Tesis doctorales de Ciencias Sociales

EL IMPACTO DE LA GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO Y LAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN LA INNOVACIÓN: UN ESTUDIO EN LAS PYME DEL SECTOR AGROALIMENTARIO DE CATALUÑA

Gerardo Arceo Moheno




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CAPÍTULO 3. INNOVACION

3.1. DEFINICIÓN DEL CONCEPTO DE INNOVACIÓN

La conceptualización de la innovación no se encuentra exenta de debate. Escorsa y Valls (1996) señalan que la innovación es sinónimo de cambio. Hoy, la empresa está obligada a ser innovadora si quiere sobrevivir, de lo contrario, se verá eclipsada por sus competidores. La rotundidad de esta afirmación permite precisar el concepto de innovación y la importancia vital que, para la empresa actual, tiene su capacidad de concebirse, desarrollarse y mantenerse como una empresa innovadora. Muñoz Seca y Riverola (1997) definen a la innovación como hacer cosas, nuevas o ya existentes, de nuevas maneras, haciéndose hincapié en que los cambios no implican necesariamente “grandes” cambios.

Para Davenport (1996), la innovación es más arte que ciencia y señala que no existe un enfoque o método definitivo para alcanzar el éxito en la innovación. De manera contraria, Carballo (2006) no la define como creatividad o un arte que se improvisa, sino como un esfuerzo que acaba materializándose cuyo fundamento es la ciencia y los métodos de investigación-acción científicos, aplicados en las organizaciones y en las personas y en los grupos, los sistemas de mejora continua, de aproximaciones sucesivas, de prueba y error; es una sucesión de intentos, donde se pretende hacerlo bien a la primera, pero que no siempre se consigue; muchos intentos son fallidos, pero todos son pensados, analizados, planificados; la innovación contiene algunos momentos de creatividad, pero no ha de confundirse con ella. Por lo anterior, se podría decir que uno de los puntos en que coinciden los estudios sobre la innovación, es que no hay un único camino para entender o lograr la innovación (Wolfe, 1994).

Una aportación interesante es la hecha por Leduc (1967) quien señala algunos puntos, sobre la dimensión comercial de la innovación:

a) la novedad es, en primer lugar, una diferencia;

b) esta diferencia debe ser advertida fácilmente por el consumidor, y

c) la novedad puede ser esperada o no, pero debe llegar en el momento preciso y corresponder a una cierta manera de vida para que se pueda integrar.

Esta aportación añade una perspectiva adicional a la innovación, al puntualizar que ésta debe ser capaz de conectar con su entorno, y que además de aportar diferencia y valor, también debe ser culturalmente aceptable para quien decide aceptarla, y en definitiva, incorporarla.

En último lugar, como cierre de la conceptualización de la innovación, se hace una referencia explícita a Schumpeter (1934), primer pensador conocido que destaca la importancia que tienen los fenómenos tecnológicos para el crecimiento económico y que define la innovación en un sentido más general que las innovaciones específicamente tecnológicas. En concordancia a su definición clásica, la innovación considera los casos siguientes:

- Introducción al mercado de un bien, que incluye bienes existentes innovados o bienes totalmente nuevos y desconocidos hasta el momento.

- Introducción de un nuevo método de producción fundamentado en un descubrimiento científico.

- El encuentro de una nueva manera de tratar comercialmente un bien.

- La apertura de un mercado nuevo en un país nuevo, no importando si este mercado existía o no en otro país.

- La conquista de una nueva fuente de suministro de primeras materias o de productos semielaborados, no considerando si esta fuente existía o si ha sido creada ex novo.

- La implantación de una nueva estructura de mercado.

Adicionalmente, consideramos que la innovación debe considerar la implantación de una nueva estructura organizativa.

Es indudable el hecho de que la innovación debe terminar con la introducción del producto, servicio o proceso en el mercado. Sin éxito en el mercado, no se puede hablar de innovación.

Por otra parte, Meingan y Kikuno (1995) identifican una orientación básica de las materializaciones de las innovaciones en las décadas pasadas, de tal manera que en la década de los sesenta, el registro dominante de la innovación se dirigía a la reducción de costes; en la década de los setenta, se dirigía al control de calidad; en la década de los ochenta, la innovación se orientaba al desarrollo de la variedad; mientras que en la década de los noventa, la innovación se encaminaba hacia el aumento de la satisfacción del cliente. No queda duda que en esta década de economía global, competencia feroz y ambiente turbulento, bien podría encaminarse la innovación a todos y cada uno de los objetivos perseguidos en las décadas anteriores.

3.2. LA INNOVACIÓN EN LA EMPRESA

La empresa es el elemento fundamental en el proceso de innovación, por ser el principal agente especializado en ofrecer productos y servicios al mercado. Una empresa es innovadora cuando desarrolla productos o servicios, nuevos o mejorados, y logra introducirlos en el mercado, o desarrolla procesos tecnológicamente, nuevos o mejorados, en sus métodos de producción de bienes o de prestación de servicios. Carballo (2006) caracteriza a la empresa innovadora por conseguir, por una parte, la rentabilidad necesaria para sobrevivir y avanzar en la competencia, y por la otra, una rentabilidad social expresada a través de una implicación, motivación y satisfacción del conjunto de sus trabajadores.

La innovación tecnológica es el principal mecanismo de competitividad. En consecuencia las empresas para culminar con éxito sus procesos innovadores, deben (Libro Blanco, 2004):

- Incluir la tecnología en sus estrategias de búsqueda de competitividad. Una medida de la calidad de las innovaciones es su contenido en tecnología propia, ya que conduce a mayores ventajas competitivas.

- Organizarse para la innovación. La innovación es el resultado de un trabajo en equipo y multidisciplinar. Esto lleva a una reorganización interna de las empresas y a la cooperación con los agentes externos nacionales e internacionales (sistema público, proveedores, clientes, competidores) que complemente las capacidades propias.

- Adecuar los recursos humanos a esta nueva forma de competir. La multidisciplinariedad, el trabajo en equipo, la capacidad de adaptación de las personas, la asunción de responsabilidad, etc., requieren una continua formación de los recursos humanos.

- Incorporar las TI a sus procesos empresariales. Se ha demostrado la importancia del uso de las TI en la mejora de la productividad de todos los sectores empresariales.

- Proteger su propiedad industrial e intelectual. La creación de nuevas empresas, el acceso a mercados internacionales y la apertura de los mercados laborales exigen cuidar los derechos inherentes a los logros científicos y tecnológicos.

- Recurrir a consultoras y servicios de ingeniería. La participación de empresas especializadas en cuestiones de innovación tiene consecuencias relevantes, tanto en los procesos internos de las empresas como en el diseño de políticas públicas.

3.3. LA INNOVACIÓN Y SU CLASIFICACIÓN

3.3.1. INNOVACIÓN DE PRODUCTO Y DE PROCESO

Los investigadores hacen la distinción entre innovación de producto e innovación de procesos, o técnica y administrativa (Damanpour, 1987), aunque la noción de innovación continua que se presenta mayoritariamente en la literatura de gestión se refiere únicamente a la innovación de productos, descartando la innovación de procesos (Nonaka, 1991). Para tener éxito, las empresas deben ofrecer productos y servicios de calidad, pero al mismo tiempo, deben emplear procesos eficientes y efectivos para producirlos y venderlos.

La Guia per gestionar la innovació (1999), editada por CIDEM (Centre d’Innovació i Desenvolupament Empresarial), asocia la innovación de producto al reto continuo que las empresas deben asumir: la generación constante de buenas ideas, que deben ser convertidas en productos y servicios con éxito comercial en el mercado. Esta misma guía se refiere a la innovación de procesos como el hecho de hacer de diferentes maneras las actividades de la empresa, situando los procesos alrededor de dos ejes básicos: los procesos productivos y los procesos de comercialización, para los que afirma

- La redefinición de los procesos productivos se debe hacer para disminuir costes de fabricación o tiempos de respuesta ante la demanda; o bien, una calidad más alta.

- La redefinición de los procesos de comercialización se traduce en el suministro o la prestación del mismo servicio o producto de una manera completamente diferente.

Tidd et al. (2001) consideran en la innovación de procesos el desarrollo de nuevos métodos de gestión o nuevas prácticas organizacionales, mientras que Afuah (1998) incluye la introducción de nuevos elementos en las operaciones tales como materiales de entrada, especificaciones de las tareas, mecanismos de flujo de tareas e información, y equipo usado para producir un producto o servicio.

En el enfoque occidental, los gastos en investigar y desarrollar nuevos productos es el doble de lo que se gasta en desarrollar nuevos procesos (Davenport, 1996), mientras que en Japón ocurre de manera inversa. En relación a los gastos realizados en la innovación de procesos, la mayoría se destina a ingeniería y fabricación, dejando de lado los procesos de marketing, ventas y administración.

La diferenciación entre los dos tipos de innovación es, sobre todo, una cuestión de conceptos, puesto que a menudo la espiral innovadora supone la acumulación e iteración constante de innovaciones de producto y de proceso. Gattiker (1990) señala que los dos tipos de innovación parecen ocurrir juntos con frecuencia.


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