rescate histórico con el que entrará a la historia de modo que en el futuro de su familia será siempre considerado como el actor que en el presente (ya pasado en el futuro) produjo una reflexión colectiva (sobre las tradiciones, costumbres, normas y otros elementos de valor histórico) que llegará a sus descendientes.

La historia asume el verdadero realismo que tiene, ya no es ficción que me cuentan otros, es el resultado de utilizar los métodos de la investigación histórica ajustada a las posibilidades de la edad, pero permitiendo develar que el historiador tiene la necesidad de acudir a variadas fuentes, contrastar la información, analizar detalladamente y llegar a conclusiones mediante un serio esfuerzo indagativo que el alumno ahora reproduce en menor escala.

El pasado histórico familiar es real, como reales son los miembros de su familia aunque algunos no están ya vivos, pero se conservan objetos sobre ellos o huellas de su paso por la vida que recoge la historia oral familiar. La historia familiar libera a la enseñanza de la historia de esa sujeción estéril a los textos escolares, como la única fuente de aprendizaje lo que en parte ha contribuido, por su mala utilización, al rechazo de los alumnos hacia esta materia.

Como afirma R. M. Álvarez (1993: 5) “si el alumno descubre que él, junto con sus compañeros, amigos, familiares y conciudadanos, forman parte de su sociedad, es mucho más fácil llegar a la convicción de que entre todos están construyendo la historia”.

El tratamiento didáctico de la historia familiar está apenas iniciado en Cuba. Sabemos de la existencia de algunas experiencias pero no han trascendido al plano didáctico, o no tenemos sus referencias. Unos pocos trabajos de la tutora de esta tesis han tocado el tema provocando la necesidad de su sistematicidad. Las ideas que se exponen en este epígrafe son pues el resultado de reflexiones que se han movido a partir de la literatura extranjera de referencia y muchas horas de intercambio con la tutora.

De esas reflexiones me animo a concluir que:

Cuando el estudiante rastrea en la historia familiar está reconstruyendo su propia historia, está conectándose con el pasado a través de su familia y deberá utilizar los mismos instrumentos que el historiador. La familia tiene un pasado que él está descubriendo y esa manera de conectarse desde el presente, hace de la aventura docente algo muy interesante y casi de honor personal.

El alumno reflexiona sobre su pasado para comprender su vida presente, la existencia actual de la humanidad. Husmeando en el pasado familiar, buscando en sus raíces sobre la que se erige su vida actual, tratará de clarificar las líneas por las que se ha movido su estirpe, los elementos que la tipifican; es reconocer el presente vivido por los padres y los abuelos como el pasado que se conecta con el estudiante en el presente.

En la misma medida en que el alumno se acerca a su familia, lo hace a otras personas y familias de la comunidad, encontrando muchos elementos comunes y diferentes en esa localidad.

La historia de la localidad o de la comunidad ha sido tratada en Cuba didácticamente por lo menos por dos autores que preceden este trabajo, W. Acebo (1991) e I. Nuñez (1993) aunque no creo que hayan tenido el suficiente impacto en la práctica del aula. Estos trabajos no destacan las dos ideas centrales que aquí perseguimos: una, la historia de la comunidad como historia social en su integralidad y dos, ella potencia el vínculo pasado-presente-futuro en la mente y la actuación del alumno.

La historia de la comunidad, con fuentes tan disímiles para su estudio, tanto de elementos económicos, como políticos y sociales, permite sacar del olvido la actividad cotidiana de personas y familias que han enriquecido el acervo cultural material y espiritual.

Revelar las tradiciones de un lugar, sus protagonistas individuales y colectivos, desempolvar anécdotas, historias y acciones que permiten conocer mejor a los miembros de la comunidad, es una tarea en la que la escuela puede intervenir desde el curriculum y aprovechar todas sus aristas educativas en la preparación integral del alumno.

El alumno puede percatarse a través del estudio familiar y comunitario de que el presente no es más que el futuro inmediato que al ser vivido deviene pasado, lo cual marca la relación pasado - presente - futuro tan importante para la conformación del pensamiento histórico.

En esencia, la historia familiar y comunitaria tiene altas potencialidades para la formación del escolar, pues despierta la motivación por el conocimiento de un micromundo social con el cual está unido afectivamente, le proporciona placer y emociones al revelar vivencias y sentimientos con los cuales está conectado, despliega la autonomía y desarrolla la capacidad de indagación al utilizar, ajustado a sus condiciones, el andamiaje metodológico de la historia; desarrolla una experiencia única a partir de encontrar cuál es su pasado y los nexos con el presente y con el futuro, lo que posibilita que se identifique como persona, y como miembro de una familia, de una comunidad y de un país.

La preocupación fundamental emanada del anterior análisis estuvo en conocer si el enfoque y concepción histórica que subyace en el currículo de secundaria básica contribuye únicamente a la formación de un pensamiento lógico que le permita al alumno seguir aprendiendo historia, o si además favorece la formación de un pensamiento que lo identifique con su contexto cultural y social.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios