Tesis doctorales de Ciencias Sociales


ANÁLISIS DE LAS DIFICULTADES FINANCIERAS DE LAS EMPRESAS EN UNA ECONOMÍA EMERGENTE: LAS BASES DE DATOS Y LAS VARIABLES INDEPENDIENTES EN EL SECTOR HOTELERO DE LA BOLSA MEXICANA DE VALORES

Alberto Ibarra Mares



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6.3.8. DESCOMPOSICION FACTORIAL DE LA TASA DE RENTABILIDAD A TRAVES DE LA VARIABLE VENTAS (Ratio 13 y 14 del modelo)

Hasta este punto hemos visto como el ratio de rentabilidad se vuelve complejo al existir varios criterios para su denominador y numerador. Además, otro elemento que se suma a dicha complejidad es cuando el analista introduce nuevas e importantes variables independientes, así como ajustes en el ratio a través de una descomposición factorial con el objetivo de obtener nuevas magnitudes que expliquen más detalladamente la rentabilidad de la empresa.

Aquí los ajustes los debemos entender como aquellas causas independientes o variables relevantes que distorsionan, condicionan o determinan los diferentes criterios de la tasa de rentabilidad, y que son principalmente los que exponemos en el siguiente cuadro:

AJUSTES

Resultados de Explotación Extraordinarios

Resultados Ajenos a la Explotación

Inversiones Ajenas a la Explotación

Productividad de cada uno de los factores

Política de Precios Diferentes Políticas y Criterios Contables

Indice de endeudamiento financiero

Indices Inflacionarios Coste de Capital ajeno (tipo de interés efectivo)

Con respecto a las variables independientes que se utilizan para factorizar, las ventas o ingresos junto con el apalancamiento financiero, representan los dos componentes de segundo nivel que son más significativos. Las ventas representan el índice más importante de actividad y la principal relación con la tasa de rentabilidad para medir sus resultados. Al factorizar esta variable, obtenemos dos ratios que son: la tasa de margen neto o ratio neto de beneficios (R13 del modelo), y el índice de rotación del capital o ratio de rotación de activos (R14 del modelo). A esta entidad se le conoce como la ecuación fundamental de la rentabilidad, y se expresa así: Tasa de Rentabilidad = (Beneficios Netos / Ventas Netas) x (Ventas Netas / Capital Invertido)

Si en esta tasa se incluye como denominador a los activos totales, entonces para los beneficios netos existen cuatro criterios cuya base de inversión es el activo total, que a su vez puede ser considerado como activo total bruto o activo total neto.

El margen neto del beneficio puede expresarse en valores absolutos o relativos. En cuanto al índice de rotación se puede expresar de dos formas: a) cuando se denomina índice de rotación de capital, o b) cuando se denomina índice de rotación de activos. En ambos casos representan la intensidad en la utilización de los recursos.

Al multiplicar la tasa del margen neto con el índice de rotación obtenemos el ratio global del rendimiento de los activos totales. A su vez este criterio presenta otras dos variantes derivadas de las acciones ordinarias y las acciones preferentes, que expresadas en una relación porcentual, nos permite observar la composición y calidad de la rentabilidad, así como las razones de los cambios en la tasa correspondiente.

La interacción entre el margen neto y el margen de rotación representan un primer nivel de análisis de los activos totales o de los capitales propios que nos permiten llegar a evaluaciones y proyecciones de los beneficios de la empresa. En este tipo de interacciones es posible determinar un número exacto de casos que pueden presentarse y que facilitan la exactitud de los pronósticos, siempre y cuando consideremos el tipo de empresa que analicemos y la estrategia que utiliza.

Aunque el conjunto de posibles combinaciones entre los dos ratios es muy amplio para llegar a una misma tasa de rentabilidad, es posible resumir dicho conjunto en los siguientes tres supuestos de combinaciones:

a) Aumento relativamente alto de la tasa del margen neto de beneficio y una baja rotación de activos.

b) Aumento relativamente alto del índice de rotación de activos y una baja tasa de margen neto.

c) Obteniendo incrementos parecidos entre el margen neto y el índice de rotación del capital.

Los anteriores supuestos indican que cuando una empresa logra alcanzar una tasa de rentabilidad competitiva en su sector, puede optar por atender a la mejora de su margen neto o centrarse en la mejora de su índice de rotación. Sin embrago, esto no es tarea fácil pues las anteriores variables son interdependientes entre sí. Por ejemplo, si una empresa tiene altos costes fijos y un alto índice de rotación, entonces tiende normalmente al incremento de su tasa de margen neto, ya que los costes aumentan proporcionalmente menos que las ventas. Esto permite que entre más ventas haya, los costes fijos que se prorratean tenderán a disminuir. En cambio, el aumento de las ventas puede originar un aumento en el índice de rotación de los activos que repercute directamente en un incremento del ratio de rentabilidad (siempre y cuando dichas ventas no tengan descuentos o rebajas considerables).

Otro aspecto financiero importante a tener en cuenta se presenta cuando una empresa no logra obtener un índice de rentabilidad competitivo sobre sus activos totales, entonces se busca principalmente llegar al porcentaje medio del sector, determinando las causas del déficit en alguno o en todos los componentes de la tasa de rentabilidad. En el caso de un deficiente margen neto, las causas más comunes pueden deberse a: una baja productividad provocada por deficiencias en los métodos de producción, cambio tecnológico insuficiente u obsoleto, exceso de capacidad de producción, gastos operativos excesivos, debilidad en la fuerza de ventas, etc. Para el caso de un bajo índice de rotación de activos, las causas pueden ser: excesos de activos con rentabilidad nula o baja, mantener activos improductivos y no enajenarlos.

También se presentan casos de empresas con altos índices de rotación pero que no representan un signo de alta rentabilidad, provocado por una relativamente baja inversión en activos y con una elevada proporción de activos arrendados. En otras ocasiones existen empresas que aunque presentan altos índices de rotación con una inversión de activos adecuada, la calidad de su rentabilidad es deficiente, y esto se debe a que tienen un margen de beneficios bajo. Las anteriores características son muy típicas en las empresas de autoservicio o del sector hotelero. En cambio en las empresas del sector extractivo, transformación o químico, normalmente presentan una utilización intensiva de su capital en inversiones productivas (activos fijos) con un bajo índice de rotación y acompañado de márgenes de beneficios altos.

En general, podemos decir que se pueden obtener mejoras importantes y rápidas para tratar de elevar el margen del beneficio cuando se mejora el índice de rotación aumentando las ventas y reduciendo las inversiones, o bien, aumentando las inversiones en activos para mantener el índice de rotación cuando las ventas están en aumento y no existe una cartera vencida peligrosa.

Actualmente, en diversos sectores se sigue considerando que una tasa alta de margen neto significa una buena calidad de los beneficios obtenidos. Sin embargo, esto es cierto sólo cuando se calcula el rendimiento del capital a través de un método de comprobación de la composición de los beneficios para llegar a la verdadera rentabilidad (esto ya se explicó con mayor detalle en el ratio de rentabilidad cuya base es el capital propio). Al respecto, Brealey, Myers y Marcus (1998: p.492) sostiene que para conocer qué proporción de las ventas termina siendo beneficio, se tiene que aplicar el ratio del margen del beneficio neto, es decir: margen del beneficio neto = beneficio antes de intereses e impuestos / ventas netas

También es común encontrar al beneficio neto después de intereses e impuestos. Sin embargo, este mismo autor opina que este criterio es inadecuado porque no deben deducirse los intereses de la deuda en el cálculo del margen del beneficio, pues una empresa no es menos rentable con respecto a otra simplemente por no obtener más parte de su financiación a través de deuda.

Aunque inicialmente el índice general de rotación de activos se ha clasificado dentro del grupo de los ratios de rentabilidad, el importante desarrollo de nuevos modelos para medir la productividad, ha originado que los ratios derivados de éste se clasifiquen como ratios de productividad y eficiencia para llegar a un análisis más profundo sobre la intensidad con que se utilizan los activos totales y productivos. Lo correcto es tener claro que la rentabilidad es un concepto más amplio con respecto a la productividad, y que a su vez está compuesta por dos variables que son el cambio tecnológico y la eficiencia.

A partir de esto podemos ver que las medidas o índices de utilización de activos o eficiencia toman como base a las ventas (considerada como la variable más importante para factorizar la tasa la rentabilidad), aunque en ocasiones se presentan innovadoras estrategias financieras que cambian el significado tradicional del índice de rotación. Este tema se analizará con más detalle en el apartado de productividad y eficiencia en donde incluimos los ratios de rotación que son principalmente los siguientes: Ventas / Tesorería, Ventas / Cuentas por Cobrar, Ventas / Activo Fijo, Ventas / Activos Diferidos, Ventas / Pasivo a Corto Plazo, Ventas / Promedio de Activos Totales y Ventas / Activos Totales. Para el cálculo de los anteriores ratios se recomienda utilizar valores promedios en lugar de valores finales siempre que se disponga de datos analíticos trimestrales o mensuales.

Con respecto a la lectura del índice de rotación del capital o rotación de los activos, generalmente se considera que nos dice que cuando se registran tendencias de rendimientos elevados sobre los activos, existe una gestión eficiente de recursos. Esto permite observar si la empresa experimenta un crecimiento real o simplemente una alza cíclica o estacional de sus operaciones. Además, puede indicar específicamente las limitaciones o potencialidades de expansión a las que está sujeta la empresa, ya que el margen neto y el índice de rotación no pueden incrementarse indefinidamente, pues a cierto nivel de crecimiento es necesario nuevos tipos de financiación externa (propia y ajena) o una capitalización de beneficios para un futuro incremento en la tasa de rentabilidad. Aunque existen otros importantes niveles aún más analíticos sobre la factorización de la rentabilidad, en el caso de este estudio no resulta ya práctico incluirlos.


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